http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/04/18/retrocesos/398720.html
DIEGO JIMÉNEZ
Neonacionalcatolicismo. Las pasadas fiestas de Semana
Santa han puesto en evidencia que la aspiración, por parte de un sector
importante de la sociedad civil, al avance hacia la separación Iglesia-Estado,
lejos de consolidarse, ha experimentado un brusco parón.
Llegadas esas
fechas, siempre me pregunto qué derecho les asiste a las distintas cofradías a
apropiarse del espacio público durante una larga semana. Pero es que, además,
TVE, empresa pública de un Estado que debiera velar por el cumplimiento estricto
del artículo 16 de la Constitución, ha contribuido con sus informativos a que
emerja un neonacionalcatolicismo de viejo cuño. Las reiteradas y parciales
informaciones sobre los desfiles pasionales con referencia casi exclusiva a los
de Sevilla, como el paradigma de la ´semana de pasión´, así lo atestiguan.
Neonacionalcatolicismo perceptible, así mismo, en la especial sintonía existente
entre el Gobierno y la Iglesia católica en temas referidos a derechos civiles.
Sin olvidar la intangibilidad de ciertos privilegios del clero, incluidas las
exenciones fiscales.
Erre que erre. Tras la notable muestra de
descontento social que supuso la última huelga general, el Gobierno parece
mostrarse insensible. Las declaraciones contradictorias de, por un lado,
asegurar que está dispuesto al diálogo y, por otra, afirmar que no se va a mover
un ápice en los temas esenciales de la reforma laboral dejan en muy mal lugar a
un gabinete que, surgido de la voluntad popular, debiera manifestarse más
sensible al malestar de una parte importante de la sociedad civil.
Decididamente, creo que la actual crisis económica es un pretexto para el
desmantelamiento de conquistas sociales largamente consolidadas. También de los
derechos civiles y políticos.
Algaradas. Particularmente grave es la
disposición del Gobierno a legislar para el recorte de derechos básicos, como el
de manifestación. Llevar a la cárcel a una persona por inducir, por ejemplo a
través de Internet, a protestas callejeras me parece una grave intromisión en
una parcela esencial de la libertad humana. Nada nos impide pensar que detrás de
ese anuncio lleguen restricciones de otros derechos (¿el de opinión?). Es sabido
que los partidos conservadores han sido —y son— tremendamente refractarios al
reconocimiento de las libertades colectivas. En éste, como en otros tantos
temas, parece que hemos retrocedido al siglo XIX. En esa centuria, cuando en
nuestro país gobernaron moderados y conservadores los sectores populares vieron
recortados o anulados por completo los derechos colectivos. Por ello, el deseo
de que llegaran los liberales era la única esperanza para recuperarlos. Debemos
empezar a pensar que, aun reconociendo que la Historia no tiene por qué
conducirse de forma cíclica, ciertos acontecimientos sí parecen avalar dicha
tesis.
Amnistía fiscal. El anuncio del Gobierno de proceder a una
amnistía fiscal de los defraudadores me hace pensar que renquea la reiterada
alusión a la igualdad jurídica de los españoles. Esa disposición debilita la
credibilidad del conjunto de la ciudadanía en un sistema tributario basado en
criterios de equidad y justicia social y sienta un grave precedente que invita
no sólo a no dar pasos decididos para erradicar el fraude fiscal sino para
alentar a algunos a seguir practicándolo.
¿Ilusiones rotas? Hace unos
días, acompañé en Madrid a mi hija menor al acto de su toma de posesión de una
plaza de médico interno y residente, tras haber superado con una buena
calificación la prueba del MIR. Era muy emocionante ver la ilusión que embargaba
a chicos y chicas que salían con su acreditación para completar su formación de
médicos. Las puertas del ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad
bullían de familias, parientes y amigos ávidos de conocer, de primera mano, el
destino que habían conseguido sus seres queridos. Y, al hilo del anuncio
reciente de los recortes en ámbitos tan especialmente sensibles como la Sanidad
y la Educación, inexcusablemente pensé que nada ni nadie tienen el derecho de
dilapidar tantas horas de esfuerzo personal para ejercer una profesión tan
vocacional. Así mismo, que nada ni nadie tienen el derecho a truncar tantas
ilusiones y esperanzas vertidas esa tarde de abril a las puertas de ese
ministerio.
Lo que hay que hacer con TVE es, directamente, cerrarla. Ha sido el eje manipulador de PPSOE.
ResponderEliminarPero la manaipulación televisiva continuaría con las privadas. Y es que la misión de la 'caja tonta' es ésa.
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