martes, 21 de junio de 2016

MIEDOS

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/06/21/miedos/746796.html

"En España, como en toda democracia consolidada, los partidos políticos de la derecha (y algunos que, sin serlo, se han sumado a la causa) son la expresión del poder de las clases dominantes. Pero éstas han de recurrir al miedo y a la amenaza externa (la inmigración, los mercados, los inversores...) para justificar la adopción de medidas casi siempre lesivas para los sectores populares. Y, de paso, como en la Edad Media, cortar de raíz cualquier tipo de respuesta al orden establecido".



El miedo, como el dolor, es un mecanismo defensivo de las especies animales y del ser humano. En ese sentido, no es algo extraño a nuestra naturaleza. El problema se presenta cuando es un elemento paralizante o inducido desde instancias ajenas. 


Es sabido que en la Edad Media las clases dominantes utilizaron el miedo a la condenación eterna y al infierno para conformar una sociedad sumisa a sus dictados. Pero también aquéllas tenían miedo al pueblo. Por eso, el púlpito, la Inquisición y el poder feudal, con su represión y castigos, ejercieron su papel para impedir que las revueltas sociales subvirtieran el orden establecido. Unos siglos después, nada ha cambiado. 



En toda Europa, el miedo al diferente y a la supuesta avalancha procedente de la inmigración atenaza a las sociedades. En Alemania, la extrema derecha xenófoba y racista crece imparable, mientras la minoría turca se refugia en el Islam como elemento preservador de su identidad. En otros países ricos y cultos (Austria, Dinamarca, Suecia?) el fenómeno es parecido. Hoy, como ayer, las clases dominantes saben que el miedo inducido es un aliado imprescindible para paralizar cualquier tipo de respuesta social a su poder y dominio. El decorado no ha cambiado. Empecemos por España. Y por la Iglesia. 



Hace unos días, conocíamos por LA OPINIÓN el nombramiento por la Ucam de Rouco Varela como doctor honoris causa. En su discurso, el arzobispo emérito de Madrid, al denunciar el peligro que para las sociedades suponía el relativismo ético asentado sobre el principio de autonomía total de la conciencia individual, trataba de sembrar el miedo entre sus acólitos. Y, de paso, con esta jerga 'filosófica' querría ocultar la polémica suscitada en su día por utilizar medio millón de euros de un endeudado arzobispado para su ático de lujo en Madrid. 



A su vez, el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha venido aprovechando su 'magisterio' para propagar el miedo y también el odio con sus declaraciones xenófobas, homófobas y machistas, razón por la que la Fiscalía le ha abierto diligencias penales. Es fácil percibir en la posición adoptada por estos prelados el miedo a la pérdida de su posición de poder y de sus privilegios en el seno de una institución, la Iglesia, que viene detentándolos secularmente y que los conserva en virtud del último Concordato de 1979.



Pasemos al campo de la política. En España, como en toda democracia consolidada, los partidos políticos de la derecha (y algunos que, sin serlo, se han sumado a la causa) son la expresión del poder de las clases dominantes. Pero éstas han de recurrir al miedo y a la amenaza externa (la inmigración, los mercados, los inversores?) para justificar la adopción de medidas casi siempre lesivas para los sectores populares. Y, de paso, como en la Edad Media, cortar de raíz cualquier tipo de respuesta al orden establecido. La gravedad de la situación es de tal calibre que medidas coercitivas (en España, la Ley Mordaza), restrictivas de derechos (reformas laborales) y de control ideológico (manipulación de la información) tratan de inutilizar los mecanismos de respuesta social. El miedo paralizante como mecanismo inhibitorio de acciones contundentes contra un orden social impuesto y tremendamente injusto. 



Y como muestra, un dato. La sección de Economía de El País alertaba hace unos días de que el 1% de la población mundial era depositaria del 50% de la riqueza. Pero la denuncia por parte de las fuerzas de izquierda de esta situación conduce a que éstas sean consideradas formaciones caducas y decimonónicas, como si el neoliberalismo que nos azota no fuera producto del liberalismo burgués, que, como todos sabemos, no nace precisamente en siglo XXI. 



En estos días el miedo se ha incrustado también en la campaña electoral. Un amigo mío denunciaba en las redes sociales que el PP, en un mitin en una pedanía de Moratalla, se atrevió a asegurar que si ganaban las izquierdas en España los vecinos y vecinas perderían sus viviendas y sus pensiones. Esta situación no es nueva. Recuerdo algo similar previo a la victoria electoral del PSOE en octubre de 1982, al que se acusaba de querer cerrar los colegios religiosos. 



Ahora, todas las invectivas se han centrado sobre la coalición Unidos Podemos. La derecha y sus corifeos han venido vertiendo toda una serie de calificativos para deslegitimar e invalidar esta opción política: chavistas, bolivarianos, radicales extremistas, comunistas? 



Veamos algunas de las propuestas de estos 'rojos irreductibles', que podrían ser asumidas por cualquier partido socialdemócrata de nuestro entorno: creación de empleo mediante una reforma fiscal progresiva; nueva senda de reducción del déficit; reforzamiento del Estado del Bienestar; reestructuración de la deuda hipotecaria; banca pública con Bankia, Mare Nostrum y el ICO; financiación de las pensiones por vía impositiva; lucha efectiva contra la corrupción; libertad de expresión, reunión y manifestación; recuperación de la memoria democrática; desarrollo de las zonas rurales y nueva orientación de la PAC; plan de retorno de los y las inmigrantes españoles? 



¿Le asustan estas medidas? A la derecha, sí, porque podría acabársele el chollo. Por eso recurre al miedo.

viernes, 17 de junio de 2016

LAS ASOCIACIONES DE MEMORIA HISTÓRICA DE LA REGIÓN DE MURCIA SE FEDERAN

Pretenden, con ello, dar mayor impulso y coordinación a sus reivindicaciones ante la Administración


Diego Jiménez/Murcia.- Representantes de las asociaciones y colectivos AGE-Murcia (Archivo Guerra y Exilio); Alumbra-Alumbre, de Mazarrón; Ateneo de Archena; Club Atalaya-Ateneo de la Villa, de Cieza; Memoria Histórica de Cartagena (MHC); Memoria Histórica de Jumilla, y Memoria Histórica de Murcia MHMU-Tenemos Memoria se reunieron en asamblea constituyente en la tarde del pasado jueves en el Txoko ‘Pepe Carvalho’ de la capital murciana para constituir la Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia (FAMH-RM).



Dicha Federación nace con los objetivos, entre otros, de promover, apoyar y difundir, en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Murcia, la recuperación de la Memoria Histórica democrática y antifascista, impulsar en los distintos municipios de la Región el asociacionismo memorialista y trasladar, en su caso, a las instituciones públicas o entes competentes los aspectos relacionados con el rescate de la Memoria Histórica, y los principios de Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo.

La Federación se declara independiente de formaciones políticas, sindicales o de otro tipo, y echará a andar con la constitución de una junta de representantes, elegida en esa asamblea, que tendrá como misión actuar como Comisión gestora mientras se tramita la inscripción de la misma en el Registro de Asociaciones y se culmina, pues, el proceso tendente a su reconocimiento legal.



Las personas elegidas para la Junta de representantes encargada de llevar a cabo esta tarea son: Miguel Ángel Herrero (Ateneo Villa de Archena), como presidente; Bernardo Sánchez (MHC), como vicepresidente; Joaquín L. Tovar (MHMU), como secretario, y Floren Dimas (AGE), como tesorero, y tres vocalías ostentadas por personas de las localidades de Santomera, Mazarrón y Cieza.


martes, 7 de junio de 2016

Los derechos humanos como reclamo electoral

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2016/06/07/derechos-humanos-reclamo/743273.html


Es joven, bien parecido, proyecta una imagen de niño 'pijo' y ha sido elegido y protegido por las empresas del Ibex 35 como el gran renovador de una derecha siempre casposa y ahora corrupta. Me refiero, claro, a Albert Rivera, el que hizo inicialmente de Catalunya su trampolín españolista de lanzamiento.



Rivera estrena trajes y gomina en cada comparecencia mediática. Y discurso. Aquel chico bien que ha venido exhibiéndose como el paladín de una derecha renovada -aunque tras el 20D camufló sus querencias por sus mentores con un supuesto viraje al centroizquierda- nos ha desvelado su auténtico rostro tan pronto se ha quitado la careta. En efecto, su nada disimulado anticomunismo corre parejo a su tremenda aversión a cualquier posibilidad de cambio real protagonizado por la izquierda. Rivera quiere pujar fuerte. Poseído por un súbito anhelo de hombre de Estado, su última hazaña fue emular a Zapatero viajando a tierras caribeñas. Pero mientras el expresidente socialista marchó a Caracas como mediador, con el 'permiso' del Gobierno, Albert Rivera contribuyó con su viaje a echar más leña al fuego del incendio venezolano. Con el apoyo de una caverna mediática que viene criminalizando al régimen bolivariano, su periplo caribeño nos ha mostrado su nada disimulada parcialidad y desvelado que, como en el resto de casi todas las fuerzas políticas, en su proceder hay mucho de hipocresía y de manipulación interesada. Un articulista oriundo de aquellas tierras, Agustín Zarco Silvestre, define así la injerencia española en la política venezolana: «Ahora vienen todos a Caracas a darse el pantallazo [sic]. Antes de la fundación de Podemos, Bono vendía buques de guerra y Morenés, armas y municiones; sin olvidar a Aznar y Zapatero: todos firmaron negocios con Hugo Chávez».

La defensa de los derechos humanos en Venezuela ha sido, pues, el pretexto ideal para iniciar una campaña preelectoral y electoral que se prevé reñida, porque muchos son los miedos que anidan no sólo en la derecha sino en quienes se disfrazan de izquierda, sin serlo, ante la posibilidad real de que las auténticas fuerzas de izquierda, nucleadas en torno a la candidatura de Unidos Podemos y con un amplio apoyo social, logren dar un salto cualitativo que haga resquebrajarse las columnas en que se asienta el poder. 

En su supuesta defensa de los derechos humanos en Venezuela Rivera ha obviado un pequeño detalle: en la vecina Colombia, más de trescientos líderes indígenas y campesinos fueron asesinados en 2015, muchos de ellos a manos de los poderosos terratenientes del país y fuerzas paramilitares. Ni Rivera ni PSOE ni PP, los otros partidos que le han acompañado en esta farsa, parecen enterarse. 

Demos un salto al norte del Caribe. Vayamos a EE UU, el paradigma de la democracia occidental. ¿También de los derechos humanos? Según informa Amnistía Internacional (AI), el pasado septiembre EE UU aceptó aproximadamente las tres cuartas partes de las 343 recomendaciones formuladas durante el examen periódico universal (EPU) de la ONU. Al igual que en 2011, EE UU afirmó que respaldaba la petición de cerrar el centro de detención de Guantánamo, la ratificación de los Derechos del Niño y de la Convención sobre la Mujer y la rendición de cuentas sobre torturas. Pues bien, al finalizar 2015 no se había puesto en práctica ninguna de ellas. En otro orden de cosas, desde 1976 el número de ejecuciones en ese país asciende a más de 1.400 (28, en 2015), algunas, de deficientes mentales. En ese año, 31 estados mantienen la pena máxima, aunque en 19 ya no se aplica. Estos datos parecen importarle también poco a Rivera y a sus aliados.

Crucemos de nuevo el charco. Detengámonos en Marruecos. No vimos igual contundencia en la denuncia cuando, en 2013, el régimen marroquí reprimió con dureza a la activista saharaui Aminatu Haidar. Al día de hoy, la población de la excolonia española del Sahara sigue soportando penas de cárcel, ataques a la libertad de expresión, torturas... Pero se trata de no molestar al monarca alauita, uno de los 'primos' del rey Felipe VI. Como tampoco a Arabia Saudí, esa monarquía teocrático-feudal, también amiga del monarca español y de Occidente, que mantiene a la mujer en una situación de esclavitud y dependencia respecto del varón y que ha descubierto en las ejecuciones sumarias, además, una forma de eliminar a la disidencia chiíta. El pasado año, 158 personas fueron ejecutadas en ese país, con métodos tan abominables como decapitar al reo y exhibirlo, crucificado, en las calles, para escarmiento popular. Ante estos hechos, tampoco he visto reacción alguna por parte de C's, PSOE y PP. Ni, por supuesto, de la Corona.

Manipulación, tergiversación de los hechos, manifiesta falsedad e hipocresía adornan, pues, la supuesta defensa de los derechos humanos por parte de Albert Rivera y sus aliados. La situación política venezolana ha venido siendo instrumentalizada como un reclamo electoral y caladero de votos. Si no lo evitamos el 26J, C's y otras fuerzas políticas se aprestan a apuntalar a este régimen del 78.