Este relato, publicado hoy en La Opinión de Murcia, intenta recrear ficticiamente los últimos momentos de la vida de Fran, la última víctima de los desahucios que ha decidido, por ello, poner fin a su vida.
El sacrificio de Fran
Fran
le preparó el desayuno a su hijita, con el cariño y entrega que sólo un padre o
una madre pueden dar. Mientras la niña ingería leche con colacao y un bollo,
Fran le mecía los cabellos. Ella no percibió en ese momento que los ojos de su
padre, que desprendían ternura y compasión al tiempo, estaban velados por una
húmeda cortina. Momentos después, las lágrimas de Fran bañaban su rostro.
Absorto
en sus pensamientos, Fran no había advertido la hora. Miró el reloj. Eran cerca de las nueve de la mañana. Tenía
que llevar a su hijita al colegio. Le apremió para que acabara el desayuno y
cargara con su mochila. Caminaron juntos, en silencio, por las calles aledañas
al centro escolar. Les rodeaban niños y niñas que intentaban acompasar sus
pasos a los de sus padres y madres que, apresuradamente, se dirigían también
allí. Algunas personas lo hacían en coche. En algunos casos, las bocinas
estridentes mostraban el nerviosismo y el estrés de algunas familias, ávidas
por llegar pronto a su destino. Pero Fran no veía ni oía nada. Seguía absorto
en sus pensamientos.
Dejó
a su hija a la puerta del colegio. A la niña le extrañó que su padre ese día
acompañara el cálido beso en su mejilla, con el que siempre la despedía, con un
fuerte abrazo. Su pequeño cuerpo quedó fundido con el de su padre, corpulento,
durante unos segundos que a ella le resultaron largos, pero particularmente
gratos. Entró al colegio y le despidió, como de costumbre, agitando sus
manitas. Ignoraba que esa sería su última despedida.
Fran
regresó a casa, un cuarto piso alquilado. Miró a la calle por la ventana. Los
momentos más cercanos de su existencia pasaron por su mente en pocos segundos.
Evocó el día en que hipotecó la vivienda de sus suegros para comprar el terreno
con el que construirse su casa. La ilusión de toda su vida. Recordó,
igualmente, cómo sus padres no opusieron obstáculo alguno para hipotecar también
su vivienda con tal de que su hijo dispusiera de la suya propia. Fran, albañil
de profesión, contó para construirse su casa con la ayuda de su esposa y de su
madre. Pero tras una larga baja por enfermedad, había quedado en el paro. Los
plazos de los préstamos y las exigencias de los bancos le acuciaban. Por eso, esa
mañana, obnubilado y desesperado al mismo tiempo, miró la calle por última vez.
En esos instantes, evocó su pasada militancia en la plataforma Stop Desahucios
de su ciudad, de la que había recibido ayuda. Pero no la suficiente para
eliminar su drama personal. Por eso, subió a la repisa de la ventana de la
vivienda. Cerró los ojos. Su desesperación venció al pánico que experimentó por
lo que se disponía a hacer. Saltó al vacío. De inmediato, percibió cómo la
brisa le martilleaba la cara. En unas décimas se segundo, la película de su
vida quedó grabada en su mente. Fugazmente, le vinieron a la memoria las
hipócritas lágrimas con las que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, anunciaba
el parche legislativo con el que, dijo, se pretendía poner fin al drama de los
desahucios. Tuvo tiempo también para despreciar a esos banqueros que no
quisieron condonarle la deuda. Así como a los políticos que se negaron a dar
una solución al tema. Los maldijo a todos antes de que su fornido cuerpo
quedara inerte sobre el asfalto.
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El pasado año 2012, se registraron en
España más de 120 suicidios relacionados total o parcialmente con el drama de
los desahucios. Francisco José Lema Bretón –Fran para sus amigos- de 36 años, casado
y con una hija de ocho años, residente en Córdoba, ha sido el último caso
conocido.
Acuciado
por una deuda de 25.ooo euros que le reclamaban las entidades financieras,
decidió arrojarse al vacío desde su vivienda alquilada en Córdoba. El relato de
arriba intenta recrear ficticiamente los últimos momentos de la vida de esta
persona, una víctima más de los desahucios.
La Plataforma de Afectados pos las
Hipotecas lanzó el pasado 23 de abril una Iniciativa Legislativa Popular (IPL)
por la dación en pago con efectos retroactivos, el alquiler social y la
paralización de los desahucios para llevar al Congreso estas demandas y que
puedan traducirse en ley. Su trabajo ha permitido recoger 1.402.854
firmas de apoyo, contando con la colaboración activa de más de 3.253 fedatarios en más de 600 puntos de recogida. Esperemos
que PP y PSOE, partidos que se han venido negando a legislar de forma efectiva
para solucionar tantos dramas personales, sean ahora más receptivos a esta
demanda social. Y que el sacrificio de Francisco José Lema Brotón, por esta
problemática, sea el último del que tengan que dar cuenta los medios de
comunicación.
Diego Jiménez
3 comentarios:
Los 4 minutos más bochornosos de Soraya
http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=0GHOWaqD7IU
muy bien compañero
ahora te toca hablar de los 20 millones de euros que regala Gallardon
cuando nos han enseñado y hemos enseñado que el dinero publico es mas que el tuyo propio cuando todo lo tenemos que justificar con facturas
como es posible este dios se lo salte todo a la torera
y no simite
y como cuadran las cuentas del ayuntamiento ? no entiendo nada
aqui vale todo
Al final, el PP cedió y dio via libre a la tramitación parlamentaria de la ILP. Creo que la presión de la calle y la debilidad de que da muestras este partido están detrás de los cambios operados en temas como las tasas judiciales de Garzón o la actitud de ayer en el Congreso. Pero habrá que estar vigilantes. Y preparados.
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