HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN DÍA Y SON BUENOS. HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN AÑO Y SON MEJORES. HAY HOMBRES QUE LUCHAN MUCHOS AÑOS Y SON MUY BUENOS. PERO HAY QUIEN LUCHA TODA LA VIDA, ÉSOS SON LOS IMPRESCINDIBLES. (Bertold Brecht).
miércoles, 30 de octubre de 2013
STOP DESAHUCIOS: APOYEMOS A ANA
A Ana, mi vecina de la c/Juan Guerrero Ruiz del murciano barrio de Santa Maria de Gracia, le han avisado del alzamiento para desahuciarla el próximo día 22 de noviembre.
El pasado 23 de septiembre frenamos el desahucio. ¿Por qué no ahora?
(La fotografía corresponde a aquel día)
Ahi estaremos frente a su puerta, el próximo día 22, para intentar evitar que se consolide ese desahucio. ¡Sí se puede!
martes, 22 de octubre de 2013
LOS OTROS MÁRTIRES
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/10/22/martires/507093.HTML
Diego, mi padre, campesino sin tierras
en el Campo de Cartagena, cambió el par
de mulas y la azada por el fusil. Fallecido hace unos años, me contaba que a la
edad de 20, en agosto de 1936, fue llevado a la guerra. Participó en varios
frentes de batalla, entre ellos en la primera toma republicana de Teruel, a
finales del 37. En la reconquista de esa ciudad por tropas franquistas después
de la batalla de Alfambra, en febrero del 38, cayó prisionero. Fue trasladado a
Deusto, cuya Facultad de Derecho funcionó como campo de prisioneros.
En esa prisión vio cómo el mismo capellán que se mofaba de ellos por rojos se quitaba los hábitos y, de madrugada, entraba a formar parte del pelotón de fusilamiento. Él pudo salvar su vida porque, soldado sin graduación, pertenecía al grupo de “desafectos sin responsabilidad”, es decir, los republicanos voluntarios pero sin cargos. Fue trasladado después al campo de concentración de Miranda de Ebro. Pero sobrevivió a aquella terrible experiencia. Corrió mejor suerte que las decenas de miles de víctimas asesinadas y abandonadas en las cunetas de nuestras carreteras y las que cayeron fusiladas por procedimientos extrajudiciales sumarísimos antes y después de la guerra.
En esa prisión vio cómo el mismo capellán que se mofaba de ellos por rojos se quitaba los hábitos y, de madrugada, entraba a formar parte del pelotón de fusilamiento. Él pudo salvar su vida porque, soldado sin graduación, pertenecía al grupo de “desafectos sin responsabilidad”, es decir, los republicanos voluntarios pero sin cargos. Fue trasladado después al campo de concentración de Miranda de Ebro. Pero sobrevivió a aquella terrible experiencia. Corrió mejor suerte que las decenas de miles de víctimas asesinadas y abandonadas en las cunetas de nuestras carreteras y las que cayeron fusiladas por procedimientos extrajudiciales sumarísimos antes y después de la guerra.
Paul Preston, en el Holocausto español, afirma que durante la guerra cerca
de 200.000 hombres y mujeres fueron asesinados lejos del frente, ejecutados
extrajudicialmente o tras precarios procesos legales, y al menos 300.000
personas perdieron la vida en los frentes de batalla. En el conjunto de España, tras la victoria definitiva de
los rebeldes a finales de marzo de 1939, alrededor de 20.000 republicanos
fueron ejecutados, aunque la cifra creció hasta 1945, sobre todo, y continuó en
años siguientes, hasta 1975.
La Iglesia
católica, ajena a estos crímenes que siguen al día de hoy sin reparación,
regresando a un nacionalcatolicismo trasnochado pero que va ‘in crescendo’,
organizó el pasado día 13 en Tarragona un acto de beatificación de 522
“mártires”. Al decir de sus organizadores, un acto religioso, no político, pero
al que asistieron el ministro de
Justicia, Ruiz Gallardón, probado católico, el ministro del
Interior, Jorge Fernández Díaz, miembro
del Opus Dei, el presidente de las Cortes, Jesús Posada, y el presidente
de la Generalitat, Artur Mas. Regreso al pasado. La mayor parte del
episcopado español, con honrosas excepciones, apoyó el golpe de Estado contra
la República. El cardenal Gomá, un estrecho colaborador de Franco y quien dio el carácter de Cruzada a la Guerra
Civil, decía en su Pastoral colectiva al
episcopado español, de julio de 1937: “Afirmamos que el levantamiento
cívico-militar ha tenido en el fondo de la conciencia popular un doble arraigo:
el del sentido patriótico […] y el sentido religioso […] que debía reducir a la
impotencia a los enemigos de Dios”.
