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https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2020/11/04/juan-cierva-nombre-aeropuerto/1159641.html
Es conocida la destacada intervención del ingeniero murciano en el alquiler, con dinero del banquero Juan March y junto al periodista Bolín, del avión Havilland Dragon Rapide, que trasladó a Franco desde Canarias a Tetuán para ponerse al frente de las tropas africanistas. Pero hay más...
¿Se
imaginan que, hoy, el aeropuerto internacional de Frankfurt llevara el nombre
de Hans-Ulrich Rudel, piloto de caza
nazi famoso por sus múltiples ‘hazañas’ y que, tras la guerra, fundó una
organización de ayuda para los refugiados nazis que permitió a los fugitivos
escapar a América Latina? Destacado traficante de armas, Rudel fue asesor de Juan
Domingo Perón, en Argentina, y de los dictadores Augusto Pinochet, en Chile, y Alfredo
Stroessner, en Paraguay. Pues bien, lo que no es posible en Alemania, país
que aún trata de desembarazarse del trauma del nazismo y donde está prohibida
legalmente la apología de ese criminal régimen, sigue siendo posible en España.
Hace unos
días supimos por LA OPINIÓN que el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, daba el visto bueno, algo que ya había adelantado
el pasado 12 de abril, a que el aeropuerto de Corvera tenga el nombre del
ingeniero murciano Juan de la Cierva,
conspirador contra la República y facilitador del golpe de Estado de 18 de
julio de 1936. A pesar de la oposición de entidades memorialistas de la Región
y de algunos partidos políticos, si no se remedia, puede darse la desagradable
situación de que el nombre de ese personaje salude a los escasos turistas que
toman tierra en el aeródromo murciano. En contraposición, el mismo ministro
anunció, en el acto de homenaje a Miguel
Hernández celebrado hace unos días en Valencia, que el aeropuerto de
Elche-El Altet llevará en adelante el nombre de tan insigne poeta. Doble vara
de medir del ministro, pues podría haberse buscado una denominación no tan
cargada de polémica; personajes relevantes, de ambos sexos, los hay en la
Región.
Argüir que los méritos
del ingeniero se basan en el hecho de haber sido el inventor del autogiro,
obviando, como ahora veremos, su destacada contribución al golpe de Estado
contra la Segunda República, supone una indignidad y falta de respeto a las
víctimas del criminal régimen franquista. Vayamos por partes.
El diplomático e
historiador Ángel Viñas, quizá uno
de los que más ha buceado en la trayectoria del ingeniero murciano, en artículos
recientes y en su libro Quién quiso la
Guerra Civil destaca que la trama monárquica fue una parte importante del
golpe de Estado contra la II República. En esa trama, Juan de la Cierva aparece como un personaje destacado.
Afirma con rotundidad
que Juan de la Cierva, de familia de
rancia raigambre monárquica, asentado en Londres, formaba parte activa del
mundillo más o menos cerrado de los clubes londinenses en los que, desde muy
pronto, empezó a conspirarse contra la República. Uno de los tertulianos, Charles Petrie, historiador y
ultracatólico, se pavoneaba de su flirteo con el fascismo. Otros tertulianos,
como Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó,
XVII duque de Alba de Tormes,
posterior embajador de España con Franco,
se dejaban caer por esas citas. Luis
Bolín, corresponsal del diario monárquico ABC en Londres y amigo personal
de Juan Ignacio Luca de Tena,
agregado de prensa de la embajada de España en Londres, constituyó en esa
ciudad, junto al duque de Alba y Juan de la Cierva, la asociación Amigos de España, que desarrolló una
activa labor antirrepublicana, con el apoyo del conservadurismo británico.
