miércoles, 24 de noviembre de 2010

Una mesa redonda analiza en Murcia la trayectoria histórica y la situación jurídica del Sahara Occidental









El acto, organizado por la Asociación juvenil AEIOU, contó con la participación de Teresa Vicente, profesora de la UMU, y Francisco Matías, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.


Diego Jiménez/Murcia.- Con un Hemiciclo de la Facultad de Letras de Murcia, del Campus de la Merced, abarrotado de público, mayoritariamente juvenil, tuvo lugar, en la tarde del pasado lunes día 22 de noviembre, una charla explicativa sobre la trayectoria histórica y la actual situación jurídica de los territorios ocupados del Sahara Occidental. El acto, organizado por la Asociación de Estudiantes de Izquierdas por Otra Universidad (AEIOU), con el apoyo de la UJCE-Murcia, contó con la intervención de Teresa Vicente, profesora titular de Teoría del Derecho de la Universidad de Murcia, y de Francisco Matías, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.

Exposiciones de los ponentes

Abrió el turno de intervenciones Teresa Vicente, quien, en una primera exposición, comenzó aclarando que el marco jurídico de los Derechos Humanos es de carácter internacional, para, a continuación, esbozar los cuatro ejes en que se sitúa la actual problemática del Sahara, a saber: el derecho de autodeterminación del Pueblo Saharaui, amparado en la Carta de la ONU, diferentes Resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a la descolonización, así como los dictados de la Asamblea General; el Manifiesto del Comité Internacional de los Derechos Humanos; la exigencia, por parte del propio Pueblo Saharaui, de las debidas garantías de derechos sociales, económicos y ecológicos, y, por último, el cambio derivado de la asunción, por la sociedad civil, de las reivindicaciones nacionalistas saharauis.

Por su parte, Francisco Matías centró su intervención en una exhaustiva reseña histórica, arrancando de la situación colonial del territorio derivada de la Conferencia de Berlín de 1885. España, en los primeros momentos, no mostró excesivo interés por el mismo, e incluso, afirmó el ponente, “el Sahara era un destino militar no deseado por nuestros soldados”. Citó el proceso de descolonización del continente africano, que se dio a partir de la década de los ’50 del pasado siglo, a instancias de las recomendaciones de la ONU, y cómo tanto España y Portugal hicieron “caso omiso” de dichas recomendaciones, sobre todo –en el caso español- a partir del descubrimiento en el territorio de importantes yacimientos de fosfatos.

Citó el nacimiento, en 1974, del Frente Polisario, impulsado por jóvenes universitarios, que inicia un fuerte movimiento por la independencia. En ese contexto, España conectó con Marruecos y Mauritania para estudiar la forma en que entregaría el Sahara, lo que condujo, con un Franco agonizante, a la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid (14-XI-1975), por los que se entrego el Sahara a Marruecos y Mauritania, y a la “Marcha Verde”, urdida por Henry Kissinger. La rápida ocupación marroquí del territorio condujo a la retirada gradual del mismo de las tropas españolas, hecho que se consolidó en febrero de 1976. Rápidamente, el Polisario declaró la guerra a Marruecos, un guerra desigual pero con la intención de desgastar a este último país. El conflicto bélico arrastró hacia el exilio argelino a un buena parte de la población saharaui, que fue bombardeada por Francia con napalm y fósforo blanco, mientras parte del territorio era minado.

Según Francisco Matías, esa guerra alcanzó “dimensiones épicas”, pues tan solo 11 ó 12 saharauis casi estuvieron a punto de conquistar Nouatchot, capital de Mauritania. En ese acto murió Luali Mustafa Sayed, fundador del Frente Polisario. Saharauis y mauritanos, sin embargo, tenían muchos puntos en común, desde el punto de vista étnico y cultural. Pronto, pues, Mauritania se retiró de la guerra, lo que dio motivos a Marruecos para ocupar la parte meridional del Sahara Occidental.

En 1991, por los Acuerdos de Houston (Texas), Marruecos acepta la celebración de un referéndum, pero condicionado a la elaboración de un censo, que contaría con la dificultad añadida de la identificación de los verdaderos saharauis. Pero ese referéndum, previsto para el 6 de febrero de 1998, no llegó a celebrarse. El conflicto, enquistado, vio una vía de salida con el “Plan Baker”, que encuentra aceptación por parte del Polisario, aunque Marruecos nunca estuvo dispuesto a ceder en la cuestión de su soberanía sobre el Sahara. A partir del fracaso de las propuestas de Baker, Marruecos ha venido contando con el apoyo diplomático de EE UU y Francia, por consideraciones estratégicas. Los últimos intentos de solución de este conflicto están, como se sabe, protagonizados por Cristopher Ross, mediador de la ONU, que tiene una difícil misión, en la medida en que ni Marruecos ni los saharauis van a renunciar a su respectivas apetencias de soberanía. La opción de la guerra, se abre paso a marchas forzadas.

Tras la intervención de Francisco Matías, tomó de nuevo la palabra Teresa Vicente, quien fue complementando los datos históricos expuestos por aquel con el marco jurídico internacional en que se inscriben esos hechos. Así, con respecto a la libre determinación, Teresa dijo que esta viene avalada por lo contenido en el Capítulo XI de la Carta de la ONU y a partir de la Resolución A/5514, de 1963, de la Asamblea General. Según la ONU, solo queda un país sin descolonizar, el Sahara. Ya la Resolución 1514, de 14 de diciembre de 1960, estipulaba la necesidad de dar pasos hacia la independencia de los países colonizados. Hoy, las sucesivas vulneraciones de Marruecos, reconocidas por la ONU, están planteando un problema, además, a la UE, consciente de las carencias democráticas y de respeto a los Derechos Humanos de la monarquía alauita.

El Comité de Derechos Humanos manifiesta su preocupación por los obstáculos y falta de información por parte de Marruecos; la ONU expresa la misma preocupación, mientras que el Parlamento Europeo, en su Resolución 27-X-2005, exige a ese país que permita las libertades de expresión, asociación, manifestación, etc., al tiempo que le pide explicaciones sobre 500 personas saharauis desaparecidas, exigencia que también plantea Human Rights Watch.

Hoy, y pese a los esfuerzos de Cristopher Ross, seguimos asistiendo a una permanente negativa de Marruecos al establecimiento de un Comité de Vigilancia de la ONU. Y ello pese a los contactos habidos entre las dos partes enfrentadas en los pasados días 8 y 9 de este mes, y del previsto para el próximo año.

Como motivo de fondo para tan persistente negativa por Marruecos está la riqueza de los recursos naturales del territorio saharaui (pesca, fosfatos, petróleo, gas natural…), explotados por empresas extranjeras (básicamente, norteamericanas y francesas). En ese marco, el Consejo de Seguridad sigue considerando que se está incurriendo en una flagrante ilegalidad si no se atienden, de una vez, los intereses y deseos del Pueblo Saharaui.

Teresa Vicente, para concluir, afirmó que no se conoce el contenido de los “Acuerdos secretos” de Madrid, aunque sí el de los “Tripartitos”, enfatizando, además, que la UE hace “caso omiso” a las recomendaciones del Asesor Jurídico de la ONU, quizás porque tras tales reticencias se esconda la dificultad de, al mismo tiempo de exigir responsabilidades a Marruecos, garantizar los Acuerdos pesqueros con este país.

Tras estas brillantes, prolijas e interesantes exposiciones por parte de ambos ponentes, tuvo lugar, como suele ser habitual, un animado coloquio.

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