Diego
Jiménez/Murcia.- Era cuestión de tiempo. La larga crisis
institucional a que condujo el enrocamiento, en su cargo, del presidente de la Comunidad Autónoma de la
Región de Murcia, Pedro Antonio Sánchez
(en adelante, PAS) llegó a su fin en la
mañana del pasado día 4, con el anuncio de su dimisión en reunión
extraordinaria de la dirección regional del PP convocada con el requerimiento a
sus componentes de “asistencia inexcusable”. El hecho de que a la citada
reunión la dirección estatal desplazara a Murcia al coordinador general del PP,
Fernando Martínez Maíllo, hacía
suponer, como así fue, que esa dimisión
podría producirse.
En rueda de prensa, PAS afirmó
que dimitía por responsabilidad y para evitar la formación de un Gobierno
tripartito (PSOE, Podemos y Ciudadanos), que, según él, sería nefasto para la
Región de Murcia. En la misma anunció que la persona propuesta para sucederle
era el joven Fernando López Miras, de 33 años de
edad, actual coordinador general del PP murciano y secretario segundo de la
Asamblea Regional, que para muchos analistas no es sino un ‘hombre de paja’ del
presidente, que aspira a recuperar el poder, pues PAS no ha dimitido como
parlamentario regional, cosa que sí estaba prevista en el pacto con Ciudadanos
que le aupó al poder.
De no haber mediado esa
dimisión, al día siguiente estaba previsto el debate de una moción de censura
en la Asamblea Regional de Murcia, presentada por el grupo socialista y que
contaba con el apoyo de Podemos. Ambos grupos habían consensuado un total de 25
puntos para un eventual cambio de Gobierno. Podemos aceptaba que la presidencia regional recayera
en el socialista Rafael González Tovar, por dos años, hasta agotar la actual
legislatura. El apoyo de Ciudadanos, sin embargo, venía condicionado por que la
presidencia socialista fuera al frente de un gobierno técnico, de seis meses de
duración, que convocara elecciones, pero vetando expresamente la presencia de Podemos
en ese Gobierno.
Recordemos que la composición
actual de la Cámara legislativa murciana, con 22 diputados del PP; 13 del PSOE; 6 de Podemos, y 4 de Ciudadanos, situaba a la oposición
con mayoría, pero el veto especial de
Ciudadanos a Podemos y su oposición a entregarle el Gobierno de la Comunidad
Autónoma al PSOE por un largo periodo de tiempo hacían bastante inviable que
esa moción de censura prosperara. Ésta,
y no otra, fue la razón por la que PAS, con el apoyo inicial (ahora sabemos que
aparente) de la dirección estatal del PP, se mantuvo enrocado en el cargo,
hasta que el anuncio de su imputación en la trama Púnica por parte del juez Velasco precipitó su salida, pues Génova
no estaba dispuesta a perder Murcia, uno de sus bastiones electorales y,
además, se temía que la crisis institucional murciana podría tener repercusiones
en el ámbito estatal.
Un
presidente doblemente imputado
La prensa estatal había venido
haciéndose eco, en los dos últimos meses, del ‘culebrón’ murciano, provocado
por la situación de imputado (ahora investigado) del presidente en el ‘caso
Auditorio’ de Puerto Lumbreras, en su etapa de alcalde de ese municipio, y
últimamente en la trama Púnica que instruye el juez Velasco.
En el primer caso, PAS había
encargado las obras del auditorio al arquitecto Martín Lejarraga, pero no medió concurso de adjudicación y, además,
firmó la recepción de esas obras sin terminar, después de destinar a las mismas
la subvención de 6 millones de euros del Gobierno regional. Pese a ello, el
presidente había venido insistiendo en su inocencia y alegaba que todo el
dinero estaba en la obra, a la que se calcula que le faltaría un 35% para su
conclusión, descartando el desvío de
fondos.
El asunto, por la condición de
aforado de PAS, estaba siendo sustanciado en el Tribunal Superior de Justicia
(TSJ) de Murcia por el magistrado Pérez
Templado, que, curiosamente, fue visto hace unos días tomándose unas cañas
con un señalado dirigente del PP, razón por la que el PSOE había pedido su
recusación. Esa circunstancia hubiera retrasado el eventual archivo del caso
Auditorio por parte del TSJ,
pedido por la defensa de PAS, y es una de las razones por las que desde Madrid se
aceleró la dimisión, más bien destitución, del presidente murciano.
