martes, 13 de enero de 2015

MI ARTÍCULO PUBLICADO EN LA OPINIÓN DE MURCIA


http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2015/01/13/misiones-pedagogicas-murcia/617239.html



LAS MISIONES PEDAGÓGICAS, EN MURCIA

Diego Jiménez // “Cuando nos instalamos en el Ministerio no necesitamos repentizar programa alguno. El Gobierno provisional había elaborado el suyo en los días en que era Comité Revolucionario […] Sabíamos lo que debía hacerse”. El profesor Antonio Viñao, en su texto Las Misiones Pedagógicas. Entre lo popular y lo culto, recoge estas palabras del prólogo del libro publicado en 1933 y escrito por Rodolfo Llopis, quien desde los primeros días de la II República había sido director general de Primera Enseñanza. Entre las reformas educativas acometidas, se cuenta la creación, por Decreto de 29 de mayo de 1931, del Patronato de las Misiones Pedagógicas. En el preámbulo del citado Decreto se decía  que con ellas se trataba de “llevar a las gentes, con preferencia a las que habitaban en zonas rurales, el aliento del progreso y los medios de participar en él…”. A tal fin, el Decreto establecía tres tipos de objetivos y actividades: a) El fomento de la cultura popular; b) la orientación pedagógica de las escuelas, con el asesoramiento a los maestros y maestras, y c) la educación ciudadana.


Pocos meses más tarde, el Decreto de 6 de agosto de 1931 nombraba como presidente del Patronato al alma mater del mismo, Manuel Bartolomé Cossío. Las Misiones Pedagógicas, herederas de la labor impulsada, años atrás, por Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón,  fundadores en España de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), que vio la luz en 1876,  cuentan con un precedente: poco antes de proclamarse la II República, una Real Orden de 6 de marzo de 1931, que no tendría efecto alguno, mandaba formar una comisión en el Ministerio de Instrucción Pública para organizar misiones pedagógicas en beneficio del maestro y de las escuelas rurales. La situación de partida mostraba los síntomas del secular atraso educativo y cultural del país: el censo de población de 1930 ofrecía un porcentaje de analfabetismo del 31,1% (un 38% en las mujeres), afectando a casi 6 millones de personas mayores de diez años. Con la labor desarrollada por el Patronato de las Misiones Pedagógicas se trataba de mejorar la situación cultural del país.

¿Quiénes colaboraron en las Misiones? En primer lugar, los maestros, contándose también con inspectores de enseñanza primaria, profesores de Escuelas Normales, así como con la colaboración de ‘misioneros expertos’ (escritores, intelectuales, artistas…). Las primeras misiones, las realizadas en los años 1931 y 1932, se llevaron a cabo en el centro del país. Sería en 1933, el año del auge de las mismas, cuando el Patronato extendió su actividad a otras zonas, como el Levante, el País Vasco, Galicia, Andalucía y Murcia, creándose delegaciones en Lérida, Valencia, Cartagena…

Las actividades misioneras iban desde lo relacionado con el ámbito del mundo escrito (dotación de bibliotecas a zonas rurales), al desarrollo de actividades orales y auditivas (lectura en voz alta de obras literarias, audiciones musicales con gramófonos, actuaciones de coros…), pasando por las proyecciones cinematográficas, el Teatro del Pueblo, el Retablo de Fantoches (guiñol) y un  aspecto de las Misiones menos conocido, el llamado Museo del Pueblo. Nigel Dennis, de la Universidad de St. Andrews, nos hace notar al respecto que, para montar ese Museo ambulante, se procedió a una selección de artistas que debían de realizar copias de cuadros famosos. Cada pintor debía elegir uno de los cuadros del Museo del Prado propuestos por Bartolomé Cossío, el impulsor de esta iniciativa. Colaboraron los artistas Eduardo Vicente, Juan Bonafé y el murciano Ramón Gaya, que en el momento de ser seleccionado apenas tenía 21 años, era autodidacta y nunca había hecho copia alguna. Gaya escogió para ser seleccionado en ese concurso el cuadro de Goya  Los fusilamientos de la Moncloa.

En la Región de Murcia tuvieron una amplia repercusión; no sólo mediante las "misiones ambulantes", dos de las cuales recorrieron en los meses de marzo de 1933 a 1935 diversas localidades de la misma, sino también por las actividades de este tipo llevadas a cabo por Antonio Oliver y Carmen Conde desde la Universidad Popular de Cartagena, en colaboración con el Patronato de Misiones Pedagógicas y la Escuela Normal de Murcia, y en las que participaron, entre otras, Encarnita Zorita, Clara Smilg y Pilar Barnés. 



Tendremos la suerte de conocer de cerca en Murcia aquella interesante iniciativa. Organizada por la Asociación de Pensionistas y Jubilados del sindicato STERM, la Universidad de Murcia (UMU) y el Museo de la UMU, la capital de la Región cuenta, desde ayer, día 12 de enero,  y hasta el 13 de febrero, con la exposición de las Misiones Pedagógicas de la Fundación de la Residencia de Estudiantes (Madrid). La muestra, compuesta de 30 paneles alusivos y varios audiovisuales de apoyo, va a estar instalada en el Museo de la Universidad de Murcia, sito en el antiguo Cuartel de Artillería. Y durante todo el mes, además, se han programado un interesante ciclo de conferencias y actividades culturales paralelas, que se extenderán también, en parte, a los municipios de Cartagena, Molina de Segura y Cieza. 

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