miércoles, 21 de septiembre de 2011

CRISIS ECONÓMICA Y HASTÍO JUVENIL

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/09/21/crisis-economica-hastio-juvenil/351879.html

DIEGO JIMÉNEZ

En el número 191 de Le Monde Diplomatique, edición en español, Ignacio Ramonet escribe en el editorial: «Primero fueron los árabes, luego los griegos, a continuación los españoles y los portugueses, seguidos por los chilenos y los israelíes; y el mes pasado, con ruido y furia, los británicos. Una epidemia de indignación está sublevando a los jóvenes del mundo. Semejante a la que, desde California hasta Tokio, pasando por París, Berlín, Madrid y Praga, recorrió el planeta en los años 1967-1968 y cambió los hábitos de las sociedades occidentales». El editorial viene precedido de una premonitoria cita del escritor André Gide que reza así: «El mundo será salvado, si puede serlo, sólo por los insumisos».

Insumisión a un sistema capitalista que hace sólo dos años, cuando la crisis estaba en su punto álgido, decían los analistas del propio sistema que había que refundar. Hoy hemos visto en qué consiste esa supuesta refundación: la aplicación pura y dura de las recetas neoliberales que los ´cachorros´ de Milton Friedman, de la Escuela de Chicago, pusieron en práctica en Chile, a partir de 1973, una vez derrocado el presidente constitucional Salvador Allende, y que tuvieron su continuidad en los años siguientes favorecidas por la eclosión de otras dictaduras en el Cono Sur de América. Veíamos estos hechos desde la rica Europa creyendo que el viejo continente estaba a salvo de esas experiencias.

Pero la era de Ronald Reagan y Margaret Tatcher, con sus políticas de desmantelamiento del Estado del bienestar, nos abrió los ojos. Según nos recuerda Ramonet, a partir de ese momento las recetas de los Gobiernos (de derechas o de izquierdas) han sido las mismas: reducciones drásticas del gasto público, con recortes particularmente brutales de los presupuestos sociales. Uno de los resultados ha sido el alza espectacular del paro juvenil (en la Unión Europea, 21%; en España, ¡42,8%!). O sea, la imposibilidad para toda una generación de entrar en la vida activa. El suicidio de una sociedad, asegura. 

El enorme caudal de formación laboral y profesional que atesoran los jóvenes del Occidente rico se desperdicia, pues dicha formación en muchos casos no les sirve para nada. El empobrecimiento de amplias capas de la sociedad corre parejo a la frustración que experimenta la juventud de muchas partes del mundo ante la falta de perspectivas. Recientemente, podíamos ver por televisión a jóvenes ingenieros españoles, suficiente preparados, que habían optado por ir a trabajar a Munich, la capital bávara, con unos sueldos que triplicaban a los de nuestro país. Ante ello, la reflexión es clara: ¿A quién hay que pedir cuentas por dilapidar tan alegremente las fuertes inversiones que hay que hacer para formar a una generación a la que nadie en España le garantiza un futuro?

En los años 1967 y 1968, las protestas sociales exteriorizaban el descontento de una generación que todo lo tenía, pero que sentía asco del sistema. Hoy, las protestas que recorren el mundo tienen otras motivaciones: expresan el hastío de unos jóvenes, mejor preparados que nunca, pero que son arrojados fuera del sistema. De ahí a la rebelión sólo media un paso. Por eso, con distintas variantes, la mecha ha prendido en lugares tan dispares como Túñez, Egipto, Grecia, España, Portugal, Inglaterra, Chile …

Pero Ramonet insiste en que hay soluciones a la crisis. Plantea, por ejemplo, que el Banco Central Europeo (BCE) debe convertirse en un verdadero banco central y prestarle dinero (con condiciones precisas) a los Estados de la eurozona para financiar sus gastos. Cosa que le está prohibida al BCE actualmente. Lo que obliga a los Estados a recurrir a los mercados y pagar intereses astronómicos. Con esa medida se acaba la crisis de la deuda. En segundo lugar, recuerda que aplicando la conocida Tasa Tobin sobre las Transacciones Financieras (TTF), esto es, un modesto impuesto de un 0,1% sobre los intercambios de acciones en Bolsa y sobre el mercado de divisas, la Unión Europea obtendría, cada año, entre 30.000 y 50.000 millones de euros. Suficiente para financiar con holgura los servicios públicos, restaurar el Estado de bienestar y ofrecer un futuro luminoso a las nuevas generaciones.

O sea, las soluciones técnicas existen. Pero, a juicio de Ramonet, falta voluntad política.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Diego por este artículo. Me ha gustado. Aunque me ha dado mucha pena que la izquierda también se haya subido a este carro desmantelando el estado de bienestar. ¿Qué izquieda es esa? ¿De diseño, de despacho? Y lo que es peor, ¿cómo conjurar este riesgo que ya hemos padecido sobradamente en España? Gracias por el artículo.

Diego J. dijo...

Estimado amigo anónimo: Siempre nos cabe, en la medida de nuestras fuerzas, trabajar por consolidar una auténtica alternativa de izquierdas al actual estado de cosas. ¡¡ Que no cunda el desánimo !! Saludos.