martes, 27 de febrero de 2018

DISPONGO, ORDENO Y MANDO...Y ATIZO

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/02/27/dispongo-ordeno-mando-atizo/901335.html



En un país de súbito culto a la enseña patria, el mismo que se rinde entusiasmado a una letrilla zafia para nutrir un himno nacional hasta ahora sin estrofas; en un país que eleva a manifestación cultural el maltrato animal y que, por el contrario, calla ante el recorte de libertades y siente aversión por la Cultura con mayúscula; en un país connivente con la corrupción y tolerante con las lacerantes diferencias sociales pero que desprecia al diferente…, la honestidad, la perseverancia, la lucha por la justicia no son precisamente valores en alza. 

El pasado martes, LA OPINIÓN publicaba un artículo de una persona honesta, perseverante y justa, Joaquín Contreras. En un país normal, en una región normal, su referencia a que, como portavoz de la Plataforma Pro Soterramiento, había sido distinguido en la final del certamen Hay Derecho, en reconocimiento a su impecable trayectoria de lucha por la no segregación de los barrios del sur de Murcia del resto de la ciudad, habría merecido titulares de prensa previos a la publicación de su artículo. Pero no fue así. La honestidad y la coherencia no se valoran en un país que -como en la novela cervantina El patio de Monipodio-  eleva a categoría casi mítica la picaresca. Tengo para mí que, de no haber sido referenciada por la propia persona distinguida, dicha distinción habría pasado desapercibida. Sin embargo, ese reconocimiento a Joaquín Contreras, aun silenciado mediáticamente, tiene una alta carga simbólica. Es la constatación palmaria de que, en este desierto surestino –geográfico y de ideas-, aún hay instituciones y fundaciones que reconocen y premian la lucha por la justicia. Contreras es el portavoz de muchas y muchas voces que se niegan a plegarse ante la injusticia, hartas de tantas y tantas promesas incumplidas. Hartas, por qué no decirlo sin eufemismos, de tantos engaños y ninguneos. Por parte de unos y de otros.

No de otra forma hay que calificar el desprecio por el gobierno municipal del PP de la moción aprobada por el pleno del Ayuntamiento de Murcia en que se instaba al cumplimiento del Acuerdo a tres bandas suscrito en 2006 por la Comunidad Autónoma,  el Ayuntamiento y el Ministerio de Fomento para la llegada del AVE soterrado a la estación de El Carmen. Sabemos que las mociones se aprueban para incumplirlas. Y en eso el alcalde de Murcia es maestro. Lo que no es de recibo es la ‘comprensión’ que, ante las obras de la pasarela peatonal en Santiago el Mayor, ha expresado el nuevo secretario general del PSRM-PSOE. Desdiciéndose de la aparente ‘firmeza’ del grupo municipal socialista en dicho pleno, dio por buena la instalación de esa pasarela provisional pues, en su opinión, “garantiza la permeabilidad entre los barrios mientras se acomete el soterramiento y llega el AVE en superficie”, según nos recordaba Rosa Roda en su artículo de LA OPINIÓN del pasado martes.

Ante tantos incumplimientos y engaños, la ‘guerra de las vías’, como alguien ha calificado la larga lucha vecinal que ha superado los 150 días de protestas y está siendo un referente en todo el país, tiene de violenta lo que las calenturientas mentes de algunos, instalados en la mentira permanente, quieran otorgarle. Porque, cuando la razón y la justicia exhibida por el vecindario molestan, es fácil caer en la criminalización fácil y falsa y en las graves acusaciones que se han ido vertiendo contra unas vecinas y vecinas que luchan por algo de lo que carecen sus acusadores: la dignidad frente a los indignos.

Indigno ese diputado que se aprestó a amenazar a los vecinos, diciendo “que se preparen, que aquí ha llegado el nuevo delegado del Gobierno”. Indigno quien no sólo criminaliza las protestas verbalmente, acusando a Pro Soterramiento de ejercer la violencia en las mismas, sino que con despliegues policiales desorbitados y acciones punitivas en forma de detenciones y multas trata de desactivarlas. Indignos quienes acusan de terrorismo a unas vecinas y vecinos pacíficos. Indigno ese asesor del Gobierno regional que, por ello, solicitó para éstos (¡qué barbaridad!) la aplicación de la Ley antiterrorista.

