HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN DÍA Y SON BUENOS. HAY HOMBRES QUE LUCHAN UN AÑO Y SON MEJORES. HAY HOMBRES QUE LUCHAN MUCHOS AÑOS Y SON MUY BUENOS. PERO HAY QUIEN LUCHA TODA LA VIDA, ÉSOS SON LOS IMPRESCINDIBLES. (Bertold Brecht).
jueves, 29 de enero de 2015
martes, 27 de enero de 2015
Aquella bella y emotiva aventura cultural
Coincidiendo con la exposición en Murcia de las Misiones Pedagógicas -de la que di cuenta en mi última columna de La Opinión-, hemos tenido noticias de que, según datos del Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas (MINHAP), la Región de Murcia ha registrado una destrucción neta de 4.429 empleos en el sector público, en el semestre de julio de 2012 a enero de 2013. En el sector docente no universitario se registraron 2.126 empleos menos.
Y relaciono ambos asuntos en la medida en que los actuales recortes en Educación -de los que la disminución de plantillas docentes es una de sus manifestaciones- contrastan abiertamente con el enorme esfuerzo inversor realizado por el Estado republicano, sobre todo en el bienio inicial reformista. Y ello pese a que, entonces como ahora, el país estaba siendo afectado de lleno por la crisis de 1929. Pero aquella ´República de profesores´, como algunos la denominaron entonces, entendió que el gasto en Educación era una inversión de futuro. Y en esa dirección se orientaron muchos esfuerzos. Las Misiones Pedagógicas, creadas por Decreto de 29 de mayo de 1931, contribuyeron a ello.
Para conocer la repercusión de aquella experiencia cultural-educativa, el pasado día 20, en el contexto de las actividades culturales paralelas programadas con motivo de la exposición arriba citada, Pedro Luis Moreno Martínez, catedrático de la Facultad de Educación y director del Centro de Estudios de la Memoria Educativa (CEME), impartió una charla titulada Las Misiones Pedagógicas en la Región de Murcia.
Dos Misiones se realizaron en Murcia: la primera, en marzo de 1933, y una segunda, en plena etapa del Gobierno radical-cedista (el conocido como ´bienio negro´, el mismo que recortó los recursos del Patronato de las Misiones), en marzo de 1935. Las personas designadas por el Patronato para llevar inicialmente a cabo esa tarea en la Región de Murcia fueron los docentes Matilde Moliner y Pablo de Andrés Cobos, y el estudiante Antonio Sánchez Barbudo, que contaron con la colaboración de Carmen Conde y Antonio Oliver. Las actividades se desarrollaron en La Universidad Popular de Cartagena, en Cabo de Palos y posteriormente, en Fuente Álamo. Tanto en la misión de Cabo de Palos como en la de Cartagena, colaboró el
poeta oriolano Miguel Hernández, que
había trabado íntima amistad con Carmen Conde y Antonio Oliver. Tras el Campo de Cartagena, los misioneros se adentraron en tierras de Lorca, en Zarcilla de Ramos, lugar que, por su penuria y miseria, impresionó vivamente a Carmen Conde.
La segunda Misión ambulante se desarrolló en dieciséis sesiones en distintas pedanías de Murcia, como Valladolises (a cuyas actividades asistió el niño Antonio Pérez Crespo, el que años más tarde sería el primer presidente del ente preautonómico de Murcia), Corvera y La Murta; en Cañadas del Romero (Mazarrón) y en Campillo de Adentro, La Azohía y El Albujón, en la zona de Cartagena. En esas sesiones se hacían audiciones del Memorial de la Palabra, con las voces de Manuel Bartolomé Cossío, Ortega y Gasset, Unamuno..., se oía música clásica y popular y se recitaban poemas de Juan Ramón Jiménez, Machado, Tagore o de la misma Carmen Conde. También se daban charlas divulgativas sobre temas varios y se proyectaban películas.
Destacaron también otras actividades como la difusión de las dos colecciones de copias de obras de arte del Museo del Prado, que, mediante el llamado Museo del Pueblo, permitieron acercar el conocimiento de aquéllas a varias poblaciones de la Región. Importante el papel desempeñado en ese Museo ambulante por el pintor murciano Ramón Gaya, autor, precisamente, de una copia de Los fusilamientos de la Moncloa, de Goya„ y que junto a Eduardo Vicente y Juan Bonafé habían sido seleccionados por Manuel Bartolomé Cossío, el director del Patronato. El Museo del Pueblo estuvo en varias localidades de la Región (Águilas, Mula, Mazarrón€), por periodos de una semana, con una notable acogida por la prensa regional. Respecto al Servicio de Bibliotecas, en la Región se instalaron, de 1932 a 1934, un total de 72, ubicándose normalmente en centros escolares.
Hubo una estrecha vinculación del Patronato de las Misiones Pedagógicas con la Universidad Popular de Cartagena, institución que, fundada por Carmen Conde y Antonio Oliver, fue, de hecho, una delegación del Patronato, pues contó desde sus inicios con su apoyo constante a lo largo de toda la etapa republicana. Una de sus actuaciones fue la puesta en marcha del ´cinema educativo´.
