Os dejo estas líneas, de mi último artículo de La Opinión, "Merkel ignora la Historia" -artículo que podéis leer abajo-, para la reflexión:
"Quizá el gran dilema que hay que resolver hoy, sobre todo teniendo en cuenta que múltiples estudios nos advierten de que este bello planeta que habitamos nos está enviando señales de que hemos llegado a los límites del crecimiento, es precisamente cómo conciliar la necesidad de estimular, al menos inicialmente, el crecimiento económico y el consumo privado –necesarios para evitar la recesión- con la urgente e inaplazable apuesta por otro modo de ser y estar en el mundo, esto es, por una forma de vida más austera y plena, que incida más en lo cualitativo que en lo cuantitativo. Es el debate al que nos conducen tanto el movimiento ‘slow’, de moda en muchas zonas de Europa, como filósofos tales como Serge Latouche, con sus tesis sobre el decrecimiento".
Este debate lo viene posponiendo, una y otra vez, la izquierda.
Que seáis felices. Dentro de lo que cabe.
Salud y República.
HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN DÍA Y SON BUENOS. HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN AÑO Y SON MEJORES. HAY HOMBRES QUE LUCHAN MUCHOS AÑOS Y SON MUY BUENOS. PERO HAY QUIEN LUCHA TODA LA VIDA, ÉSOS SON LOS IMPRESCINDIBLES. (Bertold Brecht).
miércoles, 28 de diciembre de 2011
martes, 27 de diciembre de 2011
MERKEL IGNORA LA HISTORIA
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/12/27/merkel-ignora-historia/374010.html
Parece evidente que la grave crisis que atraviesa Occidente, a la vez económica, política, energética, ambiental, de valores… no encuentra estadistas de altura capaces de encontrar soluciones que hagan frente a lo que algún politólogo empieza a calificar como el “largo declive”. En lo que respecta a Europa, Angela Merkel, como reconocía en un artículo reciente el profesor Vicenç Navarro, parece aquejada, además de una evidente incapacidad política, de una absoluta falta de conocimiento histórico. Si, dicen, el recurso a la Historia es el antídoto para evitar incidir en los errores del pasado, no parece que esta receta haya llegado a los oídos de la que, hoy por hoy, está imponiendo fuertes políticas de austeridad a todos los países de la eurozona, forzándoles a que recorten de una manera muy marcada su gasto público, incluyendo el gasto social.
Cabe recordar que, en toda Europa, Alemania fue el país más fuertemente castigado por el crack de 1929. Apenas repuesta con enormes dificultades de su derrota en la Primera Guerra Mundial, la débil República de Weimar hubo de enfrentarse, además de a su recuperación interior, al pago de fuertes sumas -que nunca pudo satisfacer del todo- en concepto de indemnizaciones de guerra. Su dependencia del crédito norteamericano era, pues, enorme, por lo que la repatriación de capitales hundió sus bancos y sus principales empresas. Una altísima hiperinflación (un dólar americano llegó a cambiarse en los años 20 por millones de marcos), el cierre de empresas y el incremento del paro -estimado en un 40% de la población activa entre 1932-1933- llevaron a las clases medias alemanas a retirar su apoyo a la socialdemocracia, que sufrió un fracaso en las elecciones de 29 de marzo de 1930, mientras que se reforzaron los extremos. Así, si bien los comunistas colocaron 77 diputados en el Reichstag, los nazis lograron nada menos que 95 escaños, sobre los exiguos 12 anteriores. En una desesperada huida hacia adelante, el católico Brüning, del Zentrum, intentó un giro nacionalista que frenara el auge del nacionalsocialismo. En el poder desde 1930 a 1932, Brüning adoptó una política económica deflacionista, con una dura restricción crediticia y una congelación de depósitos bancarios, tanto nacionales como extranjeros. Como, además, para hacer frente al pago de la deuda pública, redujo el 30% del gasto público, afectando sobre todo a los salarios públicos y a la Seguridad Social, las consecuencias evidentes fueron un gran descenso del consumo y un enorme descontento popular. Se habían dado las condiciones para que, dos años más tarde, en enero de 1933, Adolf Hitler accediera al poder, aupado nada menos que por 14 millones de votos. Y es sabido que, con un fuerte programa de ‘keynesiasismo militar’ -saltándose las estipulaciones que el Tratado de Versalles había impuesto a Alemania, a la que se le impidió el rearme-, Hitler condujo al país a la salida de la recesión. Ya sabemos a qué precio para Europa.
