viernes, 20 de marzo de 2009

SALAM DOUDIEH: “TRAS LA ‘NAKBA’ (1948), UN MILLÓN Y MEDIO DE PALESTINOS FUERON EXPULSADOS DE SU TIERRA”




Esta joven palestina impartió una charla en el salón de actos del Moneo para darnos a conocer la situación en la que malviven los refugiados palestinos en el exterior.


Diego Jiménez/Murcia.- El salón de actos del edificio ‘Moneo’ de Murcia fue el marco escogido, el pasado día 12 de marzo, por la Asociación de Solidaridad con la causa palestina de Murcia para informarnos de la difícil situación en la que viven los palestinos que, a partir de 1948, hubieron de abandonar sus tierras de siempre, a partir de la creación del Estado de Israel. Nos lo contó Salam Doudieh, joven siria-palestina de 21 años. Toda su vida ha vivido en Yarmouk, un campo de refugiados situado a 8 kilómetros al sureste de Damasco. Salam estuvo acompañada en el acto por Edén Sánchez Gil, Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y Master en Peace and Conflict Studies por la Universidad del Ulster, que ejerció de traductor, pues Salam se expresaba en inglés.

Tras la presentación que realizó Pedro Marset, presidente de esta Asociación, Salam entró directamente en materia. Acompañándose de una exposición fotográfica, nos dio todo tipo de detalles sobre la difícil situación de las personas palestinas que han de vivir refugiadas en otros países, lejos de su tierra natal. En 1948, tras la creación del Estado de Israel, se produjo, a su juicio, una auténtica limpieza étnica, pues abandonaron Palestina un total de 1,4 millones de personas. Más de 540 pueblos fueron arrasados, 40.000 palestinos fueron asesinados. Aun así, unos 100.000 palestinos deciden quedarse en Israel.

La salida se produjo hacia Siria, Líbano, Jordania…Salam es de Safad, Galilea, ubicada en el norte de la Cisjordania. Nos dijo que todos sus vecinos se trasladaron, por proximidad, al Líbano y Siria; los más próximos a Jordania se ubicaron en ese país, mientras que los habitantes del Sur de la Cisjordania se asentaron en Gaza y Egipto. Muchos otros ocuparon los Altos del Golán (Siria) o se trasladaron a la misma Siria. Salam nos dijo que la situación de los campamentos de refugiados en este país (los de Alepo, Hanas, Damasco, Sweida, Quneitra…esto es, hasta un total de diez) era muy precaria y que, aún hoy, dos campos situados en Damasco no están reconocidos por la ONU. Durante dos años, de 1948 a 1950, la población refugiada vivió en tiendas, aunque, a partir de 1950, la ONU procedió a construir infraestructuras más estables (casas, escuelas…), empleando para ello mano de obra palestina.

Nos contó que la situación en la que vivieron, y viven, en Siria, es bastante buena pues el gobierno de ese país otorgó ciertos derechos a la población refugiada, encargándose la ONU de la escolarización y de la ayuda sanitaria a la misma. En Damasco hay escuelas con maestros palestinos en las que se imparte un muy buen nivel educativo, mejor incluso que el de los colegios sirios. Los estudiantes palestinos reciben la educación primaria en ellos, aunque para la secundaria y la universidad deben acudir a centros sirios.

Salam nos dijo que, tras la Guerra de los ‘Seis Días’ se produjo una nueva avalancha de refugiados hacia esos campos, por lo que, por momentos, la situación de los mismos empeoró algo. Es el caso de Alepo, campo en el que la situación, actualmente, es peor que la de otros campos, pues no funciona, por ejemplo, la red de alcantarillado.

En cuanto a la posición del gobierno sirio hacia ellos, Salam reconoció que ese país no ha concedido la nacionalidad a los refugiados, que poseen un documento temporal para su estancia allí, y que, sin embargo, Jordania sí reconoció la plena ciudadanía a los suyos. En Siria, la población palestina puede viajar de un lado al otro del país, tiene derecho al trabajo pero, sin embargo, los palestinos residentes allí no son electores ni elegibles. Aun así, la mayoría de los refugiados está de acuerdo, en parte, con su situación. La primera generación tuvo más problemas laborales, con trabajos precarios; la segunda, sus padres, mejoraron algo, y hoy es sensiblemente mejor su situación, como lo prueba el hecho de que la tasa de universitarios palestinos es la más alta de Oriente Próximo. Aun así, nos dijo Salam, los jóvenes de hoy no reniegan de sus orígenes, no olvidan el sufrimiento experimentado por sus abuelos, la injusticia cometida sobre ellos, por lo que la mayor parte de los palestinos se siente “apátrida”, razón por la que no renuncian al retorno. Hay un fuerte deseo de regresar a su Palestina natal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Se hace tan difícil comprender que el Conseller de Interior de Cataluña, Saura (ICV), quien se solidarizó recientemente con el pueblo palestino, llegando a encabezar una manifestación sea corresponsable de la brutal agresión que sufrieron los estudiantes manifestantes antiBolonia, de gentes que pasaban casualmente por la calle en esos momentos y de casi una veintena de periodistas que cubrían la noticia debidamente documentados. Totalmente condenable la actuación de la policía autonómica por ser más que desproporcionada. ¿Dónde está la solidaridad con las víctimas de estos hechos en Murcia? Nadie en la Región ha mandado ni un comunicado de apoyo a estas personas que ya están litigando y exigiendo responsabilidades con partes médicos incluídos.

supersalvajuan dijo...

De Saura mejor no hablemos. O sí, como porque tiene narices que un dirigente (que se dice) de izquierdas no dimitiese después de lo del otro día en Barcelona.