(Publicado en La Opinión de Murcia, 10-7-2007)
Los periodos vacacionales, como las fechas navideñas o las del éxodo veraniego, son proclives a desatar en nosotros la fiebre del consumismo compulsivo. Habitantes de un mundo rico, sin embargo, se da la paradoja de que esas fechas pueden despertar también nuestras aletargadas conciencias. Dos acontecimientos recientes en Murcia han llamado a las puertas de nuestra dormida sensibilidad y la siempre pendiente solidaridad hacia los demás.
El pasado miércoles, día 4 de julio, la ONG ‘Médicos sin Fronteras’ (MSF) presentó en el centro cultural ‘Las Claras’ de la capital murciana la película documental “Invisibles”. La mortal enfermedad de Chagas, propagada por una chinche que se incrusta en el adobe de las humildes casas de aquel continente, afecta hoy en América Latina a más de 18 millones de personas, sin que las grandes multinacionales farmacéuticas, al igual que en el caso del sida, hagan nada por detenerla. En Uganda, niños y adolescentes se ven obligados a dormir en barracones tutelados, lejos de sus domicilios, para huir de un más que previsible secuestro por parte de milicias rebeldes que les obligan a convertirse en niños-soldado. En la República Centroafricana, la enfermedad del sueño se ceba sobre las comunidades campesinas aisladas de toda ayuda internacional, con el olvido cómplice del Gobierno y de las farmacéuticas. Las violaciones sexuales contra la mujer en el continente africano son cosa común en zonas de conflicto. Miles de familias han decidido regresar a sus aldeas campesinas de Colombia, pese a la amenaza que sobre ellas se cierne por parte de grupos paramilitares. Esos son los temas de los documentales ‘Cartas a Nora’, ‘Buenas noches, Ouma’, ‘El sueño de Bianca’, ‘Crímenes invisibles’ y ‘La Voz de las piedras’, dirigidos, respectivamente, por Isabel Coixet, Fernando León de Aranoa, Mariano Barroso, Win Wenders, y Javier Corcuera, incluidos en la cinta arriba citada, producida por el actor-director Javier Bardem. En todos ellos, como denominador común, la pobreza extrema, el hambre, los abusos, la explotación, el olvido por parte de un mundo rico que vuelve los ojos ante la realidad. Como lo hacen los 189 jefes de Estado y de Gobierno que, en julio de 2000, firmaron, en el marco de la ONU, los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ocho compromisos que, a día de hoy, pasado el ecuador de la fecha prevista para su concreción, el año 2015, y tal como se encarga de denunciar la Alianza contra la Pobreza, siguen sin cumplirse. Esos compromisos eran: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/sida, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Por eso, el pasado jueves día 5, un día después de que MSF, con su película, se encargara de alertarnos sobre algunas situaciones dramáticas, unas ciento cincuenta personas rodearon el edificio del Banco de España en la capital murciana, en un acto simbólico de denuncia del incumplimiento de esos Objetivos por los mandatarios internacionales que en su día los suscribieron. Denuncia justa, en la medida en que abordar esos problemas, según el parecer de los miembros de la Alianza Regional contra la Pobreza, convocante de dicha protesta, es sólo cuestión de voluntad política. Y no sólo eso. Un ejemplo concreto ilustra la facilidad con que podría solucionarse el acceso al agua potable de toda la población mundial. Cuando este verano usted saboree un helado, sepa que con el importe del consumo de estos dulces por parte de la población europea en estas fechas vacacionales el recurso al agua dulce dejaría de ser un problema.
Les deseo, pues, que disfruten de este merecido descanso estival. Pero guarden un hueco para secundar, cuando sean llamados, acciones contra la pobreza en el Mundo.