Mucho se ha
venido hablando, por parte del sector revisionista de la Guerra Civil, que la violencia desatada contra la Iglesia sería una
de las causas que justificarían el golpe militar contra la II República. Pero quienes
eso afirman parecen ignorar que esa injerencia de la Iglesia en política y su
beligerancia hacia el Estado republicano fue anterior. El 1 de mayo de 1931,
sólo unos días después de la proclamación de la República, la pastoral del
cardenal Segura orientaba a los católicos para que “prescindiendo de sus tendencias
políticas […] se unan de manera seria y eficaz para conseguir que sean elegidos
para las Cortes Constituyentes candidatos que ofrezcan plenas garantías de que
defenderán los derechos de la Iglesia y del orden social”. Días después, como
es sabido, en amplias zonas de España se producía el asalto y quema de iglesias
y conventos. Pero éstas y otras airadas reacciones populares no fueron
alentadas por el Gobierno de la
República; antes al contrario, fue desbordado por los acontecimientos, aunque
pronto pudo dominar la situación. No así la represión franquista, planificada
institucionalmente, y que fue más perdurable en el tiempo. A este respecto, el historiador Paul Preston afirma: “La represión
orquestada por los militares insurrectos fue una operación minuciosamente
planificada para, en palabras del director del golpe, el general Emilio Mola, «eliminar sin escrúpulos
ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros». Por contraste, la
represión en la zona republicana fue una respuesta mucho más impulsiva. En un
principio se trató de una reacción espontánea y defensiva al golpe militar […].
Resulta difícil concebir que la violencia en la zona republicana hubiera
existido siquiera de no haberse producido la sublevación militar, que logró
acabar con todas las contenciones de una sociedad civilizada”.
Son sólo unas pinceladas. Pero que
demuestran que la Iglesia debería dar un paso y pedir perdón a las víctimas del
franquismo. Y el Estado, como le ha exigido una Comisión de la ONU, debe poner
los medios para reparar tantas injusticias, pues hoy la Ley de la Memoria
Histórica, además de ser muy restrictiva e insuficiente, sigue paralizada por
falta de consignación presupuestaria desde la llegada del PP al Gobierno. Es
urgente, y de justicia, honrar la memoria de los otros mártires.
lunes, 21 de octubre de 2013
AMINATU HAIDAR, activista y pacifista saharaui: "LAS DETENCIONES ARBITRARIAS SON NUESTRO PAN DIARIO"
Ha participado esta tarde en Murcia en las jornadas sobre el Sahara organizadas por la Universidad de Murcia (Facultad de Trabajo Social) y diversos colectivos saharauis.
En próximos días, os aportaré una amplia reseña de la interesantísima charla que ha pronunciado en el salón de actos de la citada Facultad, ante un numeroso público, mayoritariamente estudiantil.
En próximos días, os aportaré una amplia reseña de la interesantísima charla que ha pronunciado en el salón de actos de la citada Facultad, ante un numeroso público, mayoritariamente estudiantil.
martes, 8 de octubre de 2013
EMERGE EL FASCISMO
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/10/08/emerge-fascismo/503462.html
La eclosión del
totalitarismo fascista en el primer tercio del siglo XX tuvo mucho que ver con
la debilidad del Estado liberal burgués, como consecuencia de la grave crisis económica provocada por la caída
de la Bolsa de Wall
Street en octubre de 1929. Sus consecuencias llegaron también algunos años más
tarde a nuestro país, si bien con menos repercusión que en otros países de
nuestro entorno, por nuestro secular atraso industrial.