Es conocida la
destacada intervención del ingeniero murciano en el alquiler, con dinero del
banquero Juan March y junto al
periodista Bolín, del avión Havilland Dragon Rapide, que trasladó a
Franco desde Canarias a Tetuán para ponerse el frente de las tropas
africanistas. Pero hay más. Viñas recuerda que, en los inicios de
la sublevación, cuando dos columnas avanzaban hacia Madrid (Mola desde el Norte hasta la Sierra de
Guadarrama, y Franco desde el Sur),
los sublevados disponían de abundante material, pero necesitaban 12 aviones de
transporte, 12 de reconocimiento, 10 cazas, 1.000 bombas de 100 kg, 2.000 de 50
kg, ametralladoras, etc. Era fundamental el apoyo de Italia y Alemania.
Bolín fue informado de que, con fecha 21 de julio, el exmonarca Alfonso XIII había escrito a Mussolini para informarle de que, a
instancias del propio Franco, Juan de la Cierva y el él mismo,
acompañados del marqués de Viana, se
trasladarían a Roma para adquirir elementos modernos de aviación, para lo que
contactaron con Ciano, yerno del
dictador italiano y ministro de Exteriores de Italia entre 1936 y 1939. Así,
pese a las estipulaciones del Comité de No Intervención, De la Cierva pudo adquirir en el plazo de tres semanas unos diez
aviones civiles, con dinero del banquero Juan
March y del propio Alfonso XIII.
(Ángel Viñas, La soledad de la República).
En agosto de 1936, De la Cierva adquirió también aviones
en el mercado libre británico con destino al general Mola, con la aquiescencia de las autoridades de aquel país,
conocedoras de que esas aeronaves irían destinadas a los rebeldes españoles,
pues, debido a los numerosos intereses británicos en la península, aquéllas se
habían venido mostrando hostiles hacia la República. (Paul Preston, Un pueblo
traicionado).
Item más, Viñas tiene
documentado incluso, fruto de los contactos del inventor murciano con la
Alemania nazi, un viaje a Berlín en septiembre de 1936 para, por encargo del
general Mola, comprar armas y
cartuchos para los sublevados, para lo que contactó con Wilhelm Franz Canaris, el que luego sería jefe del espionaje
alemán.
Con estos precedentes, cuando desde el Gobierno
se está tramitando un proyecto de ley sobre Memoria Histórica que supera en
ciertos aspectos la tibieza de la anterior Ley 52/2007, resulta paradójico que
un ministro de ese Gobierno haga valer la votación de febrero de 2019 de la Comisión de
Fomento del Congreso de los Diputados, que ratificaba la denominación Juan de la Cierva para el aeropuerto murciano con los votos
de PP, Ciudadanos y Foro de Asturias, el rechazo de Podemos y Compromís y la
sorprendente abstención del PSOE (que había votado en contra en la Asamblea
Regional de Murcia).
En todo este proceso, la Federación
de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia (FAMH-RM) no ha
cesado de dirigirse a varias instancias gubernamentales, entre
ellas a la Dirección General de Memoria Democrática, alegando las razones
históricas, ideológicas y morales que hacen incompatible tal denominación con
la legislación vigente en materia de Memoria Democrática, reivindicación en la
que, recientemente, ha contado con el apoyo del Encuentro Estatal de
Asociaciones de Memoria Histórica y de Víctimas de la Guerra Civil.
En un reciente comunicado, FAMH-RM sostiene que
“poca o ninguna
credibilidad para con el compromiso de la Memoria Democrática puede tener un
Gobierno que, jactándose de progresista y defensor de las víctimas del
franquismo, permita la ignominia de llevar a cabo ese cambio de
denominación en el aeropuerto de la Región de Murcia, por lo que, por la
dignidad de las víctimas de la represión franquista, espera que el Gobierno
rectifique”.
Hace unos días el titular de la Dirección
General de Memoria Democrática del Gobierno, Diego Blázquez Martín, se dirigió a FAMH-RM reafirmando la voluntad
de la Secretaría de Estado de Memoria Democrática de “trabajar por la retirada de
cualquier símbolo de exaltación, personal o colectiva, de la Guerra Civil o de
la dictadura”.
Sería deseable que el Gobierno rectifique.
Diego Jiménez García @didacMur