Estas ofertas culturales hacia la población de la Región tuvieron su continuidad con las actividades de la Escuela Normal de Magisterio de Murcia, merced al tesón y esfuerzo de su director, Domingo Abellán, y el secretario de la misma, Eugenio Úbeda, impulsores de las llamadas ´Misiones normalistas´, en las que colaboraron, entre otras, Encarnita Zorita, Clara Smilg y Pilar Barnés.
En palabras de Eugenio Otero, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y comisario de la exposición, las Misiones Pedagógicas supusieron el mayor esfuerzo de animación a la lectura que se haya realizado jamás en España. Duro contraste con el desprecio a la educación y la cultura de que hacen galas los actuales gobernantes (por supuesto, también en nuestra Región). Por eso es bueno evocar aquella bella y emotiva aventura cultural.
jueves, 22 de enero de 2015
Pedro Luis Moreno Martínez: “La Región de Murcia, como otras regiones de España, fue receptiva al estímulo cultural de las Misiones Pedagógicas”
El director del Centro de
Estudios de la Memoria Educativa (CEME) de la Universidad de Murcia intervino
en la tercera charla de las actividades paralelas de la Exposición
sobre las Misiones Pedagógicas que hasta el próximo día 13 de febrero se exhibe
en Murcia.
Diego
Jiménez/Murcia.
“Las Misiones Pedagógicas
respondían a un fin: la mejora de un pueblo, de un país, de la Cultura”. Con estas
palabras abría su exposición, titulada “Las Misiones pedagógicas en la Región
de Murcia”, el catedrático de la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia (en adelante, UMU) Pedro Luis Moreno Martínez, director,
así mismo, del Centro de Estudios de la Memoria Educativa (CEME), en acto desarrollado el pasado día 2o de enero
en el Salón de Grados de la UMU y presentado por José Miguel García Cano, director
del Museo de esa institución docente.
El profesor Pedro Luis Moreno Martínez, a la derecha de la imagen, presentado por J. Miguel García Cano |
La charla se inscribía en el
ciclo de actividades paralelas a la exposición sobre las Misiones Pedagógicas
que hasta el próximo día 13 de febrero se encuentra instalada en el Museo de laUMU,
en el antiguo Cuartel de Artillería de la capital, y que ha sido organizada por
la Asociación de Pensionistas y Jubilados de STERM Intersindical, el CEME y otras facultades de la UMU. En las líneas que siguen,
ofrecemos una amplia reseña del contenido de esa conferencia.
José
Luis Moreno comenzó afirmando que la proclamación de la II
República el 14 de abril de 1931 propició recuperar y rejuvenecer los ideales que
anidaban en el liberalismo progresista y en el socialismo histórico, tendentes
a la reforma del sistema educativo, una condición necesaria para los
republicanos para transformar España y para que el nuevo Estado republicano
arraigara entre la población.
Un mes y medio después de la proclamación
de la II República, se difundía un decreto para constituir el Patronato de
Misiones Pedagógicas, con una estructura básica: una comisión central radicada
en Madrid y delegaciones locales. Mes y
medio más tarde era nombrado el presidente de dicho Patronato, Manuel Bartolomé Cossío, director, por oposición,
del Museo Pedagógico Nacional desde 1883
y primer catedrático de Pedagogía en la
universidad española, en 1904. Una personalidad de primer orden de la Educación
de finales de XIX y primeras décadas del XX. El secretario fue Luis Álvarez de Santullano. En este
elenco de personalidades tenemos también, en la comisión central, personalidades
tan relevantes en el ámbito de la cultura como Rodolfo Llopis, director general de Primera Enseñanza, Antonio Machado, Enrique Rioja, Francisco
Barnés...
Entre las finalidades del
Patronato, se establecía el asesoramiento al maestro; llevar a las gentes, con preferencia las que
habitaban en el ámbito rural, el aliento del progreso y de la cultura, y la
educación cívica. En efecto, Las
Misiones Pedagógicas pretendieron también a llevar a cabo una revolución
democrática, con el apoyo en la cultura, y una aspiración a la justicia social
que rompiera el abismo tradicional entre las ciudades y el ámbito rural. Utilizando
las bibliotecas circulantes y fijas, el museo del pueblo, audiciones musicales,
teatro….Y también una orientación pedagógica que pretendía efectuar visitas de
misioneros y profesores a centros de enseñanza, celebrando sesiones o jornadas
pedagógicas, activando lo que hoy denominamos formación permanente del
profesorado.
Moreno
Martínez destacó en su alocución que Cossío tenía claro que lo importante en este proceso era la figura
del maestro, ideas que ese intelectual expuso con ocasión de la inauguración de
las primeras escuelas graduadas de España, en Cartagena, en 1900. Pero, por
analogía, en las Misiones lo insustituible era la figura del misionero, con
unos requisitos mínimos entre los que contaba el sentirse atraído por las
orientaciones dadas a esas Misiones, así como tener la capacidad de
comunicación de esas ideas hacia el pueblo.
