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LAS MISIONES PEDAGÓGICAS, EN MURCIA
Diego Jiménez // “Cuando nos instalamos en el Ministerio
no necesitamos repentizar programa alguno. El Gobierno provisional había
elaborado el suyo en los días en que era Comité Revolucionario […] Sabíamos lo
que debía hacerse”. El profesor Antonio
Viñao, en su texto Las Misiones
Pedagógicas. Entre lo popular y lo culto, recoge estas palabras del prólogo
del libro publicado en 1933 y escrito por Rodolfo
Llopis, quien desde los primeros días de la II República había sido
director general de Primera Enseñanza. Entre las reformas educativas
acometidas, se cuenta la creación, por Decreto de 29 de mayo de 1931, del
Patronato de las Misiones Pedagógicas. En el preámbulo del citado Decreto se
decía que con ellas se trataba de
“llevar a las gentes, con preferencia a las que habitaban en zonas rurales, el
aliento del progreso y los medios de participar en él…”. A tal fin, el Decreto
establecía tres tipos de objetivos y actividades: a) El fomento de la cultura
popular; b) la orientación pedagógica de las escuelas, con el asesoramiento a
los maestros y maestras, y c) la educación ciudadana.
Pocos meses más tarde, el Decreto de 6 de
agosto de 1931 nombraba como presidente del Patronato al alma mater del mismo, Manuel Bartolomé Cossío. Las Misiones
Pedagógicas, herederas de la labor impulsada, años atrás, por Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón, fundadores en España de la Institución
Libre de Enseñanza (ILE), que vio la luz en 1876, cuentan con un precedente: poco antes de
proclamarse la II República, una Real Orden de 6 de marzo de 1931, que no
tendría efecto alguno, mandaba formar una comisión en el Ministerio de
Instrucción Pública para organizar misiones pedagógicas en beneficio del
maestro y de las escuelas rurales. La situación de partida mostraba los
síntomas del secular atraso educativo y cultural del país: el censo de
población de 1930 ofrecía un porcentaje de analfabetismo del 31,1% (un 38% en
las mujeres), afectando a casi 6 millones de personas mayores de diez años. Con
la labor desarrollada por el Patronato de las Misiones Pedagógicas se trataba
de mejorar la situación cultural del país.
¿Quiénes colaboraron en las Misiones? En
primer lugar, los maestros, contándose también con inspectores de enseñanza
primaria, profesores de Escuelas Normales, así como con la colaboración de ‘misioneros expertos’
(escritores, intelectuales, artistas…). Las
primeras misiones, las realizadas en los años 1931 y 1932, se llevaron a cabo
en el centro del país. Sería en 1933, el año del auge de las mismas, cuando el
Patronato extendió su actividad a otras zonas, como el Levante, el País Vasco,
Galicia, Andalucía y Murcia, creándose delegaciones en Lérida, Valencia, Cartagena…
Las actividades misioneras iban desde lo
relacionado con el ámbito del mundo escrito (dotación de bibliotecas a zonas
rurales), al desarrollo de actividades orales y auditivas (lectura en voz alta
de obras literarias, audiciones musicales con gramófonos, actuaciones de coros…),
pasando por las proyecciones cinematográficas, el Teatro del Pueblo, el Retablo
de Fantoches (guiñol) y un aspecto de
las Misiones menos conocido, el llamado Museo del Pueblo. Nigel Dennis, de la Universidad de St. Andrews, nos hace notar al
respecto que, para montar ese Museo ambulante, se procedió a una selección de
artistas que debían de realizar copias de cuadros famosos. Cada pintor debía
elegir uno de los cuadros del Museo del Prado propuestos por Bartolomé Cossío, el impulsor de esta
iniciativa. Colaboraron los artistas Eduardo
Vicente, Juan Bonafé y el
murciano Ramón Gaya, que en el
momento de ser seleccionado apenas tenía 21 años, era autodidacta y nunca había
hecho copia alguna. Gaya escogió para ser seleccionado en ese concurso el
cuadro de Goya Los
fusilamientos de la Moncloa.
En la Región de Murcia tuvieron una amplia repercusión; no sólo mediante
las "misiones ambulantes", dos de las cuales recorrieron en los meses
de marzo de 1933 a 1935 diversas localidades de la misma, sino también por las
actividades de este tipo llevadas a cabo por Antonio
Oliver y Carmen Conde desde la Universidad Popular de
Cartagena, en colaboración con el Patronato de Misiones Pedagógicas y la
Escuela Normal de Murcia, y en las que participaron, entre otras, Encarnita
Zorita, Clara Smilg y Pilar
Barnés.
Tendremos la suerte de conocer de cerca
en Murcia aquella interesante iniciativa. Organizada por la Asociación de Pensionistas
y Jubilados del sindicato STERM, la Universidad de Murcia (UMU) y el Museo de
la UMU, la capital de la Región cuenta, desde ayer, día 12 de enero, y hasta el 13 de febrero, con la exposición de
las Misiones Pedagógicas de la Fundación de la Residencia de Estudiantes
(Madrid). La muestra, compuesta de 30 paneles alusivos y varios audiovisuales
de apoyo, va a estar instalada en el Museo de la Universidad de Murcia, sito en
el antiguo Cuartel de Artillería. Y durante todo el mes, además, se han
programado un interesante ciclo de conferencias y actividades culturales
paralelas, que se extenderán también, en parte, a los municipios de Cartagena,
Molina de Segura y Cieza.
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