Cosas de mezquinos (batalla 101)
Pedro Costa Morata. (*)
La Verdad de Murcia. 31.o5.08
Me ha llegado recientemente una nota con origen en la coordinadora Murcia No Se Vende (MNSV) en la que tal organización se desvincula públicamente de la campaña Costa contra la corrupción, destinada a recabar los 18.000 euros que sobre este cronista pesan como consecuencia de la sentencia condenatoria del Juzgado de Lorca de septiembre pasado. El motivo en que se fundamenta tal decisión es que al tomar un servidor la decisión de presentarme como senador por IU en las últimas elecciones de 2008 y, textualmente, «estar IU muy significada en esta campaña Costa contra la corrupción, toma un cariz político partidista ajeno a los principios de la coordinadora». Como se sabe, dicha campaña dispone de una comisión organizadora de cuatro miembros: Jesús Solá (histórico del Grupo Ecologista Mediterráneo y miembro de MNSV), Martín Rodríguez (miembro de MNSV y de varias otras organizaciones), Pedro Guerrero (profesor de la Universidad, del PSOE) y José Antonio Pujante (parlamentario regional, de IU); todos ellos a título personal. Esto me da pie a construir esta reseña quincenal, que me viene de perlas para prefigurar una nueva batalla de ese cronicón que vengo escribiendo sobre mi experiencia ecologista y que les aseguro será de ilustrativa e incluso edificante lectura. Será, miren ustedes por dónde, la batalla 101, e irá en el último apartado, el de las Circularidades, donde encaja admirablemente por lo que supone de repetición y de descripción de los sobresaltos con que esta maravillosa tierra me distrae de cuando en cuando. Para un descreído de la idea de progreso, como es mi caso, esta última anécdota confirma el escepticismo en relación con los avances históricos sustanciales y reitera, por actual, la fe en la circularidad de los filósofos clásicos. Tres son los incidentes, en realidad feos puyazos, que surgidos en estos pagos selecciono para ustedes. (Mi anecdotario en este aspecto es amplio, figúrense, pero las cosicas de mi tierra tienen para mí, claro, mucho más jugo y enjundia).
Pedro Costa Morata. (*)
La Verdad de Murcia. 31.o5.08
Me ha llegado recientemente una nota con origen en la coordinadora Murcia No Se Vende (MNSV) en la que tal organización se desvincula públicamente de la campaña Costa contra la corrupción, destinada a recabar los 18.000 euros que sobre este cronista pesan como consecuencia de la sentencia condenatoria del Juzgado de Lorca de septiembre pasado. El motivo en que se fundamenta tal decisión es que al tomar un servidor la decisión de presentarme como senador por IU en las últimas elecciones de 2008 y, textualmente, «estar IU muy significada en esta campaña Costa contra la corrupción, toma un cariz político partidista ajeno a los principios de la coordinadora». Como se sabe, dicha campaña dispone de una comisión organizadora de cuatro miembros: Jesús Solá (histórico del Grupo Ecologista Mediterráneo y miembro de MNSV), Martín Rodríguez (miembro de MNSV y de varias otras organizaciones), Pedro Guerrero (profesor de la Universidad, del PSOE) y José Antonio Pujante (parlamentario regional, de IU); todos ellos a título personal. Esto me da pie a construir esta reseña quincenal, que me viene de perlas para prefigurar una nueva batalla de ese cronicón que vengo escribiendo sobre mi experiencia ecologista y que les aseguro será de ilustrativa e incluso edificante lectura. Será, miren ustedes por dónde, la batalla 101, e irá en el último apartado, el de las Circularidades, donde encaja admirablemente por lo que supone de repetición y de descripción de los sobresaltos con que esta maravillosa tierra me distrae de cuando en cuando. Para un descreído de la idea de progreso, como es mi caso, esta última anécdota confirma el escepticismo en relación con los avances históricos sustanciales y reitera, por actual, la fe en la circularidad de los filósofos clásicos. Tres son los incidentes, en realidad feos puyazos, que surgidos en estos pagos selecciono para ustedes. (Mi anecdotario en este aspecto es amplio, figúrense, pero las cosicas de mi tierra tienen para mí, claro, mucho más jugo y enjundia).
Al primer suceso que quiero contar, y que describiré más en detalle al redactar mi memoria ecologista, llamo yo Anónimo petrolero, y consistió en una cuartilla anónima que poco caritativas manos difundieron por centenares en los buzones de Águilas hacia el otoño de 1977. Siento no encontrar el recordado papelucho, pero recuerdo muy bien lo que decía, que resumo así: ya sabemos para quién trabaja Pedro Costa Morata al oponerse a la central nuclear de Cabo Cope, para los jeques del Golfo, que son los más interesados en que no se hagan esas centrales en Occidente y en seguir vendiendo petróleo; la prueba está en los frecuentes viajes de Pedro Costa al Sahara, y en su amistad con los polisarios, que son árabes Cuando los amigos me informaron de tan necio libelo me partía de risa, pero como me insistieran en que «la gente se lo creía» y yo ya estaba en condiciones de saber lo a gusto que se reciben las insidias contra cualquiera que se signifique, acudí a dar la cara en una reunión de la Asociación de Vecinos, en la que nadie planteó conflicto alguno. Tiempo después recibí indicios de sospecha hacia ciudadano que un día, incluso, me había amenazado directa y públicamente.
El segundo es un caso de Felonía de periodista, y tuvo lugar a principios de 2007, cuando yo figuraba en las listas de IU al Ayuntamiento de Murcia. Un periodista presente en la reunión de MNSV dejó caer que «fulanito de tal no da un paso sin consultar con Pedro Costa», siendo fulanito de tal un conocido empresario de la construcción envuelto en un conflictivo proceso de remodelación urbana, es decir, puesto en la picota en esos días por los movimientos vecinal y ecologista. El periodista, un free-lancer sin norte político y sin el menor vínculo con el ecologismo (aun así, más bien amigo), optó por lanzarme tamaña coz en un foro sensible, sin encomendarse a Dios ni al diablo y dando pábulo a lo que otro periodista (falso de profesión y de alma, ¿pardiez!, que yo bien lo conozco) le había insuflado. Como el primer periodista -el verdadero, en realidad emisario- no contestó a mi alarmada requisitoria aproveché un momento con testigos para llamarle felón (sin que se inmutara, por cierto). Mi identificación del segundo periodista, el redomado falsario, vino después, como no podía ser de otro modo.
El tercer episodio-sofocón a considerar es este del repudio puntual con aparente origen en MNSV. Vuelvo, pues, al inicio y a recordar que la citada coordinadora -algunos de cuyos miembros parecen no percatarse de que constituye un logro sin precedentes en la historia del ecologismo murciano, seguramente por ser recién llegados a esta guerra- parece desligarse de una campaña que desde su concepción busca asistir a quienes en primera línea se enfrentan a la corrupción. Y, algo muy importante de carácter más que formal: que la nota a la que aludo se me dio a conocer cuando íbamos a dar comienzo a la rueda de prensa de presentación de dicha campaña conminándome a que la suspendiera y me abstuviera por haber ido en las listas de IU (por cierto como independiente, como todo el mundo sabe), venía de la mano de un notable miembro de esa coordinadora, que todavía no me explico cómo se le pudo considerar adecuado para trasladarme tal mensaje de condena pues se trata nada menos que de un concejal del PSOE Y sin embargo, al tan preclaro emisario del castigo no se le veía, qué va, ni turbado ni pesaroso, y tampoco le temblaba la notita en la que, como introducción al anatema, se me subrayaba que MNSV es «un movimiento social independiente y apartidista donde todo el mundo tiene cabida sin discriminación por razones de sexo, raza, creencia religiosa o afinidad política». ¡Toda una redacción-prodigio con la que me abstengo de ensañarme, por respeto a la MNSV!
(Comentando anécdotas y aconteceres, con el análisis de tipos y nombres que el tiempo y sus enseñanzas permite, Pepi, mi mujer y compañera de aventuras innúmeras y de buena parte de los aproximadamente 800 viajes militantes que he hecho de Madrid a mi tierra y viceversa desde enero de 1974, no lo ha dudado: «Mezquinos, tú pon que son mezquinos». Y así mismo lo reproduzco, para conocimiento general).
* Pedro Costa Morata es profesor de la Universidad Politécnica de Madrid y Premio Nacional de Medio Ambiente.
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