Elemento fundamental era el
talante con el que estas personas serían capaces de llevar a cabo esa tarea,
para la que se contaría también con estudiantes interesados en el campo de las ciencias, la literatura, el arte…y poseedores, al mismo tiempo, de la empatía,
la sensibilidad y la prudencia para aproximarse al pueblo respetando su cultura.
Sin olvidar, según el profesor Moreno, la pieza fundamental en este proceso: los
maestros rurales, mediadores entre la aldea y los misioneros.
Misiones
Pedagógicas ambulantes
La primera se llevó a cabo en
Ayllón (Segovia), en diciembre de 1931. Cossío redactó unas palabras en las
que, entre otras cosas, destacaba que “somos una misión ambulante, que quiere
ir de pueblo en pueblo, una escuela donde no hay libros de matrícula, donde no
hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas, como en
otro tiempo, porque el Gobierno de la República que nos envía nos ha dicho que
vengamos, ante todo, a las aldeas más pobres, más escondidas y abandonadas, y
que vengamos a enseñar algo, algo que no sabéis por estar siempre solos y tan
lejos […] y porque nadie, hasta ahora, ha venido a enseñaros. Pero que vengamos
también, ante todo, a divertirnos”.
Las
Misiones en la Región de Murcia
En nuestra Región se llevaron a
cabo dos Misiones Pedagógicas ambulantes: la primera, en marzo de 1933, y una
segunda, en plena etapa del gobierno radical-cedista, el mismo que recortó los recursos del
Patronato, en marzo de 1935.
Las Misiones Pedagógicas
ambulantes se llevaron a cabo a petición de las comisiones provinciales de
primera enseñanza, de algún miembro del patronato o de personalidades relevantes
del lugar. En la primera misión ambulante de Murcia, la Memoria del Patronato
nos informa que ésta, que tenía el carácter de una misión de orientación, se
llevó a cabo a partir de los requerimientos de la Universidad Popular de
Cartagena y de la Escuela Normal de Magisterio de Murcia. Los misioneros
designados por el Patronato para llevar a cabo esa tarea en la Región de Murcia
fueron los docentes Matilde Moliner y Pablo de Andrés Cobos y el
estudiante Antonio Sánchez Barbudo, que
contaron con la colaboración de Carmen
Conde y Antonio Oliver.
Esta primera actividad misionera
tuvo una gran acogida y un gran seguimiento por la prensa local y regional. La primera
actuación se dio en la sede de la Universidad Popular de Cartagena. Luego, en
Cabo de Palos, primera 'misión marítima' que se llevó a cabo en España, al
decir de Carmen Conde. Y posteriormente,
en Fuente Álamo, en el teatro Guerrero, de cuyas sesiones la prensa regional destacó
el sesgo de exaltación republicana que acompañaba a la misma.Tras el Campo de Cartagena, los
misioneros se adentraron en tierras de Lorca, en Zarcilla de Ramos, lugar que,
por su penuria y miseria, impresionó vivamente a Carmen Conde.
La segunda misión ambulante se
llevaría a cabo dos años después, en plena etapa del gobierno
radical-cedista. No precisó de
misioneros designados por Madrid, por la confianza que el Patronato tenía en las personas de Carmen Conde y Antonio Oliver. En esta ocasión, se llevaron a cabo dieciséis
sesiones en distintas pedanías de Murcia, como Valladolises (a cuya misión
asistió el niño Antonio Pérez Crespo,
el que años más tarde sería el primer presidente del ente preautonómico de Murcia), Corvera, La
Murta; en Cañadas del Romero (Mazarrón) y en Campillo de Adentro, La Azohía y
El Albujón, en la zona de Cartagena. Las actividades se desarrollaban en las
propias escuelas de esos lugares e incluso en la playa. En esas sesiones se
hacían audiciones de discursos del “Memorial de la Palabra”, extraídos de personajes
célebres como Cossío, Ortega y Gasset, Unamuno…, se oía música clásica y popular y se recitaban poemas de Juan Ramón Jiménez, Machado, Tagore o de la misma Carmen
Conde, que en ese momento había publicado su libro “Júbilos”. También se
daban charlas divulgativas sobre temas varios y se proyectaban películas.
El
Museo del Pueblo
Otro de los servicios del
Patronato de Misiones Pedagógicas fue el Museo del Pueblo, que pretendía
acercar a las gentes las grandes obras pictóricas del patrimonio artístico español,
y en el que tuvo una implicación directa Cossío, como historiador del arte y
especialista en la obra de El Greco. Cossío seleccionó las obras que iban a conformar las dos colecciones para ese
Museo circulante, con cuadros de Berruguete,
Sánchez Coello, El Greco, Velázquez, Zurbarán, Murillo y Goya. Y en la
medida en que se planteó llevar reproducciones de gran calidad, ello requería
buscar los pintores capaces de llevar a cabo esa tarea de copista. Se eligieron
tres jóvenes pintores: Eduardo Vicente,
Juan Bonafé y el joven pintor murciano Ramón Gaya, de apenas 22 años de edad,
y que nunca había reproducido una obra, no obstante lo cual acertó plenamente con su copia Los fusilamientos de La Moncloa, de Goya. Otras obras reproducidas por Gaya
fueron La nevada, de Goya, El retrato del príncipe Don Carlos, de Sánchez Coello, El niño Dios pastor, de Murillo,
El sueño de Jacob, de Ribera, y La infanta Margarita, de
Velázquez.