Simultáneamente al ascenso del fascismo en Europa, el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt encaró la crisis con políticas keynesianas (New Deal) que estimularon la inversión productiva, el gasto público y el consumo privado. Nada de esto se está haciendo en estos momentos. Vicenç Navarro estima, pues, que es inevitable establecer un fuerte paralelismo entre la situación de Alemania en los años treinta y lo que está sucediendo hoy en países como Grecia, Portugal y pronto en otros como Italia y España.
Quizá el gran dilema que hay que resolver hoy, sobre todo teniendo en cuenta que múltiples estudios nos advierten de que este bello planeta que habitamos nos está enviando señales de que hemos llegado a los límites del crecimiento, es precisamente cómo conciliar la necesidad de estimular, al menos inicialmente, el crecimiento económico y el consumo privado –necesarios para evitar la recesión- con la urgente e inaplazable apuesta por otro modo de ser y estar en el mundo, esto es, por una forma de vida más austera y plena, que incida más en lo cualitativo que en lo cuantitativo. Es el debate al que nos conducen tanto el movimiento ‘slow’, de moda en muchas zonas de Europa, como filósofos tales como Serge Latouche, con sus tesis sobre el decrecimiento.
Pero estos temas merecerían otro artículo de mayor extensión. Entre tanto, les sugiero que en estas fechas navideñas consuman- si pueden-, pero haciendo uso del sentido común. Feliz Año Nuevo. Si nos dejan.
Parece evidente que la grave crisis que atraviesa Occidente, a la vez económica, política, energética, ambiental, de valores… no encuentra estadistas de altura capaces de encontrar soluciones que hagan frente a lo que algún politólogo empieza a calificar como el “largo declive”. En lo que respecta a Europa, Angela Merkel, como reconocía en un artículo reciente el profesor Vicenç Navarro, parece aquejada, además de una evidente incapacidad política, de una absoluta falta de conocimiento histórico. Si, dicen, el recurso a la Historia es el antídoto para evitar incidir en los errores del pasado, no parece que esta receta haya llegado a los oídos de la que, hoy por hoy, está imponiendo fuertes políticas de austeridad a todos los países de la eurozona, forzándoles a que recorten de una manera muy marcada su gasto público, incluyendo el gasto social.
Cabe recordar que, en toda Europa, Alemania fue el país más fuertemente castigado por el crack de 1929. Apenas repuesta con enormes dificultades de su derrota en la Primera Guerra Mundial, la débil República de Weimar hubo de enfrentarse, además de a su recuperación interior, al pago de fuertes sumas -que nunca pudo satisfacer del todo- en concepto de indemnizaciones de guerra. Su dependencia del crédito norteamericano era, pues, enorme, por lo que la repatriación de capitales hundió sus bancos y sus principales empresas. Una altísima hiperinflación (un dólar americano llegó a cambiarse en los años 20 por millones de marcos), el cierre de empresas y el incremento del paro -estimado en un 40% de la población activa entre 1932-1933- llevaron a las clases medias alemanas a retirar su apoyo a la socialdemocracia, que sufrió un fracaso en las elecciones de 29 de marzo de 1930, mientras que se reforzaron los extremos. Así, si bien los comunistas colocaron 77 diputados en el Reichstag, los nazis lograron nada menos que 95 escaños, sobre los exiguos 12 anteriores. En una desesperada huida hacia adelante, el católico Brüning, del Zentrum, intentó un giro nacionalista que frenara el auge del nacionalsocialismo. En el poder desde 1930 a 1932, Brüning adoptó una política económica deflacionista, con una dura restricción crediticia y una congelación de depósitos bancarios, tanto nacionales como extranjeros. Como, además, para hacer frente al pago de la deuda pública, redujo el 30% del gasto público, afectando sobre todo a los salarios públicos y a la Seguridad Social, las consecuencias evidentes fueron un gran descenso del consumo y un enorme descontento popular. Se habían dado las condiciones para que, dos años más tarde, en enero de 1933, Adolf Hitler accediera al poder, aupado nada menos que por 14 millones de votos. Y es sabido que, con un fuerte programa de ‘keynesiasismo militar’ -saltándose las estipulaciones que el Tratado de Versalles había impuesto a Alemania, a la que se le impidió el rearme-, Hitler condujo al país a la salida de la recesión. Ya sabemos a qué precio para Europa.
