miércoles, 27 de enero de 2021

CANTÓN DE CARTAGENA: 47 ANIVERSARIO DE SU CAÍDA

 https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2021/01/27/canton-cartagena-147-aniversario-final/1182930.html

En la memoria colectiva de las gentes hay fechas que deberían ser recordadas siempre. El pasado día 11 de este mes se cumplían 147 años de la caída del Cantón de Cartagena, al rendirse la ciudad a las tropas centralistas del general López Domínguez. No es posible abordar en profundidad ese hecho histórico, complejo y difícil, en los límites de este artículo, pero sí recordar, siquiera sucintamente, el contexto en que se produjo.



Aunque el general Prim, uno de los protagonistas de la caída de Isabel II en septiembre de 1868, había sostenido siempre que una República en España era inconcebible, al dimitir Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873 la Asamblea (compuesta por el Senado y el Congreso) votó la reforma de la Constitución monárquica de 1869 para la proclamación de la República. Estanislao Figueras fue nombrado presidente del Consejo, acompañado de tres republicanos (Pi i Margal, Castelar y Salmerón) y cinco radicales que habían apoyado la monarquía de Amadeo. La nueva República sólo fue apoyada internacionalmente por EE UU, Suiza, Costa Rica y Guatemala.

Pronto afloraron las diferencias entre las distintas concepciones del republicanismo: los unitarios, herederos del partido radical, pretendían consolidar una República centralista, frente a los federalistas, cuya ala izquierda, los intransigentes, estaban llamados a tener protagonismo en las revueltas cantonales de las que ahora hablaremos. El gobierno Figueras firmó solemnemente el cese del servicio militar obligatorio y creó el servicio voluntario. Pero a los trece días de haberse formado el nuevo Gobierno, se encontraba bloqueado por las diferencias que existían entre los ministros radicales y republicanos, por lo que presentó su sonora (sonora por los conocidos exabruptos con los que anunció su decisión) dimisión a las Cortes el día 24 de febrero.

Le sucedió Pi i Margall, partidario de redactar cuanto antes un proyecto de Constitución. Al tiempo, en Madrid se había constituido un Comité de Salud Pública, encabezado por Roque Barcia, y en febrero estalló la crisis de Gobierno, al abandonarlo los radicales. En Cataluña, el 8 de marzo, se proclamó el Estado Catalán.

Desaparecidos los radicales de la escena política, se celebraron elecciones el 10 de mayo, con la ausencia de éstos y de los monárquicos alfonsinos, lo que se tradujo en una mayoría de los federales. Pronto se produjo un deslizamiento hacia la izquierda, dominada por los federalistas intransigentes dirigidos por el general Juan Contreras y Roque Barcia. El nuevo Gobierno, pues, trató de satisfacer al mismo tiempo las aspiraciones de la derecha (orden social) y de la izquierda (federación). Pero, a juicio del historiador Antoni Jutglar, a Pi i Margall «le faltó la energía suficiente para garantizar el sistema federal», lo que propició el fenómeno cantonalista, que se extendió rápidamente por Levante, Andalucía y Castilla. En el comunicado del Comité de Salud Pública los cantones se justificaban por «la necesidad de salvar a la República y contrarrestar el espíritu centralizador de las organizaciones políticas pasadas».

En Alcoy, el estallido de una huelga general revolucionaria, apoyada por los bakuninistas, el 9 de julio de 1873, condujo al asesinato del alcalde y al incendio de una fábrica.

El 12 de julio estallaba la insurrección cantonal en Cartagena y el 14, en Murcia. La capital, difícil de defender militarmente, cayó enseguida en manos de los centralistas. En Cartagena, sin embargo, los federales intransigentes, con el apoyo de los bakuninistas del Arsenal,iniciaban en el propio castillo de Galeras la rebelión cantonal. Tras avisar de su éxito con un cañonazo, izaron la bandera cantonal (completamente roja), tomaron el Ayuntamiento y nombraron una Junta Revolucionaria. El movimiento se vio reforzado por las tripulaciones de los buques Almansa y Vitoria. La flota cantonal fue declarada pirata por el Gobierno central.

