martes, 26 de febrero de 2013

COLAPSO DEL RÉGIMEN Y ALTERNATIVAS

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/02/26/colapso-alternativas/455849.html


Cuando estas líneas vean la luz, se habrán cumplido ya 32 años desde aquel aciago día 23 de febrero de 1981 (23F), en el que una nueva asonada militar -omnipresente en toda nuestra Historia decimonónica, y que tuvo su continuidad en el golpe de Estado del 17-18 de julio de 1936-  quiso interrumpir la marcha de una Transición, al decir de algunos, modélica. Pasados unos años,  y  ya con  más  perspectiva histórica,  creo poder afirmar que de aquellos polvos vienen estos lodos. 
En primer lugar, porque nunca se aclaró del todo el verdadero papel del monarca, Juan Carlos I, en aquel chapucero golpe  del 23F. A lo que habría que sumar el descrédito en el que ha caído la monarquía y asuntos que se han venido orillando estos años, tales como por qué medios se ha producido el enriquecimiento personal del titular de la jefatura del Estado.  En segundo lugar, además, hoy es evidente que aquel régimen surgido de la Transición se encuentra no ya en caída libre, sino en pleno colapso. Veamos.
Lo que muchos analistas han calificado como Transición modélica no fue sino una transacción. En efecto, excepto las fuerzas políticas más recalcitrantes, más adeptas al franquismo (el llamado bunker), hubo quienes intuyeron que, a la muerte del dictador, con una democracia formal al uso era más factible continuar el impresionante ciclo de acumulación capitalista consolidado durante el franquismo, proceso que fue consustancial a la existencia de una corrupción que, entonces como hoy, tenía un carácter estructural. Dichas fuerzas proclives a un cambio con cierto maquillaje, pero no de fondo, llevaron a cabo esa transformación política con claras exclusiones (los partidos republicanos, fuera de  la ley –recordemos-,  no pudieron concurrir a las primeras elecciones de junio de 1977)  y con una ley electoral que consolidaba un bipartidismo con recursos puntuales a apoyos procedentes de los nacionalismos periféricos.
En lo que se refiere a las fuerzas de izquierda, fueron patentes las cesiones que tuvieron que hacer, empezando por la renuncia a su vocación republicana y continuando por el apoyo a un texto constitucional que, pese a sus muchos puntos de avance,  diseñaba un futuro marco jurídico para que las fuerzas del capital impusieran sus intereses particulares por encima del interés general. Con algunas excepciones,  permanente incumplidas. Así, y a título de ejemplo, el incumplimiento más sangrante es el del artículo 128, el que estipula que “toda la riqueza del país, en sus distintas formas y sea cual sea su titularidad, está subordinada al interés general”.
¿Qué está evidenciando hoy la crisis? Algunos analistas creen que la depresión económica que atenaza al país no es sino un auténtico golpe de Estado, esta vez financiero, y que es posible porque cuenta con el colapso de todo el edificio de la Transición. Cuando, simultáneamente a la crisis, salen a la luz tantas fisuras en ese edificio, tales como los escándalos en la jefatura del Estado, la corrupción política y económica, las enormes desigualdades de renta consolidadas en España a lo largo de estos supuestos años de democracia formal, el incumplimiento de derechos básicos como el del trabajo y acceso a la vivienda, el atraso secular en cultura y Educación…habrá que colegir que, efectivamente, este régimen salido de la Transición ha colapsado.  Urge abordar, pues, las alternativas,  pero con la movilización y participación de la ciudadanía, algo que ha venido siendo sistemáticamente obviado por las fuerzas políticas que durante estos años han venido sosteniendo este régimen.
Hace unos días se presentó en Murcia el Frente Cívico “Somos mayoría”, colectivo  progresista, pero apartidista, con vocación de incluir en su seno a cuantos ciudadanos y ciudadanas sientan que es preciso llevar la política real a la calle y luchar por la defensa de los Derechos Humanos más básicos.  Impulsado por Julio Anguita desde Córdoba, el Frente Cívico trata de sumar esfuerzos junto con aquellos colectivos asociativos y políticos interesados en un cambio drástico del modelo económico, político y social vigente. Buena iniciativa, sin duda. Pero para que un proceso real de convergencia sea posible habrá que desprenderse de viejos prejuicios del pasado. Y, en ese sentido, hago mías las reflexiones del economista Juan Torres en un artículo reciente,  al afirmar que  “para que cualquier tipo de medida [en referencia a las soluciones a la crisis] pueda tener semejante apoyo, debe responder a principios éticos y políticos transversales, comunes a personas de un espectro social muy amplio”, añadiendo  que “ese tipo de mayoría social no se puede conformar mirando a derecha o a izquierda, sólo se puede constituir contemplando el arriba y el abajo. Solo esto es lo que permite unir hoy día a la inmensa mayoría de la sociedad en torno a una serie de valores, de principios y medidas […] que han pisoteado el PP y el PSOE,  sobre todo en sus últimos años de hegemonía, y que ya ni siquiera los garantiza la actual Constitución”.

1 comentario:

supersalvajuan dijo...

Aquella transición dejó mucho que desear.