martes, 30 de enero de 2018

Contra la podredumbre, aire fresco

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/01/30/podredumbre-aire-fresco/893966.html



No por muy repetida deja de tener validez la afirmación de que el régimen surgido de la Constitución de 1978 presenta en estos momentos, a casi cuarenta años de su nacimiento, evidentes síntomas de podredumbre. La realidad se impone a la apariencia. Y la realidad nos muestra un país a la deriva, con una derecha económica dispuesta a relevar del Gobierno a quien hasta ahora ha venido representado sus intereses (PP) por la formación política que algunos han denominado ‘marca blanca’, Ciudadanos (C´s), pero que, por sus actuaciones y propuestas, está lejos de irrumpir en la política con ese halo de regeneración democrática que propugnaban. Las soluciones propuestas desde las formaciones de derechas –hay que decirlo con claridad- no van a sacar a este país del marasmo y de la desorientación que presiden los actos de un Gobierno agotado y desautorizado por la corrupción. Y que, además, se empeña, actuación tras actuación, en constituirse en el hazmerreír de Europa y de todo el mundo. 

Escribo estas líneas a pocos días del debate de investidura de Puigdemont por el Parlament de Cataluña, y del ridículo que ha supuesto la desautorización por el Consejo de Estado al Gobierno para impedirla. Aunque, pese a todo, se dispone a acudir al Constitucional para, ¡pásmense! recurrir un acto administrativo (la elección del president) que no se ha producido. El empeño de Mariano Rajoy en impedir preventivamente la investidura de Puigdemont está a punto de generar un choque entre dos de las principales instituciones españolas, el Gobierno y el Tribunal Constitucional. Y esta misma mañana en que redacto estas líneas la prensa nos informa del requerimiento hecho al embajador de España en Venezuela para que abandone el país en un plazo de setenta y dos horas, lo que, de producirse, incrementará las tensiones con aquella república andina. 

Toda esta maraña de enredos políticos se superpone a la gravísima crisis social que ha conducido a nuestro país a encabezar los niveles de paro, trabajo precario, pobreza general, e infantil en particular, etc. Y la corrupción. El régimen del 78 se ha construido pasando página sobre muchas situaciones del pasado, como la condena expresa del franquismo (El PP ha venido negándose a ello) y el desprecio a las reivindicaciones de los familiares de las víctimas del mismo. Y, además, un entramado de intereses empresariales heredados de ese aciago régimen aún pervive en esta España del siglo XXI. El excelente reportaje de La Sexta de hace unos días, ‘La herencia de los Franco: una, grande y suya’, nos puso al corriente de ello. La España de la posguerra estaba necesitada de obras de reconstrucción (casas, pantanos, carreteras) y esas obras fueron asignadas al círculo personal de amigos del dictador como compensación a su ‘ayuda’ para ganar la guerra civil. Hoy, empresas como OHL, una más del IBEX 35, es heredera de aquella Huarte y Cía. protegida por la dictadura. 

También las Koplovitz forjaron su imperio empresarial en esa España de la reconstrucción, y hoy FCC ha heredado las ventajas de aquellas prebendas concedidas. El Palacio del Pardo fue, como hoy el palco del Santiago Bernabéu, el gran escenario del tráfico de influencias. En esos momentos, hasta 150 empresas contaban en su consejo de administración con algún miembro de la familia Franco. Por ello, Cristina Monge, en un artículo en InfoLibre afirma que “deberíamos desvelar algunas de las piezas clave de la historia empresarial española de los últimos 50 años y ver cómo una parte de las élites franquistas sigue presente en algunos de los más influyentes consejos de administración de las grandes empresas”. 