En esta Región, si quienes nos gobiernan orientaran sus actuaciones hacia el bien común, y no al personal o de su partido, no caerían en saco roto reivindicaciones tan razonables como la adecuación de las infraestructuras ferroviarias a las auténticas necesidades de la ciudadanía del siglo XXI. Dispondríamos de unos buenos trenes de cercanías; se habría potenciado el eje Chinchilla-Cartagena, con vía desdoblada y electrificada; los trenes de mercancías y los del futuro Corredor mediterráneo no atravesarían los cascos urbanos de Alcantarilla y Murcia, y el AVE, ese tren realmente elitista e innecesario, llegaría a una estación moderna e intermodal, que debería haber sido diseñada para la zona norte de la ciudad. No ha sido así. Como alternativa, la opción de Beniel era lo razonable. Pero ello implica admitir que quienes gobiernan están guiados por la razón. Dudoso cuando, según decía arriba, sus comportamientos se orientan más hacia el enfrentamiento con sus gobernados y hacia la criminalización de sus conductas. 

Las imágenes de la represión de la protesta vecinal de las vías responden, pues, en última instancia a quienes entienden que el ejercicio del poder consiste en un ‘dispongo, ordeno y mando…y atizo’. Y esta última palabra en su genuina –me imagino que saben cuál-  acepción.
Diego Jiménez  @didacMur

jueves, 15 de febrero de 2018

Presentado en Murcia el libro de Memorias ‘La Casa de la Loma’



El acto contó con una notable asistencia de público deseoso de conocer la primera obra literaria de su autor, Diego Jiménez, docente jubilado y columnista de prensa.


Diego Jiménez/Murcia.- En la tarde del pasado miércoles, día 14, los locales del Txoko, en Murcia, acogieron la presentación de La Casa de la Loma, editado por Tirano Banderas, libro de Memorias noveladas del que soy autor, hoy docente jubilado, activista social y columnista de prensa.
En la foto, de izquierda a derecha, José Sánchez, el autor e Isabel María Abellán



El acto, que se desarrolló con notable asistencia de público, fue presentado por José Sánchez, miembro de la Asociación de Memoria Histórica de Murcia-Tenemos Memoria y presidente del recién constituido Ateneo Republicano de Murcia, e Isabel María Abellán, catedrática de Historia y autora de la novela Isidro, sobre los horrores del Campo de concentración de Albatera (Alicante).



Esta fue la segunda presentación en la Región, después de la realizada el pasado sábado en La Palma (Cartagena), también con numeroso público presente en el precioso marco de la Casa del Folclore de esa diputación cartagenera. En esa ocasión, los presentadores fueron Francisco García, primo del autor, y José Sánchez, Cronista Oficial de Cartagena.

Diseño

La Casa de la Loma no pretende ser una novela. Tampoco un libro de Historia. Muestra retazos de la vida de Ana, una campesina del Campo de Cartagena, madre del autor, a la que le tocó vivir en una época convulsa y agitada. Nacida en los mismos días en que el dictador Primo de Rivera se ofreció a Alfonso XIII para erigirse en el salvador del país, Ana conoció de cerca las carencias de la guerra y la posguerra. En las páginas de este libro nos introduciremos en algunos momentos de su existencia y encontraremos de todo, pese a circunscribir sus experiencias al estrecho marco geográfico del Campo de Cartagena: momentos dichosos, como la alegría compartida con sus padres, de niña; momentos menos dulces, como los efectos terribles de la guerra del 36, y momentos tristes, con la omnipresencia de la muerte. 


Ana, que apenas fue a la escuela, tuvo el valor y la paciencia suficientes para sentarse ante una libreta de pastas gruesas y, durante la noche, arrancando horas a un sueño que, con el paso de los años, cede espacio gradualmente a una vigilia proclive a la evocación y al recuerdo, dedicarse a eso, a recordar. Y a escribir. Este libro es un homenaje del autor a su madre, una mujer humilde y ejemplar.

El libro, que ya va por su segunda edición en un mes, está a la venta en Librería Diego Marín, de Murcia, y en breve a través de una distribuidora de la propia editorial.