Cuarenta
años de impunidad
El pasado sábado, día 3, se
produjo en Murcia un encuentro entre asociaciones de Memoria Histórica de la
Región, con representantes de AGE – Región de Murcia (Archivo- Guerra
Civil, Exilio y Resistencia), Asociación Memoria Histórica de Cartagena,
Asociación Memoria Histórica de Murcia-Tenemos Memoria, Ateneo Villa de Archena
y Grupo Republicano 14.4 de Calasparra. A punto de cumplirse los 40 años de la muerte
del dictador Franco, el objetivo era
debatir sobre la necesidad de una actuación coordinada en el ámbito regional,
informar sobre la entrevistada mantenida con la presidenta de la Asamblea
Regional, Rosa Peñalver, preparar el
contenido de la próxima reunión que estas asociaciones van a mantener con los
portavoces de los grupos parlamentarios de la Asamblea y, por último, trabajar sobre los documentos que van a
debatirse en el próximo encuentro estatal que se celebrará el próximo día 17 en
Madrid.
Estos encuentros son necesarios
por cuanto las reivindicaciones memorialistas, por desgracia, no están, al día
de hoy, en la agenda prioritaria de las formaciones políticas ni son un asunto
sentido por el resto de la población. Quizá tenga mucho que ver en ello el desconocimiento histórico de lo que supuso
aquel tremendo drama humano de la guerra y la posguerra, con su secuela de
feroz represión, sin olvidar el empeño que, desde la Transición, han puesto instituciones,
grupos políticos y mediáticos en que todo quede relegado al olvido.
En la Región de Murcia, la represión franquista
se inicia tras la Guerra Civil con la aplicación masiva de toda una serie de
instrumentos administrativos, jurídicos, judiciales y políticos: Bandos de Guerra, el Código de Justicia
Militar, la Ley de Responsabilidades Políticas, la Ley contra la Masonería y el
Comunismo…Las cifras de personas afectadas por tales disposiciones son
escalofriantes. Según Antonio Martínez
Ovejero, las personas procesadas sometidas en Murcia a Consejo de Guerra
Sumarísimo, por su desafección a la Causa Nacional fueron más de 34.000; los
condenados a pena de muerte tras el juicio sumarísimo previo, 1408; los
fusilados, 892, y los indultados “por la gracia de SE el Generalísimo”, 520.
Aproximadamente, dos de cada tres condenados a la pena de muerte fueron
fusilados, y el tercero indultado.
Por otra parte, los trabajos del investigador Floren Dimas Balsalobre, de AGE-Región
de Murcia, y de Pedro María Egea Bruno,
catedrático de Historia Contemporánea de
la UMU, nos permiten conocer, de primera
mano, la cifra de personas fusiladas en Murcia, Lorca, y Cartagena entre los
años 1939 y 1945 (en 1948 se dio el último fusilamiento: Macedonio Serrano Ortega, yeclano). En la lápida del pabellón de los Caídos por la
Libertad del cementerio de Espinardo figuran los nombres de 377 personas
ejecutadas, así como el de 200 no
identificadas, cuyos restos fueron trasladados allí en 1997 tras ser exhumadas
las fosas comunes en que estaban; en Lorca fueron ejecutadas en ese periodo de
tiempo 45 personas, mientras que en Cartagena la lista asciende a 157 víctimas,
la mayor parte de las cuales pertenecían a la Marina republicana.
No hay que olvidar tampoco a quienes fueron
asesinados en cárceles, hospitales, en campos y parajes aislados, que murieron
víctimas de trabajos forzados (como los penados del Cenajo, que conocemos
gracias a las investigaciones del joven ceheginero Víctor Peñalver) y cuyos
cuerpos no fueron nunca localizados. Egea Bruno nos recuerda otras abominables
actuaciones: la represión ejercida contra las mujeres (humilladas, paseadas
desnudas y rapadas por las calles, obligadas a ingerir aceite de ricino…, a
veces, por ser esposas de republicanos); los conventos de Murcia convertidos en
campos de concentración; las sentencias del Tribunal de Orden Público que
afectan a 176 murcianos; los niños robados del franquismo; las persecuciones a
gays, gitanos e insumisos… Sin olvidar,
tampoco, a los murcianos que sufrieron en sus carnes el horror de los campos de
exterminio nazis. Las investigaciones de
Carmen González, Fuensanta Escudero y José Andújar nos permiten conocer
que, tras la derrota francesa en 1940,
durante el inicio de la ocupación nazi, la Gestapo - en colaboración con las
autoridades de Vichy y enviados especiales del general Franco- procedió al
arresto masivo de republicanos de esos campos. Muchos pudieron integrarse en la
Resistencia, pero otros fueron trasladados a diversos campos de concentración (Mauthausen-Gusen
II, Buchenwald y Dachau). De los 420 murcianos deportados a Mauthausen-Gusen
II, fallecieron 254 y sólo fueron liberados 146.
En el
Encuentro estatal del próximo día 17, y al que acudirá una delegación murciana,
van a debatirse las reivindicaciones a presentar a los partidos políticos que concurren a las
próximas elecciones. La lista, exhaustiva, puede resumirse en pocas palabras:
Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas del franquismo; cumplimiento,
por parte del Estado, de la legislación internacional que protege a las
víctimas de ese aciago régimen y de los requerimientos de la ONU en ese
sentido; derogación de la Ley de Amnistía de 1977, y, ante todo, el fin de cuarenta años de
impunidad. Porque los terribles delitos cometidos por los torturadores y asesinos
franquistas (a uno de los cuales, ‘Billy
el Niño’ le pusimos rostro hace unos días), civiles y militares, son imprescriptibles.
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