A nadie se le escapa el hecho de que en la Región de Murcia, tras los veinte años de Gobierno del PP, la caída neta de la renta familiar y de las pequeñas y medianas empresas, la destrucción de empleo y tejido industrial, la falta de expectativas de la juventud, la situación de pobreza extrema, en aumento, a que se ven abocadas muchas familias, el lacerante incremento, así mismo, de los índices de pobreza infantil, los recortes sociales y el abandono de las personas dependientes? coexisten con el secuestro que de la democracia ha venido ejerciendo este partido, que ha elevado a límites intolerables el ejercicio de la corrupción (política y económica) en su práctica de gobierno y que ha desvirtuado el ejercicio de los derechos civiles con actuaciones represivas, bien notorias, que rayan lo permisible en democracia. Actuaciones paradójicamente ejercidas por un delegado del Gobierno imputado también por delitos urbanísticos. La alternativa a este estado de cosas no puede ser más de lo mismo. Ni un PP, que arrastra tras sí este penoso lastre, ni un PSRM-PSOE que, pese a su lavado de imagen último, no logra desprenderse del estigma de su abrazo a las tesis neoliberales y que muestra una tibieza y una más que visible falta de ideas pueden ser la alternativa a este estado de cosas.
Las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, del 25M, constituyeron un termómetro de los posibles cambios sociales y políticos que están por llegar. No sólo la irrupción de Podemos y el notable aumento del apoyo electoral de IU han supuesto un revulsivo que empuja en la dirección de esos cambios. En todo el país comienza a tomar cuerpo la idea de que hay que caminar en la consolidación de procesos ciudadanos unitarios que supongan una auténtica alternativa. Se empieza a hablar de la necesidad de un mayor protagonismo ciudadano en la política y de la de confeccionar las futuras listas electorales a partir de asambleas abiertas, de la limitación temporal y revocabilidad de los cargos electos, de la dación de cuentas de éstos ante la ciudadanía?
Por lo que toca a nuestra Región, a pocos meses de las elecciones municipales y autonómicas de 2015, parece evidente que, ante la situación de excepcionalidad que vivimos, es urgente un drástico cambio de rumbo. La sociedad civil murciana, aquejada de una anomia paralizante durante tanto tiempo, ha empezado a dar síntomas de que comienza a despertar. En efecto, la eclosión con fuerza de plataformas reivindicativas de todo tipo, junto con la participación activa de una parte del tejido social en las Marchas (de Mareas, por la Dignidad?) y otras movilizaciones de cierto calado, nos indican que algo se está moviendo. Además, los trabajos que, desde hace dos años, viene realizando en Murcia Convocatoria por el Cambio han tenido su concreción en un par de asambleas que, convocadas bajo el eslogan Ganemos la Región de Murcia, con seguridad, tras el casi obligado paréntesis estival, pueden dar mucho de sí.
El clima proclive hacia la convergencia social y política que empieza a respirarse en esta Región viene avalado, además, por las posiciones favorables que empiezan a manifestar los actores políticos que están también por esa labor. Así, las decisiones aprobadas en el pasado Consejo Político Federal de IU exteriorizan la importancia que esa organización pretende dar a la confluencia con movimientos sociales y otras fuerzas políticas, lo que permitiría impulsar candidaturas unitarias ciudadanas concebidas para ganar alcaldías en las próximas elecciones municipales. Alberto Garzón, encargado de la secretaría de Proceso Constituyente, destacó que «no hay que tener miedo a la posibilidad de supeditar las siglas de la federación a un frente amplio de izquierdas», aun insistiendo en que la identidad del partido no se diluirá. En la misma dirección, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, cree que en las elecciones municipales de 2015 su formación no debe actuar como un partido convencional, sino tal vez «apoyar y empujar humildemente» procesos ciudadanos que vayan surgiendo, sin tener una 'obsesión fetichista' por colocar sus siglas en todas partes.
Esa coincidencia de ambos líderes en este y otros temas fundamentales no esconde el hecho de que, por ahora, la posibilidad de confluencia real de estas dos fuerzas políticas (a las que habría que añadir otros actores como Equo y en nuestra Región, CLIAS) está muy verde. Pero, precisamente la situación de excepcionalidad que vive la Región exige de todos cuantos deseamos otro escenario político y social que, superando viejos esquemas, reticencias y prejuicios, con una actitud de generosidad prestemos atención al creciente clamor de la calle. Porque esta Región no puede permitirse otros veinte años más de políticas depredadoras del territorio, de anulación de las conquistas sociales, de impermeabilización institucional ante la ciudadanía, de aumento del desempleo y la economía sumergida, de soportar tantos y tantos casos de corrupción?
