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Imagen del exilio republicano |
El revisionismo histórico y las fuerzas de derecha, muy
crecidos en el país en los últimos tiempos, tratan de relativizar lo que supuso
la dictadura de uno de los mayores genocidas de la Historia contemporánea.
Cuando,
desde esas fuerzas derechistas y revisionistas, se apela a la necesidad de
cerrar heridas, hemos de recordar el balance de los casi cuarenta años de la
dictadura de Franco, no por conocido,
menos digno de mención: más de 120.000
personas que yacen aún en cunetas y fosas comunes, en un país que, tras
Camboya, es el segundo del mundo en desapariciones forzadas; más de 50.000
personas fusiladas, en juicios
sumarísimos sin garantías procesales; medio millón de personas exiliadas fuera
de nuestras fronteras y miles de ellas asesinadas, en virtud de la propia
actuación de las autoridades franquistas ante el mismo Hitler, en los campos de
exterminio nazis; expropiaciones forzosas de bienes de republicanos; actos
denigrantes sobre la mujer, con rapado del pelo, la ingesta de aceite de ricino
y el escarnio público ante sus vecinas y vecinos, por el mero hecho de ser
esposas de republicanos; depuración de miles de personas funcionarias y maestras
y maestros, cuyo único delito fue ser también republicanos; existencia,
probada, de bebés robados durante ese aciago régimen, hasta fechas recientes;
pervivencia, aún, de torturadores como Billy el Niño y responsables de crímenes
durante el posfranquismo reciente (Martín
Villa), que pasean impunemente por nuestras calles y plazas…
No, no podemos olvidar. Cada aniversario de la muerte del
dictador ha de constituir un motivo para reivindicar la total desaparición de
los vestigios de la dictadura, según se contempla en el artículo 15 de la Ley
de Memoria Histórica de diciembre de 2007. Y cada día hemos de seguir luchando
por que, de una vez por todas, el Estado se digne homenajear a las personas republicanas que
lucharon por la libertad, exigiendo, a su vez, Verdad, Justicia y Reparación
para las víctimas del franquismo.
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