miércoles, 27 de noviembre de 2019

CONTAMINACIÓN: NI LA HUERTA NOS SALVA

Hoy, en Murcia ciudad se masca la contaminación, con tal virulencia que ni la vecina huerta nos salva.
Foto: La Verdad
 He salido un rato a la calle, en mi barrio de Santa María de Gracia (vivo junto a Ronda Norte), y me han inundado, no sólo la pitutaria sino las mismas papilas gustativas, los efluvios procedentes del asfixiante tráfico rodado: dióxido de azufre (SO2) y óxido de nitrógeno (NO) se alían para hacernos la atmósfera irrespirable.

Dicen que tenemos memoria olfativa, algo que compruebo al asociar esos olores a los que podemos percibir, desde dentro de nuestro vehículo, cuando asomamos por la autovía de Cartagena a la altura del Cabezo Beaza y nos 'saludan', cuando sopla el viento del 'jaloque' (en Cartagena, brisa del sureste),  los gases del Valle de Escombreras. Mi pobre madre, que vivía en Vista Alegre, la barriada en la que crecí, cuando esa contaminación de Escombreras se cebaba sobre la barriada me decía que alguna vecina se habría dejado abierta la bombona del butano.

En esta nuestra ciudad de Murcia, la consigna de 'todos al centro en coche', que parece presidir la inactuación de quienes deberían velar por nuestra salud, es la responsable de que estemos como estamos. Las advertencias de las organizaciones ecologistas, que echan en falta actuaciones más contundentes contra la contaminación ambiental procedente del tráfico rodado, de la quema de rastrojos y demás, caen en saco roto.

Pero las autoridades se curan en salud, satisfechas de que la ciudad se adorne con la etiqueta verde y de que haya sido elegida capital gastronómica. Vivmos de la apariencia mientras morimos un poco más cada día casi, sin advertirlo.

sábado, 23 de noviembre de 2019

¿MURCIANOS DE DINAMITA O DE BANDERITA?

 

 https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/11/23/murcianos-dinamita-o-banderita/1070454.html

En la Región de Murcia sigue habiendo cierta nostalgia por la 'época del ladrillo', cuando se registraba una huida de las aulas de jóvenes en busca de trabajo más o menos bien remunerado en la construcción, y con unos sectores auxiliares en los que se ganaba un buen dinerito

22.11.2019 | 20:52
 
 
En su película Mientras dure la guerra, Amenábar describe magistralmente el bajísimo nivel intelectual y político del militar Millán-Astray, que, interpelado por Unamuno desde el atril del claustro de la Universidad de Salamanca, sólo supo, por toda respuesta, gritar un «¡Viva España!» rápidamente secundado por un auditorio tan entusiasta como igualmente iletrado. Tengo para mí, y es algo igualmente avalado por la opinión de personas expertas, que en el crecimiento espectacular de la extrema derecha en Europa y en el último proceso electoral en España hay un componente emocional, visceral, que se impone a lo racional, algo que la escena de la película antedicha nos muestra en toda su crudeza.

Empero, cabe achacar el crecimiento de la ultraderecha a otros muchos factores, como nos aclara con su lucidez habitual, en artículo reciente, el profesor Vicenç Navarro. En primer lugar, a partir de la crisis catalana, se ha producido un crecimiento espectacular de los nacionalismos españolista y catalán (encubridores de una estructura clasista y conservadora) que la sentencia del procés no ha hecho sino agravar, polarizando las posturas extremas.

En segundo lugar, está claro que la crisis económica que ha afectado a amplios sectores populares ha producido un notable empobrecimiento de las clases medias y asalariadas, generando un sentimiento 'anti clase política' (es conocida la expresión popular 'todos los políticos son iguales'), caldo de cultivo para que Vox, formación política heredera del franquismo residual, no extirpado de la sociedad, recogiera ese descontento.