Protagonistas de esos hechos fueron el estudiante de Medicina Manuel Cárceles, el veterinario Esteban Nicolás y un grupo de voluntarios. Especial protagonismo tuvo un murciano de Torreagüera, Antonio Gálvez, el ´tío Antonete', el mismo que, según recuerda el activista Vicente Cervantes en un artículo de Jarique, «casi un año antes, acompañado de muchos centenares de mozos de la huerta y el campo había subido a los montes de la Cresta del Gallo y el Miravete, al grito de «P'abajo las Quintas, Apa la Federal», constituyendo un impresionante movimiento guerrillero.

Para intentar salvar la situación, Pi i Margall trató de llevar a la Asamblea el proyecto de Constitución, redactado precipitadamente por Castelar y presentado el 17 de julio. El texto, que estipulaba que la nación española estaría constituida por 17 Estados (incluyendo Cuba y Puerto Rico) y la consolidación de un cuarto poder, el ´de relación', en manos del presidente de la República, no prosperó.

Antes de que finalizasen esos debates constitucionales, Pi i Margall, al que se le reprochaba la responsabilidad en la crisis cantonal, dimitió. Le sucedió Nicolás Salmerón, dispuesto a aplicar una política de mano dura contra la insurrección cantonal, recurriendo a militares monárquicos como Martínez Campos, o a radicales como Manuel Pavía. Los cantones de Córdoba, Sevilla y Cádiz fueron cayendo durante los últimos días de julio y primeros de agosto.

Salmerón dimitió al negarse a firmar dos sentencias de muerte, propuestas por los militares. Le sucedió Emilio Castelar, el último presidente de una República que derivó hacia el conservadurismo, lo que le enemistó con la izquierda. El Gobierno fue derrotado dos veces en las Cortes. Las derechas se movieron. El capitán general de Madrid, Pavía, irrumpió en las Cortes el 3 de enero de 1874 y, con varios disparos, puso fin a esas Cortes constituyentes. Se convino en nombrar presidente de la República al general Serrano que, tomando como modelo al general francés Mac Mahon, dio preeminencia al Ejército.

Cartagena resistiría hasta el 11 de enero de 1874 el asedio a que fue sometida por parte del general López Domínguez. La destrucción urbanística producto del bombardeo fue notable, con la voladura parcial del Cuartel de Artillería. La novela, creo que hoy agotada, Mister Witt en el Cantón, de Ramón J. Sender, nos traslada magistralmente a esos escenarios.

El final de la ´experiencia' cantonal es, a juicio de Miguel Artola, el epílogo del ciclo revolucionario inaugurado por el Sexenio democrático, y la constatación de la incapacidad de la burguesía de consolidar ´su' revolución, hecho constatado por Josep Fontana, para quien ya los excesos radicales de 1869 situaron en una postura defensiva a las fuerzas conservadoras ligadas a los intereses económicos.

Por su parte, y en relación con la Primera República, Manuel Tuñón de Lara considera que «los Gobiernos republicanos de 1873 [€], temerosos de llevar una revolución hasta sus últimas consecuencias, dejaron todo el poder material y todos los resortes de acción en manos de las clases conservadoras del Antiguo Régimen [€], que temían verse desposeídas de su privilegiada situación económica». Concluye, así mismo, que «la burguesía española, que tenía interés en desembarazarse de la tutela y privilegios de la aristocracia, no pasaba de tímidos ensayos por temor al cuarto estado».

Tenemos mucho que aprender de la Historia.

martes, 19 de enero de 2021

PABLO IGLESIAS, SU EQUIDISTANCIA DEL CONCEPTO DE EXILIO Y CINISMO DE CIUDADANOS.


Como no podía ser de otro modo, han causado revuelo y malestar entre sectores de la izquierda y, sobre todo, del mundo memorialista, las declaraciones de Pablo Iglesias en la pasada entrevista del periodista Gonzo en La Sexta, en la que igualaba la legitimidad de Puigdemont para marchar al exilio con la de los republicanos que hubieron de hacer lo propio en el primer trimestre de 1939, cruzando los Pirineos hacia Francia, tras la caída de Cataluña. Al mismo tiempo, P. Iglesias, diferenciaba entre 'huída' del rey emérito y 'exilio' del mandatario catalán. 
 
 El buque Stanbrook, el último barco que salió de Alicante en marzo de 1939 con los perdedores de la Guerra Civil, fondeado en el puerto de Orán.
 
(El Stanbrook fondeado en el Puerto de Alicante, a finales de marzo de 1939 -Foto: El País-)
 
Está claro que no puede compararse, ni por asomo, el tremendo drama humano que supuso el exilio forzoso de casi medio millón de republicanas y republicanos, cruzando, en condiciones inhumanas, los Pirineos, con el 'acomodo' del huido president en una casona de Waterloo, cerca de Bruselas, de la que disfruta el hoy parlamentario europeo.

 Y en ese contexto, resulta cuanto menos paradójico que sea Ciudadanos -partido que, en el Ayuntamiento de Madrid, apoyó la retirada de nombres de las personas fusiladas en La Almudena, así como la eliminción de los de Largo Caballero e Indalecio Prieto del callejero madrileño- quien, a través de Inés Arrimadas, se erija ahora en el partido defensor de ese exilio republicano. El cinismo en política, como se ve, no tiene límites. 

Dicho esto, también hay que hacer otras consideraciones. Desde el acceso al poder de Unidas Podemos, es claro que hay en marcha toda una operación mediática tendente a romper la coalición de Gobierno con el PSOE, para lo que se ha hecho uso por parte de la derecha de toda una serie de recursos (escraches, denuncias judiciales, fake news...).  Por ello, la torpeza de Pablo Iglesias no ha hecho sino dar alas a esos sectores, encabezados por el ¿diario? OK de E. Inda, deseosos de desalojarlo del poder. 

Otra cuestión tiene que ver con las garantías procesales existentes en España. Sin tratar, por esto, de justificar la torpe e ilegal decisión de los autores del Procés, está claro que la contundencia que han exhibido con ellos los tribunales españoles dista mucho de las garantías procesales de que hubieran disfrutado en los países de nuestro entorno, en los que los delitos de rebelión y sedición o están ausentes o exigen actuaciones de más gravedad para ser considerados. La pertinaz negativa de los tribunales españoles a reconsiderar la posición penal de los presos lleva a Puigdemont,  pese a ser requerido por la Justicia española, a continuar bajo el amparo de la Justicia europea. 

Sin que ello suponga por mi parte apoyar su posición, parece claro que Puigdemont, como los demás presos del Procés, es víctima de la politización de un proceso en el que la Justicia española, en cuanto a ecuanimidad, deja mucho que desear (la permisividad o el silencio que muestra el sistema judicial con las amenazas de la extrema derecha contrasta con el celo, a veces desmedido, contra actos y expresiones de la izquierda).
 
Para concluir, diría que todos estos considerandos en modo alguno justifican que Pablo Iglesias, líder de la coalición de izquierdas y además vicepresidente del Gobierno, tenga esos graves deslices que, como decía arriba, son aprovechados por las derechas, dispuestas, cual aves carroñeras, a liquidar los despojos de la izquierda. 


miércoles, 13 de enero de 2021

EL 'GRANAÍNO' Y EL 'TOQUE DE OBISPO'

 https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2021/01/13/granainoapos-toque-obispoapos/1178675.html

 

Diego Jiménez García. /  Con el sonido de una bocina ferroviaria y al grito de “¡Llega el tren!” del último jefe de estación de Baza, Manuel Berruezo, se inició el pasado día 31 de diciembre en los andenes de esa vieja estación granadina el acto que, un año más por esa fecha, reivindica la apertura de la línea férrea Almendricos-
Almanzora- Baza-Guadix.

Bajo el lema ’36 años sin tren. Basta ya de engaños. Oportunidades. Vida y tren para nuestras comarcas’, el acto fue organizado por la Asociación Amigos del Ferrocarril de Baza y la Plataforma Amigos de Guadix por el tren, contando con la colaboración y apoyo de la Plataforma la ‘Revuelta de la España vaciada’ y de otros colectivos ferroviarios y sociales de Granada, Almería y Murcia, que estuvo
representada por la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de la Región de Murcia.

En ese acto reivindicativo, se reiteró la petición al ministro de Transportes, José Luis Ábalos, que cumpla su compromiso de elaborar en este año 2021 el estudio informativo para la viabilidad de esa línea que vertebraba un amplio territorio de 12 comarcas, tres provincias y dos comunidades autónomas, y era la conexión ferroviaria directa y estratégica de Andalucía con Levante y Europa.
 

Recordemos que, bajo el Gobierno de Felipe González, en pleno proceso de reconversión industrial en España, esa línea fue clausurada el 31 de diciembre de 1984 y desmantelada en diciembre del año siguiente. Para hacernos una idea de la repercusión de esa medida, el trayecto Granada-Valencia, cuando esa línea estaba en funcionamiento, era de 497 km y hoy es de 848; el de Granada- Murcia, en 1984, era de 278, hoy, de 810; en ambos casos, los trenes deben
‘subir’ hasta Alcázar de San Juan (Ciudad Real).


EL CONTRATO PROGRAMA ESTADO-RENFE, LA CLAVE

Rastreando nuestra Historia más reciente en relación con los transportes, está claro que para las clases dirigentes de este país han primado, las más de las veces, criterios de rentabilidad económica (a menudo, especulativos) sobre los de utilidad social. Recordemos que, tras la Ley General de Ferrocarriles de 1855, un decreto de 14 de noviembre de 1868 fijaba nuevos criterios para la legislación
de obras públicas, y, concretamente, las concesiones ferroviarias se otorgaban a perpetuidad a particulares, sin intervención del Estado.

Tras varias vicisitudes históricas (Miguel Artola. Los ferrocarriles en España 1844-1943), la etapa 1941-2002 fue la de la titularidad pública de las compañías ferroviarias, constituyéndose RENFE en una entidad estatal autónoma y transfiriéndose, a partir de la Constitución de 1978, muchas líneas férreas a las Comunidades Autónomas. Se mantienen algunos ferrocarriles de vía estrecha,  gestionados por FEVE, como la línea Cartagena-Los Nietos, en la Región, pero desaparecen otros como la línea VAY (Villena-Alcoy-Yecla), que estuvo operativa desde 1884 y que llegó a unir Cieza con Gandía, pero que fue cerrada en 1969, pues se decía que no podía competir con la carretera. Igual suerte corrió, como es sabido, la línea Murcia-Caravaca (1933-1971).


Uno de los momentos clave en el proceso de reducción de líneas de ferrocarril, en opinión de Miguel García Martín, profesor de la Universidad de Sevilla, se produjo a partir del contrato-programa del Estado y Renfe del periodo 1984-86, que obligaba a reducir el déficit económico de empresas de servicios públicos como RENFE, mediante la clausura de líneas y la reducción de plantilla. El Estado consideraba deficitarios un total de 3.055 km de vías, de las que un 32% estaban en territorio andaluz, en el que se cerraron las líneas Jaén-Campo-Realy la de Almendricos-Guadix.


LA UTILIDAD SOCIAL DEL TREN

En esos vaivenes en el desarrollo de las vías férreas en España, cuyo trazado obedeció, las más de las veces, a criterios estrictos de rentabilidad económica, como queda dicho, frecuentemente se ha venido olvidando la indudable utilidad social del tren. A ese respecto, Antonio Francisco Martínez, presidente de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de la Comarca de Baza, recuerda que ese tren que unía Lorca-Almendricos con Guadix (el ‘Granaíno’) era muy popular, pues trasladó a miles de trabajadores a la emigración a Cataluña y a la vendimia francesa. Su desaparición ha conllevado un descenso poblacional en la práctica totalidad de los doce municipios del área de influencia de la comarca del Almanzora, si se exceptúan los directamente relacionados con el boom del mármol, como el de Macael.


Se ha constatado también la desaparición de talleres y servicios auxiliares relacionados con el ferrocarril, comercios, explotaciones agrícolas, etc. Y en las más de 200.000 hectáreas en grave riesgo de desertificación del Sureste peninsular, a su juicio, el cierre de la línea férrea que discurría por ellas tienemucho que ver.
 

Hoy, la autovía Murcia-Granada enlaza ambas poblaciones, pero a un coste humano no siempre dado a conocer. Según datos estadísticos de la DGT relativos a siniestralidad en carretera en 2018, se registraron 41 víctimas mortales en las provincias de Granada y Almería, algunas de ellas evitables, sin
duda, si se hubiera mantenido y potenciado la conexión ferroviaria de la Región de Murcia con Granada.


LA REPERCUSIÓN EN LA REGIÓN DE MURCIA

En lo que a nuestra Región de Murcia respecta, Juan Antonio Conesa, portavoz de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de la Región de Murcia, nos recuerda, en un comunicado, que “de las líneas propuestas en su momento para el cierre definitivo, algunas de ellas, gracias a las presiones y negociaciones de gobiernos locales y autonómicos, consiguieron salvarse”. Una de estas líneas fue el tramo Lorca-Águilas, que, tras 20 años de estar subvencionado por la Comunidad Autónoma de Murcia, pasó en el año 2005 a formar parte de la Red de interés General con la entrada en vigor de la nueva ley del sector ferroviario; otra fue la que se extiende desde Almería a Huelva.


La Plataforma defiende que la Región de Murcia debe convertirse en un “enclave de carácter singular en la futura Red Básica Ferroviaria Española”, dentro de la Red Básica Ferroviaria Transeuropea, en el marco de las medidas de la UE para la reducción de las emisiones de gases con efecto de invernadero
en un 60% en el ámbito del transporte, en 2050.


La reapertura de la línea Lorca-Almendricos-Almanzora-Baza-Guadix, es una de las propuestas para impulsar el Corredor Mediterráneo dentro de la red básica antes citada, con la finalidad de que puedan circular los trenes de mercancías, de cercanías, los trenes regionales y los trenes de grandes distancias, que complementarían por la zona interior la línea Murcia-Almería en construcción, por lo que dicha Plataforma pide de los gobiernos locales y autonómicos “una implicación y compromiso” para trabajar conjuntamente con el Gobierno Central y la Junta de Andalucía para la realización de un estudio informativo que permita caminar hacia la reapertura de esta conexión ferroviaria.


Ya en un artículo de 2004, a veinte años del cierre de esa línea, J. Antonio Conesa, entonces portavoz de Ecologistas en Acción, concluía su escritor eivindicativo con esta curiosa anécdota: En uno de sus cuentos, el escritor Antonio Pereira narra la historia de un niño que viaja en tren con su padre y, ya entrando en agujas al llegar a la estación de Astorga, el silbato de la máquina sonó con gravedad casi solemne, con uno largo y dos cortos. El niño preguntó, admirado, “¿Y eso”, y el padre le respondió: “Es el ‘Toque de Obispo’, un toque de reverencia que hace sonar el maquinista cuando se acercan a una ciudad episcopal, de las que tienen obispo y no tienen gobernador civil, como Astorga, Calahorra, Guadix, etc.”


Por ello, concluía Conesa, “si este proyecto llegase a cuajar, tal vez podríamos volver a escuchar el ‘Toque de Obispo’, por los deleitosos y ubérrimos paisajes que discurren entre Almendricos y Guadix”.

Diego Jiménez García, profesor de Historia