A esa reivindicación de los regantes se unió el rechazo al Estatuto de Castilla-La Mancha.
Diego Jiménez/Murcia.- Los esfuerzos del gobierno regional murciano por hacer bandera electoral con el tema del agua no lograron concitar, en esta ocasión, el apoyo masivo de la ciudadanía murciana. Y viene esta afirmación a cuento porque la manifestación por la defensa del Trasvase del Tajo-Segura celebrada el pasado jueves día 5 de febrero en la capital murciana, convocada por el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, logró reunir a unas diez mil personas (en su mayoría regantes de la Región y de las comarcas alicantinas de la Vega Baja) cifra que supone el 0,7% de la población regional y el 2,5 % de la de la capital de la Región, pero que, en todo caso, está muy por debajo de la reciente manifestación ciudadana en contra de los ataques israelíes a Gaza. Sin embargo, en ausencia del presidente regional Valcárcel, eran visibles los esfuerzos del partido que ostenta el gobierno en la Región, el PP, para hacerse ver. Así, en la pancarta de cabecera (portada por representantes de los partidos políticos, miembros de las comunidades de regantes y dirigentes sindicales) junto al secretario general del PSRM-PSOE, Pedro Saura, se encontraban, entre otros miembros destacados del PP, el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, el portavoz parlamentario del PP en la Asamblea Regional, Juan Carlos Ruiz, el presidente de la Cámara legislativa regional, Francisco Celdrán y la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, mientras que, entre el público, se hacían ver el ex delegado del Gobierno José J. Peñarrubia y el diputado del Congreso por ese partido Martínez Pujalte. Por Izquierda Unida, que apoyaba la convocatoria, no estuvo su coordinador general, J. Antonio Pujante, que tenía un compromiso previo ineludible, aunque tanto en la pancarta de cabeza como en la manifestación desfilaron militantes de esta formación política.
Una manifestación no tan multitudinaria
Pese a lo que afirman los medios de comunicación regionales, tomando datos de la Policía Local de Murcia, la manifestación no fue tan multitudinaria. Desde luego, la cifra de 15.000 personas es descabellada. Este cronista pudo constatar que cuando la cabeza de la misma no había alcanzado aún la plaza de la Fuensanta, lugar donde Francisco del Amor, presidente del Sindicato Central de Regantes, leyó un comunicado, la cola se situaba en la plaza de Santo Isabel, esto es, las personas manifestantes ocupaban una longitud de unos cuatrocientos metros, aproximadamente. Por ello, insisto una vez más, que hay que exigir a la Policía Local de Murcia que se dote de un medio más fiable para el cálculo de personas que acuden a estas convocatorias, pues no es de recibo que, en función del signo político de quienes convocan o del carácter de aquéllas, las cifras que aportan a los medios de comunicación estén escoradas hacia abajo (como en el caso de la última manifestación en solidaridad con Palestina antes citada) o sensiblemente hacia arriba, como en esta ocasión.
Las comunidades de regantes, protagonistas
Aun contándose con el apoyo de partidos políticos y sindicatos a esta manifestación, el protagonismo lo reservamos a las comunidades de regantes de Murcia, Almería y Alicante, que estuvieron sobradamente representadas. La de Lorca ostentaba una vistosa pancarta detrás de la de cabecera. Esta última, con la leyenda “En defensa del Trasvase Tajo-Segura. No al Estatuto de Castilla-La Mancha”, de unos catorce metros, cubría la totalidad del ancho de la Gran Vía, aunque su tamaño era insuficiente para albergar a las personas que se esforzaban por portarla. Abría la marcha un coche provisto de megafonía que lanzaba consignas como “Somos españoles, no negadnos lo que os sobra”, “Sin agua, esta tierra es un desierto”, “Pacto Nacional del Agua, ya”, “Ni un paso atrás, el trasvase seguirá”, etc., que iban acompañadas de temas musicales conocidos como “Mediterráneo”, de Serrat, “Agua dulce, agua salá”, de Julio Iglesias, y el “Himno a Murcia” de “La Parranda”, entre otros.
Justificación de la convocatoria
Al término de la marcha, en la plaza de la Fuensanta se dispuso una plataforma elevada desde la que se dirigió a la manifestación el presidente del Sindicato Central de Regantes, Francisco del Amor. Justificó esta protesta, en primer lugar, como oposición frontal al Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, texto que está discutiéndose estos días en una comisión parlamentaria en Madrid. Del mismo dijo que supone una amenaza directa a la continuidad del Trasvase, pues prevé el fin del mismo para el año 2015, amén de que se pretende aumentar la reserva estratégica no trasvasable a 600 hectómetros cúbicos, sobre los 240 actuales. En relación a la postura del gobierno castellano-manchego sobre esta obra, dijo que Murcia no admite “consejos de nadie”, pues éstos, en todo caso, competen al gobierno del Estado. Afirmó, además, que “el agua es de todos”, para añadir a continuación que los regantes no desean usar el trasvase como tema de bandera política ni como arma de enfrentamiento entre comunidades, alertando, no obstante, que si se pone fin al mismo, una obra suficientemente consolidada y amortizada, afectaría negativamente a cerca de 70.000 familias regantes así como a los 2,5 millones de personas que consumen ese recurso “en boca”. Francisco del Amor exigió a los políticos que “no cedan” y exigió un gran Pacto Nacional del Agua, advirtiendo que, si el Estatuto castellano-manchego se aprueba, se emprenderán “acciones contundentes” en el futuro. A los regantes congregados les pidió que no desesperen, pues hay que perseverar en el esfuerzo con voluntad, constancia e ilusión, para “recoger una buena cosecha”.
Mi percepción
Aunque no es habitual que un cronista, testigo de los hechos que narra, vierta opiniones sobre los mismos, en esta ocasión me voy a permitir una reflexión que, en todo caso, sería más propia de un artículo de opinión.
En primer lugar, vaya por delante mi total apoyo al necesario mantenimiento del Trasvase Tajo-Segura, obra que en su día ocupó la agenda del ministro de la II República Indalecio Prieto y que programó el ingeniero Lorenzo Pardo, aunque los avatares políticos de ese régimen, con el advenimiento del bienio negro republicano, no permitieron su ejecución. En el Campo de Cartagena, en determinadas zonas, son visibles aún los canales construidos para llevar el agua a esas tierras siempre sedientas. El actual Trasvase, aun siendo una obra del franquismo, recoge lo mejor de la tradición regeneracionista de Joaquín Costa, que, a principios de siglo, veía en la interconexión de cuencas y en la extensión del regadío una forma de superar el secular atraso del campo español. Dicho esto, sin embargo, no me gusta cómo se enfocó el tema ayer, pues la propia alusión en la pancarta de cabecera al “no” al Estatuto de Castilla-La Mancha es un pretexto para, pese a lo que dijera F. del Amor, seguir alentando el enfrentamiento entre comunidades.
En segundo lugar, además, no se dice toda la verdad respecto a la legítima aspiración de Murcia de dotarse de esas aguas. No se quiere reconocer que, con el anuncio del trasvase, se produjo en su día un aumento casi exponencial de la superficie regable (algo similar a lo ocurrido recientemente cuando se preveía la llegada de las aguas del Ebro), lo que está en el origen de roturaciones ilegales de tierras al margen de las legalmente estipuladas. No se dice que los regadíos del trasvase han condenado a muerte a los tradicionales de la Huerta de Murcia. No se dice que se producen “robos del agua” en determinadas zonas. No se dice que se vende agua del Trasvase a comunidades de regantes ajenas al mismo. Casi nadie recuerda la alusión de Valcárcel a que era legítima la “diversificación de usos del agua”, por lo que este recurso iría a cubrir otros fines distintos al abastecimiento humano y al regadío…
En tercer lugar, estas consideraciones anteriores no significan que me alinee con las tesis castellano-manchegas, pues creo que el agua, un bien de carácter estatal, no pertenece a ninguna cuenca hidrográfica en particular. En el caso del Tajo, este río es, además, internacional, no lo olvidemos, pues desagua en Lisboa. No es de recibo, pues, que Castilla-La Mancha eleve a 600 hectómetros cúbicos las reservas estratégicas, lo que supone apropiarse en su totalidad de los recursos del Tajo, en cuyos embalses de cabecera, con ocasión de periodos de sequía, no se llega ni siquiera a almacenar esa cantidad de agua. Elevar el listón hacia ese límite condena a Murcia, Alicante y Almería a no recibir ni siquiera agua para el abastecimiento humano, y es bien sabido que tanto el río Segura como el Taibilla, con regímenes hídricos irregulares, están muy limitados para asegurar ese abastecimiento.
Por último, choca abiertamente que los grandes partidos de ámbito estatal no sean capaces de arbitrar un acuerdo que ponga fin al enfrentamiento entre comunidades vecinas, pues tanto en Castilla-La Mancha como en Murcia el PP y el PSOE “barren para casa” en defensa de sus votantes, por encima del interés general que debe presidir el uso del agua, un bien de dominio público. Por tanto, no es descabellada la pretensión de que, de una vez, se alcance un acuerdo para lograr un Pacto Nacional del Agua, único medio de asegurar que este bien indispensable para la vida, pero escaso, pueda satisfacer las demandas de todas las personas que lo necesitan.
Diego Jiménez/Murcia.- Los esfuerzos del gobierno regional murciano por hacer bandera electoral con el tema del agua no lograron concitar, en esta ocasión, el apoyo masivo de la ciudadanía murciana. Y viene esta afirmación a cuento porque la manifestación por la defensa del Trasvase del Tajo-Segura celebrada el pasado jueves día 5 de febrero en la capital murciana, convocada por el Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura, logró reunir a unas diez mil personas (en su mayoría regantes de la Región y de las comarcas alicantinas de la Vega Baja) cifra que supone el 0,7% de la población regional y el 2,5 % de la de la capital de la Región, pero que, en todo caso, está muy por debajo de la reciente manifestación ciudadana en contra de los ataques israelíes a Gaza. Sin embargo, en ausencia del presidente regional Valcárcel, eran visibles los esfuerzos del partido que ostenta el gobierno en la Región, el PP, para hacerse ver. Así, en la pancarta de cabecera (portada por representantes de los partidos políticos, miembros de las comunidades de regantes y dirigentes sindicales) junto al secretario general del PSRM-PSOE, Pedro Saura, se encontraban, entre otros miembros destacados del PP, el alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara, el portavoz parlamentario del PP en la Asamblea Regional, Juan Carlos Ruiz, el presidente de la Cámara legislativa regional, Francisco Celdrán y la alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, mientras que, entre el público, se hacían ver el ex delegado del Gobierno José J. Peñarrubia y el diputado del Congreso por ese partido Martínez Pujalte. Por Izquierda Unida, que apoyaba la convocatoria, no estuvo su coordinador general, J. Antonio Pujante, que tenía un compromiso previo ineludible, aunque tanto en la pancarta de cabeza como en la manifestación desfilaron militantes de esta formación política.
Una manifestación no tan multitudinaria
Pese a lo que afirman los medios de comunicación regionales, tomando datos de la Policía Local de Murcia, la manifestación no fue tan multitudinaria. Desde luego, la cifra de 15.000 personas es descabellada. Este cronista pudo constatar que cuando la cabeza de la misma no había alcanzado aún la plaza de la Fuensanta, lugar donde Francisco del Amor, presidente del Sindicato Central de Regantes, leyó un comunicado, la cola se situaba en la plaza de Santo Isabel, esto es, las personas manifestantes ocupaban una longitud de unos cuatrocientos metros, aproximadamente. Por ello, insisto una vez más, que hay que exigir a la Policía Local de Murcia que se dote de un medio más fiable para el cálculo de personas que acuden a estas convocatorias, pues no es de recibo que, en función del signo político de quienes convocan o del carácter de aquéllas, las cifras que aportan a los medios de comunicación estén escoradas hacia abajo (como en el caso de la última manifestación en solidaridad con Palestina antes citada) o sensiblemente hacia arriba, como en esta ocasión.
