Para
el diputado de IU, que participó el pasado día 18 de febrero en los Debates del Moneo, la política de
enajenación de lo público y la corrupción van íntimamente unidas.
Diego
Jiménez/Murcia.- Una notable expectación (el salón de actos del
edificio Moneo de Murcia se encontraba abarrotado) acompañó ayer, día 18 de
febrero, la comparecencia en Murcia de Gaspar Llamazares, diputado de IU en el Congreso y excoordinador
general de esta formación política. La charla, que se desarrolló en el contexto
de los Debates del Moneo que organiza IU-Verdes del municipio de Murcia y que
se centró en los ataques desde el Gobierno al sistema sanitario público, fue
presentada por Pedro Marset, quien
recordó la colaboración del entonces joven Llamazares en las propuestas para el
diseño de la Ley General de Sanidad de 1977. En la mesa se encontraban, además,
Paco Muñoz, coordinador de IU-Verdes
del municipio de Murcia, y José Antonio
Pujante, coordinador y diputado regional.
Intervención
de Llamazares
Gaspar Llamazares arrancó su
intervención con una reseña histórico-literaria centrada en la obra Luces
de Bohemia, de Valle Inclán para significar que este intelectual, como el
resto de los integrantes de la Generación del 98, intentó aportar, con su
análisis de la realidad, una solución a los males de España. Llamazares recordó
también las tesis regeneracionistas, que se concretaron en la ‘Dictablanda’ de Primo
de Rivera (1923-1930) y en el golpe de Estado que dio origen a la Guerra Civil
Española. Con esos precedentes, desmintió la tesis de que la “cirugía de hierro”,
es decir, medidas drásticas en política y economía sean, como entonces proponían
los regeneracionistas (Joaquín Costa) la solución. Antes al contrario, postuló
la conveniencia de un nuevo marco de más participación política y social para
luchar contra una crisis que, a su parecer, no es sino “un golpe de Estado financiero que distribuye la riqueza y el poder hacia
arriba”.
Claves
de la privatización sanitaria
En lo tocante a la
privatización de la sanidad en sí, el eje de su intervención , aportó el dato
de que inmensos conglomerados financieros, una vez hundido el negocio
especulativo ligado a la construcción, ven en la Sanidad, las pensiones y la dependencia
campos en los que buscar rentabilidad inmediata.
Tras afirmar que “la
enajenación de lo público y la corrupción van íntimamente unidas”, advirtió que
el asalto por poderosos oligopolios al sistema sanitario tiene el inconveniente
añadido de que éstos condicionan también la “acción política” del Gobierno.
Desmontó la tesis de la falta
de eficiencia de la Sanidad en España, con datos. Así, afirmó que nuestro
sistema sanitario se sitúa, en nivel de calidad, entre los diez primeros del
mundo, aun gastando menos que los países ubicados entre los lugares 20 a 30.
Aportó otros datos de la OCDE según los cuales “el incremento del gasto
sanitario no va ligado al envejecimiento de la población sino al aumento de la
renta ciudadana”, para enfatizar que lo que realmente se pretende es un modelo
sanitario, como mínimo mixto. Demostró que una privatización del sistema va
unida íntimamente a un descenso de la calidad de las prestaciones y a un
incremento de la mortalidad general e infantil, como ha ocurrido en el Reino
Unido.
Desmintió las afirmaciones
interesadas que sitúan el gasto privado sanitario por debajo del público. A
título de ejemplo, dijo que en Asturias construir un hospital cuesta 300
millones de euros, mientras que en Madrid se invierte seis veces más, pues
dicha construcción, financiada por la Banca, es un negocio para ésta pero,
evidentemente, un perjuicio para los
usuarios del sistema. La gestión privada, dijo, “multiplica por cuatro el coste
de la gestión pública”, pero lo que se pretende con la privatización de la
sanidad es generar beneficios que se sitúen entre el 10 y el 15% de la
inversión. Los medios para conseguirlos son la reducción salarial (en el sector
sanitario privado los sueldos son un 30% inferiores al sector público) y el
deterioro de la prestación sanitaria.
Llamazares llamó la atención
sobre las zonas (Cataluña, Valencia, Madrid…) y especialidades susceptibles de
privatización, descartando a los enfermos crónicos, la medicina preventiva y
demás, pues se tiende, con criterios de rentabilidad, hacia la atención sanitaria de los enfermos
agudos.
Recordó que el Real Decreto
15/2012, que lo trajo Luís de Guindos
“bajo el brazo”, desde Alemania, estipula recortes drásticos en Sanidad y
Educación, lo que demuestra que “estamos intervenidos por ese país”.
Arremetió contra el copago y el
repago, una barrera económica a la atención sanitaria, en la medida en que se
receta en función de la situación económica de los pacientes, y denunció las pretensión de la ministra de
Sanidad, Ana Mato, de cuestionar,
desnaturalizándola, la actual ley que permite la interrupción voluntaria del
embarazo.
Respecto a los recortes, dijo
que estarían garantizadas la Sanidad, la Educación y las prestaciones sociales
sólo con los 40.000 millones de la
amnistía fiscal, cantidad que supone, además, sólo un tercio de todo el fraude
fiscal existente.
Resistencia
ciudadana
Ante tal estado de cosas,
recalcó la importancia de las ‘mareas blancas’, en la medida en que están
suponiendo un estrecha alianza entre usuarios y profesionales de la Sanidad y los sindicatos. Además, afirmó, que el poder
tiene miedo a la ciudadanía, por lo que postuló la necesidad de que la
resistencia, para ser efectiva, ha de ser social y política, sin olvidar la
colaboración del poder judicial, cada vez más dolido con las actuaciones de Ruiz Gallardón. “Necesitamos otra
política; es un compromiso de IU, pero también ciudadano”, afirmó, para
terminar recordando que “la rebeldía es el motor de la Historia”
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