Al acto, consistente en la colocación
de una placa en el antiguo Hospital infantil de la calle Puerta Nueva, asistieron ediles de la
oposición, miembros de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia, y José Castaño y José Fuentes.
Diego
Jiménez/Murcia.- Presidido por el alcalde de Murcia, José Ballesta, el pasado jueves, día 6,
tuvo lugar el acto de descubrimiento de una placa conmemorativa en el antiguo
Hospital de Niños/as de la calle Puerta Nueva (hoy, sede de dependencias administrativas
municipales) para recordar su fundación durante la Guerra Civil por la Sociedad
Religiosa de los Amigos (cuáqueros). Por
la parte institucional, asistieron, además, la concejal socialista Begoña García Retegui, impulsora de la
iniciativa hace diez meses, su compañero de grupo, José Ignacio Gras, el concejal de Cambiemos Murcia, Nacho Tornel, así como una persona contratada del grupo municipal de Ciudadanos.
Las personas asistentes posan tras finalizar el acto |
José Castaño y José Fuentes posan con representantes de los grupos municipales de oposición |
Descubriendo la placa |
El emotivo acto contó también con la presencia de los veteranos y centenarios republicanos Juan José Fuentes y José Castaño, que fueron los encargados de descubrir la placa, así como una nutrida representación de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia (MHMU-Tenemos Memoria).
Quiénes
fueron los cuáqueros
Francesca
Wilson, de la asociación inglesa de los
cuáqueros, es un ejemplo de la labor desarrollada por éstos en España en ambas
zonas beligerantes. Entre 1936 y 1942, atendieron a unos 150.000 niños y niñas.
Incluso siguieron unos años más en la España de Franco (en Murcia, hasta 1942).
De las cartas e informes de la asociación se deduce que trabajaban más
cómodamente en la zona republicana, aun no haciendo distinción alguna con los
niños de una zona u otra.
Los cuáqueros
tomaron dos ciudades como centro para su actuación: Barcelona y Murcia.
Francesca Wilson llegó a Murcia en febrero de 1937. Se encontró con una
población de 60.000 habitantes entre los que se encontraban unos 20.000
refugiados, repartidos entre la ciudad y el resto de la provincia. Hubo de
afrontar dificultades inmensas. En primer lugar, los refugiados desconfían de
los extranjeros por creer que se van a llevar a sus niños fuera del país.
Además, y ella lo expresa con claridad, Francesca encontró grandes diferencias
de nivel político y cultural entre Barcelona, con una población de mentalidad
civil republicana, y Murcia, en que no se daba esa situación. Es más, califica
duramente a las muchachas y mujeres adultas de la burguesía y de la alta clase
murciana al no encontrar colaboración ni ayuda de éstas para atender, cuidar,
alimentar, curar… a esos niños/as “piojosos”, “rojos”, que llegan llenos de
sarna, enfermedades, malnutridos… Por ello, Francesca se ve compelida a buscar
ayuda fuera. En los años siguientes llegan más cuáqueras, que, al no encontrar
mucha colaboración, hubieron de buscar personas capacitadas para la asistencia
a esos niños. El apoyo lo encontraron, sobre todo, en el alcalde de Murcia, Fernando
Piñuela.
Turno
de intervenciones
Tras la apertura protocolaria
del acto por parte del alcalde, tomó la palabra la concejala Begoña que recordó que, más que
impulsora, fue el vehículo que hizo posible esta iniciativa. Hizo un reconocimiento
a la labor solidaria de las personas que se desplazaron a Murcia durante la
Guerra Civil, lamentando que no pudiera estar presente Elisa Smilg, que, junto con su hermana Clara, desarrolló un notable trabajo humanitario en las colonias
infantiles. Recordó también la aportación de Juan José Fuentes y José Castaño,
presentes en el acto. Terminó diciendo que hay muchos más edificios en el municipio
que merecerían el mismo reconocimiento para completar la Memoria Histórica de
la ciudad.
Por su parte, el alcalde Ballesta alabó la encomiable labor desarrollada
en Murcia durante la Guerra Civil por esta asociación religiosa, con presencia
en esta ciudad y en Barcelona, en donde atendieron a más de 150.000 niños y
niñas. Tuvo también palabras de reconocimiento a la presencia de los dos
veteranos republicanos presentes y a la labor desarrollada en Murcia en esas
fechas por el último alcalde republicano de Murcia, Fernando Piñuela. (Como es sabido, detenido cuando regresaba de
Elche a Murcia, fue internado en un campo de concentración y sometido a un
Consejo de Guerra sumarísimo. Condenado a muerte el 1 de julio de 1939, fue
ejecutado el 7 de noviembre de ese año).
La intervención más emotiva fue
la del maestro José Castaño, próximo
a cumplir la centena de años. Castaño, que, pese a su edad, prefirió hacer su intervención de pie ante el
micrófono, recordó los años de su
colaboración con las colonias infantiles, en compañía de personas como Clara Smilg y Encarnación Zorita, primero en la Casa del Pino (casa de La
Cierva), y en otra segunda colonia en
Buenavista, en La Paloma, con Carmen Tapia, Clara Smilg y Pilar Barnés. No se olvidó de citar al padre de Clara, chófer
de los cuáqueros, razón por la que, después de la guerra, denunciado por unos
vecinos, acabó en la cárcel.
Reivindicaciones
de MHMU-Tenemos Memoria
El protocolo no previó que la
Asociación de Memoria Histórica de Murcia (MHMU-Tenemos Memoria) pudiera tomar
la palabra en el acto. No obstante, al final del mismo, la presidenta, María Jesús García, se dirigió al
alcalde para hacerle entrega de un escrito reivindicativo. En el mismo, además
de agradecer la iniciativa del grupo municipal socialista y a Begoña García su
esfuerzo por llevarla a término, se recoge que, como adelantó esta concejala en
su intervención, hay más edificios en Murcia merecedores de ser tenidos en cuenta
como sitios de la Memoria. Uno de ellos es el edificio de los ‘Nueve Pisos’ que,
a la llegada de Francesca Wilson, albergaba a 4.000 personas refugiadas, en
unas duras condiciones de habitabilidad.
En el texto se recuerda que “identidad
de los pueblos y también su prosperidad y desarrollo se forja a partir del
conocimiento de la Historia y su reconocimiento y puesta en valor”, por lo que
el Ayuntamiento de Murcia debe apoyar cualquier iniciativa en este sentido
porque “forma parte del patrimonio de esta ciudad y de sus habitantes”.