martes, 15 de junio de 2010

COSAS QUE NUNCA NOS DICEN

MI PICOESQUINA (La Opinión de Murcia / 15-06-2010)


DIEGO JIMÉNEZ

He querido emular, para mi columna quincenal, el título de la sugerente película Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet, para intentar aportarles algunos datos que se omiten frecuentemente sobre el contexto y las causas de esta crisis económica que muchas personas, las más, soportamos en mayor medida que otras.

En contra de lo que se cree, hay una enorme bolsa de capital circulando por todo el planeta, producto de un proceso expansivo que se ha dado incluso en países emergentes (China, India, Brasil...), a partir de aumentar la explotación de la mano de obra con bajísimos salarios, y este capital, invertido en operaciones de riesgo y altamente especulativas, es el responsable de la crisis. Al mismo tiempo, asistimos a una enorme presión del capitalismo para forzar a los Estados a la renuncia de su soberanía, por lo que los Gobiernos son obligados a la adopción de medidas económicas antipopulares para seguir garantizando las altas tasas de ganancia que obtiene el capital con esas maniobras especulativas.

En Europa, la gran Banca es la gran beneficiaria del proceso, pues pide prestados capitales a un interés de un 1% para, a continuación, invertirlos en bonos del Tesoro, después de forzar a los Estados a elevar los tipos de interés de esos bonos, previa recomendación de las agencias de calificación de riesgos. No nos dicen que los bancos centrales podrían desempeñar un papel más activo, compitiendo con la Banca privada en la financiación del déficit público a unos tipos de interés menores.

Tampoco nos dicen que capitales de todo el mundo, de dudoso origen, eligieron la costa mediterránea para consolidar un modelo de desarrollo en nuestro país (el del 'ladrillo') que alimentó la burbuja inmobiliaria. No nos dicen que a España se le asignó, desde el principio de la UE, un papel subsidiario en el llamado proceso de construcción europea, lo que, junto con lo anteriormente dicho, está en el origen de las altas tasas de paro que padecemos. No nos dicen que las medidas de ajuste, tanto en España como en otros países europeos, están pensadas para 'adelgazar' al máximo al Estado, para que el capital privado pueda penetrar en los servicios públicos esenciales (sanidad, educación, dependencia, agua, gas, electricidad...), en un contexto de eliminación gradual del Estado del Bienestar.

No nos dicen que, en España, hay otras formas de ingresar más, con políticas fiscales progresivas, reinstaurando el Impuesto del Patrimonio, incrementando el Impuesto de Sucesiones y Donaciones y eliminando la economía sumergida y el fraude fiscal. Además, pueden arbitrarse otros medios para ahorrar en el gasto sin tocar los bolsillos de los asalariados, pensionistas y personas dependientes, disminuyendo los gastos militares, eliminando las exenciones fiscales a la Iglesia católica y la aportación estatal a la misma, racionalizando el número de ministerios y consejerías, suprimiendo un gran número de asesores y cargos de libre designación en esos organismos, recortando los fondos destinados a gastos de difícil justificación y de una parte significativa del parque móvil (coches oficiales), etc.

No nos dicen que el supuesto privilegio del trabajo estable del que disfrutamos funcionarios y funcionarias no es tal en la medida en que el artículo 35 de nuestra Constitución extiende ese derecho a todos los españoles. Tampoco nos dicen que se ha asistido a una gradual disminución de las rentas salariales, en relación con el PIB, al mismo tiempo que se ha producido un trasvase de éstas hacia las rentas del capital.

No nos dicen que se trata de anular al movimiento obrero debilitando los tradicionales lazos identitarios de clase. Para conseguir ese objetivo, se impone la reforma laboral por decreto, la cual, con el pretexto de aumentar la competitividad de las empresas, persigue, entre otras cosas, disminuir la incidencia social y política del sindicalismo organizado.

En fin, no nos dicen tantas cosas que hemos de espabilar. Es precisa una respuesta social amplia y contundente, en España y en toda Europa, para 'atarle los machos' a un capitalismo desbocado.

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