¿Qué he querido dar a entender con estos precedentes? En primer lugar, que algo del franquismo subsiste en la sociedad española (franquismo sociológico, pero también económico); y, en segundo lugar, que la corrupción rampante que, por extendida y según la apreciación de hace unos días de Jordi Évole, ha anestesiado al país hunde sus raíces en ese pasado franquista. Eso explicaría la tolerancia hacia las prácticas corruptas. Ricardo Costa, antiguo número 2 del PP valenciano, que se sabe cumplía órdenes de su jefe, Francisco Camps (el de los trajes), abrió el fuego el pasado miércoles en el juicio de la rama valenciana de la Gürtel con estas declaraciones: “Sí, es cierto que el PP se financió con dinero negro”. Y no pasó nada. Por primera vez en la historia judicial española, la financiación de un partido al margen de la ley ha sido admitida por los contratistas públicos que pagaron gastos electorales, por los responsables de la empresa (Orange Market) que cobró en negro y con facturas falsas, y por quien estaba en el ‘puente de mando’ (Ricardo Costa). Y no pasó nada. 

Y si nos trasladamos a nuestra Región, la corrupción ha estado omnipresente en estos más de 22 años de mandato ininterrumpido del PP. No hace falta recordar los casos conocidos del desfalco para las arcas públicas de la desaladora de Escombreras, una concesión caprichosa  de Valcárcel (¿cuándo rendirá cuentas?) a Florentino Pérez, con una cláusula en la que éste exige una compensación de 600 millones de euros, si, como ahora se ha constatado, la instalación se muestra inservible, sin olvidar otro desfalco que nos ha estado costando el dinero, un aeropuerto sin aviones producto del capricho megalómano del expresidente refugiado en Bruselas. Son sólo dos ejemplos, pero que evidencian unas prácticas mafiosas extendidas (el affaire Roque Ortiz ha sido una más) que hunden sus raíces en el pasado franquista. ¿Estamos legitimados para sospechar que tras estas prácticas, como en el caso valenciano, puedan detectarse indicios de financiación irregular? Eso lo dilucidarán los tribunales.   

Mientras, se impone abrir la ventana para que entre aire fresco. La izquierda tiene que ponerse las pilas. La situación es insostenible.

martes, 16 de enero de 2018

LA IZQUIERDA EN LA ENCRUCIJADA

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/01/16/izquierda-encrucijada/890301.html

La izquierda en la encrucijada

"La esperanza que suscitó en su día el nacimiento de Podemos ha ido diluyéndose para muchas personas votantes"

Aunque por las fechas en que estamos el 'procés' catalán sigue marcando la agenda mediática, los sondeos electorales echan humo estos días. Los últimos adelantan un retroceso del PP (pero no un hundimiento, pese a la corrupción que anida en sus filas), un repunte del PSOE y un espectacular crecimiento de Ciudadanos (Cs), que supera al PP en porcentaje de votos, y que se nutre, sin duda, de anteriores votantes de esas dos formaciones políticas. Y a la izquierda del PSOE, un retroceso de Unidos Podemos (UP) y las Mareas, que se sitúan en una horquilla del 15% al 17% de votos, perdiendo algo más de 25 escaños respecto de las últimas elecciones generales.

Respecto de lo que llaman hundimiento electoral de Unidos Podemos y hechas todas las reservas necesarias hacia unos sondeos electorales que las más de las veces (estoy convencido) están pensados para conformar un estado de opinión previo a la cita con las urnas, lo cierto es que, como certeramente dice Yezid Arteta, en un artículo que he capturado de la red ( Telesur), no resulta fácil la navegación de un barco que lleva en su mástil una bandera de izquierdas en medio de las turbulentas aguas del capitalismo del siglo XXI, máxime si el barco ha sido asaltado y capturado por piratas (el capitalismo financiero).

