http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2015/04/14/negociar-hay-pararlo/639581.html
A finales de octubre del pasado año, advertía en mi columna de La Opinión de la amenaza que se cernía sobre la soberanía de los Estados de la UE y de la ciudadanía, tanto del Viejo Continente como de EE UU, por el secretismo -que hoy se mantiene- con el que se está negociando el Acuerdo de Libre Comercio (TTIP, por sus siglas en inglés) entre Bruselas y Washington. En estos momentos, cuando se siguen discutiendo los términos del mismo para llegar a su próxima ratificación, el tema cobra plena actualidad. El próximo día 18 de abril ya hay previstas cientos de manifestaciones y concentraciones en distintos municipios en Norteamérica y en el Viejo Continente, en el marco de una protesta que en nuestro país se ha visto impulsada especialmente por la Campaña contra el TTIP y por organizaciones como ATTAC y Ecologistas en Acción, con el apoyo del grupo parlamentario de Izquierda Unitaria Europea (GUE/NGL), en el que se integran Syriza, IU y Podemos.
Según declara a Público Helmut Scholz, europarlamentario de GUE/NGL y miembro de la Comisión de Comercio Internacional, han sido los propios Estados los que han envuelto en tinieblas las negociaciones. Concretamente, acusa a Rajoy, Merkel y François Hollande de propiciar el secretismo de las mismas. Scholz denuncia así mismo que a los diputados de la Cámara sólo se les permite consultar la documentación del proceso negociador -la que afecta a la delegación europea- durante dos horas, sin que en ningún momento puedan tener acceso a las posiciones de la delegación norteamericana. Pero, ¿qué se está ´cociendo´ para que se lleven las negociaciones con esa total falta de transparencia? Es muy difícil, en un artículo como éste, profundizar en la totalidad de los aspectos objeto de denuncia. A falta de un análisis exhaustivo del proceso, les aporto unas pinceladas significativas.
Según Marina Albiol, eurodiputada de IU, bajo la apariencia de un tratado de libre comercio, el TTIP amenaza seriamente la soberanía nacional. Así, se pone en marcha el llamado Consejo de Cooperación Reguladora, con el que se igualarán, a la baja, las legislaciones de los Estados miembros para facilitar el negocio de las grandes empresas transnacionales. Albiol denuncia, además, que, en materia social, en la medida en que EE UU no ha firmado el acuerdo de la OIT, el TTIP amenaza seriamente los derechos laborales a ambos lados del Atlántico. Las autoridades europeas hablan de mejoras económicas, pero según un estudio de la Universidad de Massachusetts el TTIP causará la pérdida de 600.000 puestos de trabajo en toda Europa, hará que bajen los salarios (cada trabajadora podría perder hasta 5.000 euros al año) y supondrá un aumento de la precariedad.
La Educación no escapa a esa voracidad privatizadora. El Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (AGCS o GATS en inglés), es la regulación ´legal´ que consagra este modelo neoliberal. Establece que los servicios educativos deben ser considerados productos como los demás. Y el TTIP refuerza esa posición, al pretender eliminar toda norma que se oponga a esa privatización.
En cuanto a las repercusiones en la Sanidad pública, Gaspar Llamazares, diputado por Asturias de IU, advierte que dos objetivos primordiales del TTIP son facilitar la labor de zapa de las multinacionales farmacéuticas y propiciar la inversión privada en el sector de la salud. En ambos casos se trata de adelgazar el sector sanitario público de manera que el capital privado pueda penetrar en un ámbito en el que se manejan cientos de millones de euros anuales en la UE. Llamazares denuncia que el TTIP va a suponer una mayor permisividad en la aprobación de productos de uso sanitario, mayor opacidad en los efectos de los mismos, patentes de duración más larga, limitación de genéricos y capacidad de los Estados para fijar precios.
El TTIP es un arma peligrosa en manos de las empresas transnacionales, que pretenden penetrar en todo cuanto sea un nuevo nicho de negocio Así, además de los servicios sociales básicos, peligran: la seguridad alimentaria (entrada en masa de productos transgénicos); el clima y la energía (por ejemplo, con la potenciación de técnicas extractivas nocivas, como el fracking); el medio ambiente y la agricultura (desaparición de la agricultura familiar -a favor de la industrial- y de paisajes rurales tradicionales, aumento de emisiones de CO2)... Otras amenazas no menos importantes son la facilidad para el control de datos personales; la ausencia de un efectivo control de flujos financieros; la falta de transparencia, y el freno a la participación ciudadana.
Los expertos del tema mantienen que pocos elementos de mejora se pueden introducir en un texto que condiciona hasta límites insospechados el bienestar de las poblaciones a uno y otro lado del Atlántico. Por ello, partidos políticos como IU o Equo han cargado contra el TTIP desde el arranque de las negociaciones, a mediados de 2013, y Podemos lo ha hecho desde su entrada en la Eurocámara, el 25 de mayo de 2013. No hay nada que negociar sobre este Acuerdo: hay que pararlo.
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