https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2021/11/23/posible-region-59834745.html
Dados a
conocer por LA OPINIÓN, acaban de publicarse hace unos días los datos de la
encuesta de mediados de este mes del Centro de Estudios Murcianos de Opinión
Pública (CEMOP). Y aunque el titular de la noticia daba a entender que la
crisis del Mar Menor le había pasado cierta factura al partido que lleva
eternizándose en el poder regional durante 26 años, la realidad es que, si se
convocaran hoy elecciones autonómicas, el PP, con 20 escaños, quedaría a tres
de la mayoría absoluta. Y comoquiera que Vox supera los 4 escaños de las
elecciones de 2019, sus 6 actas posibles, junto a las 20 del PP, garantizarían
un Gobierno de derecha y extrema derecha en la Región, pues la suma de PSOE (14),
Unidas Podemos (3) y eventualmente, cosa poco probable, los 2 diputados
posibles de Cs no constituye una amenaza a las políticas de derecha incrustadas
demasiados años en la Región.
¿DESGASTE DEL PP? A la
vista de los datos expuestos, parece que no. Cuando algunas encuestas en el
ámbito estatal parecen garantizar, pese a los obstáculos en el camino
(injerencia de la judicatura en el Ejecutivo, huelga de la patronal del
transporte secundada por los agricultores y posiblemente por la pesca de
arrastre, pulso de las eléctricas…) la pervivencia de un Gobierno progresista,
Murcia es la excepción y parece consolidarse como la nueva reserva espiritual y
conservadora de la nación. Ante esa evidencia, frecuentemente se oye decir que quizá
tengamos lo que nos merecemos. ¿Es esto así? Veamos.
Desde
luego, causa extrañeza constatar que la multitud de proyectos megalómanos que
han venido anunciándose, y que han venido seguidos de sonados fracasos o de
gravosas inversiones para las arcas regionales (Contempolis, Cabo Cope, la
Paramount, Aeropuerto de Corvera, Desaladora de Escombreras…), no hayan pasado
factura electoral al PP. Por poner un ejemplo, el coste de explotación anual de
la planta del Valle de Escombreras supone un desembolso de 21 millones de euros,
habiéndose pagado más de 240 millones desde 2009. Ello no reviste para su
mentor, Ramón Luis Valcárcel
(exculpado por el juzgado de instrucción número 1 de Murcia), mayor
importancia, pues los 600 millones de euros a amortizar en 25 años le parecen
una suma 'insignificante'.
Si
hacemos alusión a la grave problemática del Mar Menor, ex extraño que los
400.000 habitantes de la zona del Campo de Cartagena y de esas comarcas
ribereñas y, por extensión, del resto de la Región no penalicen electoralmente
a quienes son responsables directos del ecocidio de la albufera, además de que muchos
votantes de los municipios de Torre Pacheco, Los Alcázares, San Javier, San
Pedro… apoyaron claramente la opción
ultraderechista de VOX.
Con datos
del CES referidos a 2020 conocemos que la Región de Murcia se encuentra por
debajo de la media nacional en prácticamente todos los indicadores de los
servicios sociales. En esperanza de vida, es la quinta más baja de España; la
pensión de jubilación media es también la tercera más baja; la Sanidad regional
renquea en todos sus parámetros, y concretamente, en lo que respecta a los
consultorios y centros de salud, habría que pasar de los 85 actuales a 500,
según el CES.
En
Educación, en una Región donde un 85% de los ciudadanos se declara católico,
con una fuerte presencia de los grupos más conservadores de la Iglesia, como el
Opus Dei y los kikos (los seguidores
del Camino Neocatecumenal), la enseñanza religiosa acapara una parte
considerable del gasto educativo. Bajo el señuelo de la libertad de elegir de
las familias, se han trasvasado fondos a la Educación privada, con un deterioro
evidente de la educación pública, que cuenta con plantillas mermadas y una
disminución de presupuesto que no da ni para la calefacción. Sumemos a ello
que, según la Encuesta de Población Activa (EPA) de enero de este año, la tasa
de abandono escolar temprano es del 18,7%, sólo superada por Baleares,
Andalucía, Melilla y Ceuta, mientras que desde la Administración se
subvencionan y alientan las casas del juego y apuestas que están envenenando a
nuestra juventud.
