El pasado miércoles 3 de junio, Felipe
VI y Letizia inauguraron el «Jardín de los Combatientes de La Nueve», un
espacio verde situado en el ayuntamiento de París en recuerdo de ´La
Nueve´, compañía integrada en la Segunda División Blindada francesa al
mando de Leclerc e integrada mayoritariamente por españoles, que liberó
esta ciudad el 25 de agosto de 1944. (Hecho del que di cuenta en mi
artículo de La Opinión del pasado 25 de noviembre (*) con la cita del
libro de Evelyn Mesquida sobre esa gesta). Durante el acto, la alcaldesa
de París, Anne Hidalgo, descendiente de españoles exiliados, hizo un
elogio cerrado del Rey y le trasladó la admiración que suscita entre los
parisinos. Felipe VI, por su parte, no tuvo reparos en reconocer que
París ha sido siempre ciudad de acogida para un buen número de
compatriotas, pero omitió citar los motivos que llevaron a medio millón
de republicanos españoles a ese exilio forzoso al país vecino.
La
Monarquía española„heredera directa de aquella legislación franquista
(Ley de Sucesión de 27 de julio de 1947) que culminó con la designación
por el dictador de Juan Carlos como su heredero ´a título de rey´„ está
muy lejos de dar un paso al frente, por lo que las palabras de Anne
Hidalgo en ese acto («Usted es el rostro de la España joven y
reconciliada que pasó la página de sus horas oscuras») nos parecen fuera
de contexto a quienes desde aquí reivindicamos no sólo la condena del
franquismo, sino que las víctimas de aquel aciago régimen tienen derecho
a la Verdad, Justicia y Reparación. La que algunos denominan
modélica Transición supuso un echar tierra sobre ese asunto. Por ello,
hoy, siguen siendo necesarias las asociaciones memorialistas,
constituidas en un aldabonazo sobre tantas y tantas conciencias
anestesiadas, y que, aun sin apoyo institucional, vienen sacando a la
luz las atrocidades cometidas por el régimen franquista. Actos como el
que el pasado martes, día 16, organizó en el Moneo la Asociación de la
Memoria Histórica de Murcia (MHMU-Tenemos Memoria) siguen siendo
necesarios.
Si hubo algún detalle que me reafirmara en la
oportunidad de una jornada memorialista en Murcia, para denunciar el
olvido de la represión y la barbarie fascistas en nuestro país y en la
Región de Murcia en particular, fue el cálido aplauso que el numeroso
público asistente al Moneo tributó al veterano luchador socialista José
Fuentes Yepes, que está próximo a cumplir el siglo de vida y que se
hallaba presente en la sala. En la mesa, un plantel de voces
autorizadas: Josefa Martínez López, de la Asociación de Memoria
Histórica de Cartagena; Pedro María Egea Bruno, catedrático de Historia
Contemporánea de la Universidad de Murcia (UMU); Floren Dimas, pionero
en la investigación memorialista en la Región de Murcia; Víctor
Peñalver, licenciado en Historia e investigador de la represión
franquista en el Noroeste murciano sobre los ´esclavos´ del embalse del
Cenajo, y Juan Enrique Serrano, profesor asociado de Ciencias Políticas
de la UMU y doctorado por la Universidad París I Panthéon-Sorbonne.
«Hijos
e hijas de personas represaliadas por el franquismo tienen aún hoy los
labios sellados por el miedo a la represión», dijo Josefa Martínez,
para, a continuación, denunciar que «los verdugos de ayer tienen en sus
descendientes a los cancerberos de la Historia». Floren Dimas enfatizó
que «existe una amnesia social sobre la Memoria republicana, favorecida
por un Estado que, con todas sus herramientas, silencia, oculta y
tergiversa el relato histórico de la lucha por la democracia en el siglo
XX». Para este investigador, que arremetió duramente contra la Ley de
Amnistía de 1977 y la de Memoria Histórica de 2007, en España se han
realizado ´políticas anti-memoria´, con el afán de las instituciones de
que ésta quede recluida en el ámbito estrictamente familiar.
Egea Bruno
centró su intervención en las investigaciones que aún están por
realizarse en la Región, como: los 14.000 sumarios existentes en el
Archivo Naval de Cartagena, las cárceles, el hambre, los bombardeos, la
represión sobre las mujeres, los conventos de Murcia convertidos en
campos de concentración y que albergaron a 4.000 presos, los esclavos
del franquismo, las sentencias del TOP, que afectan a 176 murcianos, los
niños robados del franquismo, las persecuciones a colectivos como los
gitanos, los gays y los insumisos...
Víctor Peñalver, que empezó
afirmando la utilidad del estudio de los expedientes de
Responsabilidades Políticas, pues son fuentes de primera mano para
acercarse al conocimiento de la realidad sociopolítica del momento, se
preguntó por qué sigue ahí la placa conmemorativa de la inauguración por
el dictador del embalse del Cenajo en 1963.
El politólogo Juan Enrique
Serrano, que afirmó que la «Ley de la Memoria Histórica es un recurso
político muy peligroso, pensada para ´apuntalar el régimen de 1978 y el
bipartidismo´» cree, como Floren Dimas, que el primer objetivo, hoy, ha
de ser derogar la Ley de Amnistía de 1977.
Actos como el del pasado martes en el Moneo vienen a constituirse en un antídoto contra el deseo de muchos de que la Memoria Histórica siga estando ninguneada.