Ramón Gaya fue el único
de los pintores copistas que se convertiría en misionero, pues se quedó cautivado
con la personalidad de Cossío, el cual le advertiría, entre otras cosas, que no
fuera hacia las gentes en plan prepotente, pues el objetivo era enseñar a las
personas de los distintos pueblos de España esos tesoros del patrimonio
nacional. El Museo del Pueblo, con Ramón Gaya, Antonio Sánchez Barbudo y
Luis Cernuda al frente, estuvo en
varias localidades de la Región (Águilas, Mula, Mazarrón…), por periodos de una
semana, con una notable acogida por la prensa regional.
Servicio
de Bibliotecas
A María Moliner le encargó el Patronato la selección de las obras que
habrían de nutrir las bibliotecas destinadas a los colegios nacionales. Fueron
escogidas cien obras, que constituirían el elenco inicial de esas bibliotecas
fijas. Obras de literatura, arte, ciencias aplicadas, historia, geografía,
botánica….En los dos primeros años había registrados ya más de 400 mil
lectores, con más de dos millones de lecturas.
La Región de Murcia, que en los
inicios de los años 30 tenía unas tasas de analfabetismo superiores a la media
nacional -por encima del 49% (39% en los hombres y del 59% en las mujeres)-, no fue, sin embargo, uno de los lugares más beneficiados por este
servicio de bibliotecas. Entre los años 1933 y 1935 se implantaron en Murcia un
total de 72 bibliotecas, un 1,6 % de todas las repartidas por el país. Se instalaron, en su mayor parte, en
los colegios y en otras instituciones, como en la Universidad Popular de
Cartagena, en el destructor de la Armada “Almirante Ferrándiz” o en la sede de
las JJ Socialistas de Murcia. Aunque cuantitativamente su
número era inferior al de otras zonas de España, estas bibliotecas,
cualitativamente, provocaron un fuerte impacto, pues contribuyeron a la
dinamización cultural de los lugares en que se ubicaron. En las Memorias del Patronato se aludía al
afán por saber que había en algunas poblaciones.
Otras
iniciativas singulares: la Universidad Popular de Cartagena y las Misiones de
la Escuela Normal de Magisterio de Murcia.
La Universidad Popular de Cartagena (UPCT), creada en el verano de
1931 por iniciativa de Carmen Conde y Antonio Oliver, comienza sus actividades
en el mes de diciembre de ese año. Sus
cometidos y actividades nos recuerdan a los de las Misiones Pedagógicas: a la
divulgación de la cultura al pueblo, con instalación de cátedras ambulantes
para que esa cultura llegara a todos los rincones, se añadía un recurso
fundamental: las bibliotecas.
La UPCT fue, de hecho, una
delegación del Patronato, pues contó desde sus inicios con su apoyo constante a
lo largo de toda la etapa republicana. Una de sus actuaciones fue la puesta en
marcha del ‘cinema educativo’. Carmen Conde era miembro del Comité Español del
Instituto Internacional de Filmografía Educativa, razón por la cual impulsó
sesiones cinematográficas por distintas zonas de Cartagena.
La UPCT quiso dotarse de una
cinemateca propia. El propio Antonio
Oliver grabó un documental, Los
molinos del Sureste, documental que se exhibió en la sede del Patronato en
Madrid y que hoy, por desgracia, está desaparecido.
La
Escuela Normal de Magisterio de Murcia
La II República impulsó la
reforma de los planes de estudio de las Escuelas Normales, lo que propició un
mayor compromiso con la renovación pedagógica y una mayor presencia social de
aquéllas en la población.
El director de la Escuela Normal de Murcia, Domingo
Abellán, y el secretario de la misma, Eugenio
Úbeda, propondrán al Claustro, en 1933, la implantación de unas Misiones
Pedagógicas normalistas. Entre sus actividades, destacamos la constitución de una masa coral y
de un grupo de teatro, con representaciones de pasos de Lope de Rueda y de algunos entremeses cervantinos; recitales de
poesía, y conferencias sobre temas diversos. Estas misiones pedagógicas normalistas
propiciaron reuniones con las autoridades locales, con maestros, con la
inspección… Sus actividades cubrieron tres etapas: la primera, entre febrero y abril de 1933, con actuaciones en
poblaciones como Alhama de Murcia, Cabezo de Torres, El Palmar, Lorca,
Alcantarilla y Espinardo. En el Teatro Romea de Murcia, intervino el director
general de Primera Enseñanza, Rodolfo
Llopis, en un homenaje a Giner de
los Ríos.
La segunda etapa, de febrero a mayo de 1934, es de mantenimiento. Y se desarrolló, entre
otras poblaciones, en La Ñora, Alcantarilla, Archena, Albudeite, Torres de
Cotillas, con una novedad: ediciones radiofónicas.
