El ex-europarlamentario de IU arremetió en su conferencia en el Moneo contra la Europa neoliberal del capital y denunció las recientes Directivas de la UE sobre la retención y el retorno de los inmigrantes y la de las 65 horas laborales.
Diego Jiménez/Murcia.- Con la presentación, una vez más, de Esther Herguedas, concejala de IURM+Los Verdes en el Ayuntamiento de Murcia, se celebró en el Moneo, el pasado 9 de julio, una conferencia del ciclo ‘Los Debates del Moneo’ que corrió a cargo, en esta ocasión, de Pedro Marset Campos, Catedrático de la Facultad de Medicina en la UMU, ex-eurodiputado de IU, responsable en Europa del PCE y miembro del Secretariado del Partido de la Izquierda Europea (PIE). La charla, titulada “Desmantelando la Europa Social. Hoja de ruta del neoliberalismo”, abordó las etapas de la ‘construcción’ europea y los puntos más polémicos de la misma. El público, dadas las fechas vacacionales en que nos encontramos, no llenó en esta ocasión el salón de actos, no obstante lo cual las personas asistentes pudieron conocer, de primera mano, los problemas más acuciantes que afectan en estos momentos al Viejo Continente.
Los tres modelos sociales
Para centrar el contenido de su discurso, Pedro Marset hizo alusión a los tres tipos de modelo social que se han puesto en práctica en Occidente: el modelo para pobres, con impuesto universal; el universal, con impuestos y de derechos humanos (Keynes), y el del canciller Bismarck, a finales del siglo XIX, contributivo, sólo destinado a trabajadores y sus familias.
Antecedentes y justificación
El término ‘modelo social’ empezó a ser usado en el Consejo Europeo de Barcelona, en 2002, y hacía alusión a medidas de empleo, una distribución salarial igualitaria, al derecho a la negociación colectiva y a la extensión universal de los servicios públicos. Y para explicar los antecedentes del mismo, Pedro Marset se remontó a lo que denominó “ola progresista” en Europa, con la eclosión de la Revolución Bolchevique de 1917 y las ideas de Keynes, válidas sobre todo para mitigar los efectos del crack de Wall Street de 1929 y que fueron puestas en práctica por Franklin D. Roosevelt en EE UU. Tras el final de la II Guerra Mundial y la ayuda del Plan Marshall a los países devastados por ese conflicto, se generalizó dicho modelo social en Europa, con una finalidad, sobre todo, de excluir las ‘recetas comunistas’ y la extensión de la revolución bolchevique. Dicho modelo social tuvo como ejes característicos las siguientes actuaciones: la utilización de los sindicatos como mediadores sociales; la generalización de los servicios públicos; la universalización de los Derechos Humanos (Carta de la ONU de 1948); la extensión del pleno empleo, apelando a la necesaria inmigración masiva (llegaron a Europa, en ese periodo, más de 14 millones de inmigrantes españoles, portugueses, turcos, griegos, yugoslavos, italianos…), y, por último, la legitimación y la garantía para el capital de la acumulación masiva de beneficios (plusvalía).
Etapas de la construcción europea y quiebra del modelo social
Pedro Marset desgranó, a lo largo de su intervención, las cuatro etapas de la construcción europea, tras el Tratado de Roma de 1957 que dio origen a la Comunidad Económica Europea, destacando la fecha del año 1973 (crisis del petróleo), como el inicio del desmantelamiento del Estado Social. Así, las cuatro etapas referidas son:
1ª) Estado del Bienestar (1945-1973)
2ª) Tensión modelo Keynes-Estado del Bienestar (1973-1990), y que incluye las predicciones apocalípticas de F. Kukuyama sobre el “fin de la Historia”.
3ª) Hegemonía del modelo neoliberal, tras el Tratado de Maastricht (1991-2001), con la consolidación del papel de la OMC como un auténtico “gobierno mundial” de los intereses del capital.
