martes, 14 de enero de 2020

BALLESTA, REFRACTARIO A LA MEMORIA HISTÓRICA


 https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2020/01/14/ballesta-refractario-memoria-historica/1082532.html

Los tibios avances que en el tema de Memoria Histórica suponen las propuestas contenidas en el acuerdo de PSOE y Unidas Podemos de cara a la investidura no ocultan el hecho de que, en estos cuarenta años de Transición, se ha echado tierra sobre esta materia, que afecta muy de lleno a los Derechos Humanos y otras convenciones y leyes suscritas en el ámbito internacional por España. Estamos aún muy lejos de asimilarnos a los países de nuestro entorno y no digamos nada a las democracias italiana y alemana, en las que, al contrario de España, los vestigios del fascismo y del nazismo han sido eliminados de las esferas política y social.
Calle General Yagüe (en la placa, falta la diéresis sobre la letra U) en el barrio murciano de Vistabella, en el muro oriental del hospital Reina Sofía de Murcia


En España, exhumados los restos del dictador, hay que dar pasos decididos para la resignificación del Valle de los Caídos, la eliminación de la Ley de Amnistía de 1977 y la declaración de ilegalidad del franquismo y sus procesos sumarísimos, sin garantías judiciales, que llevaron a la cárcel o a la muerte a miles de personas republicanas, por el mero hecho de serlo.

Pero, si hay un partido especialmente renuente a tratar estos temas ése es el PP, sin olvidar a sus compañeros de 'viaje' Cs y Vox. Conocida la postura de Rajoy, jactándose de haber dejado sin efecto la Ley de Memoria Histórica de diciembre de 2007 al no asignarle consignación presupuestaria alguna, es evidente, además, que en donde más se nota la pervivencia de la simbología franquista, hoy, es en el ámbito local. Y ahí muchos alcaldes del PP se 'retratan'. Como José Francisco Ballesta Germán, alcalde de Murcia desde 2015.

La comisión municipal creada ad hoc para la eliminación de la nomenclatura franquista de calles y plazas del municipio de Murcia está en stand by y el acuerdo de pleno de noviembre de 2018 para, al menos, cambiar los nombres franquistas más significados de las calles del amplio término municipal murciano sigue sin aplicarse en muchos casos. Voy a hablar de sólo tres denominaciones. Pero significativas.

Empecemos por la Calle General Yagüe, cuyo nombre está impreso en la fachada oriental del hospital Reina Sofía. Según nos refiere Juan Fernando Ramón Sánchez, entre la noche del 14 y la mañana del 15 de agosto de 1936, al menos 4.000 personas fueron masacradas en la capital pacense. Tal 'hazaña' fue orquestada por el entonces teniente coronel golpista, perpetrando un crimen contra la humanidad y siendo conocido posteriormente bajo el apodo de 'El Carnicero de Badajoz'. Aunque existe controversia en lo referente al número de víctimas, fue el propio Yagüe quien confesó al periodista americano John Thompson Whitaker que, en su avance hacia Madrid, no tenía intención de llevar a 4.000 rojos de prisioneros ni a permitir que continuara siendo Badajoz un enclave izquierdista en la retaguardia.

Nos recuerda también este articulista que, por aquellos días, un suboficial del Regimiento Castilla 16, Juan Blanco Domínguez, asistió a tan atroz espectáculo y pudo comprobar cómo quedaría grabado a fuego en la memoria de los supervivientes el sufrimiento generado a la población. Los prisioneros fueron encerrados en la plaza de toros, algunos fueron banderilleados y estoqueados, siendo la mayoría blanco de los nidos de ametralladoras. Estos hechos, sumados a los saqueos y violaciones, sumieron a Badajoz en el mismísimo infierno en aquel verano de 1936.

Hablemos ahora de un 'ilustre' murciano: el abogado golpista Federico Servet, cuyo nombre luce en una calle de la murciana pedanía de Santo Ángel. Merced al buen trabajo investigador del catedrático Pedro María Egea Bruno, colaborador de las asociaciones de Memoria Histórica de Murcia y Cartagena, sabemos mucho de sus 'andanzas'. Servet, jefe de la Falange de Murcia y pistolero, fue condenado a muerte por un delito de rebelión militar y, cuando estaba a punto de ser indultado por el ministro republicano Ruiz Funes, un motín popular, que rodeó la prisión provincial en septiembre de 1936, provocó su ejecución en el propio patio de la prisión, junto con otras nueve personas, entre ellas el cura Sotero. Pueden consultar más detalles en la Causa General 365. Expediente 140, Archivo General de la Región de Murcia, y ver otras reseñas en periódicos de la época como Línea y Nuestra Lucha.

Calle dedicada al jefe local de la Falange murciana Federico Servet,en la pedanía de Santo Ángel

Otra calle: una placa 'celebra' la caída de Murcia en manos franquistas, esta vez en la pedanía de Zeneta, la Calle 29 de Marzo, pese a haberse aprobado el cambio de denominación por la de Calle Tomás López García. El 29 de Marzo de 1939 hacía su entrada en Murcia la IV División de Navarra, al mando del general Camilo Alonso Vega, una vez que el ejército republicano se había rendido y entregado las armas, por lo que no encontraron ninguna oposición para entrar en la provincia y el uso de la fuerza no estaba justificado. Este cuerpo de Ejército había combatido en batallas célebres de la guerra como Belchite, Guadalajara, Teruel... y fue el artífice, con la llegada a Vinaroz en abril de 1938, de dejar partida en dos la zona republicana, al aislar Cataluña de Valencia.

El único papel de la IV División Navarra fue el ser una fuerza de ocupación represiva, sin ninguna garantía de defensa para las personas detenidas. El primer fusilamiento tuvo lugar el 12 de abril de 1939, el de Joaquín Sarabia Mulero, presidente de las Juventudes Libertarias y abogado. A sólo trece días de la fatídica fecha que aún se empeñan en homenajear.

A partir de ahí, los oficios ordenando fusilamientos se sucedieron. El mismo Camilo Alonso Vega firmó el que ordenaba el fusilamiento de los republicanos murcianos Miguel Aracil Gomariz, Pedro Palazón García y los hermanos Domingo y Blas Albarracín Clemente, ejecución que tuvo lugar en las primeras horas de la mañana del 29 de abril de 1939 en las proximidades del cementerio de Espinardo.

Son sólo tres ejemplos, hay muchos más, pero sus historiales delictivos, represivos y criminales no pueden seguir mancillando por más tiempo nuestras calles y nuestros ideales democráticos de paz, justicia, verdad y reparación para las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura. La pervivencia del callejero franquista en las calles del municipio de Murcia es achacable directamente a quienes, como Ballesta, siguen siendo refractarios a una Ley de Memoria Histórica en la que no creen pero que están obligados a cumplir.

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