sábado, 22 de diciembre de 2018

EL HUEVO DE LA SERPIENTE


 https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/12/22/huevo-serpiente/982960.html

En un momento en que parecía que las tendencias de avance de la Humanidad hacia una secularización creciente constituían el elemento distintivo de la posmodernidad, los fascismos empujan en otra dirección, opuesta sobre todo a la tradición comunitaria de raíz marxista, que desprecian..."

Extendido por varios países de larga y consolidada tradición democrática, y desde el 2 de diciembre en España, el fascismo (así, como suena, no utilicemos eufemismos) ha emergido con fuerza y se está asentando en los Parlamentos europeos.

Este neofascismo del siglo XXI, que ha saltado el charco y se extiende también al continente americano (Trump, Bolsonaro), exhibe como elementos comunes, con ligeras variantes, un fuerte rechazo a la organización social colectiva y a partidos y sindicatos de izquierda, y por el contrario apela al componente identitario, tanto individual como nacional, como medio de hacer frente a supuestas amenazas exteriores (básicamente, las y los emigrantes).

Como el incipiente partido nacionalsocialista alemán (NSPD), se adorna de un aparente discurso antisistema [capitalista], aunque, en puridad, es la manifestación del mismo con otro rostro. Diríamos que el fascismo es la cara B del sistema. En tiempos de crisis, hoy sabemos que provocada 'artificialmente' para propiciar un acelerado proceso de acumulación de un capitalismo voraz y especulativo (el 10% de la población mundial posee el 80% de la riqueza, algo inédito en la Historia), el fascismo hace el trabajo sucio a las derechas: inculcar el miedo en la población y dificultar al máximo las respuestas colectivas a la crisis, ocultando, además, las causas reales de ésta.

Por ello, el fascismo y las derechas que le arropan necesitan perentoriamente desactivar los mecanismos colectivos de autodefensa, calificando, además, de populistas a aquellas formaciones políticas dispuestas a hacer frente a esta situación.

Decía arriba que los fascismos se presentan como la cara (o respuesta) B del sistema. Pero es que, además, se nutren de la creciente desafección de los sectores populares de toda Europa hacia una socialdemocracia que no sólo ha asumido los postulados del neoliberalismo, sino que se ha prestado a gestionar las políticas de austeridad y de derribo, en parte, del Estado del Bienestar.

Olvidando de que vivimos en sociedades capitalistas, la izquierda socialdemócrata ha obviado el hecho, ya denunciado por la sociología marxista, de que ese capitalismo cuyos intereses ha venido gestionando (sobre todo desde la irrupción de las tesis neoliberales a partir de los años 80 del pasado siglo) se ha venido limitando a conceder a los sectores asalariados solo una pequeña parte de la tarta, lo que se concreta en un mínimo vital que garantice la reproducción de la fuerza de trabajo.

Si a ello sumamos la fragmentación y desunión de las fuerzas políticas situadas a la izquierda de la socialdemocracia, se entiende, en parte también, la desafección de las clases populares no sólo hacia los partidos de esa izquierda sino, lo que es más preocupante, hacia sus propuestas progresistas y de avance social.

En este sentido, roto el pacto interclasista que tras la II Guerra Mundial dio origen al Estado del Bienestar arriba citado, hoy, debilitado el movimiento obrero y la pequeña y mediana burguesía, los partidos fascistas emergentes están ganando la batalla ideológica, bien es cierto que con la complicidad de los partidos de la derecha clásica. Con la apelación a un feroz individualismo, que rechaza al 'otro', al 'diferente' y a refugiarse en banderas, símbolos y un rancio espiritualismo, los fascismos nos están sumergiendo en un lento, pero perceptible, retroceso histórico.

El pensador italiano Diego Fusaro, en su obra Marx y el atomismo griego, distingue dos corrientes de pensamiento que, arrancando de la Grecia clásica, han conformado en parte la Historia de la humanidad. Una que partiendo de la tradición idealista-espiritualista de Platón conduce al idealismo de Hegel; y otra que desde los filósofos atomistas griegos Demócrito y, sobre todo, Epicuro, a través del materialismo ateo francés de la Ilustración desemboca en la concepción materialista de la Historia, la que está en el origen del socialismo, el comunismo y la tendencia a la secularización de no pocas formaciones sociales.

La paradoja histórica, pues, es que en un momento en que parecía que estas tendencias de avance de la Humanidad hacia una secularización creciente constituían el elemento distintivo de la posmodernidad, los fascismos empujan en otra dirección, opuesta sobre todo a la tradición comunitaria de raíz marxista, que desprecian: borrar del corpus social esa dimensión comunitaria y solidaria del ser humano, esos lazos que mantenían cohesionadas a las sociedades modernas más avanzadas. Refractarios a sentimientos como la solidaridad, la empatía con el que sufre, el dolor, etc., están consiguiendo que la gente busque refugio, como ya he venido repitiendo, en su dimensión individualista e identitaria.

Por eso, hace unos días, en LA OPINIÓN, Carlos Abad Galán, politólogo y miembro de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ciencia Política y Sociología de la Región de Murcia, nos prevenía: «La sociedad debe mostrar su repulsa hacia este tipo de planteamientos políticos, puesto que en apariencia se presentan como los adalides de la población nacional y defensores a ultranza de nuestra cultura, pero en realidad su discurso provoca discriminación social a través de la propagación, en muchos casos, de mensajes de odio».

