viernes, 8 de octubre de 2010

ZAPATERO, EL MUTANTE

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2010/10/09/zapatero-mutante/275489.html

En poco más de seis años de legislatura, y si damos por buena la tesis de Josep Ramoneda en un artículo reciente, en el que no le atribuía al presidente Zapatero especiales intenciones de fastidiar a quienes gobierna, el presidente del Gobierno español debe haber sido víctima de una especie de mutación, en la acepción sinónima, “mudar”, entendida como varios ‘cambios de parecer’ de aquél.

Llegó a la Moncloa despertando un cierto caudal de ilusión y se despachó con una medida, la retirada de las tropas españolas de Iraq, que, no lo olvidemos, fue producto de la tremenda presión popular antibelicista. Pero lo hizo. Del mismo modo que, inexplicablemente, mantiene aún un contingente militar en el nuevo avispero de Afganistán. Escuchó el alegato de varios jóvenes que le espetaron “No nos falles”, pero, al día de hoy, los sectores juveniles soportan problemas varios como los contratos basura, el paro sangrante (en cifras que rondan el 40%), la inutilidad de sus titulaciones universitarias, y la imposibilidad de emancipación y de acceso a una vivienda digna.

Zapatero alentó algo tan etéreo y difícil de concretar como la ‘Alianza de las Civilizaciones’, pero, cuando su socio de allende de los Pirineos ha decidido prescindir de los gitanos rumanos, no ha dudado en apoyar esa medida xenófoba y racista, sin duda porque Sarkozy ha sido su principal valedor para que España pudiera ingresar en el ‘selecto’ club del G-20 (además de que, en más de una ocasión, le ha sacado de apuros en las siempre tensas y difíciles relaciones con Marruecos, país con el que mantiene una postura entreguista respecto del Sahara), no condenó en su día el golpe de Estado de Honduras, y adopta una actitud condescendiente con Israel. Pese a ello, con la pretensión de lograr una talla de estadista internacional, Zapatero se descuelga en la ONU con la tesis de que hay que gravar con una tasa las transacciones financieras internacionales, medida que, es notorio, ha venido negándose a apoyar tanto en España como en los foros comunitarios europeos.

Las imágenes son siempre delatoras. Zapatero, en mayo del pasado año, puso especial énfasis en que, por nada del mundo, pondría en peligro el tenue Estado del Bienestar español, y miren por dónde andan ahora las relaciones laborales, los sueldos, las pensiones y otras prestaciones sociales…

El día de la huelga general, un amigo calificaba a Zapatero de ‘cadáver político’, mientras que otro, de cuya afinidad a las tesis socialistas no me cabe duda alguna, me decía que, por dignidad y coherencia (si es que alguno vez la tuvo), un presidente que ha traicionado sus principios y que ha incumplido de forma insultante sus promesas electorales debería haber dimitido ya. “Zapatero, dimisión” ha sido, precisamente, uno de los eslóganes más coreados en las manifestaciones que recorrieron las calles del país el pasado 29-S. Pero mucho me temo que su intención de aferrarse al poder (el pacto con el PNV para poder sacar adelante los rácanos Presupuestos Generales del Estado para 2011 es una buena prueba de ello) es más fuerte que la de atender el clamor social que le ha enviado un aviso evidente de que debe rectificar.

Zapatero ha trocado, en pocos años, el talante por el ordeno y mando. El silencio casi total que se percibe no sólo en el grupo parlamentario sino en la multitud de cargos públicos del PSOE es indicativo de ello. Afortunadamente, me consta que la base social y las bases del partido, ésas que, por desgracia, hoy por hoy tienen poco peso específico en las grandes decisiones de Estado, andan revueltas. El tiempo nos dirá si una hipotética derrota electoral pudiera producir, como tras el final de la larga etapa felipista, una especie de catarsis en las filas socioliberales (me niego a denominarlas socialistas) para que el PSOE vuelva a retomar, al menos, los principios socialdemócratas, a los que no debió de renunciar nunca. Aun así, hoy existe una izquierda más allá del PSOE. Es cuestión de mirar. Y de elegir.

1 comentario:

Sarashina dijo...

Amigo Diego, yo también asisto estupefacta a la mutación de Zapatero, pero es que lo que viene detrás me da terror. El PP, que ahora se hace el bueno, habría traído medidas mucho más fuertes. Así y todo, lo de Zapatero es de vergüenza. Yo no lo voté, pero creo que me debía algo, y lo que está haciendo no es pagar el apoyo que la izquierda le ha prestado, sino dejarse amilanar por la derecha, y no por la de dentro, sino por la gran derecha. Creo que vive bajo amenaza.