martes, 30 de octubre de 2012

GENIAL FORGES

No es malo reír un poco en estos convulsos tiempos.


martes, 23 de octubre de 2012

REVOLCADORES EN OTOÑO

Pista que, desde Inazares, lleva a la base del pico de Los Obispos (Revolcadores)

Vista del pico de Los Obispos (2017 m. de altiud). Al fondo, se acercan las nubes de un frente atlántico que descargaría su lluvia unas dos horas después.

Vista del cortijo de Puerto Hondo, desde el camino que conduce al valle de la Rogativa, por el este,  y a Cañada de la Cruz, por el oeste.

Vista desde el macizo de Revolcadores. Al fondo, la Sierra del Segura.

CARTA ABIERTA A JOSÉ IGNACIO WERT

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/10/23/carta-abierta-jose-ignacio-wert/434638.html

Señor José Ignacio Wert: Me hubiera gustado encabezar esta carta con la consabida fórmula de ‘estimado señor’, pero he de advertirle que no manifiesto por usted aprecio alguno, aunque tampoco tengo motivos personales para expresarle lo contrario, habida cuenta de que no tenemos el gusto de conocernos. Pero, si he de referirme al juicio que me merecen sus actuaciones políticas, he de decirle que siento unas tremendas náuseas, que, pese a los actuales avances de la Medicina, vengo soportando durante estos últimos días.
Señor ministro, una vez llegado a la política, me asombra su capacidad para olvidar aspectos esenciales de su trayectoria profesional. O, al menos, no parece haberle servido de mucho su paso por empresas especializadas en sondeos de opinión (tales como Demoscopia, empresa que fundó y de la que fue presidente entre 1987 y 2003)  y análisis de audiencias. Y digo esto porque ha demostrado una tremenda capacidad para, con sus declaraciones y, lo que es peor, con sus acusaciones enervar a la comunidad estudiantil y a sus familias. Le cabe el mérito de haber sido el primero en lograr que las asociaciones de padres y madres de los centros públicos hayan apoyado, sin tapujos, la pasada huelga de la enseñanza. Quizás a usted, educado en el elitista Colegio del Pilar de Madrid, esta situación no le quite el sueño. Pero me va a permitir que le exprese que, con sus pretensiones de imponernos a todos, sin consenso alguno, la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), nos manifiesta un absoluto desprecio. Quizás quiera pasar a la Historia como uno de tantos reformadores educativos que ha habido en este país (más próximo, desde luego, al franquista Ibáñez Martín que a otros), pero de la lectura de ese anteproyecto de ley se extraen situaciones preocupantes.
Preocupante es, por ejemplo, que del currículo de Primaria desaparezca la materia de Conocimiento del Medio. Quizás porque su intento de españolizar a los catalanes vaya más allá y, con ello, se proponga españolizar, así mismo, a vascos, gallegos, y, por si acaso, a andaluces, extremeños, murcianos…  
En el currículo de cuarto curso de la ESO sólo figuran como materias fundamentales la Educación Física, la Lengua, las Matemáticas y una lengua extranjera. La desaparición de la Educación Musical, a título de ejemplo, revela su profunda repugnancia a materias que inculquen algo más que unos  conocimientos meramente instrumentales.
¿Y qué decir de su olvido de la Historia? Un alumno o alumna va a cursar esa materia en segundo curso de la ESO, con 14 años. Y, si elige estudiar Ciencias, no va a volver a ver la Historia hasta el segundo curso de Bachillerato. O sea: un salto en el vacío de cuatro cursos sin que nuestros alumnos y alumnas sepan de la existencia de hechos históricos tan importantes como la Revolución Francesa, la revolución industrial, las revoluciones liberales del siglo XIX, las dos guerras mundiales, la eclosión de los fascismos, la caída del Muro de Berlín… No me sorprende. Usted mismo ha afirmado que no es esencial saber sobre revoluciones ni totalitarismos. ¿Acaso teme que el conocimiento de la historia de las revoluciones predisponga a nuestros alumnos a emular a sus antepasados para hacerse dueños de las calles?  
Usted, señor Wert, concibe la enseñanza como una etapa destinada a seleccionar a los mejores, dejando a muchos alumnos y alumnas en el camino. Refractario a la idea de una Educación pública de calidad, considera que ésta ha de constituirse en una ‘factoría’ al servicio de la empresa privada (de ahí su repugnancia por materias del ámbito de las Humanidades), a la que se incorporan conceptos como la excelencia y  la competencia [versus competitividad]. Me recuerda usted a aquellos liberales del pasado siglo que, aun reconociéndoles el mérito de que lograron romper con las ataduras y atavismos del Antiguo Régimen, concebían el ejercicio de la política como una actividad reservada a los ‘notables’, esto es, a aquellos que disponían de suficiente capacidad económica.
Con sus pretensiones, señor Wert, está usted comenzando a destrozar la labor que, día a día, estamos intentando desarrollar tantos y tantos profesionales de la educación que creemos en ella como un instrumento privilegiado para la superación de barreras de todo tipo, sobre todo las derivadas de la distinta extracción social de origen. Por ello, soy uno más que le pide su dimisión.

martes, 9 de octubre de 2012

MURCIANOS EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN NAZIS

Interesante actividad de la Asociación de Vecinos de Puente Tocinos (Murcia), para tener siempre presente la Memoria histórica.