Una tercera etapa, de decadencia, se dio en el curso 34-35, con
presencia, así mismo, de las emisiones radiofónicas.
El profesor Moreno Martínez concluyó su disertación
afirmando que la Región de Murcia, como otras regiones de España, fue receptiva
a ese estímulo cultural, el de las Misiones Pedagógicas; estímulo cultural que
conllevó un proceso de democratización y el desarrollo de un sentido de ciudadanía
y de progreso social que haría posible
un enriquecimiento y la normalización de ese pueblo perdido, el de la Región de
Murcia.
Juan
Ramón Jiménez se refería a los misioneros como los ‘marineros del entusiasmo’. En ese
sentido, la Región de Murcia contó con muchos de ellos, venidos, en algunos
casos de fuera: Matilde Moliner, Pablo A. de los Cobos, Sánchez Barbudo… más algunos que venían
de fuera, pero que eran de aquí, como Ramón
Gaya, y otros de aquí, “que transmitieron su entusiasmo a sus convecinos”,
tales como Domingo Abellán, Eugenio Úbeda y otros maestros y
personajes anónimos. Todos contribuyeron con su entusiasmo a hacer partícipe al
pueblo de la Región de Murcia de un ideal de cultura, de democracia y de
modernidad. Un ideal que se trasladó al pueblo, con una respuesta positiva a
todo lo que se le estaba ofreciendo, y
que es fácilmente perceptible en el rostro de las personas destinatarias de las
actividades programadas por el Patronato o impulsadas –en ese afán de emular lo
que el Patronato hacía- por la UPCT o la propia Escuela Normal de Murcia.
Realmente, las Misiones Pedagógicas constituyeron una labor encomiable, un
sueño hecho en gran parte realidad y lamentablemente truncado por la Guerra
Civil.
martes, 13 de enero de 2015
Con una rueda de prensa matinal y con el acto de apertura de la tarde, quedó inaugurada en Murcia la exposición sobre las Misiones Pedagógicas de la II República
Eugenio Otero, profesor de la Universidad de Santiago de Compostela y comisario de la exposición, afirmó en el acto de inauguración que "las Misiones Pedagógicas hicieron la mejor campaña de animación a la lectura que jamás se haya realizado en España".
Diego Jiménez/ Murcia.- Con una rueda de prensa matinal
y el acto de la tarde, quedó inaugurada en Murcia, el pasado lunes día 12 de
enero, la exposición sobre las Misiones Pedagógicas de la II República. Instalada
en Madrid gracias a la labor cultural que desarrolla el Patronato de la
Residencia de Estudiantes, la exposición, desde su inauguración en 2006, ha
recorrido varias localidades de España.
La presencia de esta muestra ha
sido posible en Murcia gracias a los esfuerzos de la Asociación de Pensionistas
y Jubilados de STERM-Intersindical, la Universidad de Murcia (UMU) y el Museo
de la propia Universidad, en cuya sede del antiguo Cuartel de Artillería se
haya instalada la exposición. Fue presentada en rueda de prensa matinal, en el
salón de actos del museo de la UMU. En el acto, presentado y moderado por José Antonio Gómez, vicerrector de
Comunicación y Cultura de la Universidad, estaban también presentes en la mesa,
Benigno Polo y Pepe Hernández Escámez (Intersindical), Pascual Martínez, de la Fundación CajaMurcia, y el director del
museo, José Miguel García Cano.
En la mesa, de derecha a izquierda: Benigno Polo, Pepe Hdez. Escámez, J. Antonio Gómez, Pascual Martínez y J. Miguel García Cano (Foto: Carlos Trenor). |
En la sala, se encontraban
también, entre otras personas, Eva
Santos y José Manuel López, de
la comisión de actos del centenario de la UMU que se conmemora este año. Al final
de la rueda de prensa intervino Eugenio
Otero, profesor de la Universidad de
Santiago de Compostela y comisario de la exposición, quien, como en la
intervención que tuvo en la jornada vespertina, recalcó que “las Misiones Pedagógicas hicieron la mejor
campaña de animación a la lectura que jamás se haya realizado en España”, al
tiempo que destacó el esfuerzo inversor del gobierno de la II República, con
una dotación presupuestaria anual de 800.000 pesetas para financiar la labor
del Patronato de las Misiones, labor que, aun con la reducción que se produjo
con el gobierno derechista de Lerroux
apoyado por la CEDA, se mantuvo hasta 1936.
Aprovechando el turno de
preguntas, Antonio Sánchez, una de las
personas de la Intersindical que han hecho posible la exposición, conminó al
vicerrector de Comunicación y Cultura de la UMU a que reclame que la primera
sede de la Universidad de Murcia, las antiguas escuelas graduadas del barrio de
El Carmen –que el Ayuntamiento de la capital está dispuesto a ceder a un cofradía
pasional de Semana Santa-, sigan siendo patrimonio público.
La
inauguración de la tarde
Con un salón de actos
completamente repleto, hasta el extremo de que hubo personas que hubieron de
seguir el acto de pie y otras que se quedaron sin poder acceder al local, se
procedió a la inauguración formal de la exposición, tras la que se sirvió un
vino español. En el acto, presentado por Antonio
Gómez, vicerrector de Comunicación y Cultura, tomaron la palabra varias
personas presentes en la mesa.
