viernes, 7 de octubre de 2016

El Ayuntamiento de Murcia homenajea a la Sociedad Religiosa de los Amigos (cuáqueros), que actuaron durante la Guerra Civil

Al acto, consistente en la colocación de una placa en el antiguo Hospital infantil de la calle Puerta Nueva, asistieron ediles de la oposición, miembros de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia,  y José Castaño y José Fuentes.

Diego Jiménez/Murcia.- Presidido por el alcalde de Murcia, José Ballesta, el pasado jueves, día 6, tuvo lugar el acto de descubrimiento de una placa conmemorativa en el antiguo Hospital de Niños/as de la calle Puerta Nueva (hoy, sede de dependencias administrativas municipales) para recordar su fundación durante la Guerra Civil por la Sociedad Religiosa de los Amigos (cuáqueros). Por la parte institucional, asistieron, además, la concejal socialista Begoña García Retegui, impulsora de la iniciativa hace diez meses, su compañero de grupo, José Ignacio Gras, el concejal de Cambiemos Murcia, Nacho Tornel, así como una persona contratada del grupo municipal de Ciudadanos. 

Las personas asistentes posan tras finalizar el acto

José Castaño y José Fuentes posan con representantes de los grupos municipales de oposición



Descubriendo la placa















  El emotivo acto contó también con la presencia de los veteranos y centenarios republicanos Juan José Fuentes y José Castaño, que fueron los encargados de descubrir la placa, así como una nutrida representación de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia (MHMU-Tenemos Memoria).


Quiénes fueron los cuáqueros

Francesca Wilson, de la asociación inglesa de los cuáqueros, es un ejemplo de la labor desarrollada por éstos en España en ambas zonas beligerantes. Entre 1936 y 1942, atendieron a unos 150.000 niños y niñas. Incluso siguieron unos años más en la España de Franco (en Murcia, hasta 1942). De las cartas e informes de la asociación se deduce que trabajaban más cómodamente en la zona republicana, aun no haciendo distinción alguna con los niños de una zona u otra.

Los cuáqueros tomaron dos ciudades como centro para su actuación: Barcelona y Murcia.  Francesca Wilson llegó a Murcia en febrero de 1937. Se encontró con una población de 60.000 habitantes entre los que se encontraban unos 20.000 refugiados, repartidos entre la ciudad y el resto de la provincia. Hubo de afrontar dificultades inmensas. En primer lugar, los refugiados desconfían de los extranjeros por creer que se van a llevar a sus niños fuera del país. Además, y ella lo expresa con claridad, Francesca encontró grandes diferencias de nivel político y cultural entre Barcelona, con una población de mentalidad civil republicana, y Murcia, en que no se daba esa situación. Es más, califica duramente a las muchachas y mujeres adultas de la burguesía y de la alta clase murciana al no encontrar colaboración ni ayuda de éstas para atender, cuidar, alimentar, curar… a esos niños/as “piojosos”, “rojos”, que llegan llenos de sarna, enfermedades, malnutridos… Por ello, Francesca se ve compelida a buscar ayuda fuera. En los años siguientes llegan más cuáqueras, que, al no encontrar mucha colaboración, hubieron de buscar personas capacitadas para la asistencia a esos niños. El apoyo lo encontraron, sobre todo, en el alcalde de Murcia, Fernando Piñuela.

Turno de intervenciones

Tras la apertura protocolaria del acto por parte del alcalde, tomó la palabra la concejala Begoña que recordó que, más que impulsora, fue el vehículo que hizo posible esta iniciativa. Hizo un reconocimiento a la labor solidaria de las personas que se desplazaron a Murcia durante la Guerra Civil, lamentando que no pudiera estar presente Elisa Smilg, que, junto con su hermana Clara, desarrolló un notable trabajo humanitario en las colonias infantiles. Recordó también la aportación de Juan José Fuentes y José Castaño, presentes en el acto. Terminó diciendo que hay muchos más edificios en el municipio que merecerían el mismo reconocimiento para completar la Memoria Histórica de la ciudad.

Por su parte, el alcalde Ballesta alabó la encomiable labor desarrollada en Murcia durante la Guerra Civil por esta asociación religiosa, con presencia en esta ciudad y en Barcelona, en donde atendieron a más de 150.000 niños y niñas. Tuvo también palabras de reconocimiento a la presencia de los dos veteranos republicanos presentes y a la labor desarrollada en Murcia en esas fechas por el último alcalde republicano de Murcia, Fernando Piñuela. (Como es sabido, detenido cuando regresaba de Elche a Murcia, fue internado en un campo de concentración y sometido a un Consejo de Guerra sumarísimo. Condenado a muerte el 1 de julio de 1939, fue ejecutado el 7 de noviembre de ese año).

La intervención más emotiva fue la del maestro José Castaño, próximo a cumplir la centena de años. Castaño, que, pese a su edad,  prefirió hacer su intervención de pie ante el micrófono, recordó los años de  su colaboración con las colonias infantiles, en compañía de personas como Clara Smilg y Encarnación Zorita,  primero en la Casa del Pino (casa de La Cierva),  y en otra segunda colonia en Buenavista, en La Paloma, con  Carmen Tapia, Clara Smilg y Pilar Barnés.  No se olvidó de citar al padre de Clara, chófer de los cuáqueros, razón por la que, después de la guerra, denunciado por unos vecinos, acabó en la cárcel.


Reivindicaciones de MHMU-Tenemos Memoria

El protocolo no previó que la Asociación de Memoria Histórica de Murcia (MHMU-Tenemos Memoria) pudiera tomar la palabra en el acto. No obstante, al final del mismo, la presidenta, María Jesús García, se dirigió al alcalde para hacerle entrega de un escrito reivindicativo. En el mismo, además de agradecer la iniciativa del grupo municipal socialista y a Begoña García su esfuerzo por llevarla a término, se recoge que, como adelantó esta concejala en su intervención, hay más edificios en Murcia merecedores de ser tenidos en cuenta como sitios de la Memoria. Uno de ellos es el edificio de los ‘Nueve Pisos’ que, a la llegada de Francesca Wilson, albergaba a 4.000 personas refugiadas, en unas duras condiciones de habitabilidad.
En el texto se recuerda que “identidad de los pueblos y también su prosperidad y desarrollo se forja a partir del conocimiento de la Historia y su reconocimiento y puesta en valor”, por lo que el Ayuntamiento de Murcia debe apoyar cualquier iniciativa en este sentido porque “forma parte del patrimonio de esta ciudad y de sus habitantes”.