jueves, 8 de mayo de 2008

A DIOS ROGANDO, PERO...

Durante unos meses, han estado turbias las aguas benditas de la Iglesia murciana. Ha sido necesaria la intermediación del propio Vaticano para resolver el conflicto abierto entre el Obispado de Cartagena-Murcia y la fundación privada ‘San Antonio' que gestiona la Universidad Católica (UCAM). El galimatías es conocido : una fundación pone en marcha una Universidad Católica, teóricamente dependiente de la Iglesia , pero, con el apoyo de la Consejería de Educación, modificó estatutos para que la jerarquía eclesiástica no fiscalizara en exceso su actividad. El gerente de la citada Fundación ‘San Antonio', José Luís Mendoza , hombre bien relacionado con las altas esferas del Vaticano y con el opusdeista y ex ministro cartagenero Federico Trillo –de quien logró, en su etapa de ministro de Defensa, los terrenos de un antiguo cuartel militar en Los Dolores de Cartagena donde instalar una Facultad de Medicina-, ha venido aprovechando sus buenas influencias para lograr más terrenos públicos, una vez que logró consolidar la Universidad situada en Los Jerónimos. Un seglar, pues, al frente de una Universidad que se denomina ‘Católica'. Cuando la Iglesia -teórica impulsora del espíritu fundacional y fines de una Universidad que pensaba iba a ser ‘su Universidad', pero de la que está lejos de ejercer su titularidad- advirtió la maniobra y quiso acceder al control de la UCAM , estalló la polémica. Polémica que, durante unos meses ha auspiciado posturas enfrentadas en el seno de Iglesia murciana, cuya jerarquía logró, eso sí, concitar la adhesión de no pocos sacerdotes, de uno y otro signo.

Y en todo este tiempo, la Consejería de Educación, responsable sin duda de haber contribuido a engordar la cuenta de resultados de la fundación San Antonio, al permitirle la apertura de un recinto universitario cuya viabilidad y necesidad están por ver, sin rechistar. Y el Ayuntamiento de Murcia, generoso donante de los terrenos en que su ubica la actual Universidad en los Jerónimos, mirando también hacia otro lado. Nada es casual. Es conocida la querencia del PP por lo privado y por la libertad de empresa. Con estos antecedentes, poco nos ha de extrañar ese apego a una Universidad que, hoy por hoy, y en detrimento de otras carencias de la Universidad pública, está recibiendo (¿quién lo duda?) generosas subvenciones. Y, por supuesto, poco nos extraña, por tanto, el actual entusiasmo del PP con la nueva Facultad de Medicina prevista para su ubicación en los terrenos de Los Dolores de Cartagena.

Los estudiantes de Medicina y su decano ya hace tiempo que advirtieron estos devaneos. La supuesta falta de médicos en esta Región no puede esgrimirse como pretexto para alentar aventuras académicas de dudosa rentabilidad económica y social. La falta de titulados en Medicina es un asunto a abordar, pero desde dentro de la Universidad Pública , la única llamada socialmente a recibir fondos públicos para cumplir con su cometido. Si hay que revisar la actual política del control estricto de acceso, con una nota de corte que se nos antoja excesiva, revísese. Si hay que ampliar instalaciones o el número de centros hospitalarios en que los estudiantes ejercen las prácticas, hágase. Pero, por favor, que nadie nos venda la ‘moto'. Una persona que, como Mendoza, se atreve a cuestionar públicamente, casi a insultar, al decano de una institución pública no merece erigirse en salvador de nada ni de nadie. Con sus descabellados ataques, está tratando de camuflar la dudosa legitimidad que le asiste para la percepción de fondos públicos con que enmascarar supuestos actividades nada relacionadas con la práctica docente. O lo que es lo mismo : a Dios rogando pero el bolsillo engordando.

http://www.azogue.net/Opinion2008/Diego%20Jimenez/UCAM.php

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