Simultáneamente al ascenso del fascismo en Europa, el presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt encaró la crisis con políticas keynesianas (New Deal) que estimularon la inversión productiva, el gasto público y el consumo privado. Nada de esto se está haciendo en estos momentos. Vicenç Navarro estima, pues, que es inevitable establecer un fuerte paralelismo entre la situación de Alemania en los años treinta y lo que está sucediendo hoy en países como Grecia, Portugal y pronto en otros como Italia y España.
Quizá el gran dilema que hay que resolver hoy, sobre todo teniendo en cuenta que múltiples estudios nos advierten de que este bello planeta que habitamos nos está enviando señales de que hemos llegado a los límites del crecimiento, es precisamente cómo conciliar la necesidad de estimular, al menos inicialmente, el crecimiento económico y el consumo privado –necesarios para evitar la recesión- con la urgente e inaplazable apuesta por otro modo de ser y estar en el mundo, esto es, por una forma de vida más austera y plena, que incida más en lo cualitativo que en lo cuantitativo. Es el debate al que nos conducen tanto el movimiento ‘slow’, de moda en muchas zonas de Europa, como filósofos tales como Serge Latouche, con sus tesis sobre el decrecimiento.
Pero estos temas merecerían otro artículo de mayor extensión. Entre tanto, les sugiero que en estas fechas navideñas consuman- si pueden-, pero haciendo uso del sentido común. Feliz Año Nuevo. Si nos dejan.
jueves, 22 de diciembre de 2011
miércoles, 21 de diciembre de 2011
LA LISTA DE RAJOY
Soraya Sáenz de Santamaría: Vicepresidenta del Gobierno y Ministra de Presidencia.
Luis de Guindos: Economía.
Cristobal Montoro: Hacienda.
José Manuel García Margallo: Asuntos Exteriores
Alberto Ruiz Gallardón: Justicia
Pedro Morenés: Defensa
Jorge Fernández Díaz: Interior
Ana Pastor: Fomento
José Ignacio Wert: Educación, Cultura y Deporte,
Fátima Báñez: Empleo y Seguridad Social
José Manuel Soria: Industria, Turismo y Energía
Miguel Ángel Arias-Cañete: Agricultura
Ana Mato: Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Comentarios, así, a vuelapluma:
1º No me sorprende, pero es claro que no se cumple el principio de paridad mujeres-hombres. Aunque Soraya S. de Santamaría asume, además de la única vicepresidencia y el ministerio de la Presidencia, la portavocía del Gobierno, con lo que acumula un enorme poder en el gabinete y se constituye, claramente, en la "mano derecha" de Rajoy.
2º. La composición del gabinete es una clara bofetada a Esperanza Aguirre. En la lista están los que han sido 'fieles' a Mariano durante estos años.
3º. La incusión, en el Ministerio de Sanidad, de los Servicios Sociales y la Igualdad denota el poco peso que estas últimas materias, presumiblemente, van a tener en la acción de Gobierno.
4º. NInguna sorpresa en la asignación de Agricultura a Arias Cañete y la cartera de Hacienda a Cristóbal Montoro.
5º Sí es significativo que la cartera de Economía se le asigne a quien fue presidente de Lehman Brothers-España.
En suma: premio a largas fidelidades en épocas de ostracismo, en la oposición, y un gobierno de supuestos '¿tecnócratas?' para seguir consolidando y ahondando los recortes económicos y sociales.
Luis de Guindos: Economía.
Cristobal Montoro: Hacienda.
José Manuel García Margallo: Asuntos Exteriores
Alberto Ruiz Gallardón: Justicia
Pedro Morenés: Defensa
Jorge Fernández Díaz: Interior
Ana Pastor: Fomento
José Ignacio Wert: Educación, Cultura y Deporte,
Fátima Báñez: Empleo y Seguridad Social
José Manuel Soria: Industria, Turismo y Energía
Miguel Ángel Arias-Cañete: Agricultura
Ana Mato: Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Comentarios, así, a vuelapluma:
1º No me sorprende, pero es claro que no se cumple el principio de paridad mujeres-hombres. Aunque Soraya S. de Santamaría asume, además de la única vicepresidencia y el ministerio de la Presidencia, la portavocía del Gobierno, con lo que acumula un enorme poder en el gabinete y se constituye, claramente, en la "mano derecha" de Rajoy.
