http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2013/05/07/alternativa-cambio-region/467528.html
A la
vista de la grave situación económica, social y política que atraviesa el país,
muchos analistas vienen pronosticando, desde hace ya algunos meses, un
inevitable estallido social. Otros se preguntan, sin embargo, cómo no ha
ocurrido ya. La respuesta más convincente tiene que ver con lo que el fallecido
humanista, escritor y economista José
Luis Sampedro, con la lucidez que le caracterizó hasta el fin de sus días,
calificó de estado de shock social por culpa del miedo. Como es sabido, el
miedo conduce a quien lo padece a una parálisis que le inhabilita para adoptar
respuestas a las agresiones provenientes del medio que le rodea. Si al miedo,
además, le sumamos la interiorización y aceptación inconsciente de esas
agresiones, llegamos a la resignación. No de otra manera hay que entender la
anomia de una parte importante de la sociedad española en estos tiempos tan
convulsos.
Cuando
todos los indicadores nos sitúan en el peor escenario económico, político y social
habido desde los tiempos de la Transición, sólo aisladas respuestas, inconexas
y con escasa continuidad en el tiempo, están dando la voz de alarma, con la
intención de despertar de la anestesia a un cuerpo social aparentemente inerte
(e inerme). No obstante, la situación es tan grave que hay que valorar en su
justa medida las acciones ciudadanas de protesta, precursoras quizás de otras
más contundentes, prolongadas en el tiempo y con vocación de ser la alternativa
al actual estado de cosas.
Por
lo que respecta a nuestra Región, no hace falta ser un observador sagaz para
detectar que han saltado ya todas las
alarmas. Si es particularmente preocupante el secuestro de la democracia por
parte de una élite política y económica que ha desnaturalizado los más
elementales principios democráticos, mucho más perceptible, por dramática, es
la gravísima situación económica a que nos han conducido la desidia e
inoperancia del partido gobernante, que se concreta en datos como: la
destrucción del tejido productivo, que ha producido un paro del 31% -afectando
a seis de cada diez jóvenes-; el incremento de la economía sumergida y, por
ende, del fraude fiscal; un tercio de la población al borde de la pobreza;
severos recortes en Sanidad y Educación; paralización de las prestaciones de la
Dependencia; una tasa de desahucios de las más altas del país; la destrucción
del territorio…
La II Marcha contra el Paro, la Precariedad y los Recortes ha recorrido estos días la Región de Murcia.
Ante
esta dramática situación hacía falta una reacción social, con pasos efectivos para
un proceso de convergencia ciudadana, con el pueblo como protagonista de su
propio destino. Afortunadamente, esos
pasos para la convergencia pueden empezar a darse en nuestra Región. La
perseverante y contundente respuesta social expresada en frentes de lucha tales
como la Plataforma Pro-Soterramiento del ferrocarril, la Plataforma de
Afectados por las Hipotecas y, más recientemente, la II Marcha contra el Paro,
la Precariedad y los Recortes -que ha venido recorriendo estos días la
Región y que hoy martes tiene prevista su llegada a la ciudad de Cartagena,
para hacer llegar su voz de denuncia a los parlamentarios de la Asamblea
Regional- es una constatación de que,
aún minoritario, una parte del tejido social de Murcia está vivo.
Dentro
de unos días (el próximo 11 de mayo), está prevista en Molina de Segura la
asamblea constituyente del colectivo ‘Convocatoria por el cambio en la Región
de Murcia’, con un Manifiesto fundacional cuyo contenido está trabajándose en
estos momentos en distintas mesas temáticas. Extraigo de ese documento
fundacional algunas de sus reflexiones para fundamentar la necesidad de ese
novedoso frente ciudadano: “La resistencia
debe materializarse en una alternativa política con capacidad para gobernar, y
que el nuevo gobierno se caracterice por una democratización radical de las
instituciones que garantice, a través de procesos de participación popular, que
nunca más pueda gobernarse a espaldas de la ciudadanía”. Continúa el
Manifiesto: “Debemos construir un espacio político para la convergencia sin
jerarquías, abierto a la integración de personas, colectivos sociales y
organizaciones políticas, y definido por un programa de mínimos y una
estrategia de toma de decisiones y asignación de responsabilidades a través de
procedimientos asamblearios y democrático-participativos”. Porque “la
indignación debe dar paso a la rebeldía y a la construcción de una alternativa
política”.
1 comentario:
Hace falta mucha más respuesta social
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