Aspecto que presentaba el salón de actos (Foto Carlos Trenor). |
Eva
Sánchez, de la comisión del centenario de la UMU, citó a María Zambrano y Jara Carrillo, como impulsores de la actividad cultural en Murcia,
destacando del último su apuesta por traer la Universidad a la capital de la
Región, en 1915.
Jesús
Martínez Corbalán, en representación de STERM-Intersindical,
destacó, en una emotiva alocución, su plena identificación con las Misiones
Pedagógicas y el espíritu que las inspiró, al tiempo que expresó su sentimiento
de proximidad con las personas que aparecen en la muestra y el orgullo por la
aportación a las Misiones de paisanos nuestros como Ramón Gaya, Carmen Conde, Antonio
Oliver y el, a su juicio, ‘casi paisano’ Miguel Hernández, pues, afirmó, “la sierra de Orihuela está a un
tiro de piedra de Murcia”. Por último, mostró su indignación y rabia por cómo
fue truncada esta experiencia educativa y cultural con el inicio de la
sublevación franquista.
En la mesa, de derecha a izquierda: Eva Sánchez, Eugenio Otero, Antonio Gómez, Jesús Martínez y Pedro Luis Moreno (Foto: Diego Jiménez) |
Por su parte, Pedro Luis Moreno, del Centro de
Estudios de la Memoria Educativa (CEME), calificó de alto el nivel de la muestra
que se exhibe gracias a la aportación de
Eugenio Otero, del cual citó su
libro Las Misiones Pedagógicas. Una
experiencia de educación popular” (1982), destacando, así mismo, la
estrecha vinculación del Patronato de las Misiones con personas e instituciones
de la Región, como la Universidad Popular de Cartagena y la Escuela de
Magisterio de Murcia
Intervención
de Eugenio Otero
El profesor Antonio Viñao presentó al ponente Eugenio Otero. En su breve
intervención, Viñao destacó el hilo de continuidad que se establece entre las
Misiones Pedagógicas y el impulso educativo y pedagógico desplegado por Giner
de los Ríos y sus compañeros, fundadores de la Institución Libre de Enseñanza
(ILE) en 1876. Esa labor fue continuada por Manuel Bartolomé Cossío, el alma mater de las Misiones Pedagógicas.
En su intervención, Eugenio Otero afirmó que, desde 1876,
coincidiendo con la etapa final del Sexenio democrático, hasta 1936, se producen
en España una serie de transformaciones educativas que nos sitúan “a la cabeza
de Europa”. Dijo, además, que el conjunto de fotografías exhibido en la
exposición nos “descubre” la España rural de los años 30 del pasado siglo. No
dudó en señalar a los maestros como los auténticos “artífices” del éxito de las
Misiones, pese a sus exiguos sueldos que oscilaban entre las 1.000 a 7.000
pesetas al año en zonas urbanas (matizó que sólo dos maestros, de Madrid y
Barcelona, alcanzaron esa última cifra), siendo menores las retribuciones de
los maestros rurales (de 125 ptas a 250 ptas/año). Muchos de esos maestros, que
hasta el año 1900 no pasaron a cobrar del Estado (antes eran pagados por los
ayuntamientos), aspiraban, pues, a salir del aislamiento de las aldeas. Por
ello, en el último cuarto del siglo XIX, Giner
de los Ríos propugnó “apoyar” al maestro rural, enviando a los pueblos y
aldeas algunas “misiones pedagógicas”. Estas ideas fueron recogidas por la
República, que, por decreto de 29 de mayo de 1931, crea las Misiones Pedagógicas,
con los objetivos de fomento
de la cultura popular, la orientación pedagógica de las escuelas y la educación
ciudadana.
Citó el “perfil” exigido a los “misioneros”, que habían de pasar previamente una entrevista con Cossío, y
que, tras ser seleccionados, deberían ser capaces de crear en sus actividades
un ambiente de cordialidad con los campesinos.
De la actuación del Patronato, Otero aportó algunos datos,
tales como: puesta en marcha, hasta 1937, de más de 5.500 bibliotecas populares
y dotación de más de 600 mil libros; junto a éstos, gramófonos, que reproducían
música popular, clásica o culta; exhibición de películas y documentales (como
el documental Estampas, preservado
por Cristóbal Simancas); los coros y
el Teatro del Pueblo, que, dirigido por Alejandro
Casona, actuó en más de 280 localidades; el Teatro de Guiñol, dirigido
por Rafael Dieste, que visitó
Malpica, en la Costa Da Morte (A Coruña) en compañía de Ramón Gaya, y el Museo del Pueblo, que recorrió unas 175
localidades de toda España.
Otero hizo alusión a que un 50% de estos jóvenes entusiastas que alentaban
estas actividades eran maestros, junto con algunos alumnos normalistas. Todos “descubren”
una España desconocida en las zonas urbanas. Por último, pasó a destacar
algunos nombres señalados: el propio Rafael
Dieste, Val del Omar, Antonio Serrao, Cristóbal Simancas, Ramón
Gaya…”, para terminar calificando a aquellos jóvenes que dieron vida a las
Misiones como pertenecientes a “una generación perdida y llena de luz”.
