miércoles, 21 de febrero de 2024

GALICIA, ¿PRIMERA ETAPA HACIA LA MONCLOA?

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2024/02/20/galicia-primera-etapa-moncloa-98381335.html
(La Moncloa. Foto: Agencia EFE). La revalidación de la mayoría absoluta por parte del PP en Galicia en las elecciones del pasado domingo ha sido un episodio más de la hoja de ruta trazada por este partido para su labor de zapa, erosión y desgaste del Gobierno de coalición estatal. Con etapas previas. Veamos. El anuncio de la dirección del PP de la coordinación con consejeros de Agricultura de las comunidades autónomas gobernadas por ellos tendente a dar respuesta a lo que llaman la inacción del Gobierno ante la crisis agrícola -junto con el anuncio de la reunión con éstos y la puesta en marcha de iniciativas en el Congreso y en el Senado, acciones que, sin duda, tratan de neutralizar el pretendido liderazgo de VOX, que presume de ser el ‘partido de los agricultores’-, ha venido precedido por el espectáculo montado por aquel partido, con el apoyo de las derechas mediáticas y judiciales, en torno, primero, a los indultos a los políticos del procés, y, en los últimos meses, a la ley de amnistía. Miles de personas en la calle en contra de esa medida y toda una batería mediática de deslegitimación del Gobierno han resultado ser una gran mentira, mero ‘postureo’ según lo ha definido Pedro Sánchez, tras desvelar Feijóo contactos con la cúpula de Junts, previos a su fallida investidura, en los que prometía un indulto con condiciones a Puigdemont si éste se avenía a apoyar aquélla, al tiempo que, en contra de los ‘esfuerzos’ del juez García-Castellón para atribuir a ese político delitos de terrorismo, el jefe de la oposición no creía que pudieran demostrarse éstos. Medios de prensa afines al PP no se recataron en afirmar que Feijóo, al dar a conocer, mediante lo que se ha venido llamando ‘voladura controlada’, esos contactos, se había pegado un tiro en el pie. Es evidente que existió una torpe ejecución comunicativa de todo ese asunto, pero es evidente también que esa acción no ha tenido repercusión alguna en la candidatura de Alfonso Rueda. El PP ha logrado ‘salvar los muebles’ en Galicia, con más votos que en 2020 aunque con dos diputados menos, y ello pese a la sorprendente irrupción de un BNG que acariciaba la posibilidad de un vuelco electoral en esas tierras. Parece claro que, tras el fiasco del 23-J, la dirección del PP se trazó una hoja de ruta consistente en retener Galicia, ser al menos un ‘poco determinantes’ en las elecciones de Euskadi, y ganar las europeas. Cataluña es otra cosa. La victoria del PP ha sido posible gracias a la existencia de una Galicia rural profunda, sobrerrepresentada, a una ley electoral que, con la exigencia del 5%, deja fuera del Parlamento gallego a muchas formaciones políticas y, sobre todo, al ‘aterrizaje’ en la campaña electoral en esa comunidad de los barones territoriales, los mismos que, incluso días antes, tras la ‘voladura controlada’ del asunto Puigdemont, consideraban a Feijóo un líder sentenciado, pues se le considera un político inepto y poco profesional para ganar a Sánchez. La imagen de una Díaz Ayuso paseando bajo los eucaliptos, los mismos causantes de los pavorosos incendios gallegos, nos dio a entender que, en Galicia, las baronías territoriales del PP habían impuesto un compás de espera, conscientes de lo que se jugaban en las urnas. La paradoja de este proceso electoral gallego es que el partido ganador ha hecho una campaña en clave estatal, pero el electorado ha votado en clave nacional (gallega), de lo que es una clara muestra la subida espectacular del BNG y el desplome absoluto del PSdeG y el de la izquierda alternativa al mismo, pues Sumar queda por detrás de VOX (partido que, por cierto, no goza de excesivas simpatías por tierras de Rosalía de Castro) y Podemos obtiene menos votos que Pacma. El proceso electoral gallego ha demostrado que no se puede hacer política-ficción, pues, en contra de la opinión de la mayoría de los medios, la pifia de Feijóo ante 16 medios de comunicación no le ha pasado factura al PP en esos comicios. Tengo para mí, así mismo, que la consolidación de la derecha en Galicia, que, por ahora, deja sólo tres claros territorios en manos del PSOE (Castilla-La Mancha, Asturias y Cataluña) pudiera ser el primer capítulo del añorado regreso de las huestes populares a la Moncloa. Ello favorecido por la debilidad del PSOE, cada día más acosado, política, judicial y mediáticamente, y, sobre todo, por los desencuentros actuales de su izquierda alternativa, cuya tibieza en la adopción de las medidas de reforma de fondo que necesita el país y su adhesión casi entusiasta a las recetas socialdemócratas del Gobierno es y ha sido evidente. A partir de ahora, si en las elecciones vascas el PP logra tomar algo de oxígeno, creo que la posibilidad del acuerdo en el Parlamento de la derecha españolista con las vascas y catalanas es real, porque hay estructuralmente detalles que empujan en esa dirección. Si ello ocurriera, la izquierda, que ha renunciado durante estos años a una transformación social profunda, quedaría ‘muy tocada’. Las cloacas del Estado y asuntos como la corrupción, la injerencia judicial, los ‘errores’ de Interior, la lawfare, el espionaje político, la no anulación de la ley mordaza… han imposibilitado la consolidación de una democracia de amplio espectro. Si a ello sumamos la necesidad de la pervivencia de la institución monárquica y los recortes sociales, que inevitablemente van a venir impuestos por Bruselas, el panorama futuro, si la izquierda no lo evita, dibuja un escenario de un Gobierno conservador con apoyo de los nacionalismos periféricos de derechas y posiblemente de la extrema derecha, la misma que está ausente de Galicia, pero no del resto del Estado. Las próximas elecciones europeas y la posible mayoría de las derechas en el Parlamento de Bruselas/Estrasburgo van a ser determinantes. Diego Jiménez García. @didacMur