El matemático y filósofo José Luis Escorihuela "Ulises" diseccionó en Murcia las técnicas para la resolución de conflictos y el efectivo trabajo grupal.
Diego Jiménez. Murcia, 31-10-2007.- “Detrás de los problemas más difíciles se hallan personas, grupos de personas que no se llegan a entender. Podemos culpar al crimen, la guerra, las drogas, la avaricia, la pobreza, el capitalismo o la inconsciencia colectiva, pero en última instancia son las personas quienes causan los problemas”. Esta reflexión de Arnold Mindell, autor de la obra “Sentados en el fuego” nos sirve como ‘aperitivo’ para entender por dónde transcurrió la tercera ponencia de los “Debates del Moneo”, ciclo que viene organizando en esa sala la coalición Izquierda Unida+Los Verdes de Murcia.
La charla, que partió de la propuesta de Elías López, de los Verdes, contó con la presencia del filósofo José Luis Escorihuela “Ulises”, y se desarrolló el pasado martes, 30 de octubre, bajo la moderación del socio de “Ecoaldeas” Eduard González, que sustituyó a Elías, quien tenía previsto hacerlo, pero se ausentó a última hora por motivos personales.
EL ARTE DE CREAR COMUNIDAD
Ulises, que desarrolla su trabajo en el asesoramiento a grupos para la resolución de conflictos, partió del supuesto de la insatisfacción que nos produce el funcionamiento de los grupos de iguales, en los que afloran conflictos viejos, pese a la adopción de toma de decisiones por consenso. Por ello, desde hace algunos años, este antiguo enseñante, se dedica a la tarea de “crear comunidad”, o lo que es lo mismo, al desarrollo de habilidades para trabajar en grupo, algo que considera absolutamente necesario. Partiendo de las experiencias de Beatrice Briggs, y tras leer en Escocia la obra “Sentados en el fuego”, de Arnold Mindell (obra que él mismo tradujo, que podemos encontrar en la editorial “Icaria” y a la que define como la “Biblia de los grupos”), Ulises se dedicó con entusiasmo a este empeño. Con Arnold Mindell, Ulises cree que el “campo grupal”, o la presión social de los sociólogos, tiñe a todo grupo de determinadas cualidades. En su opinión, cada grupo es producto de lo que aporta al mismo cada uno de sus miembros, en mutua interinfluencia. En grupos grandes, el “campo grupal” podría definirse como la Cultura, pero en los grupos más pequeños también nos es dado encontrar esa cultura grupal.
EL “ESPÍRITU” DEL GRUPO Y LOS ROLES
Las respuestas que aporta cada grupo a cada situación vienen mediatizadas, pues, por ese “campo grupal”. Ya los antiguos chamanes desdeñaban en los conflictos del grupo la causa individual y recurrían, para explicar éstos, a lo que denominaban ‘espíritu maligno’. Para Ulises, hoy es preciso, así mismo, recuperar esa idea de los chamanes; por ello, admitiendo la presencia de esos “espíritus temporales”, procede separar las personas de los roles que pueden desempeñar en su grupo, roles que son distintos en función de la adscripción de cada persona a un grupo determinado. En opinión de Ulises, no siempre actuamos igual. Según el lugar donde nos encontremos, nos mostramos irascibles, extrovertidos, alegres, introvertidos… Así, “la misma persona puede jugar distintos roles”, afirmó. Pero nuestro rol no es todo nuestro, en la medida en que hay un componente horizontal que nos lleva a desempeñar distintos papeles bajo la influencia del “campo grupal” en que actuemos. Entendida esta situación, ello nos ayudará a desligar el conflicto de la persona determinada (despersonalización de los problemas), por lo que es más fácil no percibir a nadie en el grupo como el “malo” de la película, en la medida en que fuera de ese rol que desempeña en un determinado grupo podría ser una persona maravillosa. El trabajo de Ulises consiste, pues, en identificar las situaciones de conflicto para intentar enmendarlas.