4ª) Pugna del modelo neoliberal con las propuestas altermundialistas (2001 hasta la actualidad), tras la celebración del Foro Mundial de Portoalegre en 2001.
En realidad, Marset, situó el inicio de la quiebra del modelo social europeo tras la crisis fiscal del Estado después del Mayo del ’68 francés (al que calificó de “última oportunidad para consolidar la revolución en Europa”) y los sucesos de la Primavera de Praga en ese mismo año.
Caracterización del modelo neoliberal
Marset centró el grueso de su intervención en analizar el modelo neoliberal imperante en Europa desde 1991, apelando, para su caracterización, a lo que denominó las “3 ‘D’”, esto es, control del déficit público, deslocalización del capital y desregulación laboral; las “3 ‘F’”, a saber, función del Estado como favorecedora del mercado, hegemonía financiera y debilidad de los partidos políticos. Bajo la denominación las “3 ‘C’”, Pedro aludió, así mismo, a la feroz competencia y competitividad que se ha instalado en Europa, al consumismo desaforado y a la generación de conflictos (agresividad), en un marco de fuerte individualismo.
El modelo neoliberal tiene como antecedente próximo el Acta Única (1986) y, tras el Tratado de Maastricht (1992), se asiste en Europa a políticas que ponen el acento en el férreo control del déficit público; el control también de la inflación; la fijación de las tasas de interés bancario; el control de la Deuda Pública, y una “política monetaria común” dentro del Sistema Monetario Internacional (SME), con la creación de la moneda única (€uro).
Marset calificó a la OMC como un auténtico “gobierno mundial”, fuera del control de los gobiernos y parlamentos nacionales, y aludió a la Cumbre de Tampere (1999), en la que se vislumbró la necesidad de Europa de proveerse de millones de inmigrantes, cosa que choca con la actual política restrictiva de libertades y derechos hacia ese sector de población. La Cumbre de Lisboa (2000) estipuló, además, la necesidad de que, como objetivo próximo para el 2010, Europa supere económicamente a EE UU, pero dando por válido el modelo social importado de aquel país.
Tras la Cumbre de Lisboa, asistimos a la génesis del Tratado Constitucional Europeo (2005), rechazado en referéndum por la ciudadanía francesa y holandesa, y al nacimiento de la Directiva Bolkestein. El Tratado de Lisboa (2008), que viene a sustituir al Tratado Constitucional de 2005 y que recientemente fue cuestionado por la ciudadanía de Irlanda en referéndum, es coetáneo a las conocidas Directivas del retorno y de las 65 horas laborales, objeto de análisis al final de su intervención. Pedro Marset aludió también al recién fabricado concepto de “flexiseguridad”, a saber, una fuerte desregulación del mercado laboral en el contexto de una notable también deslocalización del capital.
Algo se mueve en Europa: movimiento altermundialista y el PIE
En los momentos actuales, estamos asistiendo a la fuerte pugna entre el modelo neoliberal y la contestación altermundialista, tras el Foro de Portoalegre (2001), con la eclosión de los Foros Sociales en Europa. Pedro anunció que la próxima reunión de este espacio de debate social, el Foro Social Europeo, va a tener lugar el próximo mes de septiembre en la localidad sueca de Malmöe. Además, dio a conocer que, desde 2004, se ha registrado en Europa lo que denominó “anomalía comunista”, con el nacimiento del Partido de la Izquierda Europea (PIE), integrado en la actualidad por veintidós partidos comunistas de todo el Viejo Continente. Una buena noticia, en su opinión, junto con el reciente rechazo irlandés al referéndum para ratificar el Tratado de Lisboa. La anunciada revisión de los resultados de ese referéndum es, a juicio de Marset, una demostración clara de la desconfianza de la elite política europea de la voluntad popular expresada en las urnas, máxime si, como es previsible, en septiembre próximo la ciudadanía checa rechaza también dicho Tratado.