2º. La composición del gabinete es una clara bofetada a Esperanza Aguirre. En la lista están los que han sido 'fieles' a Mariano durante estos años.
3º. La incusión, en el Ministerio de Sanidad, de los Servicios Sociales y la Igualdad denota el poco peso que estas últimas materias, presumiblemente, van a tener en la acción de Gobierno.
4º. NInguna sorpresa en la asignación de Agricultura a Arias Cañete y la cartera de Hacienda a Cristóbal Montoro.
5º Sí es significativo que la cartera de Economía se le asigne a quien fue presidente de Lehman Brothers-España.
En suma: premio a largas fidelidades en épocas de ostracismo, en la oposición, y un gobierno de supuestos '¿tecnócratas?' para seguir consolidando y ahondando los recortes económicos y sociales.
martes, 20 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
ÉPOCA DE CAMBIOS, CAMBIO DE ÉPOCA
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/12/13/epoca-cambios-cambio-epoca/370744.html
Los presidentes de izquierda a derecha: Rafael Correa de Ecuador, Juan Manuel Santosde Colombia, Evo Morales de Boliva, Hugo Chavez de Venezuela, Cristina Fernandez de Argentina, Dilma Rousseff deBrazil, Raul Castro de Cuba, Presidente electo Otto Perez de Guatemala, Alvaro Colom de Guatemala, Jose Lobo de Honduras (Atrás, de derecha a izquierda): Primer Ministro de Dominica Roosevelt Skerrit, Desi Bouterse deSuriname, Fernando Lugo de Paraguay, Daniel Ortega de Nicaragua, Felipe Calderon de Mexico, Ricardo Martinelli de Panama, Leonel Fernandez de Republica Dominicana, Jose Mujica de Uruguay, Primer Ministro de Barbados Freundel Stuart y Primer Ministro de Granada Tillman Thomas en CELAC, Caracas, 2 de diciembre , 2011. Foto: REUTERS/Gil Montano
DIEGO JIMÉNEZ
Valle de los Caídos. El Gobierno en funciones del PSOE ha querido despedirse con una decisión tardía y poco operativa. Llegan tarde las conclusiones de la comisión de expertos creada para decidir el destino del Valle de los Caídos. El momento idóneo para haber abordado el asunto hubiera sido cuando se discutía una cuestionada, por insuficiente, Ley de la Memoria Histórica. No se hizo así. Y ahora Zapatero pasa la ´patata caliente´ al próximo Gobierno del PP, partido que, hay que recordar, nunca ha condenado explícitamente al régimen franquista. Esa circunstancia, añadida a la necesidad de que la Iglesia autorice (¿hasta cuándo tendremos que soportar la injerencia de la jerarquía católica en asuntos temporales?) el traslado de los restos del dictador y a la negativa de la familia a que éste se produzca, me hace pensar que ese mausoleo, la basílica y la gran cruz de piedra, productos de la ensoñación megalómana de uno de los más sanguinarios dictadores del siglo XX, van a seguir intocables, como una palpable demostración que la Transición nunca llegó a consolidarse plenamente.
¿Qué se celebra? A 33 años del referéndum constitucional, una prueba de que esa Transición no se llegó a realizar del todo es el hecho de que la Constitución de 1978 está cada vez más vacía de contenido. 33 años son un plazo suficiente para haber abordado reformas pendientes. No se ha querido hacer así. Pero después de la reforma -ésa sí- pactada el pasado verano por los dos partidos mayoritarios, obviando la necesaria consulta a la ciudadanía, está claro que asistimos a un retroceso democrático. Y la sensación de que esa Carta Magna es letra muerta se constata por el incumplimiento de derechos sociales básicos, como el de la vivienda.
Ejército portugués. Hace unos meses, el portugués Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, advertía a los sindicatos que en Europa podrían producirse retrocesos democráticos serios (¿dictaduras?) si los sectores populares no se avenían a cumplir las duras medidas de ajuste impuestas por las autoridades comunitarias. Pero es esperanzador el hecho de que, tras los durísimos recortes en Portugal, los militares avisan de que no reprimirán ninguna revuelta popular, pues se sienten servidores del pueblo y no del Estado. Esa toma de postura del Ejército luso nos trae a la memoria la Revolución de los Claveles. A diferencia del caso español (julio de 1936), aquel Ejército portugués de los años 70, que había tenido que batirse en una guerra colonial, hizo causa común con el pueblo para poner fin a la dictadura.
