(Artículo publicado en LA OPINIÓN de Murcia. 16-9-2008)
Cuando desde diversas instancias sociales, sindicales y políticas se venía repitiendo que el modelo de crecimiento regional basado en el monocultivo del sector de la construcción era insostenible, el Gobierno murciano hacía oídos sordos a tales advertencias. Ahora, los efectos de la ausencia de una política económica diversificada para la Región, una vez que la construcción ha entrado en una severa crisis, afloran con toda su crudeza. Un estudio de la Caixa de Cataluña, el ‘Informe de Inclusión social en España 2008’, dado a conocer estos días, sitúa a la Región de Murcia a la cabeza del índice de pobreza por comunidades autónomas, con un 21,2 por ciento, cuando la media estatal es del 19,9 %. Para delimitar con cierta precisión los indicadores de pobreza, los autores del estudio han señalado qué sectores de la población murciana no alcanzan ingresos anuales equivalentes al 60% de la renta media regional. El 21,2 % antes citado (estos es, unas 294.000 personas de la Región) está en una situación que califican de pobreza moderada; en situación de pobreza alta (personas que no alcanzan el 40% de la renta media regional) se encuentran unos 98.000 murcianos y murcianas, es decir, el 7,2% de la población; mientras que en situación de pobreza severa (que afecta a quienes no superan el 25% de la renta media) se hallan unas 54.000 personas. Si tenemos en cuenta que, según los últimos datos estadísticos, la población de hecho de la Región es de 1.400.000 habitantes, estos datos deberían preocupar más al Gobierno regional y servir de acicate para la movilización social. No podemos elevar el grito al cielo cuando afloran sucesos que, indudablemente, tienen su origen en la marginación, la exclusión social y la pobreza, como los ocurridos días pasados en Roquetas, y permanecer indiferentes ante estos lacerantes porcentajes, el caldo de cultivo de esos brotes de violencia social.
La reciente comparecencia del presidente Valcárcel en la Asamblea Regional no ha arrojado, como era previsible, soluciones reales para el cambio de rumbo de la economía regional. Quienes tienen responsabilidades de gobierno suelen achacar las crisis casi siempre a factores externos y exógenos (en nuestro caso, a las deficiencias del Gobierno central). Pero las responsabilidades están compartidas: la obsesiva fijación por el equilibrio presupuestario y por el déficit cero, común a las dos Administraciones, mantiene en el cajón del olvido las necesarias políticas sociales, más urgentes, por cierto, en períodos de crisis. Los años de bonanza económica han servido para consolidar en la Región una fuerte dualización social, con un segmento de población más rico y otro más pobre. Pero es posible erradicar la pobreza. He tenido noticias de que el Gobierno murciano guarda en la ‘hucha’ 600 millones de €, cantidad que, sin duda, procede del ahorro y de partidas presupuestarias no gastadas. Ante ello, la pregunta evidente salta a la vista: ¿Hay suficiente margen para inversiones en políticas sociales que eliminen los vergonzosos índices de pobreza? Parece claro que es posible, y necesario, aumentar el gasto social. Cuando un segmento de población no alcanza los mínimos vitales, es de sentido común incluso plantearse la necesidad del endeudamiento de las Administraciones públicas para paliar las desigualdades sociales. El déficit presupuestario en unos límites razonables se presenta, pues, como una medida necesaria. Y ello, claro está, acompañado de otras actuaciones: austeridad en el capítulo de salarios de altos cargos de la Administración y disminución del número de éstos, diversificación industrial, apoyo a la pequeña y mediana empresa, fomento del cooperativismo agrario e industrial y de la agricultura ecológica, mayor gasto en educación infantil, primaria y media, potenciación de la investigación tecnológica y en las energías alternativas en la Universidad Pública, plan de choque para la erradicación del chabolismo y las bolsas de pobreza…
Hay soluciones para salir de la crisis. Ahora que somos pobres, olvidada la euforia por el que creíamos crecimiento económico ilimitado, es hora de aplicarlas con urgencia.
La reciente comparecencia del presidente Valcárcel en la Asamblea Regional no ha arrojado, como era previsible, soluciones reales para el cambio de rumbo de la economía regional. Quienes tienen responsabilidades de gobierno suelen achacar las crisis casi siempre a factores externos y exógenos (en nuestro caso, a las deficiencias del Gobierno central). Pero las responsabilidades están compartidas: la obsesiva fijación por el equilibrio presupuestario y por el déficit cero, común a las dos Administraciones, mantiene en el cajón del olvido las necesarias políticas sociales, más urgentes, por cierto, en períodos de crisis. Los años de bonanza económica han servido para consolidar en la Región una fuerte dualización social, con un segmento de población más rico y otro más pobre. Pero es posible erradicar la pobreza. He tenido noticias de que el Gobierno murciano guarda en la ‘hucha’ 600 millones de €, cantidad que, sin duda, procede del ahorro y de partidas presupuestarias no gastadas. Ante ello, la pregunta evidente salta a la vista: ¿Hay suficiente margen para inversiones en políticas sociales que eliminen los vergonzosos índices de pobreza? Parece claro que es posible, y necesario, aumentar el gasto social. Cuando un segmento de población no alcanza los mínimos vitales, es de sentido común incluso plantearse la necesidad del endeudamiento de las Administraciones públicas para paliar las desigualdades sociales. El déficit presupuestario en unos límites razonables se presenta, pues, como una medida necesaria. Y ello, claro está, acompañado de otras actuaciones: austeridad en el capítulo de salarios de altos cargos de la Administración y disminución del número de éstos, diversificación industrial, apoyo a la pequeña y mediana empresa, fomento del cooperativismo agrario e industrial y de la agricultura ecológica, mayor gasto en educación infantil, primaria y media, potenciación de la investigación tecnológica y en las energías alternativas en la Universidad Pública, plan de choque para la erradicación del chabolismo y las bolsas de pobreza…
Hay soluciones para salir de la crisis. Ahora que somos pobres, olvidada la euforia por el que creíamos crecimiento económico ilimitado, es hora de aplicarlas con urgencia.
5 comentarios:
A los políticos: "Queremos soluciones, no promesas".
Como digo yo, España es un país de albañiles y camareros. A veces parece que realmente no interesa formar mas a la gente.
En Galicia se dice que aqui no montan grandes empresas, porque provocan la organización de los empleados. Eso implica sindicatos organizados, huelgas, etc. Aqui se prefiere el caciquismo, es lo que hay.
Saludos, mal bicho, desde el otro extremo de la Península. Estuve en Galicia hace tres años, y recalé, por unos días, en una casa rural (pazo le decís por allí) cerca de Betanzos. Por cierto, ¡qué buen orujito hacéis por tu tierra!Gracias por tu atinado comentario. He visitado varias veces tu blog y me parece muy interesante. Si me visitas de nuevo, verás que he puesto en mi blog un enlace hacia el tuyo. Y, por último, una pregunta técnica: ¿cómo puedo subir fácilmente videos de YouTube a mi blog?
Saludos
Diego,
Cuando estés redactando el post cambia de la pestaña "Redactar" a la pestaña "Edición HTML". Ahora copias en el vídeo del youtube la cadena denominada "Embed" y la pegas en tu post. Al cambiar de nuevo a modo "redactar" debes ver el video sin problemas.
Espero que te sirva de ayuda.
Salud
Gracias, Roberto. Probaremos, a ver si resulta. Un saludo
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