Esta simpática clasificación me ha llegado a través del colectivo 'Queda la Palabra'. Útil para que nos encasillemos en alguna de ellas, o en varias...o en ninguna. En todo caso, para reír un poco en estas fechas vacacionales.
¿Qué tipo de personas somos esos colgaos que dedicamos nuestro tiempo libre a la búsqueda de unos ideales para conseguir lo que creemos que será un mundo mejor? Visto lo visto, al parecer respondemos a patrones que se repiten en cualquier parte donde se busquen. Ya veréis, ya. Así es el reino animal de la selva del izquierdismo.
¿Qué tipo de personas somos esos colgaos que dedicamos nuestro tiempo libre a la búsqueda de unos ideales para conseguir lo que creemos que será un mundo mejor? Visto lo visto, al parecer respondemos a patrones que se repiten en cualquier parte donde se busquen. Ya veréis, ya. Así es el reino animal de la selva del izquierdismo.
El gurú: líder ideológico de su organización (partido y/o sindicato, mayormente). Generalmente de avanzada edad, con una trayectoria de mogollón de años dando el callo y con una experiencia elevada. Su nivel político es bastante considerable, tiene argumentos para todo, lo que hace que sea seguido sin rechistar por el bloque de su organización. Con los años sus ideas se han hecho inamovibles, y cree que su camino, ya no solo es el mejor, sino el único para conseguir llegar a su ideal. En períodos de estancamiento puede notarse un cambio en él, pero tras un nuevo fracaso vuelve a su anterior postura más convencido que nunca.
El séquito del gurú: es la gente que rodea al gurú. Le admiran y respetan. Algún día les gustaría ser como él. Apoyan y cierran filas en todo lo que dice, porque es una persona que controla un huevo y está mogollón de puesta en estos temas. Muy útiles para hacer demostraciones de fuerza en las asambleas, esperando a que el gurú hable para repetirlo lo mismo como loritos. Poco abiertos a nuevas sugerencias.
El machaca: carne de cañón. De bajo nivel político, generalmente joven e inexperto, es la persona ideal para sacar adelante el curro del gurú. Suele hacer las cosas movido por el corazón y los sentimientos y piensa que hay que hacer lo que sea contra... ¿contra quién? Pegador incansable de carteles y repartidor de panfletos, se acaba quemando cuando se da cuenta que siempre acaba haciendo lo que propone el gurú, siempre de manera horizontal y asamblearia, por supuesto. No se atreve a rebatir nada, porque cada vez que lo intentó fue aplastado por los argumentos y la experiencia del gurú y sus adeptos. Si se quema se acabará largando, sino, puede ser ascendido en poco tiempo a miembro del séquito del gurú.
El plataformista: individuo generalmente perteneciente a organizaciones pequeñas que por si solas no pueden hacer grandes cosas. Busca unir personas y colectivos para determinados temas concretos, a veces incluso busca la unión sin causa clara (cuando hay algún tema de moda, está en su salsa) La unión es lo primordial, para entre todos hacer frente a... ¿a quién? Sabe que a la larga el plataformismo puede ser una buena fuente de captación de nuevos adeptos y una manera de conseguir un rendimiento político que de otra manera no se podría conseguir.
El oenegero: individuo ya maduro que ha abarcado muchos aspectos de la política a lo largo de su vida sin conseguir nada. La edad le hizo madurar y darse cuenta de que hay que ir a lo práctico, a buscar objetivos que aunque sean más pequeños sean más asequibles. Para ello todo vale, si hay que reunirse con el alcalde o aliarse con la oposición, o caer a la altura del betún para conseguir algo, se hace y punto. Tendrá siempre cuidado de no juntarse con grupos radicales para no ser criminalizado.
El oportunista: aprovechará cualquier ocasión para figurar en panfletos, convocatorias, carteles,... para hacer publicidad de su organización. Seguidor de la ley del mínimo esfuerzo, utilizará actos de otros para colar su propaganda. También publicará convocatorias ajenas haciéndolos pasar como propias, utilizando el llamado "truco del almendruco". No se cortará un pelo en exagerar actuaciones policiales o en multiplicar cifras de manifestantes.
El truco del almendruco: anuncia una convocatoria ajena en un medio de comunicación. No indiques claramente quién es el convocante. Firma tu la noticia (como que tu la publicas, pero sin adjudicarte el acto de manera descarada) El lector pensará que la convocatoria es tuya, pero tu no has hecho nada malo, solamente te has limitado a reenviar una información que te ha llegado, y lo has hecho para echar un cable y para apoyar.
El obsesionao: individuo con cierta experiencia, quemao con todo y harto del juego político. En su cabeza ronda continuamente la idea de las conspiraciones de otras organizaciones para captar adeptos y sacar rendimiento político a costa de otros. Los temas principales de esa obsesión suelen ser el desenmascarar organizaciones chungas como CCOO o IU. A la larga se da cuenta de que esa obsesión le impide hacer otras cosas que le encantaría hacer.
El antifa: convencido de que el mayor enemigo es el fascismo, y patearle la cabeza a un nazi puede ser lo más apetecible del mundo. Saben que es un trabajo sucio, pero alguien lo tiene que hacer, si se deja crecer al fascismo corremos serio peligro. Para ellos el fascismo es... todo lo demás.
El liberao: gente que hace lo mismo que otros de distintas organizaciones, solo que cobrando y con derecho a escaquearse del curro. Increíblemente, piensa que ser un liberao es una putada, y ve sus privilegios como una carga que nadie más de su grupo quiere aceptar y manifiesta siempre las enormes ganas que tiene de dejar de serlo, pero nunca lo deja. Cree que es necesario que alguien se dedique a ello por el bien de la organización.