Los acontecimientos actuales que se están dando en Europa han llevado al PIE a anunciar su apoyo a la jornada de protesta de la clase obrera europea contra la política comunitaria, organizada por la Confederación Europea de Sindicatos para el próximo día 7 de octubre, bajo el eslogan “Jornada mundial por un trabajo decente”. El PIE está apoyando, además, una Campaña por ‘Otro Tratado Europeo”.
Directiva Bolkestein versus Directiva de las 65 horas
Marset analizó, además, brevemente los efectos sobre la clase obrera de la Directiva Bolkestein, que, bajo el principio del ‘país de origen’, trata de que se apliquen a los trabajadores de un país determinado la legislación laboral del país matriz de una empresa, aunque dichos trabajadores presten sus servicios en un tercer país, lo que da al traste con la legislación y derechos laborales largamente consolidados en Europa desde principios del siglo XX. Peligroso precedente, puesto que las recientes sentencias del Tribunal Superior de Justicia Europeo (TSJE) habidas en Viking (Finlandia), Laval (Suecia), Ruffert (Alemania) y en el Estado de Luxemburgo han dado la razón a las empresas foráneas que operan en dichos países, a la hora de aplicar la legislación de su país de origen, sobre los derechos laborales de los países en que operan.
Los ataques a estos derechos laborales en Europa que supone la Directiva Bolkestein han tenido su complemento más reciente con la conocida Directiva de las 65 horas, que trata de importar a Europa un ‘modelo USA’, y que, por ahora, ha sido bloqueada, desde 2004, por Italia, Francia y España.
Tras la alusión por el conferenciante a la conocida por “Directiva de la Vergüenza”, la que estipula la retención de la población inmigrante europea en centros de internamiento hasta un periodo máximo de dieciocho meses, Directiva que, recordó Pedro, va ligada a una fuerte desregulación laboral en Europa, Marset reivindicó la necesidad de que se empiece a trabajar por consolidar la presencia de las “3 ‘S ’”, ahondando en los principios de una Europa sólida, sostenible y soberana.
Diego Jiménez/Murcia.- Con la presentación, una vez más, de Esther Herguedas, concejala de IURM+Los Verdes en el Ayuntamiento de Murcia, se celebró en el Moneo, el pasado 9 de julio, una conferencia del ciclo ‘Los Debates del Moneo’ que corrió a cargo, en esta ocasión, de Pedro Marset Campos, Catedrático de la Facultad de Medicina en la UMU, ex-eurodiputado de IU, responsable en Europa del PCE y miembro del Secretariado del Partido de la Izquierda Europea (PIE). La charla, titulada “Desmantelando la Europa Social. Hoja de ruta del neoliberalismo”, abordó las etapas de la ‘construcción’ europea y los puntos más polémicos de la misma. El público, dadas las fechas vacacionales en que nos encontramos, no llenó en esta ocasión el salón de actos, no obstante lo cual las personas asistentes pudieron conocer, de primera mano, los problemas más acuciantes que afectan en estos momentos al Viejo Continente.
Los tres modelos sociales
Para centrar el contenido de su discurso, Pedro Marset hizo alusión a los tres tipos de modelo social que se han puesto en práctica en Occidente: el modelo para pobres, con impuesto universal; el universal, con impuestos y de derechos humanos (Keynes), y el del canciller Bismarck, a finales del siglo XIX, contributivo, sólo destinado a trabajadores y sus familias.