El segundo de los asuntos por
el que PAS sigue imputado tiene que ver con su relación con uno de los
individuos de la trama Púnica. En sus tiempos de consejero de Educación del
Gobierno murciano, deseando postularse para suceder en la presidencia regional
a Ramón Luis Valcárcel, ahora en
Bruselas, PAS conectó con un uno de los imputados por esa trama para, con
fondos de los cursos de Formación de la Consejería de Educación, mejorar su
imagen, ya deteriorada por el ‘caso Auditorio’.
Consecuencias
del largo ‘reinado’ del PP en Murcia
Los veintidós años
ininterrumpidos en los que el PP ha venido gobernando, con mayoría absoluta
(excepto en este último periodo legislativo) la Región de Murcia han sumido a
este territorio en un desierto industrial y una crisis económica y social sólo
mitigada en parte por la actividad agroexportadora. Pero, todo hay que decirlo,
ha dejado secuelas, como lo demuestra la situación del Mar Menor, una laguna
litoral única en el Mediterráneo, pero que acusa gravemente los efectos de una
agricultura intensiva que ha dañado este singular espacio.
Por lo demás, la exposición de
una serie de indicadores puede darnos una idea de la situación en que se
encuentra la Región de Murcia.
La actividad especulativa del
ladrillo y el final de la misma, ligada al estallido de la burbuja
inmobiliaria, ha traído consecuencias. De los cuarenta y cinco municipios con
que cuenta la Región de Murcia, en un total de 25 se dan casos de corrupción
ligados a esa especulación urbanística, con el señuelo, muy deseado en su día,
de la firma de convenios urbanísticos de difícil ejecución. El fin de la burbuja
inmobiliaria ha llevado también a que, en una Región con casi 1,5 millones de
habitantes, el presupuesto ha ido menguando año tras año, por la caída de la
recaudación. El de 2016 es de 4.862 millones de euros, pero la Deuda actual asciende
a 8.035 millones de euros, la décima por comunidades autónomas.
En lo social, según la EPA de 2016, el paro entre la población activa menor de 25
años es del 46,3%. Además, un 44,9%
de personas se encuentran en riesgo de pobreza y de exclusión social. Con un Índice de Desarrollo Humano en 2.014 de
0,876, la Región se sitúa en el
antepenúltimo lugar de todas las autonomías, sólo superada por Andalucía y
Extremadura. Tal situación de pobreza motiva que un 56% de murcianos y murcianas confiese no poder salir de
vacaciones al menos una semana al año...
Frente a estas cifras, la
megalomanía y el despilfarro han dado lugar a proyectos inacabados o
fracasados, de los que son ejemplos el Parque Tecnológico y la Paramount, de
los que nada más se supo; urbanizaciones proyectadas para un turismo de élite
no consolidadas por sentencias judiciales, tales como Novo Carthago, junto al
Mar Menor, y las de la Zerrichera y Cabo Cope; autopistas sin coches, como la
de Cartagena-Vera, que ha de rescatar Fomento; aeropuertos sin aviones, como el
de Corvera, terminado pero sin funcionar, tras retirarle el Gobierno la
concesión al anterior consorcio de empresas adjudicatario; una desaladora en el
Valle de Escombreras, sin funcionar y en proceso de investigación en una
Comisión del parlamento regional; el proyecto megalómano de un macropuerto en
el paraje costero de El Gorguel, cuestionado por el movimiento ecologista por
sus indudables repercusiones medioambientales sobre el hábitat mediterráneo
costero, al pretender ubicarse junto a
la dársena de Escombreras, lugar especialmente contaminado; unas
comunicaciones ferroviarias tercermundistas, volcadas ahora en un AVE que no
llega y con el olvido de la línea tradicional con Albacete, mientras se anuncia
la paralización del corredor Mediterráneo, a favor de Madrid…
Como se ve, la crisis
institucional de Murcia coexiste con una Región situada en el furgón de cola de
las autonomías. Un último dato: el Gobierno del PP se dispone a concertar la FP
y el Bachillerato, enseñanzas, como se sabe, no obligatorias, en una Región en
la que en los últimos años el incremento de las partidas destinadas a esos
conciertos ha crecido un 24% de media, al tiempo que el deterioro de la
Enseñanza Pública es evidente, lo que ha levantado la alarma de un sector de la
sociedad murciana, sumida en gran parte en una anestesia que conduce a que el
PP haya venido disfrutando, hasta hoy, de una cómoda mayoría, bien es cierto
que ahora con la complicidad de
Ciudadanos.
1 comentario:
Una vergüenza lo de esta nuestra Comunidad.
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