El noviolento: defensor de la estrategia de la desobediencia civil, suele ser el típico que se gana a pulso todas las multas y los marrones. Rechaza usar la violencia y está convencido de que su camino es el mejor. Corre el peligro de centrarse en su rollo olvidando que hay otras formas de hacer las cosas.
El flowerpower: pseudojipi enmarcado en el rollito antisistema. Piensa que todo es guai, que nadie es malo y que hay que convencer a los malvados de que dejen de serlo a base de tirarles flores. Rechaza cualquier acto ilegal o de tintes radicales, y ya ni hablemos de los violentos. Amante de las ongs, se declara ecologista, pacifista,... Demuestra un gran interés por las filosofías orientales tipo yoga, reiki,... y cosas de esas. Mayormente vegetariano.
El radicalillo: aparenta ser lo opuesto al jipi flowerpower, pero en realidad es otra modalidad de lo mismo. Enamorado de la lucha armada, realiza una apología verbal de la violencia sin cuartel, aunque nunca se atrevería a tirar una piedra, pero reconoce que es guai cuando la tiran los demás. Espera cautelosamente a que llegue la revolución para poder salir a las calles con sus camaradas a proclamar la libertad y a ajusticiar al opresor, pero,... mientras tanto,... mientras tanto, ¿qué?
El coherente: el que todo lo hace bien, es consecuente con lo que piensa, se siente seguro de sí mismo y trata a los demás con cierto aire de superioridad, ya que se cree que es el único que se toma la lucha en serio.
El despistao: dícese del individuo que deambula de una organización a otra, que apoya casi todo lo que se hace y que no se define ideológicamente. Sabe contra que actúa pero no tiene alternativas ni tiene claro donde está pinao. Hacer por hacer. Pero a diferencia de otros, este si que hace
El del rollito: el izquierdismo mola; es una forma sensacional de hacer amigos y realizarte como persona, si se compagina la protesta con una fiestecita pues mejor, así hacemos amigos. Puede encuadrarse dentro del punk o el folk, movimientos musicales del entorno izquierdas. Por lo menos en Madriz, el del "rollito" serían en gran medida los okupis de Lavapiés y su entorno.
El intelectualillo: Subespecie de "el del rollito". Rata de biblioteca que ha devorado miles de libros de filosofía, política, historia,... Triunfa los fines de semana en los bares a partir del cuarto cubata, punto de inflexión en el cual comienza a desarrollar intensos debates dialécticos con sus camaradas y colegas. De vez en cuando se digna a asistir a algún acto. También en Madrid hay una peligrosísima subespecie del "intelectualillo", que es:
El posmoderno: obsesionado por la "precariedad", y su incomprensible jerga está repleta de palabrejas como precariado, cognitariado, precario cognitivo, desobediencia, contrapoder, nordeste italiano (sic), multitud, mitopoiesis, postoperaismo, copyleft/copyfight...
En otros puntos del estado español habría que añadir al borroka/indepe pelma, en todas sus variantes (se recomienda armarse de paciencia con esta gente).
El terapias: otra modalidad más de los "del rollito". Va a las asambleas y nunca habla. Simplemente está allí y no se pierde una. Solitario, extraño. ¿Se lo habrá recomendado el médico? Lo que no absorbe la Seguridad Social muchas veces lo absorben los movimientos sociales.
El amiputabola: individuo indomable que lleva años pululando por ahí sin caer en ningún sitio concreto. Todos le toman por loco y creen que él no sabe donde está pinao, pero en realidad les tiene a todos calados (al gurú, al plataformista, al oenejero,...) No se corta un pelo a la hora de decir las cosas, por eso, aunque a todos cae bien (porque es un pobre loco) algunos le consideran un peligro en las asambleas porque puede desenmascar a toda la peña.
El hincha: ha aterrizado en su organización, de igual manera que podría haberlo hecho en un equipo de fútbol. "Somos los mejores, todo es perfecto, los demás son unos chungos, nosotros no". Su bandera, su himno y sus siglas son inviolables. Si a la mani van 10 personas resulta que ha sido un éxito contundente y significa sin lugar a dudas que las organización está creciendo porque son los putos amos y lo están haciendo todo bien.
El antitaurino: los animales son mejores que los humanos, y rechaza la fiesta nacional y la experimentación. A pesar de eso, come carne, aunque se muestra crítico con la forma de matar a los animales, ya que piensa que sufren mogollón durante la matanza y plantea formas más dignas de asesinarles. Le encantaría ser vegetariano, pero por "causas mayores" no puede... Ser vegano es ya ser muy radical para él, aunque lo respeta, faltaría más.
El ciberactivista: es de sobra conocido por todas y todos. Pasa 20 horas conectado a Internet, está suscrito a 70 listas de correo, colabora en 20 webs distintas, participa activamente y de manera constante en foros, wikis y chats de lo más variado, está empezando a familiarizarse con el software libre y ya está montando un Indymedia en su barrio. Hay veces que se degrada a posmoderno, una desgracia.
La feminista revienta-asambleas: es la "feminista" cuya única razón de ser en política es afear la conducta de los activistas varones, a ser posible en reuniones lo más amplias posibles, y así conseguir la máxima repercusión posible. Ataca a la yugular sin contemplaciones cuando alguien argumenta que el tema de género "se tratará de manera transversal en todos los ejes o áreas temáticas".
Adaptado por Colectivo "Queda la Palabra"
Sacado de BOLECHARLATÁN
por A. Bueno