domingo, 2 de septiembre de 2007

CONTINÚA LA PROTESTA DE LOS VITICULTORES MURCIANOS FRENTE AL PALACIO DE SAN ESTEBAN





Exigen soluciones a la crisis del sector y que la Administración regional corrija los fuertes desequilibrios entre los precios de producción y de venta en origen y los que paga el consumidor final.


Diego Jiménez. Murcia, 1-9-2007
En la Región del “Agua para Todos” y de la economía especulativa ligada al ladrillo, se asiste al gradual languidecimiento de la agricultura tradicional. La escasez de recursos hídricos está siendo la bandera esgrimida por el Gobierno regional para defender una diversificación de usos del agua, con lo que desde hace algunos años se está condenando al sector agrícola a una situación marginal. Situación que no se corresponde con la preparación, el empuje y el entusiasmo que demuestran los pequeños y medianos agricultores, que se resisten a la desaparición de sus actividades tradicionales, que han supuesto y suponen, no sólo de un medio de vida, sino que se incardinan en la cultura regional. El paisaje agrícola murciano, otrora seña de identidad de la Región, sufre una seria amenaza de extinción.

Ahora, el sector vitivinícola
El escaso apoyo que, desde la Administración regional, se presta a la agricultura se concreta en la crisis por la que está atravesando ahora uno de los sectores señeros: el vitivinícola. Con una producción de uva que, en 2005, alcanzó la cifra de 70 toneladas, sobre más de 41.000 hectáreas cultivadas, y pese a la caída del 7% del consumo de vino registrada en 2006, no se explica el desinterés de la Administración hacia el sector. Por eso, los cerca de 4.500 viticultores inscritos en la Denominación de Origen de Murcia, agrupados en las asociaciones agrarias COAG, UPA y ASAJA, así como representantes de los cooperativistas, han elevado el tono de su protesta.

Concentración de protesta en San Esteban
Desde el pasado jueves, un grupo de agricultores, agrupados en las asociaciones antedichas, se encuentra concentrado en San Esteban. Liderados por los respectivos secretarios generales de esas asociaciones, la concentración se mantendrá mientras el Gobierno regional no se avenga a negociar soluciones para el sector. Las promesas que ha realizado el Consejero de Agricultura, Cerdá, que se muestra dispuesto a tomar los contactos con estas asociaciones y los portavoces de las cooperativas agrarias el próximo lunes, pueden suponer un punto de inflexión en la crisis.

La protesta ha contado con el apoyo de las organizaciones políticas de Izquierda. Concretamente, el pasado jueves, Esther Herguedas, concejala del Ayuntamiento de Murcia por IU+Los Verdes, y Lola Sánchez, secretaria de Organización de esta formación política, acudieron a expresar su apoyo a las personas concentradas.

Declaraciones
Quisimos conocer, de primera mano, las impresiones de algunos de los dirigentes agrarios que encabezan la protesta ante la sede del Gobierno regional.

Según Marcos Alarcón, secretario general de UPA, y Juan Pascual López Céspedes, presidente de COAG de Bullas, la acampada se inició el jueves tras la negativa de la Administración a sentarse en la mesa de negociación, “momento en que decidimos, tras una concentración en la puerta de la Consejería, trasladarnos hasta la sede de la Presidencia del Gobierno regional, constituyéndose este campamento que va a seguir duplicando la presencia de compañeros y compañeras hasta que tengamos una solución, un acuerdo satisfactorio, en función de nuestros intereses”.

Ambos dirigentes exigen de la Consejería que medie para solucionar la crisis del sector, pues “hasta ahora, la Consejería ha tenido un papel de testigo, de notario, más que de mediadora entre las partes”, por lo que esperan que si el Consejero se incorpora a la mesa de negociación el próximo lunes, “contribuya con propuestas, con presupuesto público, si es necesario, para que se pueda alcanzar un acuerdo” en la medida, nos dicen, que “si hemos mantenido esta postura de fuerza testimon¡al es precisamente porque lo que queremos es tener mesas de negociación y propuestas también, pues no hemos tenido ninguna”.

Para Marcos y Juan Pascual, el supuesto descenso del consumo del vino no justifica la crisis del sector, puesto que “aunque hay una situación mundial en que el mercado del vino es cada vez más competitivo, tenemos también unas ventajas que, desde el sector comercial bodeguero, no se están aprovechando suficientemente: tenemos una uva que permite producir un vino de extraordinaria calidad, tenemos condiciones para que éste no sea el problema”, por lo que, si no hay diferencias de calidad entre los vinos de mesa y de otras calidades, lo que hay, dicen, “es un problema derivado del comportamiento empresarial, que, ante un mercado internacional cada vez más competitivo, dirige su estrategia equivocadamente: en lugar de potenciar el mercado, prestigiar las denominaciones de origen y las marcas, los empresarios compiten rebajando los precios, para mantenerse en el mercado. Calculan los costes de la botella, el corcho, la etiqueta y, sumados todos, al final deciden qué pagar por la uva”.

A nuestra pregunta de cuál es el precio que se paga en origen al agricultor por un litro de vino producido, nos sorprendieron con estos datos: el agricultor está recibiendo, aproximadamente, el 50% de los costes de producción, en torno a los 22 céntimos de euro por kilo de uva, “con lo que se hace una botella de vino de tres cuartos de extraordinaria calidad, que el bodeguero vende en torno a 3 euros y que en la restauración lo podemos encontrar, perfectamente, a 11 ó 12 euros”, por lo que, según estos dirigentes, “estos márgenes ponen de manifiesto que hay una cadena de valor añadido, hasta la comercialización del vino, que permite mejorar los precios que percibe el productor”.