Primera consideración, pues: poderosas instancias, nacionales y supranacionales (el Ibex35, el FMI, el BM, la UE), han dispuesto sus peones de brega para desnaturalizar, primero, el mensaje de las formaciones políticas de izquierdas, y hacer imposible, después, el acceso de éstas al poder. (Tendencia que es general en toda Europa, con la notable excepción, por ahora, de Portugal). Paralelamente, se potencia a una formación política emergente, Cs, a la que se dota de una imagen de renovación y regeneración política que no se corresponde con la realidad, pues es sabido que ha venido siendo el sostén del PP de la corrupción en varios Gobiernos autónomos. Así pues, Cs, la apuesta clara del Ibex35, está llamado a apuntalar el régimen del 78 y, vista la deriva de la dirección del PSOE, a conformar un escenario en el que al bipartidismo anterior pueda suceder un tripartito de facto.

En ese contexto, ¿cabe achacarle alguna responsabilidad a la izquierda por ese hipotético descenso electoral? En esa posible pérdida de apoyos (está por ver) de UP, además del citado arriba, están presentes muchos factores. Veamos. La esperanza que suscitó en su día el nacimiento de Podemos ha ido diluyéndose para muchas personas votantes en la medida en que la apelación a nuevas formas de hacer política, con un funcionamiento horizontal y el cuestionamiento de la 'casta' dominante, ha dado paso a cierta acomodación al establishment. Creo que Vistalegre II supuso, en parte, el debilitamiento del funcionamiento de los Círculos y su peso dentro del partido y, consecuentemente, un cierto alejamiento de la dirección de las bases. Si a esto añadimos el mantenimiento de la coherencia de Podemos en el tema catalán, defendiendo el derecho a decidir, en un contexto de fuerte polarización de posturas, no sólo en Cataluña sino en el resto del país, la pérdida de apoyos estaba cantada.

Un segundo aspecto es la presencia en UP de Izquierda Unida (IU), cuestionada por una parte significativa de la militancia de esta formación, al entender que el hiperliderazgo de Pablo Iglesias está anulando, en parte, la identidad de IU y ensombreciendo el liderazgo de Alberto Garzón, razón por la que éste exige más protagonismo en el seno de esta coalición. Y, para terminar, se detecta cierta falta de conexión de UP con el sector de la sociedad civil más concienciado y movilizado, aquél que dio carta de naturaleza a las movilizaciones del 15M, aunque creo que son conscientes de ello: redacto estas líneas tras oír las declaraciones en TVE de Ramón Espinar, portavoz de UP en el Senado, en las que reconoce que hay que retomar ese 'espíritu' del 15M y el de las Mareas en defensa de los servicios públicos, las Marchas por la Dignidad y el movimiento de la PAH, entre otras movilizaciones.

La izquierda en España se encuentra en una encrucijada difícil. A la necesidad de empujar en la construcción de un nuevo país se opone la secular reacción, hoy con actores económicos muy potentes. Pero también (y esto no es nada novedoso, ya lo advirtieron teóricos marxistas como Gramsci y Nikos Polulantzas) no es nada desdeñable el peso de la ideología dominante. Para Nikos Poulantzas, en una formación social capitalista, en la que lo económico es determinante en última instancia, la mejor 'región ideológica' que desempeña el papel de encubrimiento [de las contradicciones del sistema] es la jurídico-política, empeñada en el aislamiento de los miembros de la sociedad civil.

Trasladando sus reflexiones al caso español, está claro que las actuaciones del Gobierno del PP en estos años (reforma laboral, ley Mordaza, privatizaciones de servicios públicos, congelación de pensiones, recortes en la dependencia, etc.) tienen como objetivo, aprovechando cierta atonía social, potenciar el poder de las élites. Por ello la izquierda tiene ante sí un difícil reto: pasar a la ofensiva también en el ámbito de las ideas. Acción y persuasión deben ir unidas. No es una tarea fácil. Pero la consecución de la hegemonía ideológico-cultural es una necesidad inaplazable.

lunes, 15 de enero de 2018

Impulsan la constitución del Ateneo republicano de Murcia



Nace con vocación de pluralidad, de ser apartidista y de dar cabida a cuantas personas participen de los valores éticos, democráticos, humanistas, laicos y solidarios que inspiraron las dos experiencias republicanas de 1873 y 1931.