Antecedentes y justificación
El término ‘modelo social’ empezó a ser usado en el Consejo Europeo de Barcelona, en 2002, y hacía alusión a medidas de empleo, una distribución salarial igualitaria, al derecho a la negociación colectiva y a la extensión universal de los servicios públicos. Y para explicar los antecedentes del mismo, Pedro Marset se remontó a lo que denominó “ola progresista” en Europa, con la eclosión de la Revolución Bolchevique de 1917 y las ideas de Keynes, válidas sobre todo para mitigar los efectos del crack de Wall Street de 1929 y que fueron puestas en práctica por Franklin D. Roosevelt en EE UU. Tras el final de la II Guerra Mundial y la ayuda del Plan Marshall a los países devastados por ese conflicto, se generalizó dicho modelo social en Europa, con una finalidad, sobre todo, de excluir las ‘recetas comunistas’ y la extensión de la revolución bolchevique. Dicho modelo social tuvo como ejes característicos las siguientes actuaciones: la utilización de los sindicatos como mediadores sociales; la generalización de los servicios públicos; la universalización de los Derechos Humanos (Carta de la ONU de 1948); la extensión del pleno empleo, apelando a la necesaria inmigración masiva (llegaron a Europa, en ese periodo, más de 14 millones de inmigrantes españoles, portugueses, turcos, griegos, yugoslavos, italianos…), y, por último, la legitimación y la garantía para el capital de la acumulación masiva de beneficios (plusvalía).
Etapas de la construcción europea y quiebra del modelo social
Pedro Marset desgranó, a lo largo de su intervención, las cuatro etapas de la construcción europea, tras el Tratado de Roma de 1957 que dio origen a la Comunidad Económica Europea, destacando la fecha del año 1973 (crisis del petróleo), como el inicio del desmantelamiento del Estado Social. Así, las cuatro etapas referidas son:
1ª) Estado del Bienestar (1945-1973)
2ª) Tensión modelo Keynes-Estado del Bienestar (1973-1990), y que incluye las predicciones apocalípticas de F. Kukuyama sobre el “fin de la Historia”.
3ª) Hegemonía del modelo neoliberal, tras el Tratado de Maastricht (1991-2001), con la consolidación del papel de la OMC como un auténtico “gobierno mundial” de los intereses del capital.
4ª) Pugna del modelo neoliberal con las propuestas altermundialistas (2001 hasta la actualidad), tras la celebración del Foro Mundial de Portoalegre en 2001.
En realidad, Marset, situó el inicio de la quiebra del modelo social europeo tras la crisis fiscal del Estado después del Mayo del ’68 francés (al que calificó de “última oportunidad para consolidar la revolución en Europa”) y los sucesos de la Primavera de Praga en ese mismo año.
Caracterización del modelo neoliberal
Marset centró el grueso de su intervención en analizar el modelo neoliberal imperante en Europa desde 1991, apelando, para su caracterización, a lo que denominó las “3 ‘D’”, esto es, control del déficit público, deslocalización del capital y desregulación laboral; las “3 ‘F’”, a saber, función del Estado como favorecedora del mercado, hegemonía financiera y debilidad de los partidos políticos. Bajo la denominación las “3 ‘C’”, Pedro aludió, así mismo, a la feroz competencia y competitividad que se ha instalado en Europa, al consumismo desaforado y a la generación de conflictos (agresividad), en un marco de fuerte individualismo.
El modelo neoliberal tiene como antecedente próximo el Acta Única (1986) y, tras el Tratado de Maastricht (1992), se asiste en Europa a políticas que ponen el acento en el férreo control del déficit público; el control también de la inflación; la fijación de las tasas de interés bancario; el control de la Deuda Pública, y una “política monetaria común” dentro del Sistema Monetario Internacional (SME), con la creación de la moneda única (€uro).
Marset calificó a la OMC como un auténtico “gobierno mundial”, fuera del control de los gobiernos y parlamentos nacionales, y aludió a la Cumbre de Tampere (1999), en la que se vislumbró la necesidad de Europa de proveerse de millones de inmigrantes, cosa que choca con la actual política restrictiva de libertades y derechos hacia ese sector de población. La Cumbre de Lisboa (2000) estipuló, además, la necesidad de que, como objetivo próximo para el 2010, Europa supere económicamente a EE UU, pero dando por válido el modelo social importado de aquel país.
Tras la Cumbre de Lisboa, asistimos a la génesis del Tratado Constitucional Europeo (2005), rechazado en referéndum por la ciudadanía francesa y holandesa, y al nacimiento de la Directiva Bolkestein. El Tratado de Lisboa (2008), que viene a sustituir al Tratado Constitucional de 2005 y que recientemente fue cuestionado por la ciudadanía de Irlanda en referéndum, es coetáneo a las conocidas Directivas del retorno y de las 65 horas laborales, objeto de análisis al final de su intervención. Pedro Marset aludió también al recién fabricado concepto de “flexiseguridad”, a saber, una fuerte desregulación del mercado laboral en el contexto de una notable también deslocalización del capital.
Algo se mueve en Europa: movimiento altermundialista y el PIE
En los momentos actuales, estamos asistiendo a la fuerte pugna entre el modelo neoliberal y la contestación altermundialista, tras el Foro de Portoalegre (2001), con la eclosión de los Foros Sociales en Europa. Pedro anunció que la próxima reunión de este espacio de debate social, el Foro Social Europeo, va a tener lugar el próximo mes de septiembre en la localidad sueca de Malmöe. Además, dio a conocer que, desde 2004, se ha registrado en Europa lo que denominó “anomalía comunista”, con el nacimiento del Partido de la Izquierda Europea (PIE), integrado en la actualidad por veintidós partidos comunistas de todo el Viejo Continente. Una buena noticia, en su opinión, junto con el reciente rechazo irlandés al referéndum para ratificar el Tratado de Lisboa. La anunciada revisión de los resultados de ese referéndum es, a juicio de Marset, una demostración clara de la desconfianza de la elite política europea de la voluntad popular expresada en las urnas, máxime si, como es previsible, en septiembre próximo la ciudadanía checa rechaza también dicho Tratado.
Los acontecimientos actuales que se están dando en Europa han llevado al PIE a anunciar su apoyo a la jornada de protesta de la clase obrera europea contra la política comunitaria, organizada por la Confederación Europea de Sindicatos para el próximo día 7 de octubre, bajo el eslogan “Jornada mundial por un trabajo decente”. El PIE está apoyando, además, una Campaña por ‘Otro Tratado Europeo”.
Directiva Bolkestein versus Directiva de las 65 horas
Marset analizó, además, brevemente los efectos sobre la clase obrera de la Directiva Bolkestein, que, bajo el principio del ‘país de origen’, trata de que se apliquen a los trabajadores de un país determinado la legislación laboral del país matriz de una empresa, aunque dichos trabajadores presten sus servicios en un tercer país, lo que da al traste con la legislación y derechos laborales largamente consolidados en Europa desde principios del siglo XX. Peligroso precedente, puesto que las recientes sentencias del Tribunal Superior de Justicia Europeo (TSJE) habidas en Viking (Finlandia), Laval (Suecia), Ruffert (Alemania) y en el Estado de Luxemburgo han dado la razón a las empresas foráneas que operan en dichos países, a la hora de aplicar la legislación de su país de origen, sobre los derechos laborales de los países en que operan.
Los ataques a estos derechos laborales en Europa que supone la Directiva Bolkestein han tenido su complemento más reciente con la conocida Directiva de las 65 horas, que trata de importar a Europa un ‘modelo USA’, y que, por ahora, ha sido bloqueada, desde 2004, por Italia, Francia y España.
Tras la alusión por el conferenciante a la conocida por “Directiva de la Vergüenza”, la que estipula la retención de la población inmigrante europea en centros de internamiento hasta un periodo máximo de dieciocho meses, Directiva que, recordó Pedro, va ligada a una fuerte desregulación laboral en Europa, Marset reivindicó la necesidad de que se empiece a trabajar por consolidar la presencia de las “3 ‘S ’”, ahondando en los principios de una Europa sólida, sostenible y soberana.
1 comentario:
Estamos copiando lo peor de Schiller, incluso de George W. Bush, monopolizando para ser todos uno. Esto es imposible. Y los pequeños reductos van a acabar saltando en mil pedazos. De las 65 horas, mejor no digo nada que me enciendo, y con este calor, no es plan. Estamos creando la generación de los apáticos.
http://www.youtube.com/watch?v=32ERAb8bEGI
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