La reciente nueva "Cruzada" emprendida por cierto sector del clero español más ultramontano, no sólo contra el Estado sino contra las convicciones más íntimas y personales de toda la ciudadanía española, evidencia un claro síntoma de permanente cesión del Gobierno frente a los evidentes privilegios que sigue ostentando en este país la Iglesia católica. El tibio aconfesionalismo, que no laicismo, del Estado consagrado en nuestro texto constitucional se concreta en hechos sangrantes como los funerales de Estado con el rito católico, la clara ostentación de esta religión por la familia real, la jurisdicción eclesial de los cementerios, la subvención del Estado a la Iglesia católica, la presencia de esta religión en las aulas de nuestros centros docentes, la financiación, vía conciertos educativos, de muchos colegios religiosos...
Es hora de que la sociedad civil tomemos la palabra. Urge iniciar un amplio, y contundente, movimiento ciudadano de respuesta, que reivindique, de una vez por todas, la denuncia del Acuerdo preconstitucional del Estado español con el Vaticano de 1976, así como el Concordato de enero de 1979. Urge, pues, la estricta separación Iglesia-Estado. Hay que caminar hacia el laicismo.
1 comentario:
EL laicismo será la única manera de dejar de entender la religión como factor vertebrador de la sociedad, incluidos Estado y Gobierno. Así se seremos todos más libres, empezando por quienes defendemos nuestra opción de fe dentro de la pluralidad natural de la sociedad, sin conflicto con nadie ni intolerancia. La Iglesia católica saldría ganando con un Estado laico, no en privilegios, claro está, sí en credibilidad.
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