Diego Jiménez
Murcia, 15 enero de 2018

En la tarde del pasado jueves, en reunión celebrada por un grupo de personas en los locales del Txoko Pepe Carvalho, se decidió dar los pasos para la constitución de un Ateneo republicano en Murcia. 


Por las personas asistentes se acogió de forma unánime la necesidad de disponer de un espacio en el que llevar a cabo actividades inspiradas en los ideales que inspiraron las dos experiencias republicanas de 1873 y 1931. El Ateneo nace con la vocación de pluralidad y de dar cabida a cuantas personas participen, de manera apartidista, de los valores éticos, democráticos, humanistas, laicos y solidarios. Además, se incidió también en la necesidad de construir un relato dirigido a la sociedad murciana en el queden de manifiesto las ventajas y el beneficio social de un sistema republicano frente a una monarquía impuesta.

Se expuso que esta futura asociación, aun reclamándose heredera del legado de la primera y segunda repúblicas y de los principios que inspiraron la Institución Libre de Enseñanza, no puede perder de vista que sus actuaciones deben adecuarse a las necesidades sociales y políticas del siglo XXI. Por ello, el Ateneo ha de ser un espacio amable, atractivo para la juventud y otras capas sociales, pero sin desdeñar la necesidad de honrar la Memoria de aquellas generaciones que lucharon por sus ideales democráticos y sufrieron y murieron bajo la dictadura franquista.  

Para dar impulso a esta iniciativa, en la asamblea se crearon tres comisiones para la redacción de los objetivos y los Estatutos y la coordinación del Ateneo con otras entidades republicanas de la Región.

Por último, se aprobó iniciar los trámites legales para su constitución, y proceder a su presentación pública en cuanto sea posible

           

miércoles, 3 de enero de 2018

LO QUE EL MONARCA NO DIJO

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/01/03/monarca-dijo/887068.html

"El discurso de la pasada Nochebuena no se deslizó por derroteros tan drásticos como los de su mensaje sobre Cataluña, pero fue más noticiable por lo que omitió que por lo que dijo»

03.01.2018 | 04:00

Diego Jiménez

Como era previsible, al día siguiente del discurso navideño de Felipe VI todos los medios de comunicación se prestaron a valorarlo sin un ápice de crítica a su contenido. Que las palabras del monarca expresan casi milimétricamente las posiciones del Gobierno del PP es algo tan real como que, pese a que por formación y edad permanece alejado de las ´aventuras´ pasadas de su padre, su figura no puede desvincularse de un pasado nada glorioso de la dinastía borbónica. Ese hecho, que analizaré sucintamente a continuación, y el origen mismo de esta monarquía restaurada a partir de la legislación franquista deslegitiman esta institución. Vayamos por partes.
La dinastía borbónica española se inaugura, como sabemos, con la Guerra de Sucesión, que durante catorce años ensangrentó el suelo patrio, hasta que la Paz de Utrecht (1713) colocó en el trono español a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, como Felipe V. Un siglo después, Fernando VII, a su llegada a España en 1814 tras su ´cautiverio´ francés, ordenó al general Laguía dirigirse a Madrid a detener a regentes y diputados de unas Cortes ya suspendidas. Posteriormente, tras la expedición de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, dejó sin efecto de nuevo la legislación de Cádiz y ordenó ejecutar a opositores, como el general Torrijos. A su muerte, la primera guerra carlista ensangrentó de nuevo el suelo peninsular. Su heredera, Isabel II, fue totalmente refractaria al liberalismo y al parlamentarismo. Su apego constante a los moderados y su amparo de la corrupción (el marqués de Salamanca, su protegido, amasó una enorme fortuna especulando con el negocio del tendido ferroviario) llevó a su destronamiento y destierro en septiembre de 1868. De su hijo Alfonso XII poco se puede decir, pues murió muy joven tras diez años de reinado. Pero su descendiente, Alfonso XIII, el bisabuelo del monarca actual, sí dejó su ´huella´: inductor directo de la guerra de Marruecos (con aquella frase célebre en que alabó los ´cojones´ del general Silvestre, el responsable de la matanza de Annual en 1921) apoyó y sostuvo la dictadura de Primo de Rivera, el mismo que echó carpetazo sobre la Comisión que investigaba ese desastre de Annual (Informe Picasso). Alfonso XIII acabó como su abuela, saliendo del país. De Juan de Borbón, el conde de Barcelona, hay que decir que, aun sin poder acceder al reinado, se mantuvo cercano a las posiciones del franquismo. Su hijo Juan Carlos I, hipervalorado por los apologetas del régimen de la Transición, nombrado por el dictador su sucesor a título de rey en 1969 en virtud de la franquista Ley de Sucesión de 1947, amasó una notable fortuna personal, tuvo que abdicar por escándalos varios, y siempre nos queda la duda, más que razonable, de su papel en los aciagos acontecimiento del 23F de 1981.
Con estos precedentes, y en una España en la que la juventud empieza a cuestionarse con más decisión que sus progenitores la legitimidad de la institución monárquica, Felipe VI debería desprenderse del apego de sus predecesores a las élites económicas y a sus mentores, los gobiernos de turno. Nada de eso ha ocurrido. El discurso que le redactaron para evidenciar la deriva soberanista de Cataluña era todo menos una apelación a la concordia y la convivencia pacífica. El de la pasada Nochebuena no se deslizó por esos derroteros tan drásticos, pero fue más noticiable por lo que omitió que por lo que dijo. Aleccionado sin duda por las críticas de las organizaciones feministas en el discurso del año pasado, en el de éste sí hizo una leve alusión a la lacra de la violencia machista. Pero, por lo demás, nada destacable en el contenido que, de verdad, hiciera ver a los españoles y españolas que el jefe del Estado les representa y defiende. Unos pocos ejemplos.
Cuando en Cataluña aún no se han cerrado las heridas por los sucesos del 1 de octubre, y posteriores, el monarca pasó por alto los excesos represivos protagonizados por las fuerzas del orden aquel día y no hizo crítica alguna a quienes con el ´a por ellos´ exhibieron unas reacciones de odio impropias de una sociedad madura y tolerante. Como también omitió citar la aplicación de un artículo 155 que tiene visos de inconstitucionalidad evidentes, y la irregularidad de unas elecciones con miembros del Govern presos o huidos.
Cuando estos días están de plena actualidad las presiones de Montoro hacia los Ayuntamientos y las autonomías para el recorte de gastos sociales, no hizo alusión alguna a este austericidio, en contraste con el incremento en 8.000 millones del gasto militar.
Cuando hizo una apelación vaga y difusa a la juventud, se olvidó de citar su forzado éxodo fuera de nuestras fronteras, los salarios de miseria de los jóvenes de aquí, el recorte de becas, y un largo etcétera.
Cuando, en virtud de una legislación que les favorece, bancos y eléctricas anuncian beneficios multimillonarios en contraste con escandalosas subidas de los recibos de luz y gas, omitió citar que la pobreza (también la energética) mata.

Cuando aludió a la necesidad de construir entre todas y todos una España próspera, olvidó que, en estos años, el Gobierno del PP ha reducido a la mitad la recaudación del impuesto de sociedades de las grandes corporaciones, mientras que se mantienen salarios de miseria y se ponen en riesgo las pensiones futuras.
Cuando el lacerante paro, la fuga de capitales, el fraude fiscal, la economía sumergida, etc. debilitan la capacidad de recaudación del Estado, el monarca elude estos extremos.

Son sólo unos apuntes, pero que muestran que el actual jefe del Estado nos ofrece sólo la cara ´amable´ del sistema. Con su inhibición, Felipe VI se sitúa, como sus predecesores, al lado de las élites y del poder.