PROCESO NEOCONSTITUYENTE

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/10/09/proceso-neoconstituyente/432156.html


Mi licenciatura del servicio militar coincidió, con escasos días de margen, con el primer mitin que en libertad organizó el PCE en el Parque de Torres de Cartagena en los días previos a las primeras elecciones a Cortes constituyentes, celebradas el 15 de junio de 1977. Recuerdo que, aún con mi cabeza semirrapada –exigencias de la mili de aquellos tiempos-, acudí a esa fiesta democrática. En las gradas del auditorio del Castillo de los Patos, miles de banderas rojas, con la enseña del partido, eran agitadas por gentes entusiastas que esperaban, aun con la incertidumbre del momento, que la formación política que había tenido más protagonismo en la clandestinidad para traer la democracia a España tuviera una representación en aquellas primeras Cortes acorde con el peso político que había demostrado, tanto en el exilio como en el trabajo clandestino en el interior.
Las urnas hablaron. Y la izquierda, fragmentada, no obtuvo la representación que se esperaba. Y aunque, paralelamente a los debates constitucionales, la postura de muchas fuerzas de izquierda era claramente rupturista, pronto muchos advertimos que aquella Transición se convertía en una transacción. Quien más cedió fue la izquierda, que hubo de abandonar señas de identidad como la reivindicación republicana. Pero, además, aquel régimen de la Transición supuso la intangibilidad de la estructura económica vigente en el franquismo, para lo que era imprescindible diseñar un marco de relaciones democráticas con algunas carencias que aún hoy se arrastran.
En efecto, con el pretexto de la crisis económica, aquella frágil democracia española está dando síntomas alarmantes de caminar hacia una estructura de Estado cuasi policial. La intolerable criminalización que, con ocasión de esa crisis  –un pretexto más para desmantelar gradualmente la democracia y el bienestar social en nuestro país- se ha dirigido en primer lugar hacia las cúpulas sindicales, luego a los liberados, para continuar con los funcionarios y, al día de hoy, con los movimientos sociales, tiene un objetivo claro: desarmar cualquier atisbo de contestación social. La vergonzosa represión de los  recientes –y crecientes-  episodios de protesta social es un síntoma preocupante, en la medida en que parece renacer ese franquismo residual que nunca nos abandonó del todo. La reciente propuesta de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, de ‘modular’ [sic] las protestas -lo que se concreta en el propósito del Gobierno de dar  luz  verde a una ley que nos convierte a todas las personas en potenciales sospechosos- y la afirmación de Marcelino Oreja de que la transmisión televisiva de las manifestaciones ciudadanas no hace sino alentar éstas son hechos que nos retrotraen, inevitablemente, a épocas que creíamos superadas. Y en ese marco, la razón por la que la desproporcionada acción policial del 25S y días siguientes no ha cristalizado en una protesta más contundente y generalizada tiene que ver no sólo con el miedo que se ha inculcado a amplios sectores de la población, sino también con la escasa raigambre de una auténtica democracia en nuestro país. La democracia renquea cuando el Estado es incapaz de garantizar una vivienda para todos (artículo 47 de la Constitución), con expedientes de desahucio que llevan a la desesperación a personas como nuestro paisano José Coy -en huelga de hambre en el momento de redactar estas líneas-; cuando el derecho al trabajo (artículo 35) es pisoteado sistemáticamente; cuando no se establece un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad (art. 31); cuando se viola gravemente el derecho de manifestación (artículo 21), alegando razones de desórdenes públicos que sólo están presentes en las mentes enfermizas de quienes tratan de coartar esos derechos fundamentales… Ante tal estado de cosas, las reivindicaciones secesionistas del nacionalismo burgués defendido por Artur Más, profusa y machaconamente repetidas por los mass media, suenan a cortina de humo para esconder problemas más graves.
Hubo un tiempo en que algunos exigíamos el cumplimiento estricto de esta Constitución, aunque no terminaba de convencernos del todo. Hoy, la evidente fractura entre unos gobernantes que obvian hacer efectiva esa Constitución y el resto de la población hace necesario caminar hacia un proceso neoconstituyente que devuelva a la ciudadanía  el protagonismo que durante estos años se le  ha venido hurtando. Hay foros varios y colectivos sociales y políticos que vienen demandándolo. De todos y todas depende que sea algo más que un desiderátum.

lunes, 1 de octubre de 2012

HA MUERTO ERIC HOBSBAWM

 
 
 
Ha muerto Eric Hobsbawm. Un referente intelectual de primer orden en este convulso inicio de siglo.Su análisis marxista de la realidad histórica, política y social del siglo XX cobra plena actualidad, en estos tiempos en que los nacionalismos de viejo cuño pugnan por cobrar protagonismo, paradójicamente cuando retrocede la soberanía de los Estados, ésa que reclaman quienes se aferran a la indentidad nacional para ocultar su querencia por caducas estructuras neoliberales que condenan a la mera supervivencia a pueblos enteros.
De la extensa obra de este autor recomiendo, cómo no, la "Historia del siglo XX", centuria que, en realidad, Hobsbawn la reduce al periodo comprendido entre 1914 -en que los antagonismos nacionales y los conflictos de clase desembocaron en la Primera Guerra Mundial- y el final de 1989, cuando la caída del Muro dio paso, según él, a una nueva etapa histórica.

Descanse en paz una de las mentes más lúcidas de nuestra Historia contemporánea más reciente.