El huevo de la serpiente, película dirigida por Igmar Berman y estrenada en 1977, transcurre en la Alemania de los años 20 del pasado siglo, en pleno auge de los totalitarismos nazi y fascista. Uno de los personajes, el Dr. Vergerus, llega a afirmar que cualquiera puede adivinar el futuro; es como el huevo de la serpiente: a través de la fina membrana se puede distinguir el reptil ya formado. Pero esa culebrilla insignificante, inocente, encerrada en el huevo, una vez que éste eclosiona y sale del mismo se vuelve peligrosa. Pues eso. Tomemos nota.

martes, 11 de diciembre de 2018

REVITALIZAR EL MEDIO RURAL

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/12/11/revitalizar-medio-rural/979675.html

"La titularidad compartida, una opción voluntaria, pero deseable, permitiría avanzar en la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer"

En mi último artículo me referí a las conclusiones de las jornadas sobre despoblación y cambio social que se celebraron en Moratalla el pasado día 24 de noviembre, en las que representantes de las pedanías altas de los municipios de Caravaca, Lorca y Moratalla expusieron las reivindicaciones de esos núcleos de población olvidados de la Administración. Y prometí abordar en una segunda columna las soluciones que nacieron de una mesa redonda posterior con participación de representantes políticos de Izquierda Unida (IU).

Días antes de ese encuentro, el pasado 15 de noviembre la Red Europea de Desarrollo Rural había celebrado en Sevilla la jornada «Sin pueblos no hay futuro», dedicada precisamente a analizar ese fenómeno de la despoblación del campo, señalándose que las personas jóvenes y las mujeres son la piedra angular sobre las que se centran los esfuerzos del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ya que su permanencia en ese ámbito rural es clave para el crecimiento y desarrollo de esas zonas.

El ministro Luis Planas afirmó que esta problemática ocupa un lugar destacado en la agenda del Gobierno y expresó que hemos de superar la brecha de desigualdad entre los territorios rurales y las zonas urbanas. Dijo que recientemente el Gobierno ha autorizado la concesión de ochenta millones de euros para subvencionar proyectos de empleo en zonas rurales de menos de 5.000 habitantes.
No dudo de la buena voluntad del ejecutivo de Pedro Sánchez de abordar una problemática, el vaciamiento de nuestros pueblos y aldeas, que se inició a comienzos de la década de los 60 del pasado siglo. Pero la solución a problemas concretos ha de abordarse con hechos concretos, y no sólo con palabras y/o con una política de gestos.

En el encuentro de Moratalla, el alcalde de un pequeño municipio riojano, Camprovín, de unos escasos 150 habitantes y aquejado, como tantos pequeños municipios, por la despoblación, demostró cómo con una decidida acción política pueden superarse los obstáculos que se interpongan. Arturo Villar ha venido exigiendo soluciones en el seno de la Federación Española de Municipios y Provincias, pero no sólo eso; ha demostrado cómo se puede conciliar desarrollo y medio ambiente en su pequeño pueblo con actuaciones como la construcción de una vivienda bioclimática, el trabajo de compostaje puerta a puerta, la revitalización de espacios agrarios abandonados y la promoción turística sostenible. Y todo con voluntad y, por supuesto, escasísimos medios materiales.

En esa misma mesa de debate de Moratalla, Paloma López, eurodiputada de IU en el Parlamento Europeo, dijo que en el seno de la Unión Europea (UE) existe la voluntad de atajar el despoblamiento rural y de revertir la 'filosofía' de la PAC, en el sentido de vincular las ayudas agrarias a la producción y el empleo. Informó de que existe una voluntad decidida por el mantenimiento de la trashumancia y de la economía social y denunció, a su vez, que si faltan servicios públicos en las zonas rurales es porque se ha decidido que lo mejor son los privados, por lo que reivindicó la rentabilidad social frente a la financiera. Y ello sin obviar que uno de los grandes problemas que aquejan a la UE, y no sólo en las zonas rurales, es el envejecimiento de la población. Puso como ejemplo la densidad de población de Laponia, que, con ocho habitantes por kilómetro cuadrado, se acerca a la de Siria (siete habitantes por kilómetro cuadrado).

Precisamente ese dato del envejecimiento poblacional en las zonas rurales lo citó también Dori Peñas, candidata de IU-Verdes a la Asamblea Regional, que destacó el hecho añadido de que el 61% de las localidades de nuestro país son pequeñas o muy pequeñas. Dori dijo que hay que luchar contra la despoblación desde todos los ámbitos y poner en valor los recursos de todos nuestros pueblos y territorios, porque, con adecuadas políticas de Estado, la lucha contra la despoblación es una inversión.

Informó también de que en la mesa estatal que IU ha impulsado para buscar soluciones se viene exigiendo una política activa para la repoblación, con dotaciones presupuestarias suficientes. Y como otras exigencias citó la necesidad que los propios municipios gestionen los fondos europeos; dotación de agentes de desarrollo rural; mejora de las comunicaciones; refuerzo del pequeño comercio y del sector de turismo sostenible, y servicios públicos y sociales de proximidad.

Cerró el acto el coordinador de IU-Verdes de la Región de Murcia y también candidato a la Asamblea Regional, José Luis Álvarez-Castellanos, que, tomando como ejemplo lo fructífera que había resultado la experiencia de asambleas vecinales en las pedanías altas del Noroeste y Lorca, defendió una participación ciudadana efectiva y vinculante en los núcleos rurales.

Álvarez-Castellanos propugnó la elección directa por los vecinos de las juntas vecinales y, para la mayor efectividad y extensión de los servicios públicos, defendió la comarcalización de éstos. Por último, y ante la amenaza constante del cambio climático, hizo especial hincapié en la necesaria revalorización del medio rural.

Uno de los temas que se abordó en el debate posterior con las intervenciones del público asistente fue el de la titularidad compartida de las tierras, porque en España más del 70% están en manos del varón. La titularidad compartida, una opción voluntaria, pero deseable, permitiría avanzar en la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, como medio de superar la discriminación que ha venido soportando ésta también, y sobre todo, en el ámbito rural.