sábado, 15 de diciembre de 2007

Paco Frutos defendió en Murcia caminar, sin sectarismos pero sin complejos, hacia la construcción del socialismo del siglo XXI



La reivindicación de un Estado federal solidario republicano, otro de los ejes de su exposición.

Diego Jiménez. Murcia.-
Presentado por Alfonso Martínez, secretario político de la agrupación del PCRM de Murcia, el pasado día 11 intervino en el salón de actos del edificio municipal ‘Moneo’ el secretario general del PCE Paco Frutos, charla que, organizada por este partido, se enmarcó en los actos de la exposición del 30 aniversario de la legalización del PCE, que ha podido visitarse en Murcia hasta este fin de semana.

Dos aniversarios

Paco Frutos, que quiso matizar el término “legalización” aplicado a la entrada plena del PCE en la escena política a partir de abril de 1977 -en la medida, dijo, que el PCE ya era legal, por su implantación en el movimiento vecinal, obrero, entre los estudiantes y en el ámbito de la cultura durante el franquismo-, recordó que con esta efeméride celebramos, a su vez, otras dos fechas a recordar: el 90 aniversario de la Revolución de octubre de 1917 y el 40 del asesinato del Ché Guevara en Bolivia. Uno y otro acontecimiento nos transmitieron unos valores que siguen vigentes. “Urge reivindicar la validez de la primera revolución de obreros y campesinos que transformó un estado feudal y atrasado en una de las naciones más modernas del mundo”, dijo, al tiempo que enfatizó que “el espíritu revolucionario del Ché permanece vivo en Latinoamérica”.

Breve reseña histórica de los partidos comunistas

Paco Frutos aludió a la escisión, allá por los años veinte, de los partidos comunistas, en toda Europa, de la común corriente socialdemócrata, por la traición de ésta a la causa del movimiento obrero, al admitir la confrontación obrera partidista y nacionalista en la I Guerra Mundial. Respecto del PCE español, recordó que luchó por superar elementos hoy plenamente vigentes como de la degradación del propio socialismo, la tendencia a la burocratización y el entreguismo de sus dirigentes. “Da la impresión –dijo- que con la caída de la URSS han muerto las ideas de aquella revolución de octubre; pero siguen vigentes”.

Después de hacer una breve incursión por la situación social y política mundial, recordando que, hoy, en pleno siglo XXI, hay grandes zonas del mundo que no tienen ni siquiera acceso a un mínimo ‘mercado’, y que América Latina se está asistiendo a la construcción de una nueva realidad política, Frutos pasó a esbozar algunas de las líneas programáticas del PCE.

Propuestas del PCE

Frutos reivindicó el trabajo seguro, y no precario; criticó la especulación inmobiliaria que está detrás del difícil acceso a una vivienda digna, exigiendo, pues, políticas públicas que hagan posible la adquisición de una vivienda asequible; exigió la recuperación plena de derechos laborales conseguidos durante el franquismo y que hoy, según su parecer, se han perdido, y postuló la necesidad de alcanzar un verdadero Pacto de Estado en torno a la Educación, para darle estabilidad al sistema y que éste no esté sujeto a los vaivenes presupuestarios o al albur de los sucesivos cambios de gobierno. Aludió al caso finlandés, país que apenas registra fracaso escolar y que literalmente tomó como ejemplo el sistema educativo vigente en la extinta República Democrática de Alemania (RDA).

Necesaria III República

La recuperación plena de la Memoria histórica, para la digna restitución de derechos a las personas que lucharon por la libertad, cuestionando, pues, los estrechos límites del texto recién aprobado en el Congreso, fue otra de las propuestas que lanzó Paco Frutos al auditorio.

El camino hacia la III República ocupó una buena parte de su intervención final. Una Republica, dijo, “que suponga un salto cualitativo en el actual Estado autonómico y que ha de tener como características la construcción de un Estado federal, solidario y republicano”, con una política pacifista en el plano internacional, haciendo suyo aquel pacifismo de la Constitución republicana de 1931. Y una República que ahonde en los valores de una plena democracia participativa, en el camino hacia el socialismo del siglo XXI, que hemos de construir y defender sin dogmatismos ni sectarismos, pero sin complejos.