martes, 22 de diciembre de 2015

¿DÉFICIT HÍDRICO?


La preocupante sequía que padecemos, con una ausencia de precipitaciones y elevación de las temperaturas en todo el territorio nacional que agravan aún más la situación, ha reactualizado el eterno debate en torno al déficit hídrico de la Cuenca del Segura. 

LA OPINIÓN nos ha informado estos días del último trasvase de sólo seis hm3, por la escasez de reservas en los embalses de cabecera del Tajo (las imágenes de Entrepeñas y Buendía bajo mínimos, circunstancia denunciada por los alcaldes de Sacedón y de otros municipios ribereños, son una muestra: con 320 hm3 almacenados están muy cerca de la línea roja trasvasable, estimada en 304), así como de los expedientes de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) a los regantes del Campo de Cartagena por la apertura de pozos ilegales. La situación es de extrema gravedad. Por ello, y porque la repetición periódica de ciclos de sequía, a tenor de la evidencia del cambio climático, tiene visos de agravarse, urge adoptar medidas estructurales y no coyunturales como la apertura urgente de los pozos de sequía. 

Una cuestión previa: con los recursos procedentes del Tajo posiblemente con fecha de caducidad, el agua del Taibilla y la de las desaladoras a un alto precio no bastarán para satisfacer el total de la demanda de 'agua en boca' y de regadío de una zona subárida tan extensa (Alicante, Almería y Murcia). Por ello, sorprende la poca presencia de este tema en la agenda de las formaciones políticas que han concurrido a las urnas. Lejos ya de aquel eslogan partidista Agua para todos que, como por ensalmo, desapareció del balcón de La Glorieta cuando La Moncloa cambió de inquilino, el Gobierno regional y el futuro Gobierno del Estado han de abordar con seriedad el cada vez más notorio déficit hídrico.

No se me escapa la dificultad de solventar las diferencias de criterio entre formaciones políticas, ecologistas y técnicos cuando de abordar soluciones se trata. Pero estamos obligados a buscarlas.

Tanto la interconexión de cuencas (propuesta de Borrell), como la llegada de aguas ¿sobrantes? del Ebro se formularon desde posiciones trasvasistas, ampliamente cuestionadas. Pero reparemos por un momento en las aguas que tenemos bajo nuestros pies. Organismos nada sospechosos de parcialidad como el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y el IRYDA llegaron a afirmar que nuestra Región y las sierras subbéticas limítrofes son las zonas más ricas en aguas subterráneas de España.

A ese respecto, el hidrogeólogo Francisco Turrión nos ha venido aportando estos últimos años unos datos que deberían tomarse en consideración, y que ha venido exponiendo en varios artículos, como el publicado en LA OPINIÓN a finales de noviembre pasado. Afirma que el agua se almacena, en distintos niveles, en el interior de grutas y galerías de las formaciones kársticas del interior, en una cantidad más que suficiente para atender nuestro déficit hídrico. Al tiempo, denuncia que el Plan Hidrológico del Segura desconoce la cantidad de agua existente en el subsuelo. Según Turrión, unos 100.000 hm3 de agua embalsada en los acuíferos confinados del Segura han sido ignorados por dicho Plan, aprobado hace unos meses. Ese volumen de agua es cien veces mayor al máximo que pueden acumular los embalses fluviales: Talave, Cenajo, Fuensanta, Camarillas, La Pedrera... No menor importancia tiene el volumen que, desde esos acuíferos, fluye por gravedad hacia el mar en donde brota formando unas surgencias de agua dulce (en algunos países, dicho flujo se capta), con un total de 493 hm3, suficiente para compensar el déficit hídrico de la Cuenca. Incluso en la misma ciudad de Murcia, el vecindario de barrios como La Flota tiene que extraer de sótanos y garajes un volumen de agua procedente del nivel freático de hasta un hm3/año, que podría aprovecharse. 

Turrión opina que debería permitirse la apertura de pozos (extrayendo hasta 7.000 m3), controlada por el Estado, para el uso industrial y agrícola-ganadero, sin las limitaciones actuales a quienes quieren hacerlo si tienen posibilidad de consumir de la red pública de abastecimiento. Lo que está planteando es un uso sostenible de las aguas subterráneas disponibles. Incluso Pedro Arrojo, uno de quienes más han venido cuestionando el desarrollismo trasvasista de nuestra zona, postula (en un documento de 2007, titulado La sequía en España. Directrices para minimizar su impacto) la conveniencia de constituir comunidades de usuarios en el ámbito de las aguas subterráneas, «para que sean éstos quienes activen controles para un uso sostenible de esos acuíferos». 

En ese mismo estudio, Juan Antonio López Geta afirma que «las aguas subterráneas y los acuíferos han de formar parte del sistema de explotación, como un elemento más que aporte caudales y contribuya a la mejora de la capacidad de regulación [?] No se puede continuar con el error de no incorporar las aguas subterráneas y los acuíferos a la planificación hidrológica».

Como se ve, los expertos plantean la explotación sostenible de este tesoro subterráneo, normalizando su uso y huyendo de soluciones coyunturales en los periodos de extrema sequía. La pregunta es: ¿por qué no se hace; alguien está haciendo negocio con la escasez?

No hay comentarios: