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Con la caída del Muro de la Vergüenza, un aire de libertad inundó el Este de Alemania. La caída del Muro preludió la descomposición posterior de la URSS. Se ha dicho que la libertad y la democracia llegó a esos países del Este. Pero, ¿alguien nos ha contado que muchos pícaros se hicieron con las empresas estatales de esos países a precios de saldo? ¿Nos han informado suficientemente de la caída de la esperanza de vida en muchos de esos países, de la disminución drástica de la dieta alimenticia, del imposible acceso a la vivienda, del paro creciente, del aumento de las bolsas de pobreza y prostitución...?
En 1997 giré un viaje a Praga y Budapest. En esta última capital, con ocasión de la visita que un grupo de turistas españoles hacíamos a la Plaza de los Héroes, al término de la misma pregunté a nuestra guía,Gabriela, una joven y simpática húngara que me dijera, sinceramente -ella, que no había vivido los días de la Revolución húngara de 1956, aplastada a sangre y fuego por las tropas del Pacto de Varsovia- que cuándo se vivía mejor, antes o después de la caída de lo que se vino en llamar el "socialismo real". "Sinceramente -me confesó- antes de la caída de la URSS estábamos mejor en muchos parámetros como acceso a la Educación, la Salud, la Cultura...", para añadir, de inmediato: "¿Ve usted esos coches?" . Se refería a unos autos super contaminantes, ruidosos, de tres cilindros y con carrocería de plástico. "Son la imagen de la nueva Hungría", afirmó.
Efectivamente, junto a esos viejos autos de la época comunista, circulaban por las calles de Budapest vehículos de gran cilindrada conducidos por los "nuevos ricos", los mismos que se habían hecho, a precio de saldo, con la propiedad de las enormes mansiones-castillo situadas en las riberas del río Danubio.
Ésta es sólo una imagen de uno de los países antes llamados comunistas. No hay muros, hay aparente libertad para viajar, dicen que hay democracia, pero, pese a haber ingresado en la UE, los estándares de vida de Hungría, República Checa, Bulgaria...distan hoy mucho de los que conocemos en Occidente.
Un muro, el de Berlín, cayó. Pero ¿acaso no hemos levantado otros Muros? ¿Les suenan los nombres de Ceuta, Melilla, Cisjordania, la frontera México-EEUU? Además de otros muros económico-ideológicos: el muro que separa el 20% del mundo rico del 80% del pobre; el muro de la intolerancia ante el Islam; el muro que defiende nuestra rica agricultura subvencionada de la de los países pobres del Sur...
2 comentarios:
Es imposible el cambio.
Verdaderamente difícil, como dice Salva. Yo estuve en tiempos soviéticos en Hungŕia y tengo recuerdos muy buenos, frente a cosas que ya anunciaban lo que podría pasar, pero de las que en ese momento no era muy consciente. El nivel de vida húngaro entonces tampoco era para tirar cohetes, la corrupción, el inmovilismo, la militarización por parte de los rusos... en fin, qué te diría, Diego. Lo mismo, me gustó una parte y otra me pareció lamentable. Creo que hubo un error de base en los países dominados por los soviéticos. Nunca de verdad hubo un verdadero comunismo. Tampoco era posible, tal como estaban las cosas. Cada día me vuelvo más pesimista en este aspecto.
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