jueves, 14 de febrero de 2008

GENOCIDIO EN GAZA


(Publicado en LA OPINIÓN. 12-2-2008)


Enciendo plácidamente mi cigarrillo, para quemarlo, más que fumarlo, como siempre que me pongo ante el teclado del ordenador. El hilillo y las volutas del humo del tabaco se elevan lentamente desde el cenicero mientras mis neuronas se esfuerzan por intentar transmitirles, lo más fielmente posible, la indignación que sufro, una vez más, ante el drama que atenaza y que condena, parece que sin remedio, al noble y sufrido Pueblo palestino. A medida que las ideas fluyen en mi mente, intentando transmitir en pocas líneas la ingente dimensión de la tragedia, las bocanadas compulsivas del humo de mi pitillo han inundado mis vías respiratorias. Pero mi cerebro, al parecer nutrido por el estímulo de la nicotina (dicen que esta adictiva sustancia tiene, al menos, la virtud de fortalecer la memoria) se apresta a resumir lo más fielmente posible la situación.

Como es sabido, todo comenzó aquel nefasto día en que Israel, negándose a cumplir lo estipulado en 1947 por Naciones Unidas en la Resolución 181, la que otorgaba el 55% del territorio de Palestina a los judíos y el 45% a los árabes, invadió en 1967 Cisjordania, Gaza, la Península del Sinaí y los Altos del Golán sirios. A partir de esa fecha, el non nato Estado palestino ha de conformarse con un magro 22% del territorio, repartiéndose la población entre la Cisjordania ocupada y la franja de Gaza, en la que se empeñan en sobrevivir (porque la existencia cotidiana allí no puede denominarse vivir) cerca de un millón y medio de personas. La reciente decisión de Hamas de controlar este último territorio, sin atenerse a volver al redil de la Autoridad Nacional Palestina dirigida por el grupo de Al Fatah, está en el origen de un vergonzoso bloqueo puesto en práctica por Israel y apoyado por la comunidad internacional (también por Europa, ¡ay!, la orgullosa Europa cuna de la Ilustración y del nacimiento de los Derechos Humanos). Bloqueo. O sea: hambre, desesperación, hospitales inutilizados, falta de suministros básicos… Bloqueo que, pensado para castigar a los díscolos de Hamas, está ocasionando –aunque desde Occidente no queramos verlo- un drama humano de dimensiones incalculables. Es fácil intuir (y digo intuir porque la auténtica dimensión de la tragedia se nos oculta hábilmente) la mísera existencia cotidiana de miles de familias privadas de todo. Es fácil colegir, cuando un mínimo de sensibilidad y de sentido común ilumina nuestras atiborradas y manipuladas mentes, el terrible horror que sufren familias enteras a las que un misil ‘inteligente’, pero asesino, confunde interesadamente con terroristas. Diariamente, cuando el calor del estío calcina aquellas tierras, cientos de personas no pueden acudir a las playas de Gaza para huir del asfixiante calor imposible de mitigar en sus casas, desprovistas del cómodo aire acondicionado que aquí, en este rincón del Occidente rico, derrochamos, más que disfrutamos, con fruición. Porque, incluso en la placidez de las arenas del Mediterráneo, pueden ser objetivo preferente de un ataque con misiles procedente de un buque de guerra israelí surto en las proximidades. Misiles que también se incrustan en sus pobres viviendas, en sus calles, en las escuelas y en los hospitales faltos de recursos. El dramático éxodo hacia la frontera egipcia que, esta vez sí, nos ofrecieron los medios de comunicación -en un intento, una vez más, de criminalizar a Hamas, haciéndola responsable de la situación- no es sino un episodio más de genocidio. Una Resolución de la ONU de 1946, en respuesta al Holocausto nazi, prohibía expresamente los actos de genocidio en los que grupos raciales, religiosos o políticos (la expresión políticos fue eliminada posteriormente, a sugerencia de Stalin, porque sería acusado por sus purgas con ello) han sido destruidos en su totalidad o en parte.

Lo que se está ejerciendo sobre la población palestina es un ejercicio deliberado de lento, pero inexorable, genocidio. Y todo con nuestra complicidad. Y enfatizo la palabra nuestra. La izquierda española y europea, esa izquierda que llenó las calles de todo el mundo contra la guerra de Iraq, ahora calla.

1 comentario:

Joaquín Navarro Gómez dijo...

Acabo de leerte y me ha parecido interesante por algunos datos aportados y por la facilidad de entendimiento de todo lo que expones. Hasta el lunes.