MI ARTÍCULO PUBLICADO EN LA OPINIÓN DE MURCIA
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2015/01/13/misiones-pedagogicas-murcia/617239.html
LAS MISIONES PEDAGÓGICAS, EN MURCIA
Diego Jiménez // “Cuando nos instalamos en el Ministerio
no necesitamos repentizar programa alguno. El Gobierno provisional había
elaborado el suyo en los días en que era Comité Revolucionario […] Sabíamos lo
que debía hacerse”. El profesor Antonio
Viñao, en su texto Las Misiones
Pedagógicas. Entre lo popular y lo culto, recoge estas palabras del prólogo
del libro publicado en 1933 y escrito por Rodolfo
Llopis, quien desde los primeros días de la II República había sido
director general de Primera Enseñanza. Entre las reformas educativas
acometidas, se cuenta la creación, por Decreto de 29 de mayo de 1931, del
Patronato de las Misiones Pedagógicas. En el preámbulo del citado Decreto se
decía que con ellas se trataba de
“llevar a las gentes, con preferencia a las que habitaban en zonas rurales, el
aliento del progreso y los medios de participar en él…”. A tal fin, el Decreto
establecía tres tipos de objetivos y actividades: a) El fomento de la cultura
popular; b) la orientación pedagógica de las escuelas, con el asesoramiento a
los maestros y maestras, y c) la educación ciudadana.
Pocos meses más tarde, el Decreto de 6 de
agosto de 1931 nombraba como presidente del Patronato al alma mater del mismo, Manuel Bartolomé Cossío. Las Misiones
Pedagógicas, herederas de la labor impulsada, años atrás, por Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo de Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón, fundadores en España de la Institución
Libre de Enseñanza (ILE), que vio la luz en 1876, cuentan con un precedente: poco antes de
proclamarse la II República, una Real Orden de 6 de marzo de 1931, que no
tendría efecto alguno, mandaba formar una comisión en el Ministerio de
Instrucción Pública para organizar misiones pedagógicas en beneficio del
maestro y de las escuelas rurales. La situación de partida mostraba los
síntomas del secular atraso educativo y cultural del país: el censo de
población de 1930 ofrecía un porcentaje de analfabetismo del 31,1% (un 38% en
las mujeres), afectando a casi 6 millones de personas mayores de diez años. Con
la labor desarrollada por el Patronato de las Misiones Pedagógicas se trataba
de mejorar la situación cultural del país.
¿Quiénes colaboraron en las Misiones? En
primer lugar, los maestros, contándose también con inspectores de enseñanza
primaria, profesores de Escuelas Normales, así como con la colaboración de ‘misioneros expertos’
(escritores, intelectuales, artistas…). Las
primeras misiones, las realizadas en los años 1931 y 1932, se llevaron a cabo
en el centro del país. Sería en 1933, el año del auge de las mismas, cuando el
Patronato extendió su actividad a otras zonas, como el Levante, el País Vasco,
Galicia, Andalucía y Murcia, creándose delegaciones en Lérida, Valencia, Cartagena…
Las actividades misioneras iban desde lo
relacionado con el ámbito del mundo escrito (dotación de bibliotecas a zonas
rurales), al desarrollo de actividades orales y auditivas (lectura en voz alta
de obras literarias, audiciones musicales con gramófonos, actuaciones de coros…),
pasando por las proyecciones cinematográficas, el Teatro del Pueblo, el Retablo
de Fantoches (guiñol) y un aspecto de
las Misiones menos conocido, el llamado Museo del Pueblo. Nigel Dennis, de la Universidad de St. Andrews, nos hace notar al
respecto que, para montar ese Museo ambulante, se procedió a una selección de
artistas que debían de realizar copias de cuadros famosos. Cada pintor debía
elegir uno de los cuadros del Museo del Prado propuestos por Bartolomé Cossío, el impulsor de esta
iniciativa. Colaboraron los artistas Eduardo
Vicente, Juan Bonafé y el
murciano Ramón Gaya, que en el
momento de ser seleccionado apenas tenía 21 años, era autodidacta y nunca había
hecho copia alguna. Gaya escogió para ser seleccionado en ese concurso el
cuadro de Goya Los
fusilamientos de la Moncloa.
En la Región de Murcia tuvieron una amplia repercusión; no sólo mediante
las "misiones ambulantes", dos de las cuales recorrieron en los meses
de marzo de 1933 a 1935 diversas localidades de la misma, sino también por las
actividades de este tipo llevadas a cabo por Antonio
Oliver y Carmen Conde desde la Universidad Popular de
Cartagena, en colaboración con el Patronato de Misiones Pedagógicas y la
Escuela Normal de Murcia, y en las que participaron, entre otras, Encarnita
Zorita, Clara Smilg y Pilar
Barnés.