Las comunidades de regantes, protagonistas
Aun contándose con el apoyo de partidos políticos y sindicatos a esta manifestación, el protagonismo lo reservamos a las comunidades de regantes de Murcia, Almería y Alicante, que estuvieron sobradamente representadas. La de Lorca ostentaba una vistosa pancarta detrás de la de cabecera. Esta última, con la leyenda “En defensa del Trasvase Tajo-Segura. No al Estatuto de Castilla-La Mancha”, de unos catorce metros, cubría la totalidad del ancho de la Gran Vía, aunque su tamaño era insuficiente para albergar a las personas que se esforzaban por portarla. Abría la marcha un coche provisto de megafonía que lanzaba consignas como “Somos españoles, no negadnos lo que os sobra”, “Sin agua, esta tierra es un desierto”, “Pacto Nacional del Agua, ya”, “Ni un paso atrás, el trasvase seguirá”, etc., que iban acompañadas de temas musicales conocidos como “Mediterráneo”, de Serrat, “Agua dulce, agua salá”, de Julio Iglesias, y el “Himno a Murcia” de “La Parranda”, entre otros.
Justificación de la convocatoria
Al término de la marcha, en la plaza de la Fuensanta se dispuso una plataforma elevada desde la que se dirigió a la manifestación el presidente del Sindicato Central de Regantes, Francisco del Amor. Justificó esta protesta, en primer lugar, como oposición frontal al Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, texto que está discutiéndose estos días en una comisión parlamentaria en Madrid. Del mismo dijo que supone una amenaza directa a la continuidad del Trasvase, pues prevé el fin del mismo para el año 2015, amén de que se pretende aumentar la reserva estratégica no trasvasable a 600 hectómetros cúbicos, sobre los 240 actuales. En relación a la postura del gobierno castellano-manchego sobre esta obra, dijo que Murcia no admite “consejos de nadie”, pues éstos, en todo caso, competen al gobierno del Estado. Afirmó, además, que “el agua es de todos”, para añadir a continuación que los regantes no desean usar el trasvase como tema de bandera política ni como arma de enfrentamiento entre comunidades, alertando, no obstante, que si se pone fin al mismo, una obra suficientemente consolidada y amortizada, afectaría negativamente a cerca de 70.000 familias regantes así como a los 2,5 millones de personas que consumen ese recurso “en boca”. Francisco del Amor exigió a los políticos que “no cedan” y exigió un gran Pacto Nacional del Agua, advirtiendo que, si el Estatuto castellano-manchego se aprueba, se emprenderán “acciones contundentes” en el futuro. A los regantes congregados les pidió que no desesperen, pues hay que perseverar en el esfuerzo con voluntad, constancia e ilusión, para “recoger una buena cosecha”.
Mi percepción
Aunque no es habitual que un cronista, testigo de los hechos que narra, vierta opiniones sobre los mismos, en esta ocasión me voy a permitir una reflexión que, en todo caso, sería más propia de un artículo de opinión.
En primer lugar, vaya por delante mi total apoyo al necesario mantenimiento del Trasvase Tajo-Segura, obra que en su día ocupó la agenda del ministro de la II República Indalecio Prieto y que programó el ingeniero Lorenzo Pardo, aunque los avatares políticos de ese régimen, con el advenimiento del bienio negro republicano, no permitieron su ejecución. En el Campo de Cartagena, en determinadas zonas, son visibles aún los canales construidos para llevar el agua a esas tierras siempre sedientas. El actual Trasvase, aun siendo una obra del franquismo, recoge lo mejor de la tradición regeneracionista de Joaquín Costa, que, a principios de siglo, veía en la interconexión de cuencas y en la extensión del regadío una forma de superar el secular atraso del campo español. Dicho esto, sin embargo, no me gusta cómo se enfocó el tema ayer, pues la propia alusión en la pancarta de cabecera al “no” al Estatuto de Castilla-La Mancha es un pretexto para, pese a lo que dijera F. del Amor, seguir alentando el enfrentamiento entre comunidades.
En segundo lugar, además, no se dice toda la verdad respecto a la legítima aspiración de Murcia de dotarse de esas aguas. No se quiere reconocer que, con el anuncio del trasvase, se produjo en su día un aumento casi exponencial de la superficie regable (algo similar a lo ocurrido recientemente cuando se preveía la llegada de las aguas del Ebro), lo que está en el origen de roturaciones ilegales de tierras al margen de las legalmente estipuladas. No se dice que los regadíos del trasvase han condenado a muerte a los tradicionales de la Huerta de Murcia. No se dice que se producen “robos del agua” en determinadas zonas. No se dice que se vende agua del Trasvase a comunidades de regantes ajenas al mismo. Casi nadie recuerda la alusión de Valcárcel a que era legítima la “diversificación de usos del agua”, por lo que este recurso iría a cubrir otros fines distintos al abastecimiento humano y al regadío…
En tercer lugar, estas consideraciones anteriores no significan que me alinee con las tesis castellano-manchegas, pues creo que el agua, un bien de carácter estatal, no pertenece a ninguna cuenca hidrográfica en particular. En el caso del Tajo, este río es, además, internacional, no lo olvidemos, pues desagua en Lisboa. No es de recibo, pues, que Castilla-La Mancha eleve a 600 hectómetros cúbicos las reservas estratégicas, lo que supone apropiarse en su totalidad de los recursos del Tajo, en cuyos embalses de cabecera, con ocasión de periodos de sequía, no se llega ni siquiera a almacenar esa cantidad de agua. Elevar el listón hacia ese límite condena a Murcia, Alicante y Almería a no recibir ni siquiera agua para el abastecimiento humano, y es bien sabido que tanto el río Segura como el Taibilla, con regímenes hídricos irregulares, están muy limitados para asegurar ese abastecimiento.
Por último, choca abiertamente que los grandes partidos de ámbito estatal no sean capaces de arbitrar un acuerdo que ponga fin al enfrentamiento entre comunidades vecinas, pues tanto en Castilla-La Mancha como en Murcia el PP y el PSOE “barren para casa” en defensa de sus votantes, por encima del interés general que debe presidir el uso del agua, un bien de dominio público. Por tanto, no es descabellada la pretensión de que, de una vez, se alcance un acuerdo para lograr un Pacto Nacional del Agua, único medio de asegurar que este bien indispensable para la vida, pero escaso, pueda satisfacer las demandas de todas las personas que lo necesitan.
3 comentarios:
Diego, te ví en el Facebook, pero no te encuentro, busca IU Molina.
Ahora el trasvase. Todo se debe a la demanda. Yo no creo que sea en sí necesario, nos hacen depender de él. Si se hace un buen uso de lo quie tenemos no creo que haga falta trasvase alguno.
Demasiadas pancartas.
Los mismos argumentos que usas para defender el Tajo-Segura, se pueden usar para defender el Trasvase del Ebro. Yo no creo que los tiros vayan por ahí, y mucho menos que el PP pida que se mantenga el trasvase para preservar la huerta tradicional. En movilizaciones como esta deberíamos desmarcarnos de las posiciones de PP y PSOE, porque como bien has reflejado en el artículo, el trasvase Tajo-Segura supuso mucho más perjuicios que beneficios.
Pienso que en temas como este deberíamos tener una posición común previamente debatida entre IURM y el colectivo comarcal de IU de la Vega Baja.
Un saludo
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