martes, 16 de febrero de 2016

Titiritero, profesión de riesgo

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/02/16/titiritero-profesion-riesgo/714208.html

Los titiriteros nunca han sido bien vistos por las gentes de orden y de bien. Ni, por supuesto, por el poder. Por ello, la suya ha sido, y es, una profesión de riesgo. Antaño muchos de sus componentes dieron con sus huesos en la cárcel, cuando no directamente en los cementerios. Fernando Fernán Gómez en Viaje a ninguna parte nos muestra aquellos cómicos de las compañías ambulantes que en la posguerra recorrían los pueblos de España. La película constituyó en su día un homenaje póstumo a las peripecias que, siglos atrás, experimentaban los llamados cómicos de la legua, por la obligación de acampar a esa distancia de los pueblos en que actuaban. Los titiriteros denunciaban la hipocresía social, las corrupciones, la ausencia de libertades, los abusos del poder, ya fuera político, religioso o económico, y las tropelías habituales de la autoridad oficial. ¿Les suena? Ayer, como hoy, con mucha ironía e ingenio, los teatros de títeres exponían al auditorio las verdades que las autoridades pretendían mantener ocultas. Por eso hoy, como ayer, la crítica provocadora y el ejercicio de la sátira pone nerviosos a los poderosos. El poder (político, económico, religioso€) se siente molesto con quienes transgreden ciertos límites.
En la foto, los tiririteros Alfonso y Raúl exponen un cartel con la obra representada en Granada y días después en Tetuán. La representación está inspirada en una obra de García Lorca, 
Y sin embargo la sátira ha estado presente, desde siempre, en la literatura española. Quizás el mejor exponente en tiempos recientes de la transgresión con su pluma de las normas al uso ha sido Ramón María del Valle Inclán. Para él, la sociedad española del momento era esperpéntica y grotesca y, por tanto, esperpéntica y grotesca había de ser la sátira que la retratara. De su trilogía Los cuernos de Don Friolera, Las galas del difunto y La hija del Capitán quizás sea la primera obra la que mejor refleje ese intento de subversión moral y estética. En ella, el hecho de la muerte -como venganza por el adulterio de Doña Loreta, la mujer del teniente de carabineros protagonista- está omnipresente con el asesinato de su propia hija y el posterior degollamiento, una vez indultado por ese crimen, de Doña Loreta y su amante, Pachequín. Esta sátira, aunque parece centrarse en el Ejército español, va más allá y alcanza a la España institucional del momento y a las costumbres desnaturalizadas por la incultura y la sumisión social.
La representación de títeres que hace unos días dio origen al encarcelamiento fulminante de Alfonso Lázaro de la Fuente y Raúl García Pérez también contenía ciertas dosis de violencia. Pero el juez y expolicía Ismael Moreno y cierto sector de la prensa que magnificaron conscientemente ese hecho y el supuesto enaltecimiento del terrorismo, por lo que no era un espectáculo para ser visto por niños y niñas de corta edad, omitieron interesadamente que, como en la obra valleinclanesca, la representación iba destinada precisamente a denunciar la caza de brujas y los montajes policiales tendentes a eliminar la disidencia. Criminalizar el contenido de esa obra equivaldría también a censurar muchísimas creaciones literarias. Por poner unos ejemplos, la mofa y escarnio de la institución monárquica está presente en El Traje nuevo del Emperador; un aparentemente inocente cuento infantil, Las siete cabritillas, de los Hermanos Grimm, contiene violencia; en Fuenteovejuna, se justifica el magnicidio de Pérez de Guzmán, comendador de Calatrava, por parte de los habitantes de esa población, y, como ha afirmado recientemente Albert Boadella (que, por cierto, en diciembre de 1977 ingresó en prisión por supuestas injurias a la autoridad militar y a la Guardia Civil en la obra La torna  para ser sometido a un consejo de guerra, razón por la que el día antes del juicio se fugó de la cárcel y se refugió en Francia), Otelo, de Shakespeare, podría interpretarse que exalta y justifica la violencia machista€
Por lo que he podido ver, los títeres que se representaron días pasados en Tetuán eran un furibundo alegato contra las arbitrariedades y abusos del poder. No había intención de incitar a la violencia ni, por supuesto, hacer apología del terrorismo de ETA y Al Qaeda. Pero Alfonso y Raúl han sido víctimas de una leyes que nos sitúan en un Estado cuasi dictatorial, al nivel de países como Hungría y Turquía, al decir de Ignacio Escolar. En efecto, la reforma del Código Penal y la llamada Ley Mordaza no tienen otra finalidad que cortar de raíz, mediante la represión y el miedo, las respuestas populares a la política de recortes laborales y sociales. Además, el encarcelamiento de estos cómicos ha sido una maniobra de distracción más para silenciar la corrupción en Valencia, los juicios a Rato y Blesa y cientos más, o las puertas giratorias con Trinidad Jiménez camino de un despacho en Telefónica. Y, de paso, para apretar un poco más el dogal que se cierne sobre la gestión de Manuela Carmena en el ayuntamiento de Madrid, por parte de quienes, en apariencia defensores de los derechos de la infancia, no tienen reparo alguno en obviarlos (omisión de socorro a refugiados sirios) o en conculcarlos (no atajando la pobreza infantil o dejando libres a pederastas).

Hipocresía y doble moral. Nada nuevo.

martes, 2 de febrero de 2016

Ruta argárica

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/02/02/ruta-argarica/710583.html


El pasado día 21 de noviembre tuve la ocasión de conocer el yacimiento argárico de La Bastida (Totana), en visita organizada por la Asociación de Personas Jubiladas y Pensionistas de STERM-La Intersindical. Me quedé maravillado de los trabajos que un equipo de hasta quince personas de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha venido realizando, desde 2009, para poner en valor este poblado de la Edad del Bronce. Rafael Micó, profesor de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), persona entusiasta y entregada a su trabajo y con la que, desde ese día, sigo manteniendo una relación epistolar, nos explicó con todo lujo de detalles que La Bastida en su día albergó hasta un total de mil habitantes y fue la capital de El Argar, una civilización con un extenso territorio que abarcaba las actuales provincias de Murcia, parte de Alicante, y Almería, Granada e incluso Jaén, rozando los límites de Sierra Morena. Esta civilización supuso una ruptura con respecto al periodo calcolítico precedente, por su alto desarrollo tecnológico, los patrones urbanísticos, los ritos funerarios (con enterramientos en cista o en urnas en el suelo de las propias viviendas) y por la clara orientación de la producción hacia la obtención de excedentes y la presión fiscal sobre la población, detalles todos que la convierten en uno de los primeros Estados de la Europa Occidental.

La Bastida, asimilable por su estructura de doble muralla de torres cuadrangulares macizas y de difícil acceso a la ciudad de Troya II, se ubica en un promontorio cercano a la rambla de Lébor. Las excavaciones practicadas han permitido determinar tres fases de ocupación de esa ciudad, desde el 2.200 antes de nuestra Era (ANE) hasta aproximadamente 1.550 ANE, fecha en la que, no se sabe por qué motivos, fue abandonada. En el mismo municipio se trabaja en la Tira del Lienzo, una edificación orientada en su día a ser sede de funcionarios y militares para la recaudación fiscal. El mismo equipo de la UAB lleva a cabo también otros trabajos de investigación en La Almoloya, en el municipio de Pliego, otro de los poblados de referencia de la civilización argárica.

El Proyecto La Bastida, que empezó en 2009 y llega hasta el 2013, supone una continuación de las excavaciones que arrancan desde 1869, con Rogelio de Inchaurrandieta, y que siguieron con Luis Siret y su capataz Pedro Flores (finales de 1886), con Juan Cuadrado, director del Museo Arqueológico de Almería (finales de 1920), y, entre, 1944-1950, en cuatro campañas, con las de Julio Martínez Santaolalla, del seminario de Historia Primitiva de la Universidad de Madrid. Lamentablemente, a partir de 1950 el abandono institucional lleva aparejados daños infligidos por los excavadores clandestinos. Al día de hoy, no sólo hay piezas de La Bastida repartidas por varios museos de la Región y de todo el país, sino también en Londres, Bruselas, Gante, Roma, Berlín...

La notable e ingente labor que desarrolla el equipo de investigación de la UAB, que tiene prevista la construcción de un museo anexo al yacimiento, no hubiera sido posible sin la financiación de entidades públicas y privadas. En el caso de La Bastida, desde 2009 a 2013 los fondos fueron aportados por la consejería de Cultura de la CARM, la UAB, y los ministerios de Turismo e Industria y de Economía y Competitividad. Desde mediados de 2014, sin embargo, se mantienen sólo las aportaciones de la UAB y las del Ayuntamiento de Totana (que ejerce sobre el yacimiento labores de vigilancia y sufraga los gastos de agua y electricidad) y el patrocinio privado de la Fundación Volkswagen-Alemania en 2014. Respecto de la Almoloya, en Pliego, los trabajos de excavación son posibles por la financiación de la UAB y del grupo empresarial Fuertes. En los últimos dos años, la Administración regional no se ha implicado económicamente en las investigaciones de la Bastida y La Almoloya, aunque, según se me informa, su deseo es que esa situación cambie.

Tuve la suerte de saludar, de nuevo, al profesor Rafael Micó, que estuvo acompañado de Eva Celdrán, arqueóloga murciana del Proyecto Bastida, y de Roberto Risch, también profesor de Prehistoria de la UAB y miembro del equipo, con ocasión de la monografía presentada hace unos días en el salón de actos del Museo Arqueológico de Murcia. Con el título Primeras investigaciones de La Bastida (1869-2005), la publicación, cuya edición está financiada con fondos europeos y que, por ahora, no está a la venta, nace, según me informa Rafael, con la vocación de ser el primer trabajo de una serie que han bautizado como Arqueología Argárica. Por otra parte, la web recién inaugurada,http://ruta-argarica.es, pretende ser una lugar de encuentro entre la arqueología y un abanico de actividades diversas: ocio, deporte, gastronomía, iniciativas empresariales...

Es un lujo que nuestra Región sea un referente europeo en el estudio del desarrollo de esa notable civilización. Y un lujo que este equipo de la UAB esté trabajando entre nosotros para desvelar las claves de nuestro pasado. Por eso merecen nuestro apoyo. También el institucional.