Aunque en este partido ultraderechista hay rasgos que lo acercan a la ultraderecha europea (como esa apelación al patriotismo identitario y su crítica a la globalización como causante de todos los males), su patriotismo de bandera y su extremismo no ocultan su indisimulado apoyo a los sectores financieros y económicos y su interés, como ya hicieran el nazismo y el fascismo, en frenar y aniquilar a la izquierda. En efecto, Vox se ha decantado claramente por la privatización de los servicios públicos y por la desregulación de las normas que interfieren en el libre mercado; es partidario de limitar al máximo las transferencias públicas al sistema de pensiones; habla de la recentralización estatal de las competencias en Sanidad, Educación y Justicia; no esconde su interés por liquidar el Estado autonómico; habla de ilegalizar partidos, etc.

Y, sin embargo, ha recibido un amplio respaldo de sectores obreros golpeados por la crisis. Como en Murcia. Durante veinticinco años, el apoyo a la derecha en esta Región ha sido la norma. Para explicar esa hegemonía, pese a los indicadores negativos que sitúan a nuestra Comunidad autónoma, con Andalucía y Extremadura, entre las más atrasadas de España, centrémonos en algunas evidencias.
Sigue habiendo cierta nostalgia por la 'época del ladrillo', cuando se registraba una huida de las aulas de jóvenes en busca de trabajo más o menos bien remunerado en la construcción, y con unos sectores auxiliares en los que se ganaba un buen dinerito. Como anécdota, puedo referir que, en mi instituto de Blanca, un alumno de la ESO me dijo un día: «Maestro, dice mi padre que cuánto ganas». Yo, naturalmente, no le facilité ese dato. A lo que me contestó: «Es igual. Mi padre [era fontanero] dice que, por lo que tú ganas, él no se levantaría de la cama para ir a trabajar».

Hay en Murcia también una secular sumisión y adhesión de la población a los cacicatos de diversa índole que hunden sus raíces en el siglo XIX y que tan magistralmente documentara la fallecida catedrática María Teresa Pérez Picazo. Junto a ello, el PP ha sido capaz de tejer una amplia red clientelar en la Región, al tiempo que ha copado los principales entes asociativos: cofradías pasionales de Semana Santa, Federación de Peñas Huertanas, AMPAS, Agrupaciones Sardineras, etc.
No olvidemos tampoco el bajo nivel cultural de parte de la población. Según la EPA de 2016, en la Región de Murcia encabezamos el ranking de analfabetismo, tras Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha. Y aunque, paradójicamente, los murcianos figuramos entre los que más libros compramos en el país, ocupamos el sexto lugar, por la cola, de entre los que menos leemos: el 41,2% de la población de 14 años o más declara no hacerlo nunca, según el Barómetro de la Federación de Gremios de Editores de España.

El auge de Vox en esta Región hay que entenderlo, pues, en ese contexto. En Murcia, además, ha calado muy fuerte el individualismo que culpa a 'los otros' de todos nuestros males: el discurso del odio hacia el diferente y hacia las víctimas del sistema (inmigrantes, los 'menas'); la catalonofobia (fue un alivio comprobar, sin embargo, cómo en Cartagena, pese a la victoria electoral de Vox, se impuso el sentido común en la reciente visita al Cartagonova del FC Barcelona), que inundó de banderas españolas nuestras calles y balcones.

En su poema Vientos del pueblo, Miguel Hernández calificó como 'murcianos de dinamita' a quienes habitamos esta tierra. Yo más bien identificaría a una parte significativa de la población como 'murcianos de banderitas', vista la citada profusión de éstas como antídoto de todos los males que nos aquejan.

En definitiva, la prueba de que el mayor auge de la extrema derecha ha tenido que ver con la inmigración la dan los porcentajes de votos de Vox en aquellos municipios de nuestra Región que acogen mano de obra foránea (y, además, pobre, porque la llamada 'aporofobia'. odio al pobre, es uno de los rasgos que exhibe la ultraderecha). Relaciono aquí, de mayor a menor, los porcentajes de voto a Vox que se acercan o superan el 30% en algunos de nuestros municipios: Torre Pacheco (38,02%); San Pedro del Pinatar (33,9%); San Javier (31,77%); Mazarrón (31,64%); Cartagena (31,10%); Totana (30,6%), y Alcantarilla (29,45%).

Frente a este panorama, sólo cabe ejercer una labor pedagógica, desde las aulas, educando a nuestros adolescentes en valores como el respeto, la tolerancia, la empatía hacia el diferente, la solidaridad, etc. Y, desde el ámbito de la política, es preciso consolidar un amplio espacio de unidad, desde la izquierda, que, conjuntamente con el tejido asociativo, dé respuesta al auge de la ultraderecha para que, a corto plazo, como ha ocurrido con Amanecer Dorado, en Grecia, aquélla pase a ser un mal recuerdo histórico.
 


miércoles, 20 de noviembre de 2019

EN EL 44 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL DICTADOR FRANCO





Imagen del exilio republicano

El revisionismo histórico y las fuerzas de derecha, muy crecidos en el país en los últimos tiempos, tratan de relativizar lo que supuso la dictadura de uno de los mayores genocidas de la Historia contemporánea. 


Cuando, desde esas fuerzas derechistas y revisionistas, se apela a la necesidad de cerrar heridas, hemos de recordar el balance de los casi cuarenta años de la dictadura de Franco, no por conocido, menos digno de mención:  más de 120.000 personas que yacen aún en cunetas y fosas comunes, en un país que, tras Camboya, es el segundo del mundo en desapariciones forzadas; más de 50.000 personas fusiladas, en  juicios sumarísimos sin garantías procesales; medio millón de personas exiliadas fuera de nuestras fronteras y miles de ellas asesinadas, en virtud de la propia actuación de las autoridades franquistas ante el mismo Hitler, en los campos de exterminio nazis; expropiaciones forzosas de bienes de republicanos; actos denigrantes sobre la mujer, con rapado del pelo, la ingesta de aceite de ricino y el escarnio público ante sus vecinas y vecinos, por el mero hecho de ser esposas de republicanos; depuración de miles de personas funcionarias y maestras y maestros, cuyo único delito fue ser también republicanos; existencia, probada, de bebés robados durante ese aciago régimen, hasta fechas recientes; pervivencia, aún, de torturadores como Billy el Niño y responsables de crímenes durante el posfranquismo reciente (Martín Villa), que pasean impunemente por nuestras calles y plazas…


No, no podemos olvidar. Cada aniversario de la muerte del dictador ha de constituir un motivo para reivindicar la total desaparición de los vestigios de la dictadura, según se contempla en el artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica de diciembre de 2007. Y cada día hemos de seguir luchando por que, de una vez por todas, el Estado se digne homenajear a las personas republicanas que lucharon por la libertad, exigiendo, a su vez, Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo.

lunes, 11 de noviembre de 2019

TRAS LOS RESULTADOS DE AYER, NO DEMOS UNA TERCERA OPORTUNIDAD A LA ULTRADERECHA


Foto : La Opinión de Murcia
A la vista del imparable ascenso de la ultradercha en este país, que ha pasado de ser una formación extraparlamentaria a tercera fuerza política en el Parlamento, todas las alarmas se han encendido. 

Particularmente, me niego a respetar el resultado de las urnas en mi Región, Murcia, en donde VOX es la primera fuerza política. Y me niego porque no respeto a quienes votan a los que se enfundan en un bandera como solución a todos los males del país; a quienes predican la aporofobía, la xenofobia, el racismo, el rechazo a toda opción sexual libre, al aborto... Me niego a reconocer el derecho que asiste al votante a depositar su confianza en tipejos de esa calaña, que nos quieren hacer retroceder a la noche de los tiempos.

