viernes, 14 de marzo de 2008

LA TIMBA ELECTORAL

(Publicado en LA OPINIÓN, 11-3-2008)

En el momento de redactar estas líneas desconozco lo que nos pueden deparar las urnas, pero el contenido de mis reflexiones es totalmente ajeno, como podrá comprobarse enseguida, al resultado electoral.

Las elecciones se nos presentan como el ejercicio de la máxima expresión del derecho democrático de la ciudadanía. Sin embargo, empezando por las encuestas de intención de voto -que no sé si estarán de acuerdo conmigo, condicionan, y mucho, la voluntad de los ciudadanos- y continuando por los dos grandes debates electorales televisados que hemos tenido que soportar, la realidad es que, a más de treinta años de la Transición, la auténtica democracia se le hurta a aquélla, compelida a ir a votar tras una serie de ofertas adornadas por el conveniente marketing.

En relación con estos debates, el formato elegido, el decorado, la rigidez pactada, tanto en las respuestas como en la forma en que se moderaron los mismos, la temperatura del local, la llegada de los candidatos, asimilados a contendientes de un hipotético combate…todo apuntaba a un burdo remedo de las contiendas al uso en las presidenciales americanas, pretendiendo quizás hacer olvidar al espectador que lo que se dilucidaba en estas elecciones era, ni más ni menos, que el votar los diputados del Parlamento, esto es, a los teóricos representantes de la soberanía popular y no sólo al presidente de un Gobierno. A mayor abundamiento, la TV pública ha despreciado el hecho de que España es un Estado plural y que esa pluralidad se expresa también en múltiples opciones electorales, por lo que decantarse por dos de ellas es contribuir a silenciar la voz de otras instancias políticas, tan legitimadas como los dos partidos mayoritarios para dejarse oír. Pero si eso es algo evidente, no menos evidentes fueron las ocultaciones habidas en el contenido de los debates, encorsetados en un formato de cuatro o cinco grandes bloques en el que no tuvieron cabida otros problemas que interesan, y mucho, a la ciudadanía. Por citar uno de ellos, la lacerante desigualdad social que los informes del propio Banco de España han dado a la luz, y que se ha ahondado en estos últimos tiempos de bonanza económica, no fue citada por ninguno de los candidatos. La evidencia de que el crecimiento económico registrado en España ha coexistido con un agrandamiento de la brecha entre las capas de la ciudadanía más rica respecto de la más pobre fue ocultada a la audiencia. Como lo fue la necesidad de emprender una auténtica política fiscal progresiva, que grave convenientemente las rentas del capital, y que contribuiría a vertebrar una sociedad más justa con una adecuada redistribución de la renta. No se dio referencia alguna al sangrante problema de los casos de las muertes de mujeres por la violencia de género. Ninguna alusión, en política exterior, a la dramática situación que estos días vive la población de Gaza. Ninguna referencia, tampoco, a nuestra pendiente solidaridad con el pueblo del Sahara…

Pero si algo desvirtúa el resultado que nos deparan las urnas es una perversa Ley D’Hondt que no refleja tampoco la pluralidad de fuerzas políticas que podrían tener presencia en el Parlamento. Diseñada en los primeros años de la Transición, esa ley trató de evitar la irrupción en el Congreso de partidos minoritarios (sobre todo, de izquierda) que hubieran hecho inviable la gobernabilidad del Estado. Configurada como una ley mayoritaria, y no proporcional, sus distorsiones hoy podrían corregirse, al menos en parte, haciendo coincidir las circunscripciones electorales con las autonomías, y no con las provincias, aumentando el número de diputados a 400, y estableciendo una bolsa de ‘restos’ que diera más opciones a los partidos minoritarios. Por poner un ejemplo, IU, fuerza política con más votos en el ámbito del Estado que otros partidos nacionalistas, ha de luchar por mantener a duras penas su grupo parlamentario. Me reafirmo, pues, en enfatizar el calificativo de mi columna aplicado a nuestras elecciones: hoy por hoy, son una timba.

Diego Jiménez didac_mur@yahoo.es

1 comentario:

Joaquín Navarro Gómez dijo...

Buen viaje a Cuba. Un abrazo para Mari Carmen. Joaquín N.