Nace la CELAC. Cuando la vieja Europa está a punto de perder sus señas de identidad en virtud del acoso a que la tiene sometida la voracidad del capitalismo transnacional, bien que con la colaboración de la fracción hegemónica del capitalismo europeo representada por las políticas de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, al otro lado del Atlántico, en Caracas, acaba de nacer estos días la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). El mismo neoliberalismo que empuja a Europa hacia la disgregación actúa de acicate en Latinoamérica para impulsar un proceso unificador. Habida cuenta de que el anfitrión del acontecimiento ha sido Hugo Chávez, este acontecimiento -del que hay que destacar su escasa repercusión mediática- concita aquí escasas adhesiones.
No obstante, las reticencias que muchas personas manifiestan respecto a los mandatarios de Ecuador, Bolivia, Venezuela y Cuba -por poner algunos ejemplos- no pueden ocultar un hecho fundamental: en Latinoamérica acaba de nacer un proyecto de integración regional que va a agrupar a 33 países de la región, con una población estimada de casi seiscientos millones de habitantes. Con la CELAC queda sin efecto la doctrina Monroe («América para los americanos»). Este nuevo organismo, que compite abiertamente con la OEA, quiere constituirse en el paladín de la defensa de la soberanía de los países del sur del continente respecto de las pretensiones hegemónicas del gigante del norte. Los sueños del viejo libertador Bolívar y de José Martí están más cerca de ser una realidad. En Latinoamérica estamos asistiendo, en palabras del presidente Rafael Correa, más que a una época de cambios, a un cambio de época.
Los presidentes de izquierda a derecha: Rafael Correa de Ecuador, Juan Manuel Santosde Colombia, Evo Morales de Boliva, Hugo Chavez de Venezuela, Cristina Fernandez de Argentina, Dilma Rousseff deBrazil, Raul Castro de Cuba, Presidente electo Otto Perez de Guatemala, Alvaro Colom de Guatemala, Jose Lobo de Honduras (Atrás, de derecha a izquierda): Primer Ministro de Dominica Roosevelt Skerrit, Desi Bouterse deSuriname, Fernando Lugo de Paraguay, Daniel Ortega de Nicaragua, Felipe Calderon de Mexico, Ricardo Martinelli de Panama, Leonel Fernandez de Republica Dominicana, Jose Mujica de Uruguay, Primer Ministro de Barbados Freundel Stuart y Primer Ministro de Granada Tillman Thomas en CELAC, Caracas, 2 de diciembre , 2011. Foto: REUTERS/Gil Montano
DIEGO JIMÉNEZ
Valle de los Caídos. El Gobierno en funciones del PSOE ha querido despedirse con una decisión tardía y poco operativa. Llegan tarde las conclusiones de la comisión de expertos creada para decidir el destino del Valle de los Caídos. El momento idóneo para haber abordado el asunto hubiera sido cuando se discutía una cuestionada, por insuficiente, Ley de la Memoria Histórica. No se hizo así. Y ahora Zapatero pasa la ´patata caliente´ al próximo Gobierno del PP, partido que, hay que recordar, nunca ha condenado explícitamente al régimen franquista. Esa circunstancia, añadida a la necesidad de que la Iglesia autorice (¿hasta cuándo tendremos que soportar la injerencia de la jerarquía católica en asuntos temporales?) el traslado de los restos del dictador y a la negativa de la familia a que éste se produzca, me hace pensar que ese mausoleo, la basílica y la gran cruz de piedra, productos de la ensoñación megalómana de uno de los más sanguinarios dictadores del siglo XX, van a seguir intocables, como una palpable demostración que la Transición nunca llegó a consolidarse plenamente.