RECONOCIENDO LOS PROBLEMAS
En primer lugar, la comunicación
En los grupos, y ante situaciones varias, se da una carga emocional distinta en cada miembro del grupo, lo que Ulises denominó “combustibilidad”. Además, cuando se percibe desequilibrio de poder dentro del grupo, cualquier miembro de éste puede percibir la diferencia como una amenaza. Por eso, es esencial trabajar en la dirección de una adecuada comunicación. “La mayor parte de la comunicación que se da en las sociedades occidentales tiene una carga de violencia”, dijo, por lo que procede cambiar las maneras de comunicarnos. La comunicación violenta adopta las formas de reproches, juicios, consejos…hacia la otra persona. Para evitar esa carga de violencia que se da en el hecho comunicativo, habría que aprender a expresar libremente los sentimientos de cada cual, llegar a acuerdos…, evitando derivar la responsabilidad de cualquier situación hacia las demás personas. Y es que “utilizamos el chantaje emocional, el sentimiento de culpa, incluso en nuestras relaciones con nuestros pequeños”, dijo. “La comunicación no violenta nos exige un aprender a expresar con sinceridad y sin reproches nuestros propios sentimientos, así como una carga de “empatía” que nos lleve a escuchar de la otra persona lo que quiere de mí mismo, tratando de comprender, además, sus sentimientos y necesidades”, enfatizó Ulises, quien se mostró convencido de que la comunicación violenta está minando constantemente a los grupos. Por eso, dentro de su trabajo, que el denominó “facilitación”, lo que se intenta es organizar espacios de encuentro para abordar la dimensión emocional de un grupo (“foro de procesos”).
Poder y rango
Partiendo de la evidencia de que no todo el mundo tiene el mismo poder y capacidad de liderazgo dentro del grupo, Ulises distinguió, sin embargo, entre poder (distribuido desigualmente en cada grupo) y rango, o la posición que adopta alguien dentro del grupo en función de su capacidad para influir. El rango es distinto, también, en función de la ubicación de cada persona en grupos distintos. Así, por ejemplo, un buen matemático ostentará un alto rango en una reunión con sus iguales, pero puede tener un rango inferior en otro grupo diferente. El rango, dentro de un grupo, está relacionado con los privilegios. Si no se es consciente de que se disfruta de un alto rango, ello puede conducir a la asunción de un rol en que los privilegios predominen, lo que puede llevar a la frustración y rabia del resto de los componentes del grupo. Para Mindell, “el uso inconsciente del rango genera deseos de venganza”, sobre todo en personas con bajo rango. Si se abusa de él, ello generará, pues, injusticias y desigualdad dentro del grupo.
¿Por qué existen diferencias de rango entre las personas? Por las diferentes experiencias vitales de cada cual. “Hay personas que siempre han sido machacadas, que se sienten víctimas”, dijo Ulises. Pero, a veces, las víctimas llegan a utilizar auténticas estrategias de “terrorismo”, en forma, por ejemplo, de sabotear tareas necesarias al grupo. Esas respuestas son el resultado de la imposibilidad de las víctimas de cualquier grupo social de enfrentarse directamente al individuo dominante. Ante situaciones como ésta, el desbloqueo es difícil. Puede lograrse, según Ulises, propiciando una comunicación empática entre todos los miembros del grupo.
ALGUNAS ESTRATEGIAS DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
¿Cómo resolver estas situaciones? La solución, compleja, viene dada por la creación de estructuras:
-De emancipación y de toma de decisiones, en las que todo el mundo se sienta partícipe.
-De gestión del campo emocional de grupo (foros)
-De comunicación empática, conducente a la resolución de conflictos.
-De “empoderar”, es decir, tratar de nivelar el nivel de poder entre todos los componentes de ese grupo, en una línea tendente a integrarlos, sin exclusiones.
WEB DE REFERENCIA
La disertación de Ulises fue rica en ideas y experiencias. Imposible reflejar en una crónica como ésta todos los matices de su denso contenido. Para las personas interesadas en este apasionante tema, no siempre tenido en cuenta en las difíciles relaciones grupales, hay una página web que puede tomarse como referencia para ahondar en la información, no sólo de esta temática, sino de todo lo referente a Ecoaldeas, Permacultura, etc. La información está disponible en http://www.selba.org/.