Visto el resultado, a Pedro Sánchez le toca mover ficha. Ha de sentarse, ya, a negociar un Gobierno de izquierdas que logre frenar en las instituciones a la extrema derecha. Y a  Pablo Iglesias hay que exigirle también responsabilidad. El enquistamiento de posturas de ambos dirigentes ya sabemos a qué nos ha conducido.  Hay que negociar: un acuerdo de investitudura, con condiciones; un acuerdo de legislatura, amplio, también con condiciones; o un acuerdo de Gobierno, con cesiones por ambas partes. Pero es preciso un Gobierno de izquierdas ya. Aun apoyándose, necesariamente, en el PNV, incluso en los restos de Ciudadanos y negociando la abstención, al menos, de ERC. Pero hay que hacer lo imposible por lograrlo. Porque las y los votantes no permitiríamos que se le concediera una tercera oportunidad a la extrema derecha para seguir en su ascenso parece que imparable.

martes, 5 de noviembre de 2019

SUBAMOS AL TREN

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/11/05/subamos-tren/1065613.html?fbclid=IwAR1lGstbtMy0xjv4w0jzsTFyutC8EL8hawSD3_nCML72z3HvEL6hGmKEQOw



Los servicios ferroviarios de calidad que se piden se refieren, además de los de larga y media distancia, a los trenes de cercanías de Murcia-Águilas; Murcia-Cartagena; Murcia-Alicante; Murcia-Albacete, vía Cieza y Hellín, sin olvidar a Calasparra por la variante de Camarillas

La historia del primer ferrocarril español comienza el 19 de noviembre de 1837, con la inauguración de la línea entre La Habana y Bejucal, en Cuba. Años después, la Real Orden de 31 de diciembre de 1844 establecía las condiciones de carácter general que habían de regular la construcción de las futuras líneas de ferrocarril en nuestro país.


Las líneas Barcelona-Mataró (1848), Madrid-Aranjuez (1851) y Langreo-Gijón (1852) preceden a la Ley General de Ferrocarriles de 1855, que, simultánea a la Desamortización de Pascual Madoz, produjo una burbuja especulativa en torno a este nuevo negocio que estallará en la crisis de 1866, una de las causas que condujo al destronamiento de Isabel II, como es sabido. Varias compañías explotaron el tendido ferroviario: la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante), que operó en nuestra Región, inaugurando las estaciones de Murcia-El Carmen y Cartagena; la Compañía Caminos de Hierro del Norte, y la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces. Con la dictadura franquista se nacionalizan todos los ferrocarriles españoles de ancho ibérico (Renfe), y se crea la Feve para los de vía estrecha. 
Dos peculiaridades de la red ferroviaria española con respecto a Europa serán el ancho de vía (el ancho ibérico, de 1668 mm entre las caras internas de los carriles, supera en 233 mm al de nuestros vecinos europeos) y, sobre todo, la ineficiente estructura radial. Ya en la discusión de la citada Ley General de Ferrocarriles, el general O'Donnell manifestó: «En cuanto a las líneas que puedan establecerse en España, no comprendo que se pueda adoptar otro medio que el de unir por medio de radios la circunferencia con el centro». Y, más recientemente, en la presentación en septiembre de 1997 de la Política de Infraestructuras de Transporte (PIT) (que luego ha sido el PEIT y ahora el PITVI), el entonces ministro de Fomento, Arias Salgado, declaró que ésta tenía como objetivo el «fortalecimiento del centro peninsular», pues, afirmó, «creo que en los últimos treinta años el país se ha ido desequilibrando hacia el Mediterráneo, y esto, que no tiene a corto plazo una importancia decisiva, puede llegar a tener una importancia política estable".

Esta estructura radial de la red, favorecedora del centralismo político antedicho, no ha hecho sino perjudicar la auténtica vertebración territorial del país a partir del ferrocarril, situación pareja a la pérdida de protagonismo del tren convencional en favor del AVE, un tren elitista, caro y altamente contaminante.

Ya en mi artículo de LA OPINIÓN de octubre de 1999, adelantándome al debate social regional, que estaba por llegar, escribía: «El AVE, por sus altas velocidades, exige un consumo energético similar al del avión, y unas infraestructuras que producen un efecto de barrera innegable sobre poblaciones y zonas de cultivo» (como se ha podido constatar recientemente en la Vega Baja). Y añadía: «El AVE es un tren elitista e insolidario respecto a pequeñas poblaciones que se sitúan en su trazado».

Esa pérdida de protagonismo del ferrocarril convencional se da también en la región del sureste peninsular. Por ello, en Lorca, los pasados días 4 y 5 de octubre, tuvieron lugar las Jornadas del Sudeste Ferroviario, en las que se debatió sobre este hecho. En las mismas, participaron las Plataformas en Defensa del Ferrocarril de la Región de Murcia, y de Almería, Granada, Guadix y Baza.


 En los debates, en los que tuve el honor de participar en la mesa de expertos, se constató la falta de oportunidades que, en lo tocante a la vertebración ferroviaria del territorio, está sufriendo la Región de Murcia y Andalucía Oriental. Y en las conclusiones de las Jornadas se puso el acento en que «en nuestras sociedades, en nuestros territorios, no disponemos de un sistema de transporte ferroviario sostenible, como columna vertebral que nos permita mirar hacia el futuro con esperanza», para añadir a continuación que «el modelo de ferrocarril que pretendemos es un medio de transporte público cuyo objetivo básico sea el beneficio social y medioambiental que supone para la mayoría de la sociedad». Se recuerda que el tren es el medio de transporte que «menos consumo energético tiene por unidad transportada» y un bajo emisor de gases con efecto invernadero, que puede dejar de emitirlos si la energía consumida procede de energías renovables».

Se exigió mejorar la situación ferroviaria, entre otras, de las comarcas del Bajo Andarax, Poniente almeriense y la aglomeración urbana de Granada y se reivindicó la conexión con trenes regionales entre las provincias de Murcia, Almería, Jaén y Granada, sin olvidar, por supuesto, la reapertura de la línea Lorca-Almendricos-Almanzora-Baza-Guadix.

Se propuso que la red ferroviaria se dote de líneas de tráfico mixto para personas y mercancías; la apertura de estaciones en el ámbito rural y en el centro de las ciudades, para facilitar el acceso a las mismas a pie, en bicicleta o en el transporte público; intercambiadores de transporte para las personas en las estaciones, etc. Todas las líneas han de ser de vía doble electrificada y abastecida desde fuentes de energía renovables.

En lo que a nuestra Región respecta, los servicios ferroviarios de calidad que se piden se refieren, además de los de larga y media distancia, a los trenes de cercanías de Murcia-Águilas; Murcia-Cartagena; Murcia-Alicante; Murcia-Albacete, vía Cieza y Hellín, sin olvidar a Calasparra por la variante de Camarillas. Habría, además, que iniciar los estudios para nuevos corredores ferroviarios en el Altiplano murciano (Jumilla-Yecla), vía Fortuna y Abanilla, y en el Noroeste murciano, uniendo Bullas, Cehegín, Caravaca y Moratalla, vía Alguazas y las Torres de Cotillas, pasando por el Campus de Espinardo. Respecto al FEVE Cartagena-Los Nietos, se plantea su prolongación hasta La Manga del Mar Menor y, abrazando nuestra albufera, hasta San Pedro del Pinatar.

El cambio climático, más bien emergencia climática, es ya una evidencia. Hemos de repensar nuevas formas de movilidad individual y colectiva que no pasen por el 'culto' al coche particular como solución, pues, además de contaminante, no podemos olvidar su dramático tributo en vidas humanas. Conscientes de ello, vistas las ventajas comparativas del tren respecto de otros medios de transporte, hemos de exigir que el ferrocarril sea el elemento que realmente vertebre nuestros territorios, conectando las zonas urbanas y rurales.

Para ayudar a caminar en esa dirección, cambiemos el chip: subamos al tren.