¿Qué se celebra? A 33 años del referéndum constitucional, una prueba de que esa Transición no se llegó a realizar del todo es el hecho de que la Constitución de 1978 está cada vez más vacía de contenido. 33 años son un plazo suficiente para haber abordado reformas pendientes. No se ha querido hacer así. Pero después de la reforma -ésa sí- pactada el pasado verano por los dos partidos mayoritarios, obviando la necesaria consulta a la ciudadanía, está claro que asistimos a un retroceso democrático. Y la sensación de que esa Carta Magna es letra muerta se constata por el incumplimiento de derechos sociales básicos, como el de la vivienda.
Ejército portugués. Hace unos meses, el portugués Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, advertía a los sindicatos que en Europa podrían producirse retrocesos democráticos serios (¿dictaduras?) si los sectores populares no se avenían a cumplir las duras medidas de ajuste impuestas por las autoridades comunitarias. Pero es esperanzador el hecho de que, tras los durísimos recortes en Portugal, los militares avisan de que no reprimirán ninguna revuelta popular, pues se sienten servidores del pueblo y no del Estado. Esa toma de postura del Ejército luso nos trae a la memoria la Revolución de los Claveles. A diferencia del caso español (julio de 1936), aquel Ejército portugués de los años 70, que había tenido que batirse en una guerra colonial, hizo causa común con el pueblo para poner fin a la dictadura.
Nace la CELAC. Cuando la vieja Europa está a punto de perder sus señas de identidad en virtud del acoso a que la tiene sometida la voracidad del capitalismo transnacional, bien que con la colaboración de la fracción hegemónica del capitalismo europeo representada por las políticas de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, al otro lado del Atlántico, en Caracas, acaba de nacer estos días la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). El mismo neoliberalismo que empuja a Europa hacia la disgregación actúa de acicate en Latinoamérica para impulsar un proceso unificador. Habida cuenta de que el anfitrión del acontecimiento ha sido Hugo Chávez, este acontecimiento -del que hay que destacar su escasa repercusión mediática- concita aquí escasas adhesiones.
No obstante, las reticencias que muchas personas manifiestan respecto a los mandatarios de Ecuador, Bolivia, Venezuela y Cuba -por poner algunos ejemplos- no pueden ocultar un hecho fundamental: en Latinoamérica acaba de nacer un proyecto de integración regional que va a agrupar a 33 países de la región, con una población estimada de casi seiscientos millones de habitantes. Con la CELAC queda sin efecto la doctrina Monroe («América para los americanos»). Este nuevo organismo, que compite abiertamente con la OEA, quiere constituirse en el paladín de la defensa de la soberanía de los países del sur del continente respecto de las pretensiones hegemónicas del gigante del norte. Los sueños del viejo libertador Bolívar y de José Martí están más cerca de ser una realidad. En Latinoamérica estamos asistiendo, en palabras del presidente Rafael Correa, más que a una época de cambios, a un cambio de época.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
NADA QUE CELEBRAR
A treienta y tres años del referédum constitucional, que dio luz verde a la vigente Carta Magna en España, no hay motivos de celebración alguna de aquella efeméride. La fecha del 6 de diciembre ha de servirnos, sin embargo, para recordarnos que sigue pendiente, hoy más que nunca, la necesidad de superar esa Constitución, impuesta bajo el ruido de sables y la presión de las instituciones y grupos sociales y políticos del franquismo.
La fecha del 6 de diciembre nos ha de servir para recordarnos también la necesidad de sumar fuerzas para dinamizar un nuevo proceso constituyente, en clave republicana, superador de la obsoleta y cada vez más desprestigiada fórmula política monárquica. Los Borbones, desde su acceso al poder en el inicio del siglo XVIII, han sido una dinastía que se han apoyado en los sectores más conservadores del país, han frenado el progreso social y, en no pocos casos, han protagonizado sonoros casos de corrupción.
Hoy, más que nunca, es hora de gritar alto y claro: ¡¡Tercera República, ya!!
La fecha del 6 de diciembre nos ha de servir para recordarnos también la necesidad de sumar fuerzas para dinamizar un nuevo proceso constituyente, en clave republicana, superador de la obsoleta y cada vez más desprestigiada fórmula política monárquica. Los Borbones, desde su acceso al poder en el inicio del siglo XVIII, han sido una dinastía que se han apoyado en los sectores más conservadores del país, han frenado el progreso social y, en no pocos casos, han protagonizado sonoros casos de corrupción.
Hoy, más que nunca, es hora de gritar alto y claro: ¡¡Tercera República, ya!!
sábado, 3 de diciembre de 2011
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