Tendremos la suerte de conocer de cerca
en Murcia aquella interesante iniciativa. Organizada por la Asociación de Pensionistas
y Jubilados del sindicato STERM, la Universidad de Murcia (UMU) y el Museo de
la UMU, la capital de la Región cuenta, desde ayer, día 12 de enero, y hasta el 13 de febrero, con la exposición de
las Misiones Pedagógicas de la Fundación de la Residencia de Estudiantes
(Madrid). La muestra, compuesta de 30 paneles alusivos y varios audiovisuales
de apoyo, va a estar instalada en el Museo de la Universidad de Murcia, sito en
el antiguo Cuartel de Artillería. Y durante todo el mes, además, se han
programado un interesante ciclo de conferencias y actividades culturales
paralelas, que se extenderán también, en parte, a los municipios de Cartagena,
Molina de Segura y Cieza.
jueves, 8 de enero de 2015
LAS MISIONES PEDAGÓGICAS, EN MURCIA
Organizada por la Asociación de Pensionistas
y Jubilados del sindicato STERM, la Universidad de Murcia (UMU) y el Museo de la UMU , la capital de la Región va a contar, desde
el próximo día 12 de enero y hasta el 13 de febrero, con la exposición de las
Misiones Pedagógicas de la
Fundación de la
Residencia de Estudiantes (Madrid).
La muestra va a estar instalada en el
Museo de la Universidad
de Murcia, sito en el antiguo Cuartel de Artillería. Y durante todo el mes,
además, se ha programado un interesante ciclo de conferencias y actividades
culturales paralelas, que se extenderán también, en parte, a los municipios de
Cartagena, Molina de Segura y Cieza. Concretamente, en Cartagena, todos los actos -que se desarrollarán los días 4, 11 y 18 de febrero-, se centralizan en la sala del Archivo Municipal, en el Parque de Artillería; en Molina de Segura, las actividades de los días 26 de enero, 2 de febrero y 9 de febrero, tendrán como marco el Centro Social Municipal "Las Balsas", mientras que en Cieza los actos de los días 26 de enero y de febrero se realizarán en el centro cultural de CajaMurcia.
En Murcia, el programa cubre un amplio conjunto de actividades, que se exponen abajo, también paralelas a la Muestra.
Programa de actos que tendrán lugar en la capital de la Región. |
LAS MISIONES PEDAGÓGICAS
Los intentos de renovación pedagógica, que habían
impulsado en el país años atrás Francisco
Giner de los Ríos, Gumersindo de
Azcárate, Teodoro Sainz Rueda y Nicolás Salmerón -fundadores en España
de la Institución Libre
de Enseñanza (ILE), inspirada en la filosofía krausista y que vio la luz en
1876- tuvieron su continuidad años
después. Las Misiones Pedagógicas, creadas por Decreto del 29 de mayo de 1931, tenían como objetivos llevar a las zonas rurales del país la cultura sólo reservada, por entonces, a los centros urbanos, la orientación pedagógica de las escuelas y la educación ciudadana. En las Misiones, participaron un buen número de intelectuales, escritores y artistas, entre los que figuraba el pintor Ramón Gaya. En la Región de Murcia tuvieron una amplia repercusión; no sólo mediante las "misiones ambulantes", dos de las cuales recorrieron en los meses de marzo de 1933 a 1935 diversas localidades de la misma, sino también por las actividades de este tipo llevadas a cabo por Antonio Oliver y Carmen Conde desde la Universidad Popular de Cartagena,en colaboración con el Patronato de Misiones Pedagógicas y por la Escuela Normal de Murcia, y en cuyas actividades participaron, entre otras, Encarnita Zorita, Clara Smilg y Pilar Barnés.
CONTENIDO DE LA EXPOSICIÓN
La muestra que se va a exhibir en Murcia consta de 30 paneles explicativos de las distintas actividades desarrolladas por el Patronato, actividades que iban desde lo
relacionado con el ámbito del mundo escrito (con la concesión a los pueblos de
bibliotecas) al desarrollo de actividades orales y auditivas (lectura en voz
alta de obras literarias, audiciones musicales con gramófonos, actuaciones de coros…),
pasando por las proyecciones cinematográficas, el Teatro del Pueblo, el Retablo
de Fantoches (guiñol) y un aspecto de
las Misiones menos conocido, el llamado Museo del Pueblo. Nigel Dennis, de la
Universidad de St. Andrews, nos hace notar al respecto que,
para montar ese Museo ambulante, se procedió a una selección de artistas que
debían de realizar copias de cuadros famosos. Cada pintor debía elegir uno de
los cuadros del Museo del Prado propuestos por Bartolomé Cossío, el impulsor de esta iniciativa. Uno de ellos, Ramón Gaya, que en el momento de ser
seleccionado apenas tenía 21 años, era autodidacta y nunca había hecho copia
alguna, escogió para ser seleccionado en ese concurso el cuadro de Goya
Los fusilamientos de la Moncloa.
Las Misiones Pedagógicas: una iniciativa
educativa, cultural y pedagógica digna de recordar. Máxime en tiempos como
éstos, en los que el abandono de la Educación y la Cultura es patente por quienes deberían
garantizarlas.
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