Según la Encuesta sobre Condiciones de Vida de
2020, referida a 2019, el ingreso medio por persona en la Región es el segundo
más bajo, tras Extremadura; el riesgo de pobreza atenaza al 25% de la
población, mientras que el 45,3% no puede permitirse ni siquiera una semana de
vacaciones al año, y el 11,2% tiene serias dificultades para llegar a final de
mes.
¿CÓMO HEMOS LLEGADO A ESTA SITUACIÓN? Las
causas del amplio apoyo electoral al PP y a VOX pueden rastrearse con un
elemental análisis sociológico.
En Murcia vivimos, aún hoy, una prolongación
del sistema caciquil del siglo XIX, que documentara magistralmente la
catedrática, tristemente fallecida, María
Teresa Pérez Picazo. Caciquismo tradicional que ha venido siendo reforzado
por el ciclo político del PP, que ha logrado entrelazar una tupida red
clientelar que tiene presencia en todo el tejido asociativo: AMPAS, cofradías
pasionales, peñas huertanas, sardineros… Sumemos a ello que los ‘comisionistas’
medran a sus anchas en todas las esferas de la Administración y en toda la
actividad productiva, lo que ha llevado a que existan auditorios sin terminar,
desaladoras que no desalan, aeropuertos sin aviones y una deuda regional a
niveles astronómicos. Todo ello en un contexto de un alto índice de
temporalidad y de una economía sumergida que supone el 25% del PIB regional.
La larga hegemonía
del PP ha consolidado una sociedad anestesiada, propiciada por un sistema que
no potencia una educación crítica y de calidad. Está claro que no interesa que
la sociedad murciana despierte. La anestesia ha sido inducida y nada va a
cambiar mientras tengamos incrustada en el cuerpo social esta derecha
cavernícola, rancia y caduca.
EMPERO, OTRA MURCIA ES POSIBLE. Pese al
negro panorama descrito, en la Región hay ‘brotes verdes’. Otra Murcia, desde
luego, es (y ha sido) posible.
Tenemos
que enorgullecernos y rendir tributo a esas mujeres murcianas que, ausentes sus
maridos, primero en el frente de guerra y luego en la dura posguerra y/o en la
emigración, sacaron adelante, con esfuerzo impagable, a quienes hoy vivimos
bien gracias a su sacrificio. Tenemos que enorgullecernos también de que, en el
ámbito de la Cultura, destaquen escritores, cineastas, pintores (omito dar
nombres para no olvidar a ninguno) que realzan el nombre de nuestra tierra
allende de nuestras fronteras regionales, sin olvidar el esfuerzo de quienes
suplen con su entusiasmo la notable carencia de actividades culturales de base,
entendida la Cultura por los dirigentes como una actividad elitista y
secundaria.
Tenemos
que enorgullecernos de que, pese a tantas inercias conservadoras, se manifieste
un todavía minoritario pero ruidoso movimiento reivindicativo social, del que
son una muestra las Mareas Blanca (Sanidad) y Verde (Educación), las Marchas
por la Dignidad, el potente movimiento feminista, los Yayoflautas, las
Plataformas ciudadanas (En Defensa de las Pensiones, Pro Soterramiento, En
defensa del ferrocarril, SOS Menor, Salvemos el Arabí…), las asociaciones de
Memoria Histórica…
Este
empuje del movimiento cultural, asociativo y reivindicativo demuestra que la
Región ‘está viva’. La siempre dura y compleja ‘batalla’ por la hegemonía en el
campo de las ideas (progresistas) está servida, sólo es cuestión de tiempo que
cristalice.
Ojalá que
la posible eclosión, también en la Región, de ese Frente Amplio de izquierdas
que se viene anunciando, permita que a medio plazo asistamos a un ilusionante
cambio en esta tierra duramente lastrada y castigada por el conservadurismo de
viejo cuño.