En la España de 1933, la derecha
republicana se disponía a acceder al Gobierno, hecho que se consolidó tras las
elecciones de noviembre de ese año. Un mes antes, el 29 día de octubre, en el
Teatro de la Comedia
de Madrid, nacía Falange Española. En su discurso fundacional, José Antonio Primo de Rivera dejaba claras
cuáles eran sus intenciones. Con la apelación despectiva a la obra el Contrato
Social, de Rousseau, el nuevo partido fascista, como en la Italia mussoliniana,
expresaba su desprecio al liberalismo burgués. La apelación al patriotismo, al
caudillismo, a la superación de las derechas e izquierdas y la no renuncia, si
era preciso, a la violencia (la “dialéctica de los puños y las pistolas”) eran
algunas de las señas de identidad del nuevo partido.
Como es sabido, los regímenes
totalitarios y militaristas nazi, italiano y japonés fueron vencidos por las
armas, con la paradójica colaboración de las democracias occidentales y el
régimen comunista soviético. El mundo respiraba aliviado. Pero hoy, a casi
setenta años de la .desaparición de aquellos regímenes, el fascismo vuelve a
mostrar su rostro en varios países europeos, incluida la culta y pacífica
Noruega.
Nuestro país no es ajeno a la irrupción, con
cierta notoriedad, de esos alardes nostálgicos del fascismo más visceral. A
finales de agosto pasado, con el titular “Los líos del PP destacan los gestos
fascistas”, el diario El País anunciaba
que en la
Comunidad Valenciana empezaban a aflorar fotografías de
miembros de las Nuevas Generaciones del PP posando con gestos fascistas. La
misma noticia daba cuenta de que tanto en Gandía como en Canals ese partido
estaba dirigido por alcaldes afines a esa ideología, e incluso que la concejala
de Juventud de ese último municipio, Carmen
Melissa Ferrer, aparecía fotografiada junto a una bandera franquista.
Recordemos también la
irrupción de un grupo de extrema derecha en el Centro Cultural Blanquema de
Madrid, la sede de la
Generalitat , el 11 de septiembre, día en que se celebraba la Diada de Cataluña. Dicho
grupo llegó a forcejear con un trabajador de TV e incluso con el diputado de
CiU Josep Sánchez Llibre. Más
recientemente, conocimos con estupor la noticia de que Mercedes García Rodríguez, la alcaldesa del municipio madrileño de
Quijorna, había autorizado (y organizado) una exposición de objetos y símbolos
franquistas en el colegio público ‘Príncipe de Asturias’, acto que contó con la
colaboración de la Hermandad
de Regulares de Ceuta. Según dijo, el objetivo era “fomentar y promocionar los
valores tradicionales de la cultura española”. Tras la polémica, la alcaldesa
pidió disculpas, alegando que el ayuntamiento cedió el local sin saber qué se
iba a hacer allí. Pero, al parecer, dicha edil también había participado en un
acto de las mismas jornadas en una plaza de nombre preconstitucional, De la Quinta Bandera ,
un destacamento de apoyo a la sublevación contra la II República.
Es muy preocupante que el PP, que se ha venido negando hasta la fecha a condenar el régimen franquista, siga albergando en sus filas a cargos públicos que justifican los crímenes de
la dictadura. Llegándose incluso hasta el extremo de exaltar ese aciago periodo
de nuestra Historia más reciente. En este sentido, también tuvimos noticia de
que el concejal responsable de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Cádiar
(Granada), José Ortiz del Toro, afirmó
en el último pleno municipal que habría que ponerle dos o tres placas a Franco,
pues “dio su vida por los españoles”.
El fascismo es una
aberración histórica que surge en situaciones de aguda crisis social, económica
y política, y se nutre de fuentes como la xenofobia, la homofobia, el racismo…
Pero, sobre todo, es hijo de la ignorancia y la incultura. A este respecto,
como una imagen vale más que mil palabras, les emplazo a ver una viñeta del
dibujante y colaborador de La
Opinión , Pedro Sabiote,
de mediados de septiembre, en la que un tipo forzudo, de expresión hosca,
aparece con la mano derecha levantada mientras que su izquierda sostiene una
bandera preconstitucional. Arriba, la siguiente leyenda: “Si no quieres ser
como él, lee”. Sobran comentarios.
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