IU SIGUE SIENDO NECESARIA

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Hace poco más de seis años, en noviembre de 2008, asistí como delegado a la IX Asamblea Federal de Izquierda Unida celebrada en la localidad madrileña de Rivas-Vaciamadrid, la misma que aupó a la coordinación federal a Cayo Lara. Dos meses antes, acababa de producirse la quiebra de Lehman Brothers. En uno de los documentos elaborados al final de aquella Asamblea, la Declaración de Rivas, se reconocía que esa crisis económica que se iniciaba coincidía con una reciente derrota electoral de IU sin precedentes. Por ello, aquel encuentro, en un momento crucial en un proceso de transición, era el marco en que debían comenzar a darse los pasos para refundar IU, reconstruyendo ese proyecto con la apertura de un proceso constituyente que le permitiera encontrarse con la izquierda social y política que, organizada o no, estaba demandando iniciativas.

Se hablaba de promover la movilización del activismo social de izquierdas y del pensamiento crítico alternativo, incorporando a ese marco al mayor número de ciudadanos y ciudadanas; de impulsar procesos de confluencia organizada (foros, plataformas, encuentros€); de ocupar el espacio público con reivindicaciones plenamente de izquierda... En suma: para los delegados y delegadas de aquella IX Asamblea Federal, la refundación de IU sólo era posible desde la movilización para construir lo nuevo, el socialismo del siglo XXI.

Pero el tiempo fue pasando y la organización, aquejada de las inercias del pasado, se fue sumiendo, pese al empuje de tantos y tantas militantes entusiastas que la nutren, en una cierta parálisis conformista que dejaba en papel mojado aquellas ambiciosas pretensiones. Al languidecimiento de aquel ilusionante proceso de refundación se han ido uniendo, en tiempos recientes, ciertas actuaciones de difícil comprensión para la ciudadanía, como la presencia en el Gobierno andaluz, la situación en Extremadura y la inacción para cortar de raíz la crisis que aquejaba a la federación madrileña.

Pero, en ésas, en las elecciones europeas del pasado 25 mayo tuvo lugar la irrupción, con fuerza, de un nuevo actor en el campo de la izquierda. IU pareció, por unos meses, haber quedado a la defensiva, a la expectativa. Pero, paradójicamente, la presencia de Podemos, organización que le pretende disputar con claridad la hegemonía, ha supuesto el aldabonazo para que IU comenzara a despertar de un cierto letargo. Sin que podamos afirmar con rotundidad que se inicia un nuevo ciclo en el que intenta desprenderse, también  con rotundidad,  de los lastres del pasado, en los que han primado cierta inercia hacia lo institucional, la no ruptura radical con el régimen de 1978, la apuesta decidida por ocupar el espacio socialdemócrata a la izquierda del PSOE -del que, como es sabido, ha sido en algunos momentos una organización subalterna-  hay síntomas que nos podrían señalar que IU está comenzando a hacer algunos de aquellos deberes que se autoimpuso en la IX Asamblea Federal de Rivas.

Son buenas noticias el tremendo gesto de honestidad política de Cayo retirando su candidatura para las primarias y dejando el campo despejado a un joven sobradamente preparado, Alberto Garzón. Como son buenas noticias la reciente aparición de otros jóvenes valores, como Mauricio, Tania, Marina Albiol, Javier Couso...  que aportan cierto aire fresco a la organización. Con este relevo generacional -que llevo implícito el intento de consolidar otras formas de hacer política-,  creo que IU ha entendido con claridad que hay que renovarse o morir. La convocatoria de las primarias, a las que esta formación política siempre se vino mostrando renuente, y cuya no convocatoria impidió una candidatura de unidad popular en las pasadas elecciones de mayo, es uno de los síntomas de que algo está cambiando.

En la mesa, de izquierda a derecha, el moderador, Pedro Serrano, junto a Víctor Egío, José Antonio Pujante y Candi Marín, en el pasado debate a las primarias de IU para la presidencia de la Comunidad Autónoma de Murcia. (Foto: Carlos Trenor) 

En nuestra Región de Murcia, ese intento de renovación queda patente con el proceso de primarias que IU-Verdes de la Región de Murcia lleva a cabo estos días. Víctor Egío, Candi Marín y José Antonio Pujante, las personas que optan a la presidencia de Murcia por esa formación política, con sus matices diferenciadores, coincidieron en el debate del pasado miércoles en el Moneo en el diagnóstico de los problemas de la Región y en muchas de sus propuestas para solucionarlos. Está por ver si, esta vez sí, la persona que sea elegida será capaz de superar la dificultad de transmitir el discurso a la ciudadanía para concitar, como decía Candi Marín, ilusión y optimismo. Los ´puentes´ que Víctor está dispuesto a tender para facilitar la confluencia política, desde su experiencia como concejal por Alternativa por Santomera ; la lucha entusiasta y perseverante de Candi y su apuesta por la igualdad de la mujer, y la experiencia institucional de Pujante, junto con la presencia activa de todos los candidatos en las movilizaciones sociales, constituyen los avales de esas candidaturas y demuestran que, también en la Región, IU -pese a sus carencias, errores y pasadas inercias- sigue siendo necesaria como un proyecto de transformación social que tiene en su centro a las clases trabajadoras, a los jóvenes, a los inmigrantes, a las personas paradas y desahuciadas...