Es la hora de cambios políticos y sociales. Es tiempo de conquistar las instituciones para que sirvan a la ciudadanía. Todo ello es posible sumando.
Las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, del 25M, constituyeron un termómetro de los posibles cambios sociales y políticos que están por llegar. No sólo la irrupción de Podemos y el notable aumento del apoyo electoral de IU han supuesto un revulsivo que empuja en la dirección de esos cambios. En todo el país comienza a tomar cuerpo la idea de que hay que caminar en la consolidación de procesos ciudadanos unitarios que supongan una auténtica alternativa. Se empieza a hablar de la necesidad de un mayor protagonismo ciudadano en la política y de la de confeccionar las futuras listas electorales a partir de asambleas abiertas, de la limitación temporal y revocabilidad de los cargos electos, de la dación de cuentas de éstos ante la ciudadanía?
Por lo que toca a nuestra Región, a pocos meses de las elecciones municipales y autonómicas de 2015, parece evidente que, ante la situación de excepcionalidad que vivimos, es urgente un drástico cambio de rumbo. La sociedad civil murciana, aquejada de una anomia paralizante durante tanto tiempo, ha empezado a dar síntomas de que comienza a despertar. En efecto, la eclosión con fuerza de plataformas reivindicativas de todo tipo, junto con la participación activa de una parte del tejido social en las Marchas (de Mareas, por la Dignidad?) y otras movilizaciones de cierto calado, nos indican que algo se está moviendo. Además, los trabajos que, desde hace dos años, viene realizando en Murcia Convocatoria por el Cambio han tenido su concreción en un par de asambleas que, convocadas bajo el eslogan Ganemos la Región de Murcia, con seguridad, tras el casi obligado paréntesis estival, pueden dar mucho de sí.
El clima proclive hacia la convergencia social y política que empieza a respirarse en esta Región viene avalado, además, por las posiciones favorables que empiezan a manifestar los actores políticos que están también por esa labor. Así, las decisiones aprobadas en el pasado Consejo Político Federal de IU exteriorizan la importancia que esa organización pretende dar a la confluencia con movimientos sociales y otras fuerzas políticas, lo que permitiría impulsar candidaturas unitarias ciudadanas concebidas para ganar alcaldías en las próximas elecciones municipales. Alberto Garzón, encargado de la secretaría de Proceso Constituyente, destacó que «no hay que tener miedo a la posibilidad de supeditar las siglas de la federación a un frente amplio de izquierdas», aun insistiendo en que la identidad del partido no se diluirá. En la misma dirección, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, cree que en las elecciones municipales de 2015 su formación no debe actuar como un partido convencional, sino tal vez «apoyar y empujar humildemente» procesos ciudadanos que vayan surgiendo, sin tener una 'obsesión fetichista' por colocar sus siglas en todas partes.
Esa coincidencia de ambos líderes en este y otros temas fundamentales no esconde el hecho de que, por ahora, la posibilidad de confluencia real de estas dos fuerzas políticas (a las que habría que añadir otros actores como Equo y en nuestra Región, CLIAS) está muy verde. Pero, precisamente la situación de excepcionalidad que vive la Región exige de todos cuantos deseamos otro escenario político y social que, superando viejos esquemas, reticencias y prejuicios, con una actitud de generosidad prestemos atención al creciente clamor de la calle. Porque esta Región no puede permitirse otros veinte años más de políticas depredadoras del territorio, de anulación de las conquistas sociales, de impermeabilización institucional ante la ciudadanía, de aumento del desempleo y la economía sumergida, de soportar tantos y tantos casos de corrupción?
Es la hora de cambios políticos y sociales. Es tiempo de conquistar las instituciones para que sirvan a la ciudadanía. Todo ello es posible sumando.
1 comentario:
Parece que se vislumbra un principio de ilusión por algo un poco menos peor.
Recuerdo un tiempo llamado del desencanto que espero no vuelva a producirse.
Nunca entendí porque hay a quienes se les perdonan los crímenes y hay otros a quienes no se les perdona ni las faltas de ortografía.
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