Las movilizaciones previstas en toda España para este fin de semana, convocadas por la Coordinadora Estatal por la Defensa del Sistema Público de Pensiones (en adelante SPP) pretenden denunciar la miserable subida del 0,25% y, al tiempo, abrir un debate público sobre la falsedad de argumentos que se esgrimen para poner en duda su viabilidad. Argumentos falsos y sesgados donde los haya, pues obvian aspectos tales como el reparto real de la productividad y de los beneficios; las bajas cotizaciones por salarios ridículos y empleos precarios; las tarifas planas a las empresas para el fomento del empleo; las miles de horas extras que no se pagan ni cotizan; la evasión y el fraude fiscales; la forma en que se ha dilapidado el fondo de reserva... Pero hay más.
Reputados economistas como Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón nos vienen advirtiendo de que la campaña sobre la insostenibilidad del sistema de pensiones no es casual. A partir de las transformaciones del sistema financiero internacional, que ha dado como resultado el predominio del capital especulativo, las empresas prefieren buscar vías de financiación (emisión de bonos, acciones?) al margen de la banca. Incluso los hogares canalizan sus ahorros hacia las acciones u otros títulos financieros. Por ello, el sistema bancario, que tradicionalmente había basado su negocio en los préstamos que concedía a un alto interés a empresas y particulares, ha visto hoy en los fondos privados de pensiones una apetitosa tarta para engordar su cuenta de resultados. Estos fondos de pensiones privados son especialmente importantes en donde es más débil el Estado del Bienestar. A título de ejemplo, en EE UU suponen el 50% del total, cuando en Francia 'sólo' representan hoy el 3,4%. Estos fondos sólo tienen hoy un obstáculo para su expansión y crecimiento: la supervivencia del SPP.
Ante estos ataques al SPP, en julio pasado se registró en el Congreso, por parte de los grupos de oposición de izquierdas, un Proyecto de Ley para revertir las reformas de Zapatero (2011) y de Rajoy (2013). Pero, como era de esperar, Ciudadanos y Partido Popular, los voceros de los intereses de la Banca y las empresas del Ibex, han boicoteado su debate en el Congreso de los Diputados.
Por ello, la Coordinadora Estatal en Defensa del Sistema Público de Pensiones reclama la atención de toda la sociedad para defender un sistema de prestaciones sociales en evidente peligro, con reivindicaciones tan lógicas, entre otras, como las que siguen:
1.Blindaje constitucional de las pensiones y su inclusión en los Presupuestos Generales del Estado; 2. Jubilación ordinaria a los 65 años y anticipada con cuarenta años de cotización, sin penalización; 3. Pensión mínima de 1.080 euros, ateniéndose a los criterios de la Carta Social Europea; 4. Revalorización automática de las pensiones con el IPC real; 5. Recuperación económica de lo perdido desde 2011; 6. Desaparición de la brecha de género; 7. Plena e inmediata financiación de la Ley de la Dependencia; 8. Eliminación del copago farmacéutico y restablecimiento de los derechos sanitarios; 9. Homologación de las prestaciones sociales a los niveles europeos, etc.
Reivindicaciones legítimas y razonables que desautorizan a quienes alegan que el sistema no tiene medios para su financiación. Si ha habido dinero para rescatar a la Banca, al proyecto empresarial Castor y a las autopistas; si hay dinero para aumentar las inversiones en Defensa; si no se ataja, sino al contrario, el fraude fiscal con amnistías antisociales, si la economía sumergida sigue ahí, enquistada en el tejido productivo?, es falso que el Estado no pueda sostener un sistema de prestaciones sociales acorde a los nuevos tiempos. Pero ello requiere dar pasos decididos hacia un sistema económico sostenible orientado, sobre todo, a satisfacer las necesidades humanas y en el que el SPP pase a financiarse también vía impuestos gracias a la mayor recaudación obtenida, y con medidas decididas para atajar el fraude fiscal.
Salvar las pensiones públicas es hoy, no sólo imprescindible, sino posible, siempre que se cuente con una ciudadanía convencida que apoye opciones de Gobierno comprometidas con su mantenimiento.
Por lo pronto, tenemos la calle. El próximo sábado día 17, desde el INSS de Alfonso X hasta Teniente Flomesta, las calles de Murcia se llenarán con quienes, hace cincuenta años, saludaron el Mayo francés como un rayo de esperanza para cambiar el mundo. Pero ésta no es sólo una lucha